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'Sonidos de Paz': el disco hecho por hijos de excombatientes para sanar heridas de la guerra

Un trabajo de la Escuela de Música Semillas de Reconciliación, con niños hijos de personas en proceso de reincorporación, en Icononzo, Tolima.

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Sonidos de paz es el disco grabado por niños hijos de excombatientes de la escuela Semillas de reconcliación, en Icononzo, Tolima.
Foto: Tambora Records // Bandcamp.

Aunque puede que Sonidos de Paz no haya estado en los principales listados de discos del año de Colombia, sin duda es un álbum sumamente emblemático de lo que sucede en el país. Sus intérpretes no son nombres muy conocidos: son niños de la comunidad del Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Antonio Nariño, en el municipio de Icononzo, Tolima, en su mayoría hijos de personas en proceso de reincorporación.

El disco de 5 canciones (disponible aquí) es resultado del trabajo de la Escuela de Música Semillas de Reconciliación, un proyecto con apoyo del Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD). La idea se le ocurrió a Juliana Zambrano, del PNUD.

"Yo capacito a las personas en proceso de reincorporación, pero adicionalmente tengo una formación musical desde niña. Cuando llegué a Icononzo vi que había muchos niños y niñas y aproveché para ganarme su confianza y averiguar sus gustos", nos contó Juliana.

"Generalmente cargo una flauta traversa y me di cuenta de que les gustaba la música. En una oportunidad llevé una guitarra y empezamos a aprender todos. Yo solo tenía esos 2 instrumentos y los niños trajeros tapas de ollas y guitarras y se unieron", agrega.

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Tras la motivación de los niños, Juliana decidió grabar un video que le permitió pedir más apoyo para la iniciativa. Aunque ella afirma que "tuvo una acogida muy bonita", no podía dedicarse completamente y ahí llegó Yerhon Rojas, quien acompañó a los niños en su aprendizaje musical y compuso la mayoría de canciones del disco. También tiene un proyecto propio.

"Cuando vi que tenía mucho amor por los niños y le gustaba mucho el trabajo allí, dije “yo me sumo”. Ayudé a los niños para que tocaran algunas canciones. Me tocó el corazón ver la alegría de los niños con sus instrumentos", cuenta Yerhon.

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Los pasos para hacer realidad Sonidos de paz

El primer día de Yerhon en Icononzo surgió la canción Sonidos de paz, que da nombre al disco. "Me pareció increíble que ya no tienen esa zozobra de las bombas o las balas sino que lo que suena en la vereda son los niños en el parque jugando libremente sin el miedo con el que vivían antes, porque la violencia estuvo muy fuerte en el país y quienes más llevaban del bulto eran a veces los familiares de la guerrilla. Ya no son sonidos guerra sino sonidos de paz. Así nació el nombre".

Yerhon venía trabajando con los niños en más canciones, pero llegó la pandemia, lo que sin duda retrasó el proceso del álbum. Sin embargo, encontraron la manera de grabar uno a uno y así nació el primer esbozo de Sonidos de Paz.

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A la productora Tambora Records le gustó y decidió grabarlo de forma más profesional. Yerhon y los niños fueron a grabar a Bogotá en enero de 2021 y en septiembre fue el lanzamiento oficial del álbum. Yerhon cuenta que varios niños lloraron de alegría al escuchar el resultado final.

"Realmente lo primero fueron las ganas y el empeño, fue muy complejo porque no teníamos instrumentos, pero sí muchas ganas. Todo se hizo de manera muy rápida, pero nos colocamos algunos cronogramas y lo hicimos de forma muy prolija. La clave estuvo desde el interés de ellos desde el principio: ellos mismos hacían sus mismos instrumentos y su inteligencia y esfuerzo fue increíble. Lo más importante ese interés y las ganas de sacar adelante un proyecto desde ellos y para ellos", añade Juliana.

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Sonidos de paz: la inspiración tras cada canción

Icononzo fue una población sumamente afectada por la guerra. Entre las 7 y 8 de la noche del 1 de abril de 2000, paramilitares del Bloque Tolima asesinaron a cinco personas en la cabecera municipal.

Yerhon cuenta que investigó más sobre el contexto del origen de la guerrilla y su lucha por condiciones más justas para quienes trabajaban el campo en Colombia. Eso lo inspiró para la canción Caminante. "La canción narra esa vida del campesino que solo quiere tranquilidad y cuidar a su familia".

"Esa es una canción que toca mucho a los niños. Ellos la cantan con mucho sentimiento porque se sienten identificados, muchas personas perdieron familiares a causa de la guerra".

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Oxígeno, otra de las canciones del disco, se inspiró en la naturaleza de la región: "Eran las 11 de la noche y yo tenía mucho sueño. Me acosté y me llegó a la mente la canción tal cual. Dije “la canción está muy bonita, pero tengo sueño. Si no la hago se va a perder, entonces me tocó, terminé como a las 4 de la mañana. Valió la pena".

"Los indígenas describieron a Icononzo como "susurro de aguas profundas", y yo dije “ese nombre está brutal, hay que hacer una canción con ese nombre”. Cuando hace silencio uno escucha el río Sumapaz, el murmullo de las quebradas, así que me apreció apropiado hacer algo con ese nombre".

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La música para la reconciliación

Tanto Juliana como Yerhon coinciden en que la música contribuyó al bienestar de los niños. "Todo el proceso los ha impactado positivamente. Los niños eran muy introvertidos, muy callados, les costaba expesar sus emociones y pensamientos. Muchos niños mejoraron en el colegio, la música de alguna manera les cambió la vida. Varios de los papás comentan que están más obedientes y atentos", dice Yerhon.

A largo plazo, Juliana espera que la escuela pueda ser autosostenible, por lo que no descartan más álbumes y producciones para ser conocidos en más ciudades del país y el mundo. Ella concluye: "Esa reconociliación a través de las artes le falta a Colombia: promover la cultura, y que no solo se conozca en el territorio sino que salga de él".

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