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La euforia desatada en el día de Música Colombiana del Festival Centro

La jornada de cierre del Festival envolvió al público en brasas de ritmos tropicales, descargas de cuerdas, vuelos delirantes jazzeros y golpes de tambora

Por: Jenny Cifuentes @Jenny_Cifu // Fotos: Alejandra Mar // Video; Javier Salguero 

El  inagotable manantial de los sonidos nacionales se desbordó el día de Música Colombiana del Festival Centro en una jornada de cierre que envolvió al público en brasas de ritmos tropicales, descargas de cuerdas y coplas del interior, vuelos delirantes jazzeros, en la mixtura de epidermis morenas, indígenas y  blancas palpables en el pacífico, en golpes de tambora y en la cadencia de la cumbia.

Fieros músicos  se vieron en comunión con la audiencia. Una aureola de buena energía rodeó el último día de festival que despegó con el Dueto Primavera. “Bienvenido sumercé”, desde Boyacá, uno de los actos más relevantes de la música andina colombiana actual alegró al público con tiple, bandola y guitarra, coplas jocosas e historias con sabor a campo. 

Nicolás Cristancho, cerebro piloto de Yurgaki llegó con su banda y a punta de teclado, saxos, bajo, marimba, tumbadora, tambora, batería, bellos matices y viajes hacia lo contemporáneo y lo folclórico,  dio un gran concierto que evidenció la deliciosa promiscuidad del jazz, finalizando  con el corte El Medicamento.

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Oriunda de San Martín de Loba cargada de la riqueza de lo tradicional, apareció  Martina Camargo  una de las grandes cantadoras de los aires de tambora, heredera de una dinastía de exponentes de estos géneros, a los que llaman el canto del río de la Magdalena. Con voz poderosa interpretó canciones como  La Iguana, El Playón de Santa Rosa, Me Robaste el Sueño y  La Pava. 

La Orquesta de Juancho Torres puso 21 músicos en tarima. Torres quien ha mantenido su banda desde el 94, como lo afirmó Fruko: “interpretando clásicos de la música colombiana con arreglos modernos”, armó tremenda fiesta. Una de sus vocalistas dijo al tímido público en los primeros cortes: “Les tengo una noticia: pueden bailar” y se prendió el auditorio cuando resonaron La Hamaca Grande, El Toro Negro, Los Sabores del Porro, La Luna de Barranquilla entre otros. 

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La Contundencia, desde el Chocó, armados de clarinete, saxofón, bombardino, tambora, redoblante y platillos con alto voltaje le dio un sacudón a la gente que se contorsionó a punta de chirimía.  

Con la noche llegaron los pesos pesados. Los gurús. Afrosound, liderado por el gran Fruko, grupo que se originó a partir de Fruko y sus Tesos, y banda responsable de extensos apartados sonoros en la historia de la música nacional, arribó al escenario. “Queremos invitar a las nuevas generaciones a que impulsen nuestra música tropical colombiana” dijo Fruko en una de sus entradas.  Minutos antes del show nos contó entre otras cosas, que habrá pronto nuevo disco de Afrosound y recalcó que los jóvenes deben tocar cumbia para que otros no se ganen la plata con la música colombiana. Fruko, respaldado por otro de los duros, el veterano guitarrista  Mariano Sepúlveda y este lujoso combo, hicieron  tronar cañonazos como Caminito Serrano, La Danza de Los Mirlos, Mar de Emociones, Ahora me dices que no va y un Bis: la canción Salomé, con la que el cantante Juan Carlos Coronel arrancó su carrera, introdujo Fruko. Afrosound hizo desentumecer tiesos cachacos y  bailar gringos.  La euforia desatada. 

Ondatrópica salió explotando. Unión de generaciones de virtuosos músicos en la tarima. Una agrupación de sangre caliente que retumbó con su gozadera.  Michi Sarmiento, Markitos Micolta, Wilson Viveros, Nidia Góngora, Quantic, Mario Galeano y  Pedro Ojeda. El teatro hirviendo fue marco para el power de la cumbia con el acordeón de Quantic, la canción de Markitos Cien Años, el hit Canto a Mi Tierra, Linda Mañana de Michi Sarmiento y adelantos de lo que será su nueva producción como el track La Naranja Madura. ¡Detonante!. 

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