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Cuando Sex Pistols saboteó su inducción al Salón de la Fama del Rock

No esperábamos menos de uno de los mayores iconos del punk.

Sex Pistols
The Sex Pistols, banda de Reino Unido que tocó entre 1975-78. De izquierda a derecha: Steve Jones, Johnny Rotten (John Lydon), Glen Matlock y Paul Cook.
// Foto por: Evening Standard/Getty Images

El Salón de la Fama del Rock es un espacio para honrar a aquellos artistas y bandas que con su arte han revolucionado la historia de la música. Grandes nombres de la música han sido homenajeados en sus cerca de 35 años de historia. Uno de ellos fue la icónica banda de punk Sex Pistols.

Sex Pistols ingresó al Salón de la Fama del Rock en 2006, pero no demostró mucha alegría al ser incluida. La banda no asistió a la ceremonia de inducción y en cambo envió una carta llena de errores ortográficos que fue leída por Jann Wenner, presidente del Salón de la Fama del Rock.

"En comparación con los Sex Pistols, el rock and roll -o lo que sea- el hall of fame es una mancha de orines. No vamos a ir. No somos sus monos, ¿y qué? La fama a 25.000 dólares si pagamos por una mesa y 15.000 para estar apretados en una galería con dinero que va a una organización que nos va a vender a cualquier vieja gloria. Felicidades. Si votaste por nosotros, espero que hayas apuntado tus razones. Serán anónimos como jueces, pero aun así son gente de la industria. No vamos a ir. No están prestando atención. Un verdadero Sex Pistol está fuera de este sistema de mierda”.

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Ante esa respuesta, cabe mencionar el texto que usó la organización del Salón de la Fama del Rock para justificar su inducción: “Peligrosos, anárquicos, virulentos, crudos. Podías tomar a los Sex Pistols como eran, o largarte”.

Never Mind the Bollocks fue el debut y despedida de la música de Sex Pistols. También mostró cómo el punk era una música que estaba hecha de manera rápida, pero que no quería pasar desapercibida.

Entre 1976 y 1979, Sex Pistols dejó una huella que para algunos es auténtica, pero que para otros no es más que la clara muestra del negocio y el mercadeo en la industria. Y es así porque los hechos que rodearon este disco son una muestra de situaciones alrededor del caos y una estrategia de choque que terminó beneficiando a la banda.

Ver a los Pistols era comprender que había un ánimo nuevo en el adormecido rock de los setenta; era la flama y la chispa de un germen sonoro único. Una banda con la actitud y el desafío en la música y en la presencia en vivo, que nadie podía escapar.

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