Los videos de amistad entre el colombiana Yatra y Gianluca Vacchi ya iban dando pistas de lo que se traían entre manos. Hoy han lanzado oficialmente su colaboración; se trata de Love, un himno mundialista que llega con todo el armamento para luchar con las demás canciones que le rinden tributo al Mundial de Rusia 2018. Lo que hace que esta canción se esté llevando todo el protagonismo es el video dirigido por Simon Brand. En el clip no solo aparece Yatra y el famoso italiano, sino que James Rodríguez, Falcao García, Yerri Mina, Santiago Arias, representando a la Selección Colombia y el brasileño Dani Alves son las estrellas del video. Todos aparecen como figuras gigantes (figurativa y literalmente), jugando con un balón y bailando ocasionalmente.
Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste A Zidane le llegará el momento de admitir que la verdadera razón por la que aburrió a James hasta hacerlo irse del Madrid fueron las miles de puteadas de colombianos que recibía en Instagram todos los días. Un vidrio en la media es poquito. Foto con la familia: «Meta a James, calvo HP». Foto con el arbolito de Navidad: «Meta a James, calvo HP». Foto en vacaciones: «Meta a James, calvo HP». Cómo no hartarse. Y ahora, a pocas horas de la llegada de James al Bayern Múnich, cedido por dos temporadas, el destinatario de este spam de atarvanería pasó a ser el holandés Robben. En su único posteo se leen bellezas como «DALE LA 10 A JAMES CALVO HIJO E LA PERRaaaaaaAAAAAaAaaaAAAA». Colombia es un gran país; lástima los colombianos. Más allá de esta recocha de miles de impresentables que riegan muchísima sal sobre cada paso que James David da, se viene un fenómeno casi más insufrible que la «escopetarra», el Trap y El Paseo juntos: una aplastante ola de hinchas colombianos del Bayern Múnich que, inevitablemente, tendremos que soportar. Será común ver a una turba energúmenos, borrachos con cerveza Paulaner y gritando carajadas en rústico alemán desde Pavos Múnich, ahí al lado del cementerio Jardines de Paz, al norte de Bogotá, supongo que con el propósito de no dejar descansar ni a los muertos. Del Bayern se volverán hinchas a morir familiares y amigos nuestros. Gente que estimamos, pero que morderán el anzuelo de contagiarse de la algarabía por la llegada del 10 colombiano a otro de los equipos más prestigiosos del mundo. Como hincha del fútbol (lo digo cada tres columnas y ya me da pena con los editores de Shock) el sentido común indica que sólo se puede ser del equipo que uno vio en el estadio desde chiquito. Punto. No hay vuelta atrás. No es negociable. Luego, se puede simpatizar por grandes equipos del mundo, pero considerarse «hincha» es vergonzoso. Gritar «¡Visca el Barça» con los ojos brotando sangre debería estar penalizado en el Código de policía. Aplicó para el Real Madrid en 2014 cuando James llegó a ponerse la 10 y a desatar máxima locura en el país de la fotocopia de la cédula al 150 por ciento. Y, por culpa de la publicidad y los medios, aplicará ahora en 2017. Será una segunda temporada de fanatismo de ocasión tal vez más insoportable que la primera. Como la «Ola verde», ¿se acuerdan? Pero ya no con Antanas Mockus, sino con Humberto de la Calle. La «Jamesmanía» y la «Bayernmanía» ya se comienzan a sentir y tendremos que vivir debajo de una roca o congelarnos criogénicamente para pasarlo por alto. Anuncios del Bayern, concursos para ir a ver al Bayern, cursos de alemán en cualquier cupón gratuito, y turbas iracundas por la calle con camisetas del Bayern recién desempacadas de un barco llegado de China. Dará susto pararse a las tres de la mañana al baño y encontrarlo convertido en una tienda de camisetas chiviadas con el número 11 del ídolo de la selección (que dejó libre Douglas Costa, quien pasó a la Juventus). Esta es una opinión impopular, pero creo que muchas veces funciona mejor ser hincha de un futbolista y no de un equipo. De Messi, de Zlatan. A mí me gustaba Riquelme, por ejemplo, pero me caía como un zapato ese Boca Juniors dosmilero. Es un contrasentido, pero pasa. Como colombianos que somos, cómo no emocionarnos, no sé, con Falcao y desearle lo mejor, más allá de que el Mónaco nos importe un chorizo. De ahí, ¿por qué no hacerle fuerza a James, mas no al Bayern? A lo mejor sea el escenario menos imbécil en esta epidemia venidera de subirse al atiborrado bus del momento. Si hablamos de tendencias futboleras, hay pocas cosas más insoportables que un hincha de ocasión. Hinchas del ciclismo, hinchas del Real Madrid, del Atlético Madrid, del Bayern Múnich y de todo. Se sabe que cuando nos gusta todo, ya sea en el fútbol o en la vida, en realidad no nos gusta nada. Un detalle fundamental. Es «Bayern» (Múnich), con «ene», no «Bayer» (Leverkusen): el equipo de las aspirinas. Si vamos a posar, esforcémonos al menos por posar bien. Es «váyanse», no «váyasen». Es Es «Banksy», no «Bansky». Y es «Bayern», no «Bayer». En el multicampeón alemán que año tras año celebra echándose cerveza encima ya estuvo otro colombiano: Adolfo Valencia, el único que hasta el momento se había puesto esta camiseta. El Tren jugó allá entre 1993 y 1994. Dice la historia que Jorge Luis Pinto, DT suyo en Santa Fe, lo insultaba en alemán durante los entrenamientos como preparación para lo que se le venía encima. Finalmente, al tren no le fue mal porque metió 15 goles en 23 partidos por allá en esa época en la que Andrés Salcedo relataba la Bundesliga por ese bello espacio llamado Telematch. James estará en el Bayern al menos hasta 2019, cuando supuestamente regresará de su cesión al Real Madrid. Ahora bien, los que quieran llevar la contraria y ejercer la oposición, pueden ser del 1860 Múnich, el otro equipo con tradición en la ciudad, pero que ahora mismo naufraga en la cuarta división alemana. Más hipster imposible. Al Bayern Múnich, dejémoslo claro, James no llega a ser titular. Es la idea, pero le tocará guerrear un lugar. Qué pereza tener que explicar todo como si fuéramos @GraciasFaryd, pero a veces parece que toca. Allá, el goleador de Brasil 2014 deberá luchar por una posición en uno de los mediocampos más brutales del mundo. Así por encima, están Arturo Vidal, Javi Martínez, Renato Sanches, Joshua Kimmich, Kingsley Coman, Franck Ribéry, e incluso Robben si es que consideramos a James como mediapunta. Competencia es lo que tendrá el hijo de Ibagué. Lo bueno para él es que Carlo Ancelotti lo valora y, al menos de entrada, no lo va a poner a escriturar un lugar en la banca, ni a hacer consignaciones y contestar el teléfono. De todos modos, el DT italiano se desmarca de ponerlo de titular. «Habrá momentos en que James jugará y otros en que no», dijo en la presentación del jugador. Otro punto positivo es que el Bayern juega cada tercer día y necesita de más de un equipo, así que, en principio, James va a jugar, sí o sí. Para el Bayern ganar la Bundesliga es una obligación anual. De hecho, la película todos los años es muy parecida, casi siempre con Borussia Dortmund llegando segundo con unos 14 puntos menos. El verdadero desafío para Robert Lewandowski, Manuel Neuer, Thomas Müller y compañía será ganar la Champions League. En lo que va de siglo sólo la ganaron dos veces (2001 y 2013) y eso es poquísimo para semejante maquinaria de equipo: el más rico del mundo junto a Real Madrid, Barcelona y Manchester United. El complejo de inferioridad que suele azotar al colombiano promedio seguramente se hará presente durante la estadía de James David en el Bayern. Ancelotti lo pidió y por ahora todo es risas y felicidad, pero ni que se le ocurra sentarlo porque ahí saltarán los subhumanos de los comentarios vergonzosos en redes sociales. También se interpretará como una afrenta a Colombia, se considerará personal y se empezará a tejer una cadena infinita de teorías de la conspiración. Sin ir más lejos, en el momento en que fue escrita esta columna circula en Twitter un texto sobre cómo en el Tour de Francia Rigoberto Urán fue sancionado dizque injustamente. El título del artículo es «La sanción a Rigo Urán por tomar agua demuestra que todo lo del pobre es robado». Una reacción muy colombiana, pero como para arrancarse los ojos con dos cucharas. Si es por lo que merece gracias a su estatus de crack, James debería hacer historia en Alemania y alzar todos los trofeos posibles. Pero si es para que el colombiano promedio celebre como demente y use el uniforme del más veces campeón alemán como extensión de su piel, o considere que lo están atracando ante cualquier adversidad, de veras que no estaría mal que el Bayern Múnich considere contratar a Zinedine Zidane como nuevo entrenador.
En la discusión que se generó tras la noticia de que el colombiano dejaría el Real Madrid y pasaría al Bayern hasta Alvaro Uribe se llevó un madrazo. Y es que algunos colombianos decidieron darle a James como bienvenida al equipo alemán cientos de mensajes con su nombre en las redes sociales de sus nuevos compañeros. Aquí hubo madrazos pa' todo el mundo. No tenemos del todo claro si fueron madrazos en serio o solo una broma pesada de quienes se tomaron las redes. Pero tal parece que que la cuenta de Instagram del “calvo hiju….” Va a descansar (por unos días) de tanto comentario y ahora el pobre Ancelotti está en la mira de los usuarios de la red social. Pero no todo fue malo, también hubo tiempo para lo memes y para tweets bromistas en un tono menos agresivo.
En España reinan Marca y Sport mientras As y Mundo Deportivo se pelean una especie de categoría b del periodismo deportivo ibérico. Bild con 3 millones y medio de ejemplares vendidos cada día es campeón en Alemania. The Sun, The Daily Star y The Daily Mirror se pelean la punta en Inglaterrra mientras que El Bocón, Depor y Líbero hacen lo mismo en Perú. Todos comparten el anti fair play de que lo importante es vender y no informar. Por: Héctor Cañón @CanonHurtado Sport y Marca, los dos diarios deportivos españoles más taquilleros, se juegan durante toda la temporada un clásico lleno de juego sucio, mañas dignas de potrero de barrio, pata dura y descarada carencia de ética periodística. Como si fueran Barcelona o Real Madrid, los equipos a los que respectivamente representan sin tener en cuenta la objetividad y la imparcialidad propias del oficio de informar, están dispuestos a lo que sea con tal de llevarse el título de ser el periódico más vendido y más popular entre los hinchas. Ambos son campeones en esas lides y se alternan los triunfos como lo hacen culés y merengues en las canchas de Europa y en el corazón de los hinchas de todo el planeta. Cada uno vende más de 300 mil ejemplares diarios poniéndose la camiseta del club al que le hacen barra como si, en vez de periódicos deportivos, fueran barras furibundas con orejas de palo y ganas de arrasar a toda costa con sus rivales. También dominan en las redes sociales de sus lectores: los madridistas tienen casi 4 millones y medio de seguidores en su fan page de Facebook, mientras que los barcelonistas llegan a una tercera parte de esa envidiable cifra. Vale la pena mencionar un par de sus jugadas más polémicas. Cuando el ídolo brasilero Neymar estuvo a punto de fichar por Real Madrid, Sport lo acusó de rumbero, díscolo e inmaduro y predijo que su inmenso ego no cabría en el mismo camerino junto al del divo Cristiano Ronaldo. Días después, cuando el jugador se decidió finalmente a vestir la camiseta de Barcelona “rectificó” calificándolo como un héroe popular, humilde y genial. Marca no se queda atrás. Al fin y al cabo ambos periódicos se están disputando un clásico a muerte que les representa millones de euros a sus propietarios cada temporada. Son famosas sus tres portadas, casi consecutivas, en las que aseguraron que, tras haberse convertido en co-goleador del Mundial Sudáfrica 2010 junto al uruguayo Diego Forlán, el alemán Thomas Müller y el holandés Wesley Sneijder, el español David Villa ficharía por el Real Madrid. Eso nunca sucedió. Por el contrario, el crack español terminó poniéndose la camiseta del archirrival Barcelona y las dichosas portadas quedaron para la historia como un ejemplo de especulación periodística difícil de imitar y las imágenes “photoshopeadas” del crack con la camiseta de Real Madrid como un modelo a seguir por las revistas faranduleras que quieren adelgazar o rejuvenecer a las estrellas del espectáculo. Otra de las pruebas de su falta de juego limpio a la hora de informar es que clubes menos luqueros como Getafe, Rayo Vallecano o Español no reciben siquiera una quinta parte del espacio que le dedican en sus páginas a Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, los diarios deportivos españoles no son los únicos que practican el periodismo sensacionalista, que nació a finales del siglo XIX en Estados Unidos, cuando el New York World y el New York Journal no le vieron problema a difundir la misma tira cómica, aunque dibujada por caricaturistas diferentes, con tal de disputarse el título del periódico más vendido. Mickey Dougan, un niño orejón que estaba cambiando de dientes, era el protagonista del comic al que se bautizó en las calles neoyorquinas como “the yellow boy”. De ese modo, nació la prensa amarillista que hoy tiene una de sus máximas expresiones en los periódicos deportivos que basan su éxito en la especulación, el chisme sin fundamento, la explotación del morbo de los hinchas y la cizaña que siembran con titulares engañosos y fotos truculentas. Así como cientos de clubes del planeta sueñan con parecerse a Real Madrid y Barcelona, un sinfín de periódicos futboleros de todo el mundo usan las mismas estrategias que Marca y Sport para vender y facturar. Bild de Alemania es el periódico más vendido de Europa y el tercero del planeta con más de 3 millones y medio de ejemplares diarios. En sus páginas deportivas el fútbol ocupa el 70 por ciento del espacio y es tratado sin rigor periodístico y con el objetivo de exacerbar los ánimos de los hinchas por medio de un esquema facilista de héroes y villanos y un sobredimensionamiento de la banalidad de algunos cracks confundidos por las lucas y la fama. The Sun, The Daily Mirror y The Daily Star hacen de las suyas en Inglaterra por medio de temerarios paparazzis que están dispuestos a lo que sea para capturar la imagen de algún divo futbolero mal parqueado. Uno de sus mejores golazos a la hora de especular fueron las fotos que publicaron de Cristiano Ronaldo junto al marroquí Badr Harí en un paseo en yate. Los tres pasquines sugirieron que eran gays con el argumento chimbo de que lucían muy “amigables” en las imágenes. En Perú, Depor es hincha de Universitario de Deportes mientras que Líbero y el Bocón le hacen barra a Alianza Lima. Los tres abarrotan los puestos de revistas, rondan los 300 mil ejemplares vendidos cada día, llenan el 85 por ciento de sus páginas con noticias futboleras especulativas y de ñapa tienen una mamasita encuerada en la contraportada y un par de crímenes macabros en su página de crónica roja. Como si eso fuera poco, no les da pena encender los ánimos de las barras bravas cuando se acerca la hora de los tropeleros clásicos del fútbol inca con titulares como: “Alianza Sur advierte que no responde por las consecuencias” o “U-Norte hace de las suyas tras la derrota”. “Ustedes están hartos de la solemnidad. Nosotros también. Por eso nuestro estilo y sus expectativas hicieron contacto”, rezaba el editorial de El Bocón en su folclórica edición de 20 años para justificar su estilo amarillista y la fidelidad de sus lectores. Y así como en el fútbol hay decenas de equipos que la rompen semana a semana y otros que los envidian, en la prensa sensacionalista de este deporte también hay diferentes categorías y niveles de grandeza. As y Mundo Deportivo, ambos de España, se juegan un clásico menos rimbombante que el de Marca y Sport como si disputarán una especie de categoría b del periodismo deportivo ibérico. La vida privada de los futbolistas, el estrafalario y especulativo mercado de fichajes y la creación de supuestos conflictos entre jugadores de un mismo equipo o de equipos rivales son tres de las tácticas que más resultados a su favor les generan sin importar la categoría a la que pertenezcan. Cuando eso no les funciona y se ven en aprietos ante la competencia, recurren a la estrategia hitleriana de repetir una mentira hasta que se convierta en verdad al mejor estilo de la clase política colombiana. Cabe preguntarse si el periodismo deportivo puede tomarse licencias que están prohibidas para otros sectores de la labor informativa. Algunos periodistas aseguran que sí sin pudor alguno. “Debemos diferenciar entre el periodismo y los contenidos deportivos. El entretenimiento no requiere rigor periodístico”, asegura el catedrático español José Luis Rojas. Por su parte, Miguel Ángel Méndez, subdirector de Radio Marca, se defiende con este autogolazo: “El periodismo de calidad requiere tiempo, dedicación, elaboración y recursos. ¿Qué redacción va sobrada de eso?”. Sin embargo, también hay quienes no justifican el juego sucio del periodismo sensacionalista y le ponen tarjeta amarilla a sus criticadas tácticas. “Lo que priman son la precariedad, la polarización, la necesidad autoimpuesta de forzar el humor y la búsqueda del escándalo artificial”, ha comentado Antoni Daimiel, de Canal Cuatro y Canal+, uno de los periodistas deportivos que no se dejan golear por el amarillismo reinante en las páginas deportivas. Lo cierto es que para los diarios sensacionalistas del fútbol las reglas de la Unesco y de Federación Internacional de Periodistas, que consideran faltas de tarjeta roja la calumnia y la especulación, son un árbitro blandengue que no les impide darse pata y codo entre ellos, meter goles informativos en fuera de lugar y moler con su juego sucio la ética periodística. Y si les ponen amarilla vociferan como los divos del balompié, ponen a su jauría de abogados a defender el derecho a la libre expresión y se quejan como víctimas ante las cámaras que ellos mismos manipulan mientras los hinchas vociferan a su favor. ¡Cracks!
Son contados los atletas que llenan las expectativas de una sociedad necesitada de ejemplos porque son pocos a los que les interesa serlo. Por: Juan Pablo Castiblanco @Kidcasti Salgamos de lo obvio rápido. Estuvo muy mal que Pablo Armero maltratara a su mujer en Miami el 31 de mayo del 2016 cuando, jincho, le arrancó el pelo. Mal, muy mal, para un país que ha comenzado a tomar conciencia de la violencia contra la mujer y la precariedad de la ley y la sociedad para castigarlo. A Armero lo tuvieron tres días preso, pagó 1500 dólares de fianza y tiene orden de restricción para acercarse a su ex-pareja. La justicia actuó, suave o blanda, pero se pronunció y trató al agresor de acuerdo a los parámetros. ¿Blanda o dura la pena? Eso ya es un análisis legal que se debe hacer, revisar el sistema jurídico y pedir sanciones más fuertes para estos casos. Y hasta ahí. Extender el debate a si está o no justificada la convocatoria de Armero a la Selección Colombia revela hasta qué punto hemos sobredimensionado y sobrevalorado a los ídolos de la cultura pop y el entretenimiento. Y pasa a cada rato. Que si James hace pistola, que si Wiz Khalifa se toma una foto sobre la tumba de Pablo Escobar, que si una reina de belleza se derramó en incoherencias en su Twitter hace años... observamos con lupa el comportamiento de personas que en ningún momento escogieron ser modelos de comportamiento o faros de la moral, pero que de un momento a otro se encontraron con tener que estar ahí, siendo ejemplo de una sociedad. Seamos redundantes: un jugador de fútbol nació, creció y se formó para jugar fútbol, un cantante para cantar, un actor para actuar. No son líderes sociales, no son ejemplo para nadie. Que sean buenas o malas personas no los hace mejores o peores en su profesión. Fresco está el caso de Casey Affleck, mejor actor en los recientes Premios Óscar por Manchester by the Sea, quien tiene sobre los hombros acusaciones de acoso sexual. O, mejor aún, está Michael Jackson y sus interminables acusaciones de pedofilia; acusaciones que muchos ignoraron y evadieron para no manchar el aura del Rey. Pambelé era un borracho, Maradona un periquero, Adriano "el emperador" Leite amigo de los pillos de las favelas de Río de Janeiro, Jairo "el Tigre" Castillo atropelló a un par de personas manejando borracho, Karim Benzema y Frank Ribery fueron acusados de abusar de una menor de edad. Del fútbol, y del deporte en general, esperamos mucho cuando nos ha dado tan poco. Son contados los atletas que llenan las expectativas de una sociedad necesitada de ejemplos porque son pocos a los que les interesa serlo. En un país como Colombia el deporte, y sobre todo el fútbol, es un escape a la pobreza. Las corruptas estructuras dirigenciales solo se preocupan por sacar el mayor provecho de los jugadores y poco o nada les interesa su formación integral como personas. Muchos llegan al profesionalismo apenas completando la educación básica y a otros tantos la fama inmediata, ganar millones de pesos -o de dólares- a sus 20 años, les frita la cabeza. Y es a esas personas a las que les exigimos incluso más que a nosotros mismos. Es de estas personas de las que esperamos el ejemplo que no dan líderes sociales que sí escogieron serlo como los que se sientan en los puestos de poder. Día a día roban plata del Estado, patrocinan bandas criminales, desvían plata pública para empresas privadas y nosotros, mientras tanto, nos preocupamos por lo que pase en un equipo de fútbol que "representa" un país. Por favor.
Ni Nairo ni Lucho. Ni James ni El Pibe. Ambos. Es insano debatir si James superó los tres mundiales consecutivos de Carlos Valderrama al convertirse en el goleador de una Copa Mundo. El samario, en sus comienzos, quería jugar sin canilleras y con la camiseta por fuera mientras el sueño del zurdo dorado es ser el divo de divos en el Real Madrid. Por Héctor Cañón Hurtado @CanonHurtado // Foto: EFE ¿Quién es mejor entre Nairo Quintana o Lucho Herrera, Maradona o Messi, James Rodríguez o el Pibe Valderrama, Franz Beckenbauer o Johann Cruyff, Marlos Moreno o el Tino Asprilla? Esta pregunta es de esas que se deben responder con otra pregunta. ¿Quién carajos va a saber, a ciencia cierta, que un ídolo deportivo de una época es superior a otro de otra totalmente diferente?. ¡Nadie! Obviamente. Comparar es un vicio humano, que alcanza niveles patológicos cuando se trata de dirimir contiendas entre atletas que abrazaron la gloria en contextos, momentos y lugares tan diferentes como las dinámicas deportivas de sus respectivas épocas. ¡Paremos ya! Si es necesario recurrir al exitoso modelo de cura de adicciones llamado los 12 pasos, no tengamos vergüenza de hacerlo. “Comparadores anónimos” puede ser la salida al vicio de las polémicas bizantinas que solo sirven para llenar las redes de insultos, fortalecer estúpidos conflictos fascistas, engordar los bolsillos del amarillismo y dejar la eterna contienda entre los héroes sin resolver y dispuesta a un nuevo capítulo de verborrea en cualquier momento. A un lado de la irracionalidad cruda están los que vociferan que “todo tiempo pasado fue mejor”. Uno los puede ver, mientras Nairo amenaza la hegemonía del británico Froome en las cumbres históricas, contaminando el aire puro con el tufo de la nostalgia. “En los tiempos de Lucho Herrera sí era bravo, esas sí eran hazañas”, dicen sin pudor alguno y uno no sabe si reír o llorar. Al final termina en un raro mix de lágrimas y carcajadas y le pierde la pista al fenómeno de Cómbita, mientras lo invaden las imágenes de Lucho ensangrentado cumbre abajo en su épico 1987. ¡Qué malestar! Los nostálgicos, que incomprensiblemente no siempre son cuchos melancólicos, también podrían jurar que Pelé era mejor que Maradona y Messi juntos o que Roberto José Guerrero era superior a Juan Pablo Montoya, pero no tuvo el apoyo necesario. El que cae en las garras de su discurso corre el riesgo de terminar comparando a la novia de la primaria con la segunda exesposa o las minitecas de los ochenta con los Love Parade recientes. Comparar, amigos, es comprar y vender. Las nuevas tecnologías y la victoria contemporánea del capitalismo sobre otras visiones socioeconómicas de la realidad hacen que las comparaciones entre deportistas de un mismo contexto sean escasas para cubrir la demanda de un publico adicto a los conflictos de estilo telenovelesco. Todos quieren saber quién es mejor en todo y están dispuestos a despilfarrar su tiempo y su plata en ello. Ni Nairo ni Lucho. Ni James ni El Pibe. Ambos. Con el debate de quién será el deportista del año 2016 en Colombia, ya tenemos entretenimiento para las redes y material suficiente para armar polémicas. Es absurdo debatir si los logros del Jardinerito, alcanzados con los colores de una escuadra nacional y en los días en los que el saldo negativo que le quedaba a nuestros ciclistas tras las pruebas contra el reloj eran devastadores, son más o menos que los de Nairoman, quien es el mandamás en uno de los dos mejores conjuntos del planeta. Es insano debatir si James superó los tres mundiales consecutivos de Carlos Valderrama al convertirse en el goleador de una Copa Mundo. El samario, en sus comienzos, quería jugar sin canilleras y con la camiseta por fuera mientras el sueño del zurdo dorado es ser el divo de divos en el Real Madrid. Sin duda, son dos formas de ver la vida, el deporte y el trabajo diferentes (por no decir opuestas). Así mismo, las circunstancias de cada época incidieron en el palmarés exhibido tras las batallas e incluso la convulsionada realidad del país tiene relación directa con el tamaño de las hazañas deportivas que tantos amamos los colombianos. En vez de estar comparando lo que no tiene comparación, sintamos el fresquito que da tener en la memoria héroes deportivos en todas las épocas.
¿Quién tiene la culpa del mal presente de nuestros cracks en Europa? ¿La xenofobia? ¿El odio hacia los colombianos? ¿Los malos técnicos? ¿La prensa? ¿El frío? ¿La comida? ¿Van Gaal? ¿Petro? Con un poquito de sentido común, entenderíamos que la culpa es de ellos mismos. Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste // Foto: EFE.Un arraigado complejo de nación ataca a muchos colombianos. Lo llamaré patrioterismo y es especialmente notorio fuera del país. Por eso cuando uno sale de viaje ve a tantos con sombrero vueltiao’ y/o forrados en la camiseta de la selección. Bulliciosos, procaces. Como buscando a gritos que los vean, que validen su existencia. Porque no vienen de “Columbia”, sino de Colombia: tierra de gente pujante, verraca, echada pa’lante y todo ese tipo de discursos gastados que, ojo, representan un problema que no distingue poder adquisitivo. Embriagados de reconocimiento, están muy interesados en ratificar esta idiosincrasia, presumiendo méritos tan abstractos como tener el segundo mejor himno nacional del mundo o engendrar mujeres bien buenas. Para el colombiano patriotero, y chauvinista, cuando alguien relaciona al país con argumentos innegables como la violencia o el narcotráfico, se convierte directamente en enemigo del país. Y, claro, pocos lugares tan comunes para el patriotero como la selección Colombia.Que “era gol de Yepes”. Que el árbitro nos metió la mano en el Mundial. Que Van Gaal le tenía bronca a Falcao. Que Mourinho dejó morir a Cuadrado porque lo llevó a Chelsea y rápidamente lo dejó ir. Que Benítez odia a los colombianos porque se le ocurrió sentar a James, y en 2015, en Napoli, le daba pocos minutos a Duván Zapata. O que no se adaptan a la comida, al clima, al idioma, a manejar con el timón al lado derecho. Lo que hay que oír. Cualquier pretexto pegado con babas pretende justificar el irregular nivel de los nuestros o su falta de adaptación a culturas diferentes. En esta pleitesía insoportable rendida a favor de nuestras figuras, cómo pasarlo por alto, el periodismo es altamente cómplice. Es que claro, bajar a los ídolos del afiche es contraproducente. Como en el caso de Teófilo, que a principios de 2016 alargó sus vacaciones navideñas y regresó tarde al Sporting Lisboa. ¿Qué vamos a decir? ¿Lo vamos a defender? ¿Vamos a abrir el paraguas y a perdonarle su falta de profesionalismo porque es un crack y es muy apegado a su familia? Cuestionar su actitud es apenas lógico y necesario por muy impopular que parezca el hecho de criticar a una figura, y con el riesgo de que el señalamiento sea visto como un ataque regionalista.Al patriotero (ligero, de poca memoria, descriteriado, de extremos triunfalistas o derrotistas, armado con una vuvuzela y que suele creer que el fútbol comenzó con Messi y Cristiano) habría que explicarle que si nuestras figuras pasan por mal momento, es porque estar a la altura física y mental del fútbol de primer nivel cuesta mucho. Y aunque llegar a equipos de élite tiene todo el mérito del mundo, el verdadero reto a largo plazo es mantenerse. No es fácil, obviamente. Son jóvenes famosos y multimillonarios y con vidas así es fácil distraer el compromiso que conlleva ser un atleta de primer nivel. Pero tampoco es imposible. Un pionero del profesionalismo y la constancia fue Iván Ramiro Córdoba, que estuvo más de 12 años como estelar del Inter de Milán. Incluso un par de referentes italianos como Materazzi o Cannavaro llegaron a ser suplentes de él. Lo dicho. Llegar es difícil, pero la clave es mantenerse.En este 2016, salvo unas excepciones como la de Carlos Bacca (que está anotando golazos en el Milan, incluido un hat trick a comienzosde temporada) nuestras figuras la están pasando mal, pero no por responsabilidad de sus técnicos, del racismo, del proceso de paz, del Estado Islámico o de una conspiración internacional. La responsabilidad es de ellos mismos, incluso en los casos de lesión, ya que quienes pasan por una, deben recuperarse con rigor, retomar el nivel y buscar la plenitud futbolística para el beneficio de sus carreras y, claro, de la selección Colombia. Miremos con autocrítica el presente de nuestros principales ídolos. Comencemos con James, que inició la era Zidane como suplente de Isco. Con sus recientes recochas disciplinarias jugándole en contra, el "10" necesita potenciar la clase que tiene para convencer a Zizou. Peor está Ospina. El arquero titular de la selección ya lleva más de un año siendo suplente en Arsenal gracias a Petr Cech, que tapa hasta en los partidos más insulsos. Jackson, en tanto, quedó borrado del mapa por irse al fútbol chino y para colmo de males, no ha jugado por diferentes lesiones. De Teófilo se espera un regreso futbolistico en Rosario, luego de ser el único sobreviviente de Los Juegos Olímpicos, y finalmente, Cuadrado no encontró lugar en Chelsea y Juventus lo trata de recuperar auqnue no le alcanzó la plata para comprarlo por completo. Luego, caso por caso, el momento de los demás miembros de la selección también es oficialmente complicado o está en puntos suspensivos. Carlos Sánchez marcó gol con Fiorentina, pero salió lesionado; Guarín cambió el prestigio por dinero en el fútbol chino; Zapata suma bajas calificaciones en un Milan donde sólo se salva Bacca; Adrián Ramos tiene un puesto fijo en Borussia Dortmund: suplente; Abel Aguilar fue borrado hasta de la banca de Toulouse y llegó a Cali junto con Camilo Vargas pero su rendimiento no dio para ser convocados; Ibarbo no pudo en Inglaterra y antes de volver a Roma buscó motivación en Atlético Nacional para intentarlo de nuevo en el viejo continente; Muriel ha iniciado bien el nuevo periodo en la Sampdoria; Juan Fernando Quintero no tiene ni número de camiseta en Porto; y cómo saltarnos a Falcao, que vive lesionado y cuando estaba recuperando su nivel, tuvo que ser relegado de Mónaco en el momento clave clasificación a Champions, tras una fatiga muscular. La actualidad de los jugadores de la selección hace que el camino hacia Rusia 2018 esté embolatado, más cuando el comienzo de la eliminatoria no fue el mejor (Colombia es quinta con 10 puntos) y sin olvidar la falta de un “Plan B” por parte de Pékerman para casos de emergencia. Y aun cuando todo puede mejorar de acá a final de año (donde ya estaremos en la fecha 12), reconocerlo no nos debe convertir en enemigos de la selección, ni del país. Hago un llamado entonces a la cordura, no a la locura. A quienes están poseídos por ese insoportable sentimiento patriotero les vendría bien un poco de mesura. Ojalá, por ejemplo, no le saquen los ojos a Zidane por redes sociales si sigue sentando a James. Aunque conociendo el comportamiento de estas turbas iracundas, ya deben estar haciéndolo. No demoran en declararlo objetivo de guerra y crucificarlo peor que al presentador de Miss Universo.
Los jugadores de fútbol dicen que merecen más respeto en sus porcentajes de rendimiento en el videojuego.Buffón pidiendo respeto por su veteranía, James diciendo que con un porcentaje de 88 o 89 se sentiría satisfecho y Rashford aceptando su ineptitud al defender, son algunas de las autoevaluaciones que hicieron los futbolistas de sus versiones en el videojuego Fifa 17.A grandes rasgos como era de esperarse todos creen que merecen mayor porcentaje en sus habilidades, pero se sorprenderán cuando sus compañeros los evalúan.Fifa 17 estará disponible el 29 de septiembre para Xbox 360, PlayStation 3, Xbox One, PlayStation 4 y PC.
A los ídolos en Colombia, palabras más palabras menos, se la tenemos adentro. De un tiempo para acá se volvió costumbre crucificarlos apenas se destacan. Que James no se sacrifica. Que Falcao es un lisiado. Que Nairo es conformista. Hay una tremenda fijación por bajar la caña. Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste // En tiempos de ser foodie, runner, pet friendly, entrepeneur y barrabrava ocasional de la Euro, el Leicester City, el ciclismo y todo lo que esté pasando, poco lugar hay para la autenticidad. Si nos gusta todo al mismo tiempo, en realidad no nos gusta nada. Vivimos en una carrera de aficiones de mentiritas. Posando, yendo a Google para fingir gustos e indignándonos con todo sin entender nada. Por eso le reclamamos a Nairo Quintana por no atacar a Chris Froome en el Tour de Francia. Porque claro, desde el desconocimiento y la comodidad del cubículo todo parece muy fácil. Tenemos a uno de los mejores ciclistas del mundo, pero claramente no lo merecemos. “Usted, cuyo máximo logro ha sido beber todos los fines de semana a lo largo y ancho de su juventud, por favor no critique la labor de Nairo”. El descargo del periodista Mauricio Silva Guzmán es buenísimo. Va contra todos los energúmenos coyunturales que le cobran a Quintana por no ponerse líder, por perder segundos en la clasificación general y por no dejar botados a todos sus rivales, como sin entender que se trata de la carrera ciclística más jodida del planeta y que hay momentos y estrategias planeadas para atacar. A sus 26 años, el gran Nairo Alexánder ya ganó un Giro de Italia, tiene dos subcampeonatos en el Tour de Francia, terminó tercero en la clasificación mundial de la UCI el año pasado, ganó 26 carreras del World Tour y en 2016 ya fue campeón del Tour de Cataluña, el Tour de Romandía y la Ruta del Sur. Nairo suele quedar un paso detrás de Froome, que básicamente parece un robot, un muñeco que desarman y meten en una caja luego de cada etapa, pero eso no le quita la chapa de superestrella mundial. Permanecer en el top-3 del ciclismo mundial es una proeza extraordinaria. Pero no. Al analista ciclístico de Twitter nada le sirve. De nuevo, ser ídolo en Colombia termina convirtiéndose en un castigo. A los ídolos en Colombia, palabras más palabras menos, se la tenemos adentro. De un tiempo para acá se volvió costumbre crucificarlos apenas se destacan. Que James no se sacrifica. Que Falcao es un lisiado. Que Nairo es conformista. Hay una tremenda fijación por bajar la caña. Por desmeritar lo que hacen nuestras figuras deportivas. No se puede ver a alguien destacándose porque, de una, comenzamos a exigirles vainas absurdas y, rapidito, a prender las antorchas para chamuscarlos. Soberbios, desmemoriados. Frustrados. Colombianos. A la bajada de caña permanente a nuestros referentes, sumémosle nuestra insoportable y repetitiva subida al bus de la victoria, o en este caso, a la bicicleta. Hoy vuelve a ser Nairo Quintana, pero hace unas semanas era la selección de Islandia, el Leicester City, o lo que sea. Y así como la afición llega, la afición se va. En realidad, la fiebre efímera por el ciclismo es apenas una anécdota. Hoy manoseamos a Nairo, pero anteriormente lo hicimos con Camilo Villegas en el golf, con Juan Pablo Montoya en el automovilismo y con Mariana Pajón en el BMX. Y, ni más faltaba, el furor ocasional también pasa por otros ámbitos. Recordemos, hace unos meses, cómo entramos en locura con Ciro Guerra y su posibilidad de ganar un Oscar. A menos de que sean las ramplonerías de siempre, al cine colombiano no lo apoyamos y las películas se van de los cines antes de llegar. El oportunismo es sin duda otro rasgo de la colombianidad y nos devora todos los días. Para los desmemoriados, ¿por qué en Colombia es importante el ciclismo? O mejor aún, ¿por qué debería ser mucho más que un fenómeno de ocasión? Antes del Mundial de 1990, el ciclismo era el deporte nacional. Apareció inicialmente como un recurso cotidiano para comunicarnos entre regiones distantes. Se sabe que la geografía montañosa colombiana siempre ha hecho más largos los caminos y ha complicado la unión y comunicación entre pueblos. De esta lejanía probablemente viene nuestra desconexión cultural y nuestros regionalismos. Sin embargo, con la aparición de la Vuelta a Colombia a comienzos de los años 50, el ciclismo contribuyó tremendamente a comunicar nuestras regiones y construir relatos de país. Más o menos así se puede explicar su importancia para Colombia y gracias a la existencia de grandes ciclistas actuales como Nairo, Urán, Járlinson Pantano, Anacona, Sergio Luis Henao o Esteban Chaves, el ciclismo vuelve a ser importante. Ahora bien, si en Colombia estamos lejos de construir una verdadera cultura de fútbol, ni se diga sobre pensar en una verdadera cultura en torno al ciclismo. No excuso a los energúmenos coyunturales del ciclismo, pero la prensa, cuando no, tiene mucho que ver con su existencia. Es que, claro, los grandes medios asoman la cabeza frente al ciclismo siempre y cuando haya un ídolo que encienda televisores, venda periódicos o genere “usuarios únicos”. Sin embargo, en cuanto a los reclamos hacia Nairo por no darle sopa y seco a Froome, Mollema, Yates, Cavendish y los demás, mucho tiene que ver la falta de sentido común. Eso de pedirle todo el tiempo a Nairo que “¡Ataque! ¡Ataque!” parece como cuando se le exige a un futbolista que le pegue al arco desde la mitad de la cancha. Es cierto que vivimos en una democracia con libertad de expresión, pero, hermanos, si no sabemos de lo que hablamos, mi invitación -desde el respeto y la cordialidad- es para que cerremos el pico que nos vemos muy mal escupiendo juicios de valor sobre lo que no entendemos. Por tanto descriterio y por todo lo demás, no te merecemos, Nairo.
¿Habrá algo que no sepamos? ¿Estará formándose una secta global de hombres tinturados? ¿Por qué tanto bullying en redes sociales al jugador colombiano? ¿Acaso ya no existe el libre desarrollo de la personalidad? ¿Por qué al Pibe no se la montaron en su momento?
Marc Anthony Anunció nuevos destinos en su Historia Tour, entre ellos Colombia. La cita será en Bogotá, el próximo jueves 1 de agosto de 2024 en el Coliseo MedPlus. Los precios oscilan entre 180.000 (localidad zona 5) y 10.000.000 para el palco diamante. Las entradas estarán disponibles a través de la página web Taquillalive. Vivir Mi Vida, Valió la Pena, Y Hubo Alguien, Tu Amor Me Hace Bien y Qué Precio Tiene el Cielo son algunos de los más conocidos éxitos del cantante de ascendencia puertorriqueña. Biografía de Marc Anthony Nacido como Marco Antonio Muñíz de padres puertorriqueños en la ciudad de Nueva York, es uno de los artistas de salsa más exitosos de la historia. Entra en su cuarta década como artista de grabación con docenas de certificaciones de oro y platino de la Asociación de la Industria de la Grabación de América (RIAA), 105 éxitos número uno en Billboard, más de 8 mil millones de vistas en YouTube y un total de 15,218 mil millones de reproducciones en todas las plataformas.Es uno de los artistas de giras más prolíficos de la industria musical, con numerosas entradas en las listas de las Giras de Conciertos con Mayores Ingresos Globales de Pollstar.Otra Nota (1993) fue su primer álbum de salsa. Pa'llá Voy (2022), su decimotercer álbum (el undécimo en español), fue lanzado bajo su propio sello Magnus / Sony Latin Music. Recibió cuatro nominaciones al Grammy y ganó el Grammy al Mejor Álbum de Salsa.En su gira, se presentó ante audiencias agotadas en todo Estados Unidos, Europa y América Latina.Marc Anthony también ha participado en películas como In the Heights (2021), El Cantante (2006), Hombre en Llamas (2004), En el Tiempo de las Mariposas (2001), Rescate en el Infierno (1999) y un papel principal en el musical de Paul Simon, The Capeman (1998) en Broadway.
El tiempo es valioso y hay mucho por ver. El 2023 fue uno de los años más movidos en cuanto a producciones. Tanto por los rodajes apresados a causa de la pandemia como por el auge de las plataformas streaming. Así que acá les recomendamos qué series para ver en Netflix vale la pena haberse visto, con las actualizaciones del catálogo de la plataforma este 2024. Indudablemente, Netflix sigue siendo -a pesar de las pérdidas de audiencia de años pasados- una de las plataformas favoritas del público para ver y maratonear series. Con esta selección van a la fija. LAS MEJORES SERIES PARA VER EN NETFLIX EN 2024BeefCon un argumento simple y pocos personajes, Beef retrata dos mundos paralelos que se encuentran a partir de un sentimiento universal y pecado capital: la ira. Amy, una diseñadora que lo tiene todo, y Danny, un contratista en quiebra, viven sus vidas en un bucle con la esperanza de que algo los saque de la miseria.Fecha de estreno: abril 2023Si quieren saber más lean esto: 'Beef': ¿Por qué la serie de Netflix y A24 es la nueva favorita de la crítica?El amor después del amorCuenta la historia de la vida y carrera de Fito Páez desde Rosario hasta Buenos Aires y el mundo entero. Aunque es un biopic, la serie también se ve como un documental que introduce las referencias musicales que armaron el mapa del rock argentino de finales del siglo XX: Charly García, La Trova Rosarina, Almendra, Espinetta, y el mismo Páez.Fecha de estreno: marzo 2023División PalermoEn Buenos Aires la Policía tiene una pésima imagen, así que a alguien se le ocurre formar una guardia urbana inclusiva y diversa. Es como un bloque de la corrección política, liderado por alguien sin un brazo y que incluye a migrantes, adultos mayores, personas con sobrepeso o discapacitados. A pesar de que su misión en la estación es tan poco decorosa como ser un adorno mediático, y de que en principio son obligados a completar actividades intrascendentes, pronto se encuentran con el peor de los estereotipos, el origen de la mala imagen de la policía: la corrupción y la inoperancia.Fecha de estreno: febrero 2023La primera vezLa serie está ambientada en la Bogotá de los setenta y se enfoca en mostrar cómo cambia la vida de un grupo de amigos de un colegio católico cuando empiezan a estudiar con una adolescente que se reconoce como feminista, término que era desconocido para todos en ese momento (incluso para las mujeres). La llegada de ella los hace abrir sus mentes, enfrentar miedos y reconocer nuevas formas de interactuar antes de llegar a la adultez.Fechas de estreno: febrero 2023La caída de la casa de UsherLa serie, basada en el cuento homónimo y otros cuentos de Edgar Allan Poe, presenta un thriller psicológico lleno de gore dirigido por Mike Flanagan. Aunque la versión original fue escrita en el siglo XIX, la adaptación de Netflix cuenta la historia, narrada siempre en dos tiempos, de una familia dueña de una empresa farmacéutica y cómo la avaricia y la corrupción los envuelve en muertes misteriosas.Fecha de estreno: octubre 2023PainkillerProtagonizada por Matthew Broderick y Uzo Aduba, esta serie se centra en la historia real de Purdue Pharma, una empresa propiedad de Richard Sackler y su familia, en gran parte responsables por la crisis de opioides que afecta actualmente a Estados Unidos.Fecha de estreno: agosto 2023Lean acá: ¿Qué hay de realidad en la nueva serie de Netflix sobre la crisis de los opioides?Sex education (temporada 4)La serie de sexo, amor y relaciones, Sex Education, llegó a su fin con la cuarta y última temporada. A través de sus relaciones, vemos cómo les personajes han evolucionado desde la primera temporada hasta este cierre. Fecha de estreno: septiembre 2023Para saber más: Sex Education: ¿Por qué Eric es el favorito de muchos en la serie de Netflix?Bridgerton (temporada 3)El drama de época que sigue las vidas amorosas de los hermanos Bridgerton vuelve para otra temporada de romance y escándalo de la alta sociedad. La tercera temporada de la llegará a la plataforma en dos partes. Fecha de estreno: mayo y junio 2024Stranger Things (temporada 5)Fecha de estreno: finales de 2024La serie de terror y ciencia ficción entra en su temporada final, con Eleven y el grupo enfrentándose a una nueva amenaza del Upside Down.You (temporada 5)Penn Badgley regresa como el encantador pero aterrador acosador Joe Goldberg, quien se obsesiona con una nueva mujer en una nueva ciudad.Fecha de estreno: finales de 2024Arcane: League of Legends (temporada 2)La aclamada serie animada basada en el popular videojuego regresa para una segunda temporada.Fecha de estreno: noviembre 2024Avatar: La Leyenda de Aang (temporada 1)Una adaptación live-action de la icónica serie animada de Nickelodeon sobre Aang.Fecha de estreno: febrero 2024El problema de los tres cuerpos (temporada 1)Una serie de ciencia ficción basada en la trilogía del mismo nombre de Cixin Liu sobre viajes en el tiempo y dramas científicos.Fecha de estreno: marzo 2024Siempre el mismo día Un drama romántico sobre dos desconocidos que se encuentran el mismo día todos los años, basado en la película de 2011 protagonizada por Anne Hathaway y Jim Sturguess.Fecha de estreno: febrero 2024Lean acá: One Day: ¿cuál es la diferencia entre la serie de Netflix, la película de Anne Hathaway y el libro?Clásicos de Netflix para verBlack Mirror (que tendrá nueva temporada en 2025)Serie de ciencia ficción antológica con oscuros giros sobre el impacto de la tecnología en la sociedad. Cada episodio es una historia independiente ambientada en un futuro cercano distópico.Lean acá la séptima temporada de Black Mirror tendrá la secuela de uno de los capítulos más aclamados.CommunityUn grupo disfuncional de estudiantes de diversos orígenes forman un grupo de estudio en un colegio comunitario. Espera risas, referencias a la cultura pop y luchas identificables de adultos jóvenes.Lean acá Community: una comedia para obsesivos de la cultura popAtlantaEarn, un desertor de Princeton, maneja la carrera de su primo rapero en la escena del hip-hop de Atlanta. Esta tragicomedia aborda la raza, la pobreza y la industria musical con ingenio y un toque de surrealismo.Lean acá Atlanta: la lectura racial más precisa del momento que todos debemos verBojack HorsemanUn actor de caballos en decadencia de Hollywood lucha contra la depresión y la autodestrucción en un mundo donde humanos y animales antropomorfos coexisten. Humorísticamente oscura con una sorprendente profundidad emocional.Lean acá: BoJack Horseman: la prueba de las miserias detrás de la fama y el éxitoBreaking BadUn profesor de química de secundaria diagnosticado con cáncer terminal usa sus conocimientos para cocinar y vender metanfetamina para asegurar el futuro de su familia. Un drama emocionante y moralmente complejo.Gilmore Girls Una madre soltera locuaz dirige un acogedor restaurante en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Esta comedia dramática conmovedora sigue su vida, carrera y relaciones con su hija adolescente y la gente peculiar del pueblo.La casa de papelUn grupo de ladrones profesionales intenta un audaz atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España.Orange is The New BlackUna mujer privilegiada es enviada a prisión por un crimen pasado, ofreciendo una mirada cómica y dramática a la vida tras las rejas y los problemas sociales que enfrentan las mujeres encarceladaRick & MortyUn científico loco cínico lleva a su ansioso nieto adolescente a locas aventuras a través del universo. Llena de conceptos de ciencia ficción, humor negro y caos interdimensional.Sex and the CityCuatro mujeres elegantes navegan por el amor, la vida y las carreras en la ciudad de Nueva York. Esta icónica serie explora las amistades femeninas y los desafíos de las citas y las relaciones en el mundo moderno.The OfficeUna comedia de estilo documental que sigue las actividades cotidianas de los empleados de oficina en una sucursal regional de Scranton, Pensilvania, de la empresa ficticia Dunder Mifflin Paper Company.Lean acá The Office explica la teoría de los ‘Trabajos de mierda’El juego del calamarUn thriller distópico surcoreano donde personas en dificultades financieras compiten en juegos infantiles mortales por una gran suma de dinero.The WitcherUna serie de fantasía épica basada en las novelas y videojuegos del mismo nombre. Sigue las aventuras de Geralt de Rivia, un cazador de monstruos solitario que viaja por un mundo medieval plagado de criaturas peligrosas. The Umbrella AcademyUna serie de superhéroes disfuncional que sigue a una familia adoptiva de hermanos con habilidades extraordinarias. Deben unir fuerzas para resolver un misterio que involucra el apocalipsis y el viaje en el tiempo.The CrownUn drama histórico que narra el reinado de la reina Isabel II de Inglaterra y los eventos políticos y sociales que lo rodean.Gambito de damaUn drama biográfico basado en la novela homónima de Walter Tevis. Sigue la historia de Beth Harmon, una joven huérfana que se convierte en una prodigiosa jugadora de ajedrez.
Resulta inevitable descartar a primera vista el remake de la película Road House, producida por Amazon Prime, dirigida por Doug Liman (The Bourne Identity, The Edge of Tomorrow) y protagonizada por Jake Gyllenhaal y Conor McGregor.Esto, principalmente, porque la versión de los 80, interpretada por el valiente y sudoroso Patrick Swayze y dirigida por Rowdy Herrington, tiene tanto de convencional como de horrenda.Fue un lanzamiento que en su época fue demasiado importante, pero que fue hecha de manera incompetente, tan grotescamente estúpida y tan ideológicamente atroz que es una sorpresa que actualmente sea una película de culto.La versión de 1989 se trata de un “bouncer”, James Dalton (Patrick Swayze), que ha sido contratado para limpiar el honky-tonk (bar del sur de Estados Unidos) más malo y peligroso en Jasper, Missouri. Una ciudad que, entre otras cosas, se encuentra sitiada por la corrupción.Armado con su cinturón negro de kárate y un título en filosofía, el espíritu budista de Dalton se propone a brindarle tranquilidad al dueño del bar y a sus visitantes.¿Era necesario un remake de Road House?Los remakes tienden a provocar un fino desequilibrio entre lo bueno y lo malo que define a tantas películas de ese período hacia el lado malo de la balanza.Es decir, el plan muchas veces es ver la película, odiarla, criticarla y asegurar que la primera versión es mucho mejor.Se trata de un proceso que actualmente genera un flujo interminable de nuevas versiones que tienden a imitar estilos; o mejor dicho, a explotar como otras tantas bengalas de magnesio en el cielo nocturno sin producir nada nuevo, sino simplemente iluminar de manera pasajera el paisaje del entretenimiento.¿Qué hace interesante la nueva versión de Road House?La nueva Road House tiene lugar ya no en Missouri, sino en los Cayos de Florida, en un bar que es aterrorizado por las constantes peleas entre sus visitantes, hasta el punto de despertar la preocupación de su dueña, Frankie (Jessica Williams), quien contrata a Elwood Dalton (Jake Gyllenhaal), un ex campeón del Ultimate Fighting Championship (UFC) cuya carrera terminó cuando mató a un oponente, para tratar de restablecer la calma del lugar.Uno de los puntos de contraste con la vieja Road House es que rompe con la vieja trama del género de acción que narra la vida de un misterioso y taciturno hombre “rudo” que viene a limpiar el pueblo, pues en la nueva versión, aún con ciertos prestamos, el héroe es reemplazado por un carismático, sonriente, tonto y relajado Dalton que sin quererlo viene al rescate de una ciudad acosada por el mal. No obstante, el punto de quiebre consiste en que a pesar de que el bar está sitiado por riñas frecuentes, la verdadera fuente de los problemas de Frankie consiste en que el bar se encuentra ubicado en el mismo lugar donde el malévolo y petulante Brandt (Bily Magnussen) quiere construir un hotel de lujo.En la escena de la primera pelea de Elwood Dalton en la nueva Road House, este se dirige a los trabajadores del bar con una sonrisa de Muppet y les dice:“Lindo lugar tienen acá, tranquilo”, para luego, no solo presenciar una de las tantas riñas al mejor estilo de smackdown que hacen del lugar un sitio “peligroso”, sino terminar combatiendo a cinco de los empleados de Brandt.Lo que descubre Dalton, entonces, es que ese paraíso no es todo lo que parece.Lo siniestro y ominoso se revela y todo lo que estaba destinado a permanecer en secreto y oculto sale a la luz: un proceso de gentrificación desencadenado por una economía basada en la acumulación por desposesión y la creación de riqueza mediante el uso de la violencia.Es evidente que las artes cinematográficas (como la literatura, la música, las artes, plásticas, la moda, etc.) del mundo contemporáneo atraviesan por un momento en el que lo que se ofrece es la copia o imitación de un producto original.Vean aquí el tráiler de Road House (El duro) en español latinoEsto, dicen muchos filósofos, es uno de los rasgos más importantes del posmodernismo: el pastiche, como lo llaman, no es más que la imitación o el remedo de otros estilos únicos que son filtrados para hacerlos parecer como algo realmente nuevo u original.Sin embargo, la nueva Road House no se trata de una simple imitación o la copia barata de un guión que mira en retrospectiva el pasado, sino que ofrece un tipo de parodia que se burla del original —sin perder cierta simpatía por este— y pone en ridículo la naturaleza privada de esos manierismos estilísticos.Esta nueva versión no está saturada de ese vago y persistente sentimiento del pasado, sino que se refiere a un momento histórico específico y particular: la era de la gentrificación.No es una obra maestra, pero para muchos puede ser el tipo de película de acción con el cual pasar una tarde de domingo y, que además, expone la expulsión acabada de poblaciones vulnerables de bajos ingresos, el desplazamiento y las “limpiezas” violentas que hacen parte tanto de la historia del cine de acción como del capitalismo.Lo que nos muestra esta nueva entrega de Road House es que el enemigo más siniestro es aquel que no vemos: esas falsas promesas de progreso para todos.***Esto les va a interesar: ¿Por qué Hollywood insiste en hacer remakes de películas extranjeras?
La agrupación argentina regresa al país para regalarnos una noche llena de cumbias y bailoteo. Por éxito en ventas Damas Gratis decidió mover su concierto el próximo 10 de mayo al Chamorro City Hall de Bogotá. Será una noche épica de cumbia y pueblo.Las entradas originales para la fecha en el Royal Center seguirán siendo válidas para el concierto que se celebrará en Chamorro City Hall.Damas Gratis se presentó el sábado 23 de septiembre en el Festival Cordillera 2023, que se llevó a cabo en el Parque Simón Bolívar. Los fanáticos de Damas Gratis no se inmutaron por la lluvia y bailaron y cantaron al ritmo de sus éxitos más populares, como 'Me Vas a Extrañar', 'El Humo', 'No te Vayas' y 'Pijamas'. Pablito Lescano, con su carisma habitual, interactuó con el público y lo hizo parte del show.Uno de los momentos más emotivos del show fue cuando Damas Gratis interpretó la canción "Me Vas a Extrañar". Aunque llovía bastante fuerte, el público no dejó de cantar a todo pulmón.A pesar de la lluvia, el grupo demostró una vez más por qué es una de las bandas más populares de Argentina y Latinoamérica, y dejó al público con ganas de más.La historia detrás de Damas GratisDamas Gratis, también conocida como "La banda de Pablito Lescano", es un grupo musical argentino de cumbia villera fundado en el año 2000 en San Fernando, Buenos Aires, por el tecladista, compositor y cantante Pablo Lescano.Inicios y trayectoria:2000: Nace Damas Gratis como proyecto musical de Pablo Lescano, quien se encontraba en recuperación de un accidente de moto.2002: Publican su primer álbum "Operación Damas Gratis", el cual goza de gran éxito popular, especialmente en el conurbano bonaerense.2004: La banda se consolida como un referente de la cumbia villera con el lanzamiento del disco "100% Negro Cumbiero".2008: Tras un impasse por problemas de salud de Lescano, la banda regresa con el álbum "La Gota que Rebasó el Vaso", consolidando su éxito masivo.2012: Reciben el premio Gardel al mejor álbum tropical por "Esquivando el éxito".2019: Celebran su 19º aniversario con un show multitudinario en el Estadio José Amalfitani, Vélez Sarsfield.Damas Gratis se caracteriza por su sonido único que fusiona cumbia, cumbia villera, reggaetón y otros ritmos urbanos. Sus letras, escritas por Lescano, narran historias cotidianas de la vida en los barrios populares, con un lenguaje coloquial y directo.Miembros actuales:Pablo Lescano (voz, teclados)Ulises "Uli" Pioli (bajo)Néstor "Parpa" Páez (guitarra)Gastón "El Chama" Lescano (percusión)Facundo "Chuky" Mansilla (batería)Gustavo "El Nene" Vera (trompeta)Martín "El Loco" Lescano (saxofón)
Se estrenó en Netflix Un Día Lluvioso en Nueva York. Dirigida por Woody Allen, en el elenco también están Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez y Jude Law. La película se estrenó originalmente en 2019 y fracasó en taquilla (con un presupuesto de 25 millones de dólares, recaudó 23.8 millones). Un día lluvioso en Nueva York es una comedia romántica con personajes reconocibles en la filmografía de Allen. El protagonista es un estudiante universitario neurótico, inseguro y con problemas para adaptarse a la sociedad y a su familia.Aunque muchos críticos no fueron benévolos con ella, hay una razón mayor por al que la película no tuvo el éxito esperado. ¿Por qué Un día lluvioso en Nueva York fue polémica?Un día lluvioso en Nueva York fue archivada por su distribuidor estadounidense original, Amazon Studios, a raíz de la renovada atención a las acusaciones de que Allen había abusado sexualmente de su hija adoptiva Dylan Farrow cuando era niña. La recaudación de la película fue en otros países distintos a Estados Unidos, pero allí no se estrenó. En febrero de 2019, Allen presentó una demanda por 68 millones de dólares iargumentando que Amazon no había cumplido con sus obligaciones contractuales para estrenar la película según lo pautado. La acción legal buscaba pagos mínimos de garantía para las cuatro películas, más daños y honorarios legales.En mayo de 2019, Amazon devolvió a Allen los derechos de distribución en Estados Unidos. En noviembre de 2019, Allen resolvió su demanda por incumplimiento de contrato contra Amazon y ambas partes presentaron voluntariamente una notificación conjunta desestimando el caso.Eventualmente, la película llegó al catálogo de Prime Vidoe en Estados Unidos. ¿Qué fue lo que hizo Woody Allen?Dylan Farrow, la hija adoptiva de Allen y su expareja Mia Farrow, acusó al directot de abusar sexualmente de ella en 1992, cuando tenía siete años.Allen siempre ha negado la acusación, que fue investigada en su momento pero no dio lugar a cargos penales. El director afirma que Mia Farrow instruyó a su hija para que dijera que él abusó de ella después de que ella descubrió que estaba teniendo una relación con otra de sus hijas adoptivas, Soon-Yi Previn.El 18 de enero de 2018, meses antes del estreno del filme, Dylan Farrow concedió una entrevista televisiva a Gayle King en CBS This Morning, en la que contó sus acusaciones de agresión contra el director. Woody Allen volvió a negar todo en una declaración a CBS, llamando a Dylan una “niña vulnerable... entrenada para contar la historia por su madre enojada durante una ruptura polémica”. "Parece haber funcionado", dijo el director en un comunicado, "y, lamentablemente, estoy seguro de que Dylan realmente cree lo que dice".