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Steven Tyler eclipsó a sus compañeros y a los problemas técnicos en Bogotá

La despedida de Aerosmith fue una mezcla de nostalgia y espectáculo.

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Foto Daniel Álvarez

Que están viejos. Que ya habían venido. Que hace rato no sacan nada interesante. Todas esos reparos se cayeron en la noche del 29 de septiembre en el Parque Simón Bolívar de Bogotá cuando Aerosmith inició la fase latinoamericana de su gira Rock N' Roll Rumble Style 2016, con el primero de diez shows que harán por la región.

Por Alfred Lord @AlfredLord // Fotos: Daniel Álvarez @daniel.alvarez9

Asistir a un concierto de Aerosmith es hacer un repaso por la historia del rock comercial de las últimas cuatro décadas. Solo ese hecho pagó la boleta. Se trataba de oír en vivo canciones que cimentaron el camino para que miles de nuevas bandas nacieran, imitando esa mezcla de rock, blues, pop y funk. Se trataba de revivir el impacto de himnos imperecederos como Crazy, Walk This Way, Jaded o I Don’t Wanna Miss A Thing. Se trataba de estar ante una leyenda como Steven Tyler, quien a pesar de sus años sigue moviéndose como culebra, tirándose al piso y haciendo el show que el mundo conoció en sus videoclips.

Con un “hola Bogotá, ¿cómo estamos?” de Steven Tyler todo comenzó. Back in the Saddle fue la canción que rompió la espera por la banda amenizada por los teloneros colombianos Stayway y Revolver Plateado (quienes están estrenando álbum Luz de San Telmo). A continuación Love In An Elevator sirvió para que Tyler se erigiera como el rockstar dueño del escenario. A pesar de los problemas técnicos del sistema de retorno en tarima, que hizo que Tyler no pudiera esconder su molestia con su propio ingeniero de sonido, los éxitos no paraban. Cryin’, Jaded y Crazy, la canción de dedicar en pareja, fueron coreadas al unísono.  

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Cuando Aerosmith interpretó Living On The Edge, Steven Tyler bajó al público y se paró al lado de una desafortunada asistente que se veía sufriendo en pantallas porque no lograba que le funcionara el celular para la selfie. Dude (Looks Like A Lady), Same Old Song And Dance y Rag Doll continuaron con un show que tuvo una breve pausa en la que “Mr. Guitar”, o Joe “Fucking” Perry como lo nombraba Tyler, interpretó un blues en homenaje a Bogotá. Este momento, uno de los más emotivos del concierto, estuvo acompañado en las pantallas con imágenes de Perry en el plan más turista de todos, paseándose por Monserrate y la Plaza de Bolívar.

A los momentos protagónicos de Tyler y Perry se sumó el solo de bajo que Tom Hamilton interpretó en el intermedio entre Come Together y Walk This Way. El guitarrista Brad Whitford y el baterista Joey Kramer prefirieron el bajo perfil y solo aparecían en las pantallas.

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Sin embargo todo giraba en torno a Steven Tyler. Con un look engallado con un sombrero apareció en tarima para cantar I Don´t Wanna Miss A Thing confirmando que era el inevitable centro de atención de la banda. Sus movimientos eran para el público que tenía en frente en la localidad de platino, pero también para las cámaras, consciente que, ante todo, Aerosmith es un rutilante show de entretenimiento.

Come Together, Walk This Way y Train Kept A Rollin’ cerraron el primer bloque, antes que la banda regresara con uno de esos detalles que siempre compran al público colombiano: ondear la bandera tricolor en la mano. El regreso de Tyler y sus colegas fue para tocar Dream On en una versión que sonó nostálgica y que confirmaba que se estaba presenciando la despedida de la banda. Sweet Emotion cerró el adiós a los escenarios de uno de los últimos representantes del hard rock y el glam.

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