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Murió Abelardo Carbonó, padrino de la champeta y vanguardista de la música del Caribe

El músico fue uno de los más vanguardistas del Caribe colombiano.

Abelardo Carbonó.jpg
Foto: El Maravilloso Mundo de Abelardo Carbonó.
Foto: Palenque Records.

Murió Abelardo Carbonó, una leyenda en la música del Caribe colombiano. El músico enfrentaba desde hace varios meses complicaciones de salud a causa del COVID-19. Tenía 73 años.

Antes de que estallara la champeta, Abelardo Carbonó, un músico empírico de Ciénaga, Magdalena, estaba sembrando la semilla que conectaría definitivamente al folclor colombiano con los ritmos africanos. Se le considera uno de los músicos más vanguardistas de la música colombiana y del Caribe. Fue padrino de la champeta, guitarrista inusual desde que era un niño y un reinventor absoluto de los sonidos bailables de la Costa Atlántica.

En ese camino anotó su nombre en sendas piezas clásicas para el folclor colombiano, como Carolina o A otro perro con ese hueso. Su estilo, cercano a la psicodelia y a la música africana, durante mucho tiempo, fue alabado en Europa y etiquetado como afrobeat, pero a sus manos no había llegado esa música con la que lo emparentan. "Ahora los jóvenes que saben de música africana me preguntan: “¿conoces a tal artista africano? Es que tocas parecido”. O “¿conoces la soca?, es que tienes cosas de soca”. Y les contesto que no. Yo no conozco nada de eso. Hasta hace unos años fue que vine a oír esos ritmos", dijo en entrevista con Shock.

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Fue cadete de Policía durante muchos años. "Donde yo vivía prácticamente era una selva, con ríos, montañas y carreteras destapadas. Como no había colegios avanzados, un familiar me trajo a Barranquilla para que estudiara, pero no se pudo porque era muy caro. Yo estaba bien pelaito, como de 14 años, se estaba pasando el tiempo y solo hacía mandados. Un día pasé de causalidad por la Escuela de Policía de la región y como no tenía nada que hacer, presenté un examen y pasé. Al otro día me volví policía. Después me presenté uniformado allá en el pueblo, fui donde mi mamá vestido de policía, con revólver y todo, y cuando me vio pegó un grito. Casi le da un ataque. Pero yo necesitaba trabajar, ¿qué hacía ahí desocupado en una casa ajena?".

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Carbonó sí que ha conocido de primera mano lo ingrata que es la industria musical, pues mientras se defendía y sobrevivía como policía y más adelante como serenatero, desconocía que en Europa se alababan (y se vendían) las perlas fundacionales de la champeta que grabó para sellos como Sonolux o Codiscos. Mientras se rebuscaba en las calles de Barranquilla, en países como Alemania se convertía en una figura de culto de la música caribeña y colombiana.

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