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Real Madrid reconquistó el trono europeo en la final de la Champions League

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Por: Iñaki Dufour / EFE

El Real Madrid reconquistó este 24 de mayo el trono europeo agarrado a la épica, la que le permitió igualar una final en el minuto 93 que tenía perdida y la que le dirigió hasta la décima en la prórroga, con goles en el tiempo extra de Gareth Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo, en el final más cruel para el Atlético de Madrid.

Fue un derbi con muchísima más emoción que fútbol, pero con todas las dosis de esos partidos apasionantes, de esos encuentros que, más allá del juego, desbordan las emociones por cómo se desarrolla, porque se convierten en un ejercicio de aguante físico para los futbolistas a estas alturas de la temporada, ya sin aire ni fuerzas.

Y porque todo cambia en el momento más imprevisto. El Atlético tocó la Copa de Europa casi una hora, con un gol de Diego Godín, en un fallo en la salida de Casillas, hasta el minuto 93, cuando se cumplía el tercero de los cinco de añadido, el Real Madrid sentía que era su última ocasión y Ramos forzó la prórroga de cabeza, un gol que levantó al conjunto blanco para ser campeón después.

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Todo en un partido calculado desde la pizarra y la vigilancia entre ambos, más preparados para el contragolpe. Esa es la fórmula con la que mejor explotan sus recursos ofensivos, en esa velocidad de la contra, en ese ritmo trepidante hacia la portería contraria, sin pausa, con toques rápidos y fútbol directo.

Desde el inicio, ni el conjunto blanco quería contraataques del Atlético ni viceversa. En esa idea, en esa convicción de anular al oponente para vencer, se movió el encuentro durante muchos minutos, todo condensado en mínimos detalles, tan decisivos en un duelo de tanta transcendencia entre dos de los mejores conjuntos de Europa.

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La defensa por encima del ataque sin distracciones. Por eso, al Atlético no le importó que un intrascendente Khedira, la apuesta de Ancelotti por delante de Illarramendi para suplir a Xabi Alonso, jugase con la pelota, por eso el Real Madrid tampoco le dio transcendencia a la posesión del conjunto rojiblanco y por eso el partido completó la primera media hora con un fútbol inexpresivo.

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