Bien dicen por ahí: "¡Échele salsita!, de lo contrario el amor se debilita". Hace más de 60 años se inició una intensa relación entre la ciudad que lleva el título de capital mundial de la salsa y éste género musical nacido en Nueva York, quien logró esta conquista en su edad primaveral. Pero ya pasaron las bodas de oro: ¿Cómo va esta relación?, ¿Cuál es el estado de la salsa en Cali? Acompáñenme a conocer esta dulce historia.
Por: Elkin Escobar Bolaños // @elkinescobarb
“Aquí en Cali hay mucha gente que está buscando los nuevos sonidos de la salsa. Lo que pasa es que la memoria musical es tan fuerte que no vamos a dejar de oír Pa´ bravo yo”, señala David Gallego, pianista y director de Clandeskina Orquesta, citando al cantante cubano Justo Betancourt. Las raíces de éste género nos pasean por varios países de Latinoamérica con una parada especial en Cuba hasta llegar a África, de ritmo en ritmo. Pero fue en Nueva York alrededor de 1960 donde esta mezcla sonora se empezó a conocer como “salsa”, en el Bronx, según afirman algunos entendidos en el tema.
En los 70, este género ya con pintas de galán llegó a su cúspide. Sin embargo, pocos años después se esfumaba el encanto del primer amor y el rock tomaba su lugar en Nueva York. Por entonces Puerto Rico, Panamá, Venezuela y otros países entre los que se contaba a Colombia propiciaron una plataforma más sólida para el desarrollo de la salsa.
¡Agúzate! Trivia de términos salseros para aprender (y escuchar) Los 80 fueron tiempos de cambio y la salsa no estuvo al margen, pues iniciaba su etapa de madurez con nuevas coloraturas como la salsa rosa que cautivó a un nuevo público. Esto generó molestia en quienes se aferraban al sonido de la salsa brava. Con la llegada de los 90 y el asomo del nuevo siglo inició una época bastante nutrida y potenciada por el motor comercial de la industria y de ahí en adelante empezó a coquetear con otros sonidos. Pero en la última década la salsa parece haber quedado estancada y en algunos lugares y escenarios relegada al bar de los viejos.
¿Cómo comenzó la relación entre Cali y la salsa?
“La salsa llegó a Colombia por Buenaventura (de allí a Cali) y por Barranquilla al mismo tiempo, en los buques de la Flota Mercante Grancolombiana. Cuando llegó a Cali la semilla germinó de inmediato”, apunta Óscar Jaime Cardozo, melómano, investigador y divulgador de la salsa. La ciudad estaba cansada de bailar música andina y tropical, andaba en busca de una alternativa musical con la que pudiera identificarse. Un sonido que les permitiera exponer todos sus dotes al momento de bailar. Tal vez esta es una de las razones por las que el rock no conquistó a Cali en comparación a otras ciudades, porque no le permitía bailar con todo el swing, pero ese es tema aparte. La salsa necesitaba a Cali y esta a su vez a la salsa. Fue un amor en clave, a primer acorde.
La reproducción de la salsa en Cali fue casi paralela a lo que pasaba en Nueva York, pero con una característica particular, desde el primer LP que llegó a la ciudad, se inició un casual proceso de conservación de este género, lo que ha hecho merecedora a la ciudad del título “capital mundial de la salsa”: Cali cuenta con el archivo discográfico salsero más grande del mundo y como si fuera poco ha permeado gran parte de la cultura caleña y se escucha en cada esquina. Como lo hace notar Renso Delgado, gestor cultural y manager de Clandeskina Orquesta, “No hay otra ciudad en el mundo en donde se baile tanta salsa como en Cali. Desde el barrio hasta las salsotecas (establecimientos en los que solo se escucha y baila salsa, característicos de Cali)”
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La salsa es la reina, es única, es indestronable. Siempre han llegado otros ritmos a disputarle la soberanía a la salsa, pero son ritmos pasajeros, de moda. Eso me hace pensar que la sala nunca va a ser desplazada. Oscar Jaime Cardozo
¿Cuál es el estado de la salsa en Cali?
Durante el apogeo de este género, propuestas musicales como Grupo Niche y Guayacán reafirmaron el papel de Cali si de lo que se trataba era de salsa, pero en los tiempos que corren el panorama han cambiado de perspectiva. “Hay muchas orquestas haciendo salsa nueva, de ahí a que los caleños del común sean conscientes de eso, no. A veces ni la gente encargada de saber de esto sabe” señala Renso Delgado.
Como sucede con tantas cosas la salsa se volvió parte del paisaje, un paisaje muy vivo, y el interés general del público por investigar, consumir y difundir nuevas apuestas salseras disminuyó de forma significativa. ¿Para qué investigar si ya se sabe bailar Agúzate (Ricardo Ray y Bobby Cruz, 1969)?
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Busca por dentro: ¿por qué el Grupo Niche tiene el verdadero gen rockstar? Hay una desconexión generalizada entre las nuevas propuestas musicales y el público caleño, situación en la que, entre otros factores, han influido los grandes medios de comunicación y divulgación como la radio, quienes han entrado en un bucle que comprende la producción musical de los 60, 70 y 80 y uno que otro sonido nuevo, pero extranjero. Sí, se baila salsa, pero al ritmo de las producciones de hace 20 y/o 30 años una y otra vez.
Hay muchos medios alternativos que se interesan por promover la música nueva e independiente, pero por muy buenos que sean no tienen un alcance mayor. En cambio, los medios masivos, en el caso de la música la radio en Cali, en su gran mayoría no apoyan la música local. - David Gallego.
“Si seguimos teniendo a la radio como indicador de lo que suena y lo que no suena la salsa nunca va a sonar más de este punto. Yo siento que el barrio y la gente superan cualquier indicador que la radio pueda brindarnos” comenta David Gallego. He aquí algunos de los hijos más recientes fruto de la relación entre Cali y la salsa.
Nuevas propuestas musicales en Cali
La irreverente – Ni una lágrima más
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Cuba Libre Son Band – Que las hay las hay
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Son 21 – Publícalo
Clandeskina Orquesta – Se fue el amor
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Marea Brava Orquesta – Vuelves
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Jairo Gañán – Los hijos de lola
Jimmy Saa – Mujer colibrí
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Orquesta Calibre – Es válido
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La 16 – El fallo
Andresito Carabalí – Olga María
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Hacen falta escenarios para azotar baldosa con los nuevos sonidos
De norte a sur y a las afueras de la ciudad hay establecimientos para darle rienda suelta al baile y diversas rutas temáticas que recorren salsotecas, pero pocos escenarios con micrófono abierto para que las nuevas apuestas musicales puedan poner a prueba su sonido y el público las conozca. “Yo creo que lo principal para que las bandas avancen es tener más espacios de circulación. Lo que necesitan las nuevas propuestas para estar vigentes es tener donde tocar”, sostiene David Gallego.
Poco más de seis son los espacios en Cali con formato de música en vivo en los que las nuevas agrupaciones tienen cabida, pero estos se quedan cortos al momento de abrir sus puertas a las más de 30 nuevas propuestas musicales con su música bajo el brazo, considerando que hablamos de la capital mundial de la salsa. “Si tocamos (Clandeskina Orquesta) 2 veces en el año en uno de los escenarios que lo permiten es mucho” sostiene Renso Delgado. Por otro lado, los espacios que ofrece las entidades públicas, entre las que está la Secretaria de cultura de Cali, como la Feria de Cali y el Festival Mundial de la Salsa son temporales y no dejan de ser insuficientes para acoger gran parte de las propuestas locales y extrajeras en sus pocos días de duración.
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Diccionario de caleñismos para entender a los caleños “No hay suficientes escenarios públicos. En una ciudad con este título más o menos cada dos meses debería haber eventos en los que se toque salsa nueva. Eso le compete al estado porque para eso pagamos impuestos”, considera Renso Delgado. “Hay mucha gente que ha querido invertir y abrir espacios. Lastimosamente estamos acostumbrados a la gratuidad. Aquí vimos a Los Van Van a Eddie Palmieri, a toda una cantidad de orquestas gratis y nos acostumbramos a eso”. A juicio de Oscar Jaime Cardozo una de las razones de la falta de espacios. En general hay una falta de educación alrededor de la música y un desconocimiento que se traduce en un círculo vicioso: no se conoce, no se consume; no se consume, no se presenta.
¿Y en lo musical como está Cali?
La evolución no va solo en una dirección porque estamos hablando de arte. Hay quienes están haciendo timba cubana, guaguancó o experimentando con sonidos más recientes como la salsa choke, todos trabajando con compromiso y obteniendo buenos resultados para enriquecer el catalogo salsero de Cali. En palabras de David Gallego, “cada banda, en cualquier lugar del mundo, que haga salsa está leyendo su entorno y está sacando nueva música. En Cali la salsa está generando nuevos puntos (producciones) importantes como Sonando el tambor, Es válido, y otros”. El discurso ha cambiado pues estamos en momentos históricos diferentes, pero hay un interés general por lograr el color que caracterizaba a la salsa en sus primeros años. Algunos están grabando en bloque como se hacía hace un par de décadas y muchos se han apegado a soportes como el vinilo.
“Yo he planteado otra situación y es que la musa de la inspiración nos visitó a finales de los 60 y los 70 y luego dijo: 'me voy y vuelvo después'. Y no ha vuelto. Hay mucha gente haciendo cosas muy sabrosas, pero con el cariño y el respeto que se merecen todas estas propuestas: nos falta cinco para el peso”, sostiene sobre este punto Oscar Jaime Cardozo.
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Una apuesta por lo añejo
“Hay una tendencia a volver a los 70 y retomar el sonido de la salsa añeja y eso es herencia del coleccionismo”, comenta David Gallego. Hace alrededor de diez años que tanto las propuestas musicales como los distintos organismos relacionados con la salsa decidieron tomar el camino de valerse del mito de "capital mundial de la salsa" y la museificación de la misma. Casos como el turismo cultural y los shows salseros. Lo que a simple vista podría parecer una escena estancada es una escena en re-conocimiento que trabaja por nuevas fórmulas, tratando de mantener la esencia característica de los primeros años de este género.
“En Cali hay una nostalgia por lo que no vivimos... Andrés Caicedo, Que viva la música. Pero curiosamente estamos viviendo procesos similares y en ocasiones no somos conscientes de eso”, considera David Gallego. La brecha entre la salsa y los más jóvenes, la desunión de los distintos factores que debilita la cadena de valor y bloquea el camino a la consolidación de la escena salsera, y la eterna discusión entre lo independiente y lo comercial, demuestra que las nuevas agrupaciones musicales solo están cobijadas por lo independiente; han afectado la escena de la salsa en Cali. Sin embargo, la salsa en la capital de Valle del Cauca está más viva que en cualquier lugar del mundo. Se sigue cantando y bailando Cali ají (Grupo Niche, 1990), así como las producciones de nuevas orquestas caleñas.
“Al salsero le puede gustar el vallenato, el rock, pude ir a perrear. No importa, si le gusta la salsa, le gusta la salsa. Y nada le va quitar es gusto. La base salsera no se pierde”, opina David Gallego.
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