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¿Por qué los conciertos están cada vez más caros? ¿Se va a explotar la burbuja?

El aumento de precios en las entradas de los conciertos explicado.

Coldplay "Music of the Spheres" Tour  - Dallas
Chris Martin en uno de los conciertos de la gira 'Music Of The Spheres 2022' de Coldplay
// Kevin Mazur/Getty Images for Atlantic Record

Desde que acabó la pandemia el hipermercado de la música en vivo amplió sus opciones, la oferta y la demanda no paran y los precios siguen subiendo. ¿qué está encareciendo las entradas a conciertos? ¿es normal el ritmo de crecimiento?

Por Paula Ricciulli

Es claro que, en las últimas dos décadas, Colombia se convirtió en una plaza clave para los conciertos. En los 90 teníamos que conformarnos con uno que otro show esporádico, como los legendarios Metallica en el 99 o Guns n Roses en el 92. Ahora los artistas de renombre son pan de cada día. En 2022 hemos sido testigos de decenas de conciertos de las bandas y artistas más importantes del mundo en todos los géneros. Uno detrás de otro.

Pero, así como hemos visto un aumento de conciertos, también hemos visto un incremento considerable en los precios de las entradas. La boleta más costosa para un festival en 2010 (en ese momento el dólar rodeba los 2.000 pesos) no superaba los $500.000 pesos.

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Eran otros tiempos, y carteles menos extensos, pero en 2022 vimos que el precio de la entrada en etapa creyentes para Estéreo Picnic 2023 supera el millón. Y así pasa con muchos de los eventos que repiten en el país.

En 2014, para ver Arctic Monkeys, las entradas se conseguían desde $70.000 (sin servicio), hoy la entrada más barata está a 139.000 + servicio.

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En 2013 podía uno ver a The Killers en Estéreo Picnic desde $150.000 (sin servicio). En 2022 los precios arrancan desde $187.000 y la boleta más cara está por encima de los 460.000, mientras que hace nueve años estaba alrededor de 200.000.

En 2010 las entradas para ver a Ricardo Arjona oscilaban entre $80.000 y $280.000. En 2022 cuestan entre $114.000 y $650.000 (sin incluir servicio).

También en 2010 una entrada para Guns N Roses podía conseguirse desde 100.000. En 2022 empiezan desde $134.000. (Como dato curioso, la primera vez que la banda visitó Colombia en 1992, la entrada costaba desde 15.000 pesos, lo que, ajustado a la inflación, equivaldría a unos 161.000 pesos de hoy).

Un artículo de 2010 de Los 40, repasa los conciertos más caros de Bogotá en ese año: salvo el de Sting, que se trató de un show de caridad con una entrada de $1.100.000 pesos, ninguna de las entradas más costosas superaba los 450.000: Jonas Brothers (411.000), Coldplay (395.000), Aerosmith (370.000) y Metallica (310.000).

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Desde luego, son otros tiempos. Todo está más caro, la moneda no vale lo mismo, pero ¿han crecido proporcionalmente con la inflación las entradas a los conciertos o hay algo más que está encareciendo las entradas? ¿Nos cobran ahora por nuevas experiencias, más calidad o por el desarrollo de los artistas? Con la aparición de nuevos escenarios, nuevas empresas organizadoras de eventos y una mayor oferta, ¿es normal el ritmo de crecimiento?

¿Por qué las entradas a los conciertos son cada vez más caras?

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La sensación que tenemos es que, haciendo una equivalencia con los valores de la época, hoy las entradas a conciertos son más caras. Y los números que les mostramos arriba parecen comprobarlo.

Por supuesto, este no es un fenómeno nuevo, ni exclusivo de Colombia. Según la firma investigadora Pollstar, citada por Mic, el precio promedio de una entrada en Estados Unidos para las giras más populares casi se ha cuadruplicado desde 1996: pasando de $25.81 a cerca de $91.86 hoy.

La industria musical cambió en las últimas décadas. La historia ya es bien conocida. La principal fuente de ingresos de los artistas dejó de ser la venta de álbumes y hoy son las giras de conciertos.

Y si la tendencia desde ese cambio en el modo de negocio era que los precios de las entradas a conciertos aumentaran, todo se intensificó luego de la pandemia. De acuerdo con Pollstar, desde 2019, los precios de las entradas a conciertos han aumentado alrededor de un 19%.

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Segúnreporta Billboard, con tantos artistas y bandas que volvieron a hacer giras, los costos de producción han aumentado, y recursos como transporte, luces o personal logístico se han hecho cada vez más escasos y, por ende, costosos.

Igualmente, el aumento de precios de las entradas también se explica por un aumento en la demanda: después de 2 años sin conciertos, el público está más ávido que nunca de ver a sus artistas favoritos en vivo y está dispuesto a asistir a más conciertos y a pagar más por ellos.

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Durante la pandemia, arrejuntarse con miles de desconocidos para cantar a grito herido en un concierto era el bien más escaso. El encierro dejó a los consumidores ansiosos de las experiencias físicas que mejor saben ofrecer los conciertos o festivales. Eso explica (por lo menos hasta cierto punto) la cantidad de shows agotados. Algo que no era muy frecuente en Colombia y vimos este año con Daddy Yankee, Guns n Roses, Coldplay, C Tangana, Bad Bunny y Harry Styles.

¿Hasta cuándo seguirá creciendo la demanda? ¿Seguirán en alza los precios y los conciertos?

La “tarifa dinámica”

Con la creciente demanda del público en mente, las tiqueteras en Estados Unidos están implementando una “tarifa dinámica” para los conciertos. Planean algo similar a lo que hacen las aerolíneas o las apps de transporte, que fluctúa según la demanda del show.

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Si la cosificación de la experiencia era el primer paso de una nueva forma de economía en la música, lo que viene, sin duda, es la "uberización" del sistema.

En agosto de 2022 hubo, de hecho, una polémica al respecto con un concierto Bruce Springsteen. Las entradas a uno de sus conciertos llegaron a costar hasta 4.000 dólares, algo que enfureció a los fans que no entendían un incremento tan drástico en la boletería. Artistas como Harry Styles, Paul McCartney o Taylor Swift ya se han acercado a este método.

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Ticketmaster explica en su página web que el objetivo de este sistema es “brindar a los fanáticos un acceso justo y seguro a las mejores entradas, al tiempo que permite a los artistas y otras personas involucradas en la puesta en escena de eventos en vivo fijar el precio de las entradas más cerca de su verdadero valor de mercado”.

Sin embargo, “los verdaderos precios del mercado”, definitivamente, resultan inconvenientes para la mayoría de fans. Sobre todo, porque no están sustentados simplemente en gastos de producción, o tiempo de trabajo, sino en quien tenga más para pagar.

El modelo gringo no estaría lejos de llegar a Colombia, según opina el periodista musical Alberto Marchena en su podcast Rock a domicilio:

“Colombia se puede estar enfrentando a esto de que no sabes a cuánto es la boleta que vas a pagar. Imagínense que para el concierto en Guns n Roses las boletas hubieran valido según la cantidad de gente que estaba comprando boletas como loca y se agotaron en media mañana”.

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¿Estamos ante una burbuja?

Curiosamente, aunque los precios de los eventos sean cada vez más altos, siempre hay personas dispuestas a pagarlos.

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"La ironía es que las personas que pagan más por las entradas para ver a sus artistas favoritos suelen ser las más felices, algo que se puede ver en la popularidad de las experiencias VIP", dice Bob Lefsetz, analista de la industria musical, citado por USA Today. Y continúa:

¿Estamos entonces ante una burbuja de precios? "La gente ya no se mide. Va a haber una burbuja y va a haber un momento en el que a la gente no le va a dar más. Va a pasar, se los anticipo", opina Marchena.

Hay quienes creen que la burbuja explotará el año próximo, cuando llegue la desaceleración económica mundial que se ha pronosticado hace varios meses y baje un poco "la fiebre" que causaron los 2 años de ausencia luego de la pandemia. El mercado de los eventos en vivo depende, desde luego, de un entramado económico más grande y de la capacidad de consumo de la gente.

Otros piensan que los conciertos llegarán a convertirse en experiencias cada vez más de lujo y que serán cada vez menos quienes puedan disfrutarlas. Después de todo, desde hace varios años se ha visto cómo la asistencia a estos eventos masivos, con el respectivo registro en redes sociales, se ha convertido en un símbolo de estatus.

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Lo cierto es que, por ahora, mientras haya más personas dispuestas a pagar entradas costosas, los precios seguirán creciendo.

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