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La moda en el Corona Capital 2014, el festival más 'chido' del DF

Por Mayra Hernández. Fotos: Andrés Alvarado @alvarado_foto. Si el público le grita “¡Culero!” porque se demora saliendo con su banda al escenario, lo más seguro es que también cantará sus canciones, saltará, y hasta resistirá una tormenta eléctrica de más de dos horas. Sorpresivo y accidentado son dos buenas palabras para describir el Festival Corona Capital que arrancó este sábado en Ciudad de México, y que continúa este domingo.

La llegada al Autódromo Hermanos Rodríguez fue de lo más tranquilo. Justo al lado del lugar se encuentra el metro y tres estaciones a lo largo de las distintas entradas. Se podía hacer el plan ‘fresa’ (gomelo en mexicano) y llegar en carro o en taxi, o se podía guerrear como un valiente, llegar en menos tiempo y pagar solo 5 pesos, casi 800 pesos colombianos. ¿Se imagina llegar con menos de $1000 al Estéreo Picnic? Siga soñando. La gente siempre muy tranquila, llegó en corrientes de frecuencias musicales sin empujarse, de dos en dos, de cuatro en cuatro, en fila india, pero siempre organizados. Los checkpoints de seguridad se sintieron como la bienvenida al paraíso Azteca con respecto a la forma –a veces salvaje- con que nos registran en Colombia. Aquí en el DF, al menos, nos dejan las botas puestas.

El lugar que recibirá a la Fórmula 1 el próximo año fue divido en cuatro escenarios. Corona, Corona Light, Doritos y Claro. -A propósito de Claro, ¿qué pedo con el wifi y la señal de celular, güey? Si nos estaban esperando ayer con el cubrimiento en vivo, bueno, nosotros también. Ni siquiera en la sala de prensa fue posible conectarse, la señal de todos los operadores, incluido el gigante Telcel estuvo fuera de servicio todo el día. Peligroso, pero sobre todo aburrido. Los que quisieron subir sus selfies veraniegos y los que queríamos contarles sobre el festival, nos quedamos viendo un chispero. Paradójico ya que México es el país natal del hombre más rico del mundo, Carlos Slim, dueño del monopolio de las telecomunicaciones con América Móvil. 1000 puntos menos para el patrocinador Claro. Atención operadores colombianos, quien gane presencia en los Festivales nacionales, ganará más de un millón de amigos.- 

Pero volvamos a la música. Algo que es esencial resaltar, además se lo merecen amigos mexicanos, es la fluidez y buena onda del parche. (Ojo, si viene a México ni se le ocurra decir parche, a menos de que, bueno, quiera tener sexo casual). Siendo la ciudad con más habitantes en el mundo, es decir, más de 20 millones de personas, uno podría esperar cualquier tipo de catástrofe en un festival como este. Y no. Esta vez fue el clima. Ayer no funcionaron ni los chamanes aztecas, ni los rituales mayas, ni siquiera los rezos de las curanderas para detener uno de los aguaceros más violentos de la ciudad. 

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Sobre las 7 de la noche empezó a llover tímidamente. Los escenarios cubiertos tuvieron más éxito, hasta que llegó la hora de ver a los grandes: Massive Attack y Jack White, ambos a la intemperie. Muchos tuvieron la intención de ir, es cierto. Sin embargo, los goterones de agua no pararon durante casi tres horas. El DF es reconocido por sus tormentas y porque cuando empieza a llover, no hay nada más que hacer que arruncharse en su cama, o en este caso, llegar a un estado Zen en menos de 5 minutos. Por culpa de la lluvia se canceló durante 45 minutos la presentación de Massive Attack y SBTRKT. La espera fue amenizada con cánticos religiosos como “Si nos organizamos cogemos todos”. El humor mexicano que se baila –literalmente- hasta la misma muerte. 

Y es que los mexicanos saben cómo festejar, con sus formas siempre creativas y sus colores. Por eso la moda no se quedó atrás. Un mar ecléctico de estilos se dio cita pero sin alardear. La comodidad fue la única condición, en la que abundaron los shorts de jean y las camisas a cuadros en varios colores. La marca personal se vio en los pelos multicolores, los cortes asimétricos y los infaltables y muy necesarios sombreros. Los chicos no se quedaron atrás. Vimos desde pesqueros con camisetas hasta corbatas y blazers. Aunque debemos decir algo sobre un único accesorio al que tal vez ya le pasó su momento: la corona de flores. Chicas, se ven como unas diosas con ellas, pero mejor en lugares como la playa o la piscina y un buen bikini. Hay que explorar otras posibilidades y ofertas en temas de tocados, porque en realidad abundan. Con todo, el Festival fue el reflejo perfecto de una ciudad que se alimenta de culturas de todos los países del mundo. Suecos, chinos, holandeses, franceses, españoles, argentinos, colombianos, peruanos, italianos y muchos más alimentaron la ya muy bien lograda estética del festival. Amor y rock and roll fueron los únicos mandamientos. Amanecerá y seguiremos en el baile.

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