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Cruz Cafuné se mueve para sobrevivir

El rapero canario Cruz Cafuné habla de su nuevo disco, el humor en la música y las decisiones difíciles que hay que tomar.

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Cruz Cafuné, rapero canario
// Fotos por Will Reyes, @guillewillreyes.

Su padre se lo decía: cuidadito con lo que se desea. Cruz Cafuné deseaba vivir de la música, hacerla con sus amigos, viajar por el mundo para interpretar sus canciones, que la escena de Canarias creciera hasta ser innegable.

Me Muevo Con Dios, el nuevo álbum del tinerfeño, demuestra que lo logró: su closet parece un Selfridges, la billetera está abultada como una escultura de Botero y los días de ansiedad quedaron atrás. Aun así, recuerda la advertencia de su padre y siente la distancia con las personas que ama. Es el negativo del éxito que logró, por eso se siente como un personaje de una tragedia griega, que tiene que estar en constante movimiento para seguir vivo. Al menos algo más grande que él lo acompaña desde el cielo mientras descifra su camino.

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Cruz Cafuné
// Will Reyes, @guillewillreyes.

Aunque cuando empezó a hacerlo en 2020, fuera de control en distintos aspectos de su vida, planeó que el disco saliera en 2021, al final llegó en 2023; descartadas quedaron las canciones que ya no reflejaban quién era Cruz Cafuné. El resultado es un disco largo —veintitrés canciones y diez colaboraciones, que van desde Miky Woodz hasta Westside Gunn y entre las que destaca LaBlackie con un rapeo estelar en “LUISAVIAROMA”— que sintetiza todo su rango: pasa de cantar a rapear, del Jersey Club al amapiano, de presentarse como un playboy incorregible a hacerte reír con líneas salvajes a hacerte llamar a tu abuela para decirle que la quieres. Producido por un equipo amplio del que hicieron parte el líder de Mécèn Lex Luthorz, El Secreto Produce, Gese Da O, Govea la Firma, Choclock y más, Me Muevo Con Dios sobresale en las frecuencias bajas, con pistas que en su recorrido por el rap y alrededores son un poema o destruyen todo a su paso. O ambas.

Este es el mejor Cruz Cafuné, que se expande y se hace enorme, casi infinito. Salta con fluidez de un flow a otro a otro, y de un registro agudo a uno distorsionado, como si no se le acabaran; o, en un truco que crea un ambiente más cercano en “1€ cada vez”, se detiene para hablarte de sus recuerdos de And1 y ese video de Hot Sauce que todavía lo emociona cuando lo recuerda. Esa amplitud es global e incorpora influencias del reggaetón, el R&B de los 2000 o de la contemporaneidad londinense, pero su raíz es indudablemente canaria: la brújula siempre apunta hacia allá. Las islas están presentes en cómo habla (“Folelé”, por ejemplo), en sus referencias (pilla el homenaje a Nestakilla) y, sobre todo, en su futuro. “No quiero estar en la cima solo”, canta junto a Quevedo en “Sangre y Fe”. Lo que hace no es solo por él, sino por todo el movimiento de su tierra. La conclusión que esboza en la última canción, que le da el título al álbum, lo deja claro: “Nos trajo lejos el amor que le tenemos a la música hecha por los negros”.

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Sobre esto y mucho más, hablamos con Cruz Cafuné.

¿Cómo fue la creación del disco? Se nota un proceso colaborativo. 

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Siempre me ha gustado estar con gente en el estudio, compartir con muchos productores y letristas, con gente apasionada por la música. Te digo, las personas con las que trabajo son mis amigos de antes de la música. Si no puedes compartir lo que amas, ¿cuál es el punto? Este disco es en el que más canciones he escrito yo solo, pero no es lo normal. Yo sé que cada género tiene sus códigos y reglas no escritas. En el rock es muy normal que cinco personas escriban una letra, pero el guitarrista va a defender hasta la muerte que ese solo es suyo y solo suyo. En el rap pasa con la letra, pero a mí me llena más estar en el estudio con más gente de la que puedo aprender, con la que puedo compartir música.

Y en la producción, ¿qué tanto te involucraste?

Estoy familiarizado con cómo se hacen las cosas, tengo ciertas nociones de armonía o de composición, pero nunca me había atrevido a hacerlo porque pensaba Bueno, si tengo a Jordan en el equipo, ¿por qué voy a salir yo a tomar tiros? Desde adolescente aprendí a hacer bases, porque no podía pagarlas y las de internet no me gustaban. ¿Qué pasa? Que mis ritmos eran una mierda, eran muy muy malos. Conocí a Choclock cuando teníamos 15 años y le enseñé cómo usar el programa: su primer beat fue muchísimo mejor que cualquiera que yo había hecho. Ahora yo elijo beats, más o menos dirijo la sesión, hacia dónde va la canción, y tengo la suerte de que con los que trabajo son los putos amos, pero esta ha sido la primera vez que he producido algo, en “Movezz en Silencio” y en “s3_07_theboondocks_dvdrip.mpeg”.

¿Cómo es para ti incursionar en un sonido nuevo, como el Jersey club de “4 PREZ” o el amapiano? ¿Cómo le das tu propio toque?

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Yo hago mucha música, pero no la saco toda, ni la mitad. No siempre me pica el gusanillo de intentar hacer un género que me gusta: me encanta la salsa, pero nunca se me ha ocurrido hacerla. Pero, por ejemplo, llevaba escuchando amapiano desde otoño del 20, más o menos. Desde entonces he hecho muchas canciones de amapiano en las que probaba qué funcionaba y qué no, y por qué. El amapiano mezcla el inglés —que tiene muchos monosílabos y casi todos sus verbos son de dos sílabas— con el yoruba o el igbo, también con muchísimos monosílabos. En español es más difícil de cuadrar, pero me gusta hacer canciones que desde la entrada sé que no van a salir, pero puedo buscar los límites: Oye, eso queda mal. Vamos a tirar por aquí porque esto está guapo. Cuando lo he hecho cuatro, cinco, seis veces, ya digo Vale, esto empieza a sonar… creo que puedo sacarlo y puede molar.

¿Y eso también influye en cómo te acercas a la escritura? Pensar en estructuras más cortas y así. 

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Sí. Hay secciones de canciones de “trap”, o rap más actual, para las que no escribo: me pongo en el micro y voy tirando frases. Las que me gustan me las quedo; las que no, las quito. Hay otras canciones en las que sí necesito ser más cuidadoso y tener todo más premeditado. Me he encontrado en situaciones de decir Vale, voy a hacer una lista de monosílabos que molan, que suenan bien y tienen significados guapos: “Dios”, “cruz”, “luz”, “cruel”, “juez”, anotarlos todos y decir Vale, ¿qué puedo decir con esto? Entonces sí que tengo que hilar un poco más fino en ese sentido y obviamente condiciona mi creatividad y potencia. Intento hacerlo lo más parecido que pueda en español y que tenga significado, sin sacrificar su poder.

Como en “FAXXXxxx”. 

Exacto: frases cortas y tontas que te hagan reír, que te muevan algo por dentro. No que te cambien la vida ni te pongan a pensar en el sentido de la existencia, sino que hagan que te levantes, te rías y te den ganas de salir de fiesta o de ir a entrenar al gimnasio o lo que sea.

¿Qué tanto te reíste cuando escribiste “Chocho rojo, Karl Marx”?

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Sí, ¡bueno! Me estuve riendo.

De lo que más me gustó del disco es que me hizo reír mucho, se nota que la pasaste bien escribiéndolo. 

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Sí, a mí me encanta cuando el rap es gracioso. Lil Wayne es muy gracioso, he llorado de la risa con él. Kanye también tiene frases que a veces son tan graciosas que te sacan de la canción, pero me gusta, como la de “Hurry up with my damn croissant”. En el pasado, quizás porque en el rap primaba la letra, la gente asumía que tenía que ser trascendente, pero creo que puedes tener mensaje sin ser preachy. Puedes tocar a las personas de muchas maneras distintas, puedes conmoverlas o hacerlas pensar, pero también hacer que se hypeen. Es otra manera de escribir, de comunicar y de conectar con la gente que te escucha.

Jay Worthy habla de los raperos como comediantes, de hecho. 

Esto no es falsa humildad: no sé lo que es un artista, pero sí sé que no me parezco a uno. Me parezco más a un entertainer. Yo rapeo. No creo que le vaya a cambiar la vida a nadie. Esto es mi pasión y me gustaría seguir haciéndolo por muchísimos años; si hay gente a la que le gusta escucharme, oye, de putísima madre, pero no tiene más trascendencia que eso. Somos raperos, no, yo qué sé, neurocirujanos. Tampoco quiero frivolizar el craft de la gente, pero no todo tiene que ser tan grave como antiguamente en el rap del mensaje y estar haciendo durante semanas una letra. Puedes hacerlo, es igual de válido y lo respeto, pero si añades un poco de lo otro, creo que es enriquecedor y te lo vas a pasar muy bien.

¿Cuál es tu prenda más valiosa en este momento?

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Mi cadena cubana que compré cuando terminé la gira. Es mi primera cadena así, porque todo me lo gasto en la música, entonces fue como Vale, pues, la gira ha ido todo bien, todo sold out, me voy a dar el caprichito. Está guapísima, pero también le tengo mucho cariño por lo que representa.

¿Qué es lo más raro que has visto hacer a alguien cuando hay raperos cerca?

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No sé cómo será en Colombia, pero en Madrid mucha gente quiere ser famosa, quiere ser alguien, quiere clout. Cuando hay reservados, discotecas o situaciones en las que se reúne mucha gente “cool” —que hace música, fotógrafos, diseñadores— como que la peña cambia su actitud y quieren, no sé, estar contigo solo para decir que están contigo, o pelearse contigo solo para ir contando que se pelearon contigo, o hacerse amigo tuyo para llegar a otra persona que les interesa más. Es un ambiente que no me gusta y cambia mucho a las personas: no me mola, no me mola. En Tenerife la peña sabe quién soy, pero les da igual porque han crecido conmigo, tenemos amigos en común. Si voy al centro a lo mejor me piden un par de fotos, pero me dejan muy tranquilo. Es un ambiente muy distinto a Madrid, a donde voy a trabajar.  

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Cruz Cafuné
// Will Reyes, @guillewillreyes.

Mientras hacías este disco, ¿cuáles fueron los raperos que cuando los escuchaste te recordaron por qué amabas el rap?
Voy a leerte mis likes: Brent Faiyaz, Jordan Ward, Jeremih, Mr Eazi, Digga D, YoungBoy NBA, Naira Marley, DDG, Dave, Central Cee, YOVNGCHIMI. No sé, un poco de todo. Me gusta recibir inputs, en plan, leer, ver películas, escuchar música. Me mantiene inspirado, con ideas todo el rato. Tengo amigos que cuando se meten en el proceso creativo de un disco no quieren escuchar nada porque les da miedo contagiarse o perder un poco lo que son ellos. Pero en mi caso es al revés: me gusta estar pendiente de lo que va saliendo, de la tendencia, de quién es el artista nuevo que mola.

Me encantó la referencia a Nestakilla.

Nestakilla nos inspiró muchísimo. Fue de los primeros en sacar una canción de trap y recuerdo que tuvo muchísimo backlash en las islas, pero a nosotros nos encantaba. Nos inspiró porque era un tipo que hacía lo que le daba la gana, no sonaba igual que nadie. Rapeaba en spanglish, algo que solamente le había escuchado hacer a uno o dos raperos, y era como mi puto héroe. De los 16 a los 19 años, yo quería rapear como Nestakilla y como Nirban. Quería ser como ellos de mayor, en plan, Esta gente son dioses. Era esa edad en la que te estás buscando y viendo qué música hacer. Para mí es un referente.

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Es hermosa la tradición de las islas que trazas con esa línea en “Sangre y Fe”. Choclock y tú escuchaban a Nestakilla y se inspiraban, y ahora hay gente que los escuchan a ti y a Quevedo y se inspiran. ¿Qué está pasando en el movimiento de Canarias que lo hace tan especial?

Pues no lo sé, pero obviamente estoy muy contento de que esté pasando. Ha habido mucho trabajo detrás de generaciones de artistas desde los 90 para crear una escena en las islas y que ahora nosotros podamos disfrutarla. Ellos se jodieron por nosotros, ¿sabes? No es una cosa de un día para otro. Y ahora alguien de Colombia me está preguntando por el rap de las islas: para mí es un orgullo poder formar parte de él. Todos los días sale alguien muy joven, con una propuesta nueva y muy guapa. Todos nos llevamos muy bien, intentamos crear lazos sólidos y trabajar juntos. El caso particular de Quevedo ha hecho que todo el mercado hispanohablante mire a las islas, y que diga Wow. Y yo también estoy flipando, es brutal.

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Ya has explicado la metáfora de los tiburones y el nombre del disco: ellos no pueden dejar de moverse porque, si no, se mueren. Tiene su lado trágico: de verdad no puedes dejar de moverte, aunque eso te aleje de las personas que amas. 

La metáfora del tiburón me recuerda a un castigo divino de la mitología griega, como si Zeus se hubiera enfadado con alguien y lo hubiera condenado a convertirse en pez y a estar toda la eternidad sin poder parar de moverse. Entonces la naturaleza del animal me recuerda a mí, no como el símbolo occidental de tiburón de los negocios o criptobro, nada de eso, sino más bien como concepto de alguien que tiene que estar en constante movimiento con todo lo que eso implica, lo bueno y lo malo.

Eso se aprecia en las últimas dos canciones. 

En la música tienes que girar y estar fuera de casa mucho tiempo. La creación de un disco para mí también es demandante: estoy centrado solo en eso. Intento llamar a mis padres, pero a mis abuelos no los veo desde Navidad; si tuviera un trabajo de 9 a 5 les vería más a menudo, ¿sabes lo que te quiero decir? No es solo culpa de la música, no estoy echando balones fuera: cuando tengo una semana libre soy yo mismo el que digo Oye, si esta semana que la tenemos libre aprovechamos y viajamos a nosédónde y conectamos con este artista que nos gusta e intentamos hacer una canción juntos… A veces no he sabido llevar mi relación con la gente que quiero, o porque he tenido poco tiempo o porque he sido un poco niñato. Entonces, pues, he intentado cambiarlo, claro.

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La lealtad y la traición son constantes en el disco. ¿Qué tanto estas reflexiones vienen de lo que te pasó y qué tanto son temáticas raperas?

Son ciertas. Pasó de un tiempo hacia acá, no sé el motivo concreto, a lo mejor es la edad, el devenir natural de las cosas. Gente que entra y sale de tu vida por un motivo u otro; gente que yo no esperaba que se comportara así, o tomará ciertas decisiones. Pero bueno, ya está, no pasa nada. El camino sigue.

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¿Cuáles son esas decisiones que te dolieron pero fueron las correctas?

A veces hacer lo correcto es muy difícil para mí. Lo hago e intento hacerlo la mayor parte del tiempo. Y obviamente me he pegado algún que otro resbalón porque lo cómodo es hacer lo fácil, pero muchas veces lo que tienes que hacer es difícil. Me imagino que todo el mundo tendrá situaciones en su vida en las que tendrá que hacer sacrificios, tomar decisiones que no son cómodas, pero que hay que tomar. Hay pasos que hay que dar, y, bueno, vivir. Lo de siempre, es la historia de la humanidad.

¿Puedes darme un ejemplo de una?

No, mejor lo dejo así.

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