Aunque las elecciones por votación pierden cada día más credibilidad, por lo menos en nuestro país, no siempre fueron la discordia por un tema de corrupción, alguna vez fueron el referente de lucha de cientos de mujeres colombianas por ser reconocidas como ciudadanas y el comienzo de un camino largo de disputa por la igualdad, que en pleno 2020 sigue en pie, pero con otro nombre: “aborto”. Sin embargo, no nos desviemos por ahora… Aquí le vamos a explicar con algunas melodías pegajosas todo el proceso que hicieron nuestras antecesoras para que tengamos algunos derechos civiles hoy en día. Por: JohanaArroyave Diciembre de 1957 tuvo uno de los días más representativos en la historia de Colombia. El primer día de ese mes, bajo el Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, se aprobaron los acuerdos para crear el Frente Nacional (un pacto o acuerdo entre liberales y conservadores, los partidos políticos del momento) pero, además, por primera vez en la historia del país, las mujeres pudieron ir a las urnas a ejercer su derecho al voto. Pero ese fue el final feliz, el nudo de la historia y del que pocas personas saben es que para llegar ahí fue necesario un proceso de lucha de años y varias muertes. La sociedad del siglo XIX obligaba a las mujeres a no ir más allá de sus casas, de las escuelas de sus hijos o de cualquier lugar que sus esposos decidieran, la devoción era el común denominador del momento. Sí, eran días de gritar “quiero escapar” como esa vieja canción de Kudai. Por aquí empezó la revolución: Debido a la Guerra de los Mil Días (1899-1902) varias familias colombianas tuvieron que salir del campo y llegar a las grandes ciudades (muy parecido a la actualidad), como muchos de ellos no podían acceder a un trabajo formal debían ingresar al mundo laboral como empleados domésticos, de esta manera las mujeres empezaron a vincularse de forma no directa en el mundo laboral, pero los salarios eran bajos y las jornadas abusivas - no es que haya cambiado mucho la situación- y además el sueldo no les llegaba directamente a ellas, su dinero por trabajar lo tenía que recibir un represéntate legal, es decir el mancito que tuvieran al lado. El abuso era una constante… Le debemos mucho a las pioneras… varias mujeres empezaron a salir activamente a la calle y a conformar las primeras protestas del género, allí exigían mejores condiciones laborales y jornadas de ocho horas. Gracias a estas chicas en 1917 se conformaron organizaciones exclusivamente femeninas, como el Sindicato Nacional de Obreras de la Aguja, La Sociedad de Obreros y Artesanos de Montería y la Sociedad de Obreras Rendición de la Mujer. Desde estos lugares peleaban por resignificar el papel de la mujer social y políticamente… Era hora de gritar “independencia” como lo hizo Ana Tijoux. En 1922 gracias a los sindicatos de mujeres creados y a entidades internacionales como la Organización Internacional del Trabajo, se modificaron en el Congreso algunos puntos del código civil para las mujeres, el resultado, que las chicas pudieran administrar libremente sus bienes de uso personal, no todo tenía que ser a orden del marido. Poco a poco íbamos ganando libertad. En 1928 se crearon escuelas domésticas en todo el territorio nacional para enseñar a las mujeres oficios que eran ‘propios de su género’, entre ellos la cocina, los tejidos y algunas labores caseras. El Gobierno opresor que pensaba que no servíamos para nada, era momento de darle 'calavera' a esos pensamientos. Lo bueno, cada día se hacían más grandes los grupos de mujeres que se reunían para exigir mejores condiciones de vida en el mundo. ¿Qué el feminismo no sirve de nada? La historia nos lo ratificará, en 1929 se celebró en Bogotá el Congreso Internacional Femenino, en el cual participó como delegada colombiana Ofelia Uribe de Acosta. Los temas principales que se debatieron en este espacio fueron: el papel de la mujer en el sistema educativo, en el matrimonio, en la política y en la sociedad. El resultado de este encuentro fue la creación de una comisión de mujeres que presionaron insistentemente a la Cámara de Representantes y al Senado de la República para que aprobaran el proyecto de Régimen de Capitulaciones Matrimoniales, que había sido presentado por Ofelia Uribe, una ley que buscaba que la mujer pudiera decidir libremente en el matrimonio y que se reconocieran sus derechos civiles. ¿Cuándo iban a entender que nuestra vida solo nos pertenecía a nosotras? En 1930 se autorizó el ingreso de las mujeres a la universidad para que estudiaran, no sirvió de mucho pues por razones económicas el sexo femenino siguió excluido del ambiente escolar, así que la libertad educativa se limitó solo a unas pocas, muy pocas, y algunas de las mujeres que lograban terminar los estudios debían volver a sus casas porque nadie les daba trabajo por tener vagina. Había sido una traición. La lucha continuaba y cada vez era más intensa, los debates entre las representantes de los sindicatos y el Gobierno eran muy álgidos, el Congreso estaba dividido, algunos apoyaban a las mujeres y otros aseguraban que darles voz era “perder las buenas costumbres”, pasados los días se logró llegar a un acuerdo, aprobaron la Ley 83 de 1931, que autorizó que la mujer pudiera recibir directamente el pago de su trabajo y que ningún marido intercediera. Pero no era suficiente, en muchos hogares el hombre le quitaba a su esposa el salario, le impedía hacer libre uso de él e inclusive la maltrataba y le cobraba arriendo por darle “un techo”, era una verdadera tortura. Así que grupos de chicas de Bogotá, Neiva y Manizales crearon un pliego de peticiones y reunieron firmas a nivel nacional para pedir al Congreso que se modificara esta ley y ¡lo lograron! Nació la Ley 28 de 1933 en donde se le daba a la mujer la libertad de hacer lo que se le viniera en gana con sus bienes. Pero nos seguía faltando algo, hasta esa fecha las mujeres no teníamos ni voz, ni voto, muy literal, no éramos ciudadanas y por no serlo tampoco teníamos derecho a participar activamente en temas políticos o sociales. Entonces en 1944 organizaciones como la Unión Femenina de Colombia, fundada por Rosa María Moreno e Hilda Carriazo, y la Alianza Femenina de Colombia, dirigida por Lucila Rubio, solicitaron el reconocimiento de los derechos de las mujeres, pero los medios de comunicación no ayudaban… Nos subestimaron. El Gobierno cerró las puertas y bajó el argumento de que “reconocer a la mujer era traer al país la ruina moral”, nos dijeron “no” una vez más. Sin embargo, la lucha continuó, con cartas, firmas, protestas, programas de radio y una movilización intensa femenina lograron la reforma constitucional de 1945, con ella le concedieron la ciudadanía a la mujer, aun así, no les dieron acceso a votaciones políticas ni la posibilidad de ser elegidas en cargos públicos, estos estaban destinados solo para quienes tuvieran pene. Pero sus degradaciones no funcionaron, nos levantamos con más fuerza. No nos íbamos a cansar, las exigencias de los gremios femeninos eran más grandes que los “no” de la sociedad. Llegó 1953 y con ese año la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla con quien se logró negociar la participación de las mujeres en la política y en los sectores administrativos de varias entidades públicas, Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia fueron nombradas en la Asamblea Nacional Constituyente, y desde allí, junto con el apoyo y la participación de otras mujeres como Bertha Hernández de Ospina y María Currea de Aya, se logró la aprobación del Acto Legislativo N.° 3 de 1954, que le concedió a la mujer el derecho al voto y a ser elegida. Aunque desde 1957 las mujeres pudieron votar, sus posibilidades de representación eran escasas, ya que muy pocas eran incluidas en las listas para las corporaciones públicas o nombradas por el gobierno para instituciones del Estado, nos ha tomado 66 años llegar a donde estamos y aún hay gente que cuestiona el feminismo y la lucha femenina. Vea también: Mujeres que con sus letras ponen en lo alto el feminismo
Nacida en Santiago, Javiera Mena es, sin duda, una de las figuras más representativas de la escena alternativa chilena. Ella define su música como una mezcla de pop, indie y electrónica; como “pop de autor”. Esquemas juveniles (2006) fue su primera producción y desde entonces ha lanzado otros 3 discos. El espejo (2018) es su más reciente álbum. Desde el comienzo de su carrera, Javiera admitió que es lesbiana y se mantiene como icono LGBTI en su país y en Latinoamérica. Recientemente, ha sido una voz destacada a favor de las protestas en Chile y es una autoproclamada feminista. Tiene sentido que Javiera sea una de las invitadas al Estéreo Picnic 2020, el que mayor cantidad de mujeres ha tenido en toda la historia del evento. Podremos ver su show enérgico y “que no para”, como ella misma lo describe, el próximo 3 de abril en el Campo de Golf Briceño. Para su show en Estéreo Picnic nos cuenta que traerá “la espada”, en referencia a una canción que generó muchas teorías. ¿A qué se referías con ella? La espada para mí es la pasión, pero claro, entiendo la asociación con el objeto fálico. Las mujeres también tenemos lo masculino dentro de nosotras. No hay nada más poderoso que una mujer con un lado masculino desarrollado representado en la espada. Eso fue lo que quise mostrar, pero a mucha gente la descolocó un poco, “¿Por qué una lesbiana quiere que la atraviese una espada?”, se iban por el lado más básico y asociaron la espada con un pene, lo mío era más poético, pero me encantó la discusión alrededor de eso. Este es el año en el que Estéreo Picnic ha tenido más mujeres en toda su historia. ¿Qué opina de la presencia femenina en los festivales? No sabía y me pone muy contenta saber que estaré en esta edición con más mujeres que nunca. Estamos viviendo un cambio de paradigma y tiene que ver con que las mujeres están ganando más espacios y “se lo están creyendo”. Sobre todo en Latinoamérica, en los festivales ves a puro hombre y no solo arriba del escenario: sonidistas, roadies, estudios… son como El club de Toby. Esto tiene que cambiar y está pasando, qué bueno que el Picnic lo esté haciendo. ¿Cree que se deberían establecer cuotas de participación femenina en los festivales? Las cuotas pueden ser un buen comienzo. Venimos de una historia en la que la mujer no salía de la casa y se quedaba cuidando a los hijos. Se necesita una ayuda extra para que en algún momento no se necesiten y la igualdad se dé por sí sola. Me parecen buena idea en principio, para darle una ayuda, pero después no deberían seguir. ¿Cómo fue su acercamiento al feminismo? Bueno, yo casi que nací casi siendo feminista. Cuando niña me ponían vestidos y yo no quería ponerme vestidos ni cumplir el rol de mujer que se me había asignado. Me dejaban vestirme como quisiera, era una niña sin género y siempre fui lesbiana. Por eso, al conocer este movimiento, se me dio natural, no es que esté actuando un personaje. Soy feminista de nacimiento. Historias de resistencia: Pascuala Ilabaca, el estallido de la unión en Chile El feminismo nos ha hecho replantear muchos discursos en la música, el cine y la televisión. ¿Qué piensa de eso? Yo cuando escucho canciones de los 80 y veo que son machistas hago el ejercicio de pensar “estábamos en los 80 y era otra época”, pero uno también tiene contradicciones. Por ejemplo, Friends es una serie que veía y me hacía reír. Pero creo que está bueno tener conciencia de eso, se me hace interesante que se haga el análisis y demos la discusión. Se ha convertido en un ícono LGBTI en Latinoamérica. ¿Cómo llegó a eso? Siempre he admitido que soy lesbiana y eso me empezó a convertir en activista sin quererlo. Me fui dando cuenta de que más allá de asumirlo, la gente necesitaba más voces que lo dijeran. Ahora siento que soy 100% activista, especialmente para la comunidad de lesbianas que es algo invisible aún en Latinoamérica, en comparación con los hombres gays. En ese sentido me siento super activista. La escena musical chilena ha sido muy prolífica en la última década, ¿A qué cree que se debe? Tenemos muchos buenos artistas, al igual que en toda Latinoamérica, pero Chile estaba desconectado. A finales de los 90 nos conectamos más y empezó a aparecer ese nuevo color que era Chile, y es diferente porque tiene otras influencias, no somos tan caribeños, somos más fríos y eso es lo que marca el sabor chileno. Espejo fue su último álbum. ¿Cómo se enmarca en su carrera? Yo considero Espejo como un disco de cantautora electrónico donde hablo de temas como la sombra de uno mismo y la soledad. Me alejé de la pasión y del enamoramiento del que hablé en mis discos anteriores y me metí en temas más espirituales y me fui por ese lado. Un disco más “tranqui”, así lo definiría. Su país fue noticia a final de 2020 por las protestas en varias ciudades. ¿Cuál fue su papel en ellas? Participé en la protesta desde afuera y cuando llegué a Chile estuve en algunas de ellas. También estuve ligada al feminismo que estuvo muy presente con la canción de La Tesis, El violador eres tú. Hay una falta de dignidad en Chile y en toda Latinoamérica y eso salió a la luz, porque decían “Chile es la mejor economía”, pero eso era para algunos no más. Me siento identificada con el movimiento feminista que está más potente que nunca en Chile.
Un canto que a la vez es baile y también un señalamiento se propagó por el mundo al sintetizar el sentir global de las mujeres. En medio de las manifestaciones masivas iniciadas en 2019, el performance Un violador en tu camino emergió y empujó una nueva ola de juntanza quizá más poderosa que el #MeToo, porque busca restaurar la distorsión de la culpa generada por la impunidad y la violencia sexual, al tiempo que mezcla el cuerpo y el canto con el escrache, una forma de justicia alternativa feminista. Por Nathalia Guerrero @nxthxchxs El tañido de un par de cacerolas marcan el compás sencillo del cántico. “El violador eres tú. El violador eres tú. Son los paracos...” Un grupo de más de 30 mujeres en pantalonetas y pantalones señalan al tiempo hacia su izquierda con sus dedos. Las caras pintadas de rojo, se paran al lado de un río en San José de Guaviare, una de las poblaciones que han sido históricamente más afectadas por la violencia de guerrillas y grupos paramilitares en el marco de nuestro conflicto armado. Asimismo, Guaviare fue una de las poblaciones que presentó un aumento en cifras de violencia de género. Durante una época del año, en menos de 70 días, seis mujeres fueron asesinadas. Una escena parecida se repite a miles de kilómetros de distancia, en Turquía. Cientos de mujeres se tomaron las calles de Estambul, su capital, para replicar el mismo performance en su ciudad. Más de siete son detenidas, por orden del cuestionado gobierno de Recep Tayyip Erdoğan. En respuesta, las mujeres pertenecientes a los partidos de oposición replican el performance en el parlamento, haciendo uso de su inmunidad política para protestar en contra del gobierno y de su ministro del interior. Ambas escenas, en diferentes latitudes, tienen como hilo común uno de los acontecimientos más importantes de este año: el performance Un violador en tu camino, creado por el colectivo chileno LasTesis, el cual, mezclando coreografía y letra, logró sintetizar un sentir global entre nosotras las mujeres: que nunca va a ser culpa nuestra que nos violen, sino culpa del violador y de la problemática estructural de la violencia sexual en el mundo. Esta intervención fue creada por este colectivo de cuatro mujeres en Valparaíso, Chile, para ser presentado en el marco del pasado #25N, el Día Internacional de la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres. Esta fue una de las creaciones que LasTesis llevan haciendo desde hace más de un año, en una labor por presentar teorías feministas a través de otros lenguajes. En este caso específico, Un violador en tu camino fue resultado de una investigación que realizó el colectivo, donde encontraron que solo el 8% de los juicios por violación sexual terminan en condena en Chile. Aparte de incluir en la letra y en la coreografía señalamientos directos contra los carabineros de su país, los famosos ‘pacos’, la intervención habla no solo de las instituciones como instrumentos de opresión para las mujeres y su evidente complicidad con la violencia sexual en el caso de muchos países. También revierte de una manera muy clara la culpa que muchas mujeres han sentido al ser abusadas, una culpa que nos ha imprimido la sociedad a partir de reclamos como la ropa que usamos, si habíamos consumido alcohol o el lugar en el que estábamos y de quién estábamos acompañadas. Así, con estos argumentos, muchos casos alrededor del mundo han fallado en instancias judiciales contra las mujeres, luego de haber sido violadas y violentadas de muchas maneras. En una frase pegajosa, LasTesis rechaza este discurso de culpabilidad: “Y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía”. Aparte de esparcirse entre mujeres a nivel global con una ráfaga de intervenciones que no paran de replicarse, la intervención ha generado mucho ruido sobre todo en sectores de hombres, debido al pedazo que señala hacia el frente, cuando las mujeres apuntamos con nuestros dedos y decimos “el violador eres tú”. Este señalamiento, como bien lo explica la teórica feminista Rita Segato, es quizá de lo más importante de la intervención, pues logra ‘explicar al violador como sujeto moral’, como un sujeto normal que está entre nosotras, en nuestros círculos de amigos y permanece impune. “No son locos, ni personas inclinadas al crimen, ni lo hacen porque necesitan sexo, sino para decir algo al mundo”, dice Segato. El performance, a través del baile y el canto colectivo logra sintetizar algo que Segato lleva diciendo durante años a través de sus publicaciones: que la violación es un acto político producto del patriarcado. Estos son los mensajes que lograron el éxito global de esta intervención, unos mensajes que, de manera interseccional, llegaron a mujeres de diferentes sociedades en el mundo, no solo la occidental. Así, junto con la ejecución del performance, empezó a levantarse una nueva ola, quizá más poderosa que el #MeToo, porque mezclaba el cuerpo y el canto con el escrache, una forma de justicia alternativa feminista que hemos empezado a usar para delatar a nuestros agresores entre nosotras y nuestros círculos, a modo de reparación y en vista de la evidente negligencia del sistema judicial en tantos casos. En Colombia, Según ONU Mujeres, en este momento solo el 13 por ciento de los feminicidios en este país está llegando a una condena; la impunidad es la regla. A casi un mes de que la intervención le empezara a dar la vuelta al mundo, sus réplicas y adaptaciones no cesan. La hay realizada por comunidades mapuche, en francés en frente de la torre Eiffel, en italiano, en India rechazando adicionalmente el sistema de castas, en México llenando la plaza de El Zócalo y acá, en territorios donde el silencio impera a la fuerza cuando se trata de violencia y de violencia sexual, como San José del Guaviare y Quibdó. Quizá uno de los aspectos más interesantes de la intervención es su colectividad y la toma espontánea de los espacios públicos en los distintos territorios donde se ha replicado. La juntanza de mujeres se genera de manera espontánea, generalmente a partir de una convocatoria que se hace viral y a la que responden a veces decenas, a veces cientas y a veces miles. Y luego nos coordinamos, voces y cuerpos, mientras otras graban la intervención a medida que la vamos ensayando. Paramos vías, nos tomamos parques, plazas. Nos apropiamos del espacio público, el mismo que nos ha sido prohibido históricamente a las mujeres, mucho más como espacio político. Eventos como este deben ser considerados como momentos memorables del año, porque es la evidencia de que la historia está cambiando, y que es el tiempo de las mujeres. Ojalá 2020 sea un año feminista y sigamos cambiando la historia a punta de viva voz, baile y trabajo colectivo.
Si dieron clic y decidieron leer este artículo, lo más probable es que, como yo, amen la película de 2004, Mean Girls (o Chicas pesadas, como la nombraron en español). Cuando la vi por primera vez, a los 13 años, me obsesioné tanto que me aprendí los diálogos en un inglés que apenas aprendía, recorté de las revistas todas las fotos de Lindsay Lohan que pudiera encontrar. Además, crecí creyendo que todas las mujeres éramos malas entre nosotras. Por: Silvia Suárez // @silviajulianaa Yo amo mucho Mean Girls, no me odien por lo que sigue. Es probable que hayan visto cómo algunos fanáticos de la película insisten en que ésta es la primera escuela de feminismo que recibimos los que estamos entre los 23 y 35 años, solo porque al final las protagonistas hacen las paces gracias a que Ms. Norbury (Tina Fey) reúne a todas las chicas del colegio y dice: “todas deberían dejar de llamarse perras y zorras entre ustedes. Eso solo hace que esté bien que los chicos también lo hagan”. Esa frase justamente se nos vendió como un conjuro mágico y feminista que tiene más implicaciones problemáticas que positivas, y es de lo que quiero hablar acá. Seré clara: el problema principal de Mean Girls es que pone toda la responsabilidad de las discusiones y peleas en las estudiantes mujeres. La película vende la idea trasnochada de que “el mayor enemigo de una mujer es otra mujer”, así que apunta a solucionar los problemas “de las mujeres”. ¿En realidad, somos las mujeres quienes “permitimos” que los hombres nos llamen de ciertas formas? No, es el patriarcado el que permite a hombres (y a mujeres como las de Mean Girls) llamarnos como quieran. Por ejemplo, después de que se enteran del libro en el que Las Plásticas habían escrito comentarios negativos acerca de sus compañeras, solo reúnen a las estudiantes mujeres para hablar del asunto. Obviamente un hombre no estaría involucrado en chismes de mujeres, ¿cómo se me ocurre? Así, pasan por debajo de cuerda actitudes violentas de los compañeros hombres de la escuela, quienes, por decir menos, han sexualizado a todas sus compañeras y son excusados con que los chicos siempre serán chicos. Ni hablar de que, según el libro de chismes, un profesor hombre mayor de edad tiene relaciones sexuales con estudiantes menores de edad. Eso pasa como un chiste y el profesor nunca es llamado a responsabilizarse por sus acciones. De nuevo, las que están mal son las estudiantes que estuvieron con él. Otro de los problemas de Mean Girls en relación con el feminismo es su exposición del amor romántico como el fin de toda chica. El centro de la película es la pelea entre Regina y Cady por tener el amor de Aaron Samuels, el lindo y popular del colegio. El primer error de la que llamaré “la rama del amor romántico” de la película se ve cuando Cady les dice a sus amigas de Las Plásticas que le gusta Aaron, sin saber que él había sido novio de Regina (la abeja reina del grupo). Gretchen, la seguidora más fiel de Regina, se apresura a decirle que no puede salir con los ex novios de sus amigos porque “son las reglas del feminismo”. Me declaro culpable de haberme creído esta regla y de haber propagado esta idea. En realidad, el feminismo no tiene esta regla (¿o ninguna regla?). Si algo quisiera el feminismo es que no se entendieran las relaciones sentimentales como un ejercicio de poseer a otro, que es más una idea capitalista que otra cosa, por lo que en realidad cualquier mujer podría cuadrarse con cualquier persona así hubiera sido la pareja de su amigx en el pasado. El punto aquí es tener en cuenta la responsabilidad afectiva: ¿le afecta a tu amigx que salgas con su ex pareja? ¿aún tiene sentimientos por su ex pareja? ¿es incómodo para alguna de las partes? Si las respuestas son no, pues adelante. El segundo error de esta rama puede verse en cada jugada que hacen las chicas contra ellas mismas por tener a un chico. Sí, todos quisimos hacer la broma de “Planned Parenthood” en algún momento, pero en realidad está muy mal jugar así con la vida sexual y reproductiva de una compañera de clase. Tampoco está bien manipular el cuerpo de otra con barras que la hacían subir de peso o cremas no aptas para la cara. Pero no solo está mal porque afecta la vida de otra mujer, sino porque en la película se muestra, de nuevo, que el centro de la vida las mujeres son los hombres; que las acciones que una mujer toma para conseguir algo son motivadas por hombres. Nada menos feminista que esto. Por último, hay una constante burla hacia Damien, el personaje gay de la película, no solo de los compañeros hombres (de quienes, seamos sinceros, se esperaría), sino también de sus propias amigas. ¿No les alcanzo el “empoderamiento” femenino para darse cuenta de que la estaban embarrando ahí? Yo sé que esta es una película del 2004, que mirarla con los lentes feministas actuales es anacrónico. Rescato también la posibilidad de que la guionista, que es Tina Fey o sea Ms. Norbury, haya querido hacer una exposición de hora y media de lo que estaba mal en cuanto a las relaciones entre mujeres adolescentes en ese año, que lo haya hecho para evidenciar un problema y no para avalarlo. Sin embargo, es más anacrónico aún decir a estas alturas, en pleno 2019, que esta película es feminista. Sí, cuenta con reflexiones importantes, como cuando Cady está en el debate de matemáticas y tiene que competir contra otra chica que no está bien maquillada, entonces se da cuenta de que “criticar a otra mujer no me va a hacer mejor”. Pero no por eso es feminista.
El feminismo y la equidad de género cada vez van ganando más espacio en la discusión sobre muchos temas, y por supuesto, la música no ha sido la excepción. Por eso la participación de mujeres en festivales y, en general, la cantidad de propuestas femeninas en la música cada vez nos llama más la atención. ¿Será que los festivales tienen un sesgo contra las mujeres? ¿Por qué cuando pensamos en actos de pop se nos ocurren las mujeres casi que inmediatamente, mientras que cuando hablamos de rock son mucho más los nombres masculinos los que llegan a nuestra cabeza? Por: Paula Ricciulli // @ricciup Tomemos, por ejemplo a Rock al Parque. Una mirada rápida a los carteles del festival en sus 25 años de historia nos muestra muy pocas mujeres solistas o en bandas frente a una cantidad abrumadora de proyectos masculinos. Y si una mirada rápida nos permite concluir la poca participación femenina en Rock al Parque, un estudio más detallado arroja la misma conclusión. El colectivo y festival Ruidosa, liderado por la cantante chilena Francisca Valenzuela, analizó la paridad de género en 66 festivales en la región realizados en 2016, 2017 y comienzos de 2018. Rock al Parque es uno de los festivales con menor participación de mujeres en el continente (3.6%). En su edición 2019, se jactó de ser un evento incluyente que rechaza el machismo por incluir a 22 grupos con mujeres en su cartel. Sin embargo, con 73 actos en total en el festival, aún no es una cifra para enorgullecerse. Mujeres y Rock al Parque: ¿por qué es una relación agridulce? El equipo de Ruidosa analizó los carteles de 66 festivales de Argentina, Colombia, Chile y México. En los últimos tres años, siete de cada diez actos en festivales de música han sido de hombres solistas o bandas de hombres. Además de Rock al Parque, Cosquín Rock (Argentina, 2.2% de participación de mujeres), Pal norte (México, 5.8%), Vive Latino (México, 5.9%), y Estéreo Picnic (Colombia, 7%) son otros de los festivales latinos que se rajan en equidad de género. ¿Cómo están los festivales latinos en participación femenina? Esto no es solamente en Latinoamérica, sino en festivales de todo el mundo. En Coachella, en los cerca de 20 años de historia del festival solo han cerrado cuatro mujeres o bandas con integrantes femeninas: Björk (dos veces), Portishead (con Beth Gibbons), Beyoncé y Ariana Grande. Lollapalooza en 2018 llamó la atención por incluir a solo 38 mujeres en un cartel de 183 actos. ¿Será que las mujeres son discriminadas en los festivales? Analizamos a 202 bandas que se inscribieron a la convocatoria distrital de Rock al Parque 2019 de todos los géneros musicales. De ellas, solo 24 (alrededor del 11%) tienen al menos una mujer entre sus integrantes. El problema entonces no parece ser que en Rock al Parque tenga un sesgo contra los proyectos de mujeres, sino que no hay tantos para elegir. ¿Por qué hay menos bandas de rock femeninas? Una teoría es que el origen de buena parte de los grandes festivales en el mundo ha sido tradicionalmente masculino. Estos eventos fueron símbolo en su momento del rock alternativo que se oponía a lo corporativo y frívolo (algo que representa muy bien el pop, un género históricamente dominado por mujeres), según opina Forrest Wickman en el portal Slate. La mujer se volvió sinónimo/instrumento de lo plástico, banal y corporativo, mientras que el hombre encarnaba el espíritu contestatario y rebelde. Culturalmente, le hemos atribuido al rock características “masculinas”, como rudeza, fortaleza, atrevimiento y agresividad, todo lo contrario al pop, mucho más “femenino”, sensible y emotivo. Por eso, no es de extrañar que (todavía) a muchos hombres heterosexuales les dé pena admitir públicamente que les gusta una canción de pop. Por eso, cuando pensamos en bandas de rock, solemos recordar principalmente en bandas de hombres. Por supuesto, ambos son estereotipos obsoletos, pero siguen teniendo vigencia. Buena parte de los subgéneros del rock (metal, punk, hardcore, entre otros) han sido hechos por hombres, así que suele haber más oferta de bandas masculinas en estos estilos. Shirley Manson, vocalista de Garbage, declaró alguna vez en Loudersound.com que “todo el juego del ‘rock’ fue diseñado y mantenido por el patriarcado. Así que, si las reglas son escritas por hombres, es difícil para las mujeres infiltrarse, porque las mujeres juegan un juego de hombres y no el propio. Aún sigue siendo difícil para las mujeres ser tenidas en cuenta como pensadoras y creadoras de la misma manera que los hombres”. Ella recuerda que, en ocasiones, cuando buscaba al abogado de la banda, se negaba a seguir sus instrucciones antes de confirmar con otro miembro (hombre) del grupo, aun cuando ella era la líder. ¿Dónde han quedado las mujeres artistas en los conciertos en Colombia? “Es innegable que hay estigmas que han marcado en el pasado el papel cultural de las mujeres o los hombres en la música y esto se ve reflejado en que no tengamos la misma proporción de propuestas femeninas y masculinas en el rock”, afirma Catalina Villegas, integrante de la banda de Medellín de rock alternativo Lilith. “Creo que se nos ha inculcado que es más normal tener una banda de rock de hombres”, cuenta la mexicana Daniela Villarreal, líder de The Warning, una de las bandas femeninas invitadas a Rock al Parque 2019. Ella agrega que ha sentido que no la toman en serio por ser mujer en algunas de sus presentaciones. Para Marcela Morales, del grupo de metal Ataque de Pánico, “hay una tendencia a subestimar a las bandas de mujeres porque precisamente ha sido un proceso largo para una mujer ganar espacio en una escena de hombres”. Sin embargo, estas mujeres reconocen que cada vez hay más propuestas femeninas. “La participación se está incrementando y veo que cada vez hay más mujeres en bandas, no solo como voces líderes, sino también como instrumentistas. De forma natural, los hombres han liderado en muchas propuestas, pero cada vez hay más chicas y la tendencia va a girar a un balance mayor”, opina la cantante e instrumentista Ana Jimena González (Brina Quoya). Para José Gandour, periodista y crítico musical director de Zona Girante, “la creación de bandas femeninas, en un número importante, ha sido un fenómeno reciente”. Sin embargo, José añade que, aun cuando existen cada vez más propuestas femeninas, “el panorama musical colombiano no ha tomado en serio el papel de la mujer en el medio. Gran parte de las propuestas colombianas que van a sonar internacionalmente en los próximos años van a ser hechas por mujeres. Nos estamos perdiendo una participación importante y renovadora en la música colombiana", opina José quien menciona Brina Quoya, Mabiland o Lianna, como algunos ejemplos de propuestas femeninas que se han destacado. ¿Qué hacer? En 2017 Rock al Parque puso en marcha una tarima dedicada solo a propuestas femeninas y actos como Nervosa, Mon Laferte, Salt Cathedral, Catfish, Lucrecia Dalt y la Santa Cecilia brillaron en el escenario. En ese año, la participación de mujeres se incrementó frente al 2016 (pasó de 15 a 32). Aunque la idea fue bien recibida por el público (la tarima se llenó), no tuvo efectos en el incremento de la participación femenina en el festival a largo plazo. Tras el positivo incremento de participación femenina en 2017, en 2018 se vino al piso con solo 14 mujeres dentro del cartel. A la tarima femenina, aunque fue una idea bienintencionada, tal vez le faltó mantenerse y consolidarse para lograr mejores resultados. A veces ese tipo de medidas resulta insuficiente si no hay un verdadero cambio estructural. En su momento, Cynthia Montaño, participante en Rock al Parque 2017, resaltó la importancia de esta iniciativa en una entrevista para Shock: “Primero, que incluyan sonoridades diferentes, porque eso indica que nuestra Colombia se reconoce como pluriétnica, multicultural y diversa. Lo segundo, me parece que para las mujeres es una ganancia muy grande, porque esto apoya a las mujeres en su trabajo y además genera equidad de género. Sin embargo, es importante que tanto mujeres y hombres compartamos un mismo gran escenario, comiéndonos el mismo público positivamente y ganándonos ese espacio”. (Andrea Echeverri de Aterciopelados, una de las mujeres destacadas en el rock nacional). En mayo en Argentina se presentó el proyecto de ley Mercedes Sosa, que exige al menos un 30 por ciento de participación femenina en festivales, ciclos y programaciones anuales de música en vivo y fue aprobado por el Senado. La discriminación positiva es como se conoce a las acciones encaminadas a favorecer a un grupo que históricamente ha sido menospreciado. Aunque a muchos les parece una buena idea para combatir desigualdades, a las mujeres entrevistadas por Shock les preocupa dar prioridad al género frente a la calidad de las propuestas. “Aunque creo que una medida así pueda ser pedagógica, me parece problemático que se privilegie el género de un proyecto por encima del talento”, opina Ana. “Siento que una cuota es como pedir permiso para participar, cuando estamos en un momento histórico en el que la atención se centra en nosotras”, agrega. Catalina, de Lilith, está de acuerdo. “Eso puede terminar llevando un mensaje equivocado a la audiencia de que estas agrupaciones solo tienen la posibilidad de estar en esos festivales por las cuotas mínimas y no porque su trabajo sea bueno”. Rita Indiana, una de las artistas femeninas de Rock al Parque 2019 opina: “Depende de nosotras. Tenemos que salir a buscárnosla con el machete en la boca y darle pa’ ya a los proyectos sin miedo. Siempre va a haber algún estúpido que te va a decir alguna estupidez o te va a tronchar el camino. Hay que aprender a lidiar con esa oposición y con la presión de que el mundo lo hicieron los varones y ellos están al mando todavía. Estamos en la lucha, pero eso está cambiando ya”. Tradicionalmente ha sido difícil para las mujeres abrirse paso en géneros más asociados a los hombres. Sin embargo, pese a la que la participación femenina ha sido baja, hemos roto estereotipos negativos y hoy las propuestas femeninas han logrado consolidarse y demostrar todo su talento. La invitación es también para nosotros: para revisar cuántas mujeres hay en nuestras playlists y conocerlas más. Aunque nos hace falta ver más proyectos de mujeres, ellas no quieren que su música se conozca solo por una cuota, sino porque de verdad es buena, sin importar el género.
Más allá de la tarima, Rock Al Parque se sigue sintiendo como un evento principalmente pensado por hombres y para hombres. Aunque en los últimos años las cosas han cambiado y hay iniciativas de parte del festival para cambiar las cosas, el ecosistema roquero sigue sin cambiar dinámicas de fondo. Por: Alejandra Gómez @bichemusical para Todopoderosa @todopoderosx* En nuestro tiempo de roles heredados hay instaurada una inercia social que nos lleva a ignorar la falta de diversidad en la mayoría de los carteles de festivales de música a los que asistimos. Una suerte de lente que somete nuestra visión a un encasillamiento de género en que todo lo vemos de una u otra forma sin ningún matiz y que nos impide notar ciertos comportamientos que asumimos y aceptamos como convencionales y no problemáticos. Si hay un cartel de festival curado intencionalmente con proyectos liderados por mujeres, sabemos de entrada que ese es el propósito, pero si vemos un cartel que no está diseñado para tener exclusivamente proyectos liderados por hombres, no lo notamos y asumimos que es lo “normal”. Lo normal queda aquí confinado a esas convenciones sociales que damos por ciertas y que se han naturalizado en nuestra comunidad, pero que es necesario someter al escrutinio público. Es muy probable que la cantidad de bandas masculinas de rock sea mucho mayor que las femeninas, pero eso no debería ser una excusa para mantener una industria musical de una participación mayormente masculina, sino que debería invitarnos a reflexionar por qué esas mujeres que estudian o se dedican a la música no lo extienden a una carrera profesional o no lo adoptan como una actividad económica principal en sus vidas. Se sabe que mantener una banda activa no es una tarea fácil ni en los escenarios ni detrás de ellos, pero sin duda hay retos mayores que enfrentamos las mujeres en la industria de la música. Eso sin entrar en los problemas mucho más profundos que enfrentan las demás personas que se identifican como mujeres o con las nuevas feminidades. A propósito de uno de los eventos musicales más emblemáticos de Bogotá, el Festival Rock Al Parque, que celebrará sus 25 años del 29 de junio al 1 de julio, me senté a repasar algunas de las estadísticas disponibles con la ayuda de su programador artístico Chucky García. De un total de 70 bandas que participarán en esta edición, 20 de ellas tienen integrantes mujeres o son lideradas por una mujer resultando en un 28.5% de participación femenina en las bandas invitadas o por convocatoria. Estarán también en el escenario dos artistas invitadas al show especial de cierre que juntará a la Orquesta Filarmónica de Bogotá –que cuenta con músicas mujeres entre sus integrantes–, con una banda base –que incluye a la bajista Juanita Carvajal–, e invitados especiales para que interpreten himnos icónicos del Festival. Este año participarán además cinco agrupaciones del proyecto CREA (Centros de Formación Artística, dirigidos a niños y jóvenes, y presentes en 20 sedes en 17 localidades de la ciudad) de la Alcaldía de Bogotá, de las cuales cuatro son lideradas por mujeres. De todas las bandas que presentaron audición para CREA, se notó una mayoría en la confirmación de bandas femeninas lo cual es gran paso para las bandas locales. Entre las invitadas internacionales está la compositora y escritora dominicana, Rita Indiana; la banda de garaje y surf japonesa The 5.6.7.8´s; la finlandesa Tarja; la argentina Eruca Sativa; los franceses Kap Bambino, la española Cristina Rosenvinge; y las hermanas mexicanas de The Warning (tres chicas que aprendieron a tocar con el videojuego Rock Band y de ahí pasaron a hacer un cover de Metallica que eventualmente las llevó al show de la norteamericana Ellen Degeneres y por medio del dinero recolectado en un crowdfunding terminaron estudiando música en Berklee). Por parte de las nacionales tendrán integrantes femeninas Estados Alterados, Curupira, Aguas Ardientes, y la banda de metal de Pasto Lucifera, liderada por Alejandra Blasfemia. También estarán Delta Y The Feedbacks, y Caravanchela. En los seis shows especiales de bandas bogotanas de la convocatoria pública de los estímulos de IDARTES, están Odio a Botero, Pedrina y Los Klaxon. Vea también: ¿Cómo están los festivales latinos en participación femenina? Se entiende que un festival realizado con fondos públicos deba tener entre sus intereses la mayor representatividad posible de la diversidad y que les sea más fácil tener unos lineamientos claros de las acciones que se deban emprender desde los gobiernos locales y nacionales. Sin embargo, muchas veces, favorablemente cada vez menos, nos vemos rodeadas de espacios de los cuales nos sentimos excluidas. Rock Al Parque, siendo un evento público, indudablemente logra mantener su línea curatorial clara y un balance de género en los escenarios muy positivo que no debería ser una sorpresa pues ser mujer no es un género musical como lo hacen creer algunos de los promotores del país. En el 2018 el festival fue anfitrión de 55 bandas entre distritales, nacionales e internacionales. De esas 55 bandas, 13 contaban con integrantes mujeres representando el 24% de la totalidad del cartel, una cifra que sin duda podría mejorar. En el conteo realizado por nuestra colega Daniela Trujillo de Todopoderosa y pluma del blog Non Serviam, el primer día tocó una banda con integrante femenina, el segundo día tres y el último día nueve. Esta diferencia en la cantidad de bandas por día puede ser el resultado de lo que sucede en el escenario ECO los lunes cuando se convierte en la tarima dedicada a los proyectos liderados por personas que se identifican como mujeres. Este hecho puede levantar algunas críticas debido a la llamada discriminación positiva, pero el hecho de que no lo comuniquen explícitamente y que mantengan la fidelidad en la programación artística, hace que la acción de programar este tipo de proyectos resulte más orgánica que impuesta aún siendo una medida un poco forzada. Será cuestión de tiempo y de educación colectiva dejar de implementar este tipo de acciones que de momento parecen a su vez excluyentes para pasar a la promoción de escenarios realmente balanceados de manera natural. Del 2018 cabe remarcar además la presencia de Liniker E Os Caramelows, la primera mujer trans en el festival y la participación del colectivo drag House of Tupamaras en la presentación de la banda rusa Pussy Riot. En cuanto al público, de las estadísticas disponibles en el libro de los Festivales Al Parque recopilado y publicado por IDARTES, el año pasado asistieron al festival Rock Al Parque 119.579 hombres y 61.252 mujeres. En comparación con lo otros festivales Al Parque del distrito, Rock Al Parque es uno de los festivales con menor asistencia de mujeres junto a Hip Hop Al Parque. Colombia y Salsa Al Parque son los que más se destacan por su amplía asistencia de mujeres, y esto se debe en gran medida a que estos dos eventos se entienden como espacios seguros, familiares y con unas instalaciones mucho más accesibles para la mayoría de ciudadanos, aunque la asistencia general sea mucho menor. Este año, el festival junto a Bogotá Abierta creó un espacio de conversación en línea que abría con la pregunta “¿Qué le cambiarías a Rock Al Parque para que más mujeres asistieran?”, notando que, de los 184.000 asistentes del 2018, solo el 34% eran mujeres. Esta cifra se ha mantenido más o menos igual desde el inicio del festival hace 25 años. De las más de 50 respuestas de usuarios hombres y mujeres, la mayoría hacen referencia a la creación de espacios seguros, baños más accesibles y limpios, y más mujeres trabajando en todos los frentes del festival desde las requisas y la producción técnica hasta los escenarios. Esto da cuenta que más allá de la tarima, Rock Al Parque se sigue sintiendo como un evento principalmente pensado por hombres y para hombres. Sin embargo, este tipo de iniciativas, como la consulta abierta en línea y la creciente inclusión de artistas femeninas en su programación, evidencian un cambio e interés en la búsqueda de representatividad para los diferentes sectores de la población. La idea de creación de espacios seguros tanto para mujeres, como para menores y personas en condición de discapacidad, serán cambios que tomarán un tiempo en pasar pero que deben iniciar de forma contundente desde la concepción y producción misma de los eventos tanto públicos como privados. La música y la cultura son bienes y derechos que deberían poder ser disfrutados por todos y no solo por unos cuantos. Es nuestra responsabilidad como promotores y agentes de la industria nacional empezar a cuestionarnos por qué sucede que nuestros eventos sean tan excluyentes, y empezar a educarnos abierta y pacientemente como sociedad para el diálogo y el cambio de estos escenarios. *Alejandra Gómez es la fundadora de Biche @bichemusical, productora de proyectos musicales enfocados en la cultura alternativa latina, y mánager de Frente Cumbiero. A veces hace apariciones en las tornamesas como ChontaDJ y es cofundadora del colectivo Todopoderosa para la diversidad de género en la industria de la música nacional. #LaMúsicaNosUne
Pelea como niña es una celebración de las feministas de hoy. Esas que construyen desde diferentes trincheras una realidad más justa para las mujeres. Esas que no le creyeron a una sociedad que les decía que no podían o no debían. Esas que se juntan, se hermanan, se cuestionan y se reinventan. Esas que asumen la herencia de las feministas de ayer, pero le ponen cuerpo y voz al feminismo de hoy. Por Carmenza Zá // @Zacarmenza. Estas cápsulas de video presentan la esencia de proyectos colectivos en la voz misma de sus integrantes, desde sus lugares de acción. Son reseña y testimonio de un acontecimiento histórico que se tomó las calles, las pantallas, las tarimas, las casas, las escuelas... y que no planea dar un paso atrás. Pelea como niña es también la reivindicación de una otra forma de hacer las cosas y de habitar el mundo. Es un reconocimiento, no solo a las consignas feministas, sino a las prácticas transformadoras que las llenan de sentido. En esta primera entrega, hablaremos de la escuela de rap feminista Líricas del caos, que se abre paso en un género tradicionalmente machista. Desde febrero de 2018, la Escuela de rap feminista Líricas del Caos ha sido espacio de encuentro entre mujeres. No todas eran raperas cuando empezaron el proceso, ni todas se reconocían como feministas, pero en el camino fueron construyéndose entre sí, intercambiando conocimientos y consolidando un grupo, un equipo y una familia que ha puesto a temblar a los fósiles masculinos de la escena hip hop. La Escuela, compuesta en su totalidad por mujeres, defiende la necesidad de tener espacios en los que las mujeres puedan discutir experiencias que son exclusivas de su género. Con esta decisión, Líricas del Caos responde con contundencia y sin modestia a esa falsa idea de que las mujeres no pueden trabajar en equipo. Las 22 mujeres que integran la escuela toman el micrófono para hablar de educación pública, apoyar el derecho al aborto, señalar el acoso callejero o recordar y homenajear a sus madres desaparecidas. Líricas del Caos denuncia violencias que le atraviesan el cuerpo a cualquier mujer y que, históricamente, han sido legitimadas por el lenguaje desde el que ellas resisten: el rap. Líricas del Caos reconoce el rap como una herramienta para cerrar heridas y para perdonar el pasado, por lo que al escribir sus letras y componer su música no solo le han subido el volumen a su voz, sino al de todos los tipos de mujeres que representan: a las negras, las pobres, las lesbianas, las aborteras, las madres, las de los barrios periféricos de Bogotá. Las mujeres de Líricas del Caos hacen hip hop de calidad frente al que dijo que no podían, cantan sobre sexo, pasión y poder ante el que dijo que no debían y, como si eso no fuera suficiente, lo hacen todo de una forma justa. Ensayan en horarios que se acomodan al día a día de cada una, en espacios amables y seguros en los que puedan estar junto a sus hijas e hijos. Así, en la práctica cotidiana, combaten la verdadera raíz de la poca participación de las mujeres en el hip hop: la ausencia de garantías que permitan a las mujeres participar – más allá de una cuota- en esta escena musical. El machismo en el hip hop, aseguran las integrantes de Líricas, hace parte del entramado de desigualdades sociales, políticas, raciales y económicas al que se enfrentan todas las mujeres a diario. Debido a que hacer compatible la vida artística y la personal es más difícil cuando se te han asignado responsabilidades domésticas y de cuidado, cuando eres madre soltera, cuando perteneces al grueso de la población sobre el que se sostiene la desigualdad, Líricas del Caos abre caminos con ética feminista y artivista, esa que considera el peso del sistema sobre las mujeres y quiere servir de descanso, de sanación. Desde la convocatoria que permitió la conformación del grupo, estas 22 mujeres no han dejado de trabajar intensamente, de formarse y de aprender. El 25 de octubre de 2018, con la Sala Seki Sano del Teatro de la Candelaria a reventar, Líricas del Caos lanzó su primer CD y el pasado 3 de mayo liberó el videoclip de su tema colectivo. Cada camino emprendido por las integrantes de la Escuela les ha recordado que la participación femenina es escasa en todos los niveles y que si son pocas las mujeres raperas, las beattmakers y las productoras lo son aún más. Ese reto, el de inundar de presencia femenina todas las esferas del hip hop, ya está en el radar de las raperas de Líricas del Caos.
Lo que nació como una idea de realizar un web cómic que hablara principalmente del acoso se convirtió en un libro fascinante, colorido lleno de información y mensajes claros para los adolescentes que empiezan y están viviendo una de las etapas más caóticas y con más incertidumbres por el que todos los seres humanos pasamos. Un libro que debería tener en su biblioteca. Plaqueta (comunicóloga) y Andonella (ilustradora) son las mujeres detrás de este gran libro que invita a los adolescentes a cuestionarse y a su a darles una respuesta sincera, directa y sin prejuicios a muchos temas considerados tabú como el sexo, la menstruación (la copa menstrual), la masturbación, la orientación sexual, el acoso, las enfermedades mentales, las relaciones tóxicas, el feminismo y hasta los cánones de belleza establecidos por la sociedad. Amiga date cuenta, detalla de manera ilustrada y creativa lo que tal vez las autoras hubieran querido saber cuándo eran jóvenes y que, de alguna manera, les hubiera cambiado su forma de ver el mundo y les hubiera ahorrado dolor. De ahí nació esta idea de vivencias, de experiencias de la niñez, de escuchar a muchas mujeres que aún se sienten inseguras de si mismas. Para plaqueta Amiga date cuenta es un “un libro que no tiene verdades absolutas, pero que sí está hecho sin estigmas y es una invitación a cuestionarse de todo”. El libro está dividido en tres capítulos principales que son cuerpo, sexo y relaciones, y tú contra el mundo. Son varios los temas que se abordan que seguramente para un adolescente habrá unos más importantes que otros. Esto depende de su estado emocional, de las dudas que tenga y del momento por el que atraviese su vida, Amiga date cuenta les dará las respuestas correctas en ese preciso momento que tal vez un adulto no sería capaz. ¿Por qué recomendaría que los papás que sus hijos lean este libro? Plaqueta tiene una historia maravillosa. A la primera persona que le dio el libro finalizado fue a su mamá. Cuando ella lo leyó “me dijo que no había compartido toda esa información conmigo, que no me había hablado de sexualidad, ni de drogas ni de mi cuerpo, porque ella simplemente no tenía la información; así hubiera querido no la tenía”. Sin embargo, todos estos temas ya no deberían tratarse como tabú, por esa razón Plaqueta pide a todas las entidades involucrados en la crianza y el desarrollo de adolescentes como papás, escuela, profesores, psicólogos que este libro será útil para explorar y compartir con los adolescentes de una manera divertida. Andonella por su parte recomienda a los papás este libro no por vender más sino “porque es toda la información que necesitan saber las adolescentes, porque es horrible que en pleno 2019 no se hable de estos temas que ha todas hace que nos surja dudas y con el que obtendrán alguna respuesta”. Es un libro que “puede ayudar a construir una relación de más confianza, de más información, de crecer juntas, de ayudarse porque no hay edad para deshacerse de los prejuicios y para desaprender mentiras que nos metieron en la cabeza”, puntualiza Plaqueta. ¿Desde que edad pueden los adolescentes leer este libro? Para las autoras del libro es un libro apto para niñas y niños de cualquier edad “porque creemos que no hay nada que deba ocultarse a “niñas más chiquitas”. Al final, son ellos los que deciden que es lo que les sirve, les interesa y en qué momento”. Aunque legalmente este establecido para niñas mayores de 12 años. ¡Ser libres y tomar decisiones de su propio cuerpo hará que los adolescentes estén informados y se sientan seguros de sí mismos, esto se logra dejando a un lado tantos prejuicios! Las autoras del libro estarán en la Feria del Libro del 1 al 5 de mayo.
Los estereotipos definitivamente nos jodieron la vida. Sobre todo en el momento en que una condición física, como tener un pene y dos huevas o una vagina y dos tetas, determinaron en algún tiempo pasado y oscuro las capacidades y habilidades de lo que podía, o no, hacer un hombre o una mujer. ¿Cómo está el panorama femenino en el rock suramericano donde, se supone, están concentradas la mayor cantidad de bandas conformadas por mujeres? Por: Mayra Hernández // @mayaelectrik En el terreno musical pasaron años y siglos enteros para que una mujer evadiera la odiosa etiqueta de “cantante buenona” o la “groupie de turno”, para ser considerada como artista y músico por mérito propio. Cuenta la leyenda que no fue hasta la irrupción de Janis Joplin en el panorama musical de los años sesenta que una mujer fue considerada estrella del rock. Por primera vez una humana con vagina, libre y rebelde hasta el cogote, y dueña de un talento hipnótico era reconocida en el masculino mundo rockero. Ella fue la primera. Los años han pasado y ahora, sorprendentemente, Suramérica es el lugar del mundo donde se concentra el mayor número de bandas conformadas solo por mujeres. Este es uno de los datos que Prika Amaral, la poderosa guitarrista de la agrupación brasilera de metal Nervosa, se grabó de memoria en una conferencia sobre música e igual de género en Lyon. Algo que es toda una proeza en estas latitudes latinoamericanas donde las posiciones y visiones machistas se encuentran a flor de piel, incluso, en escenas como la rockera, punkera y metalera a pesar de su carácter contestatario. Pareciera que la escena musical sigue dominada por hombres, o será que, como lo dice el periodista de la cultura popular, Santiago Rivas, ¿lo femenino no es visible porque la gente sigue asumiendo de plano que la gran mayoría de rockeros son hombres? Lo cierto es que esta realidad sigue cambiando. Desde el 2017, con la irrupción del movimiento Me Too, ha resonado con mayor fuerza los discursos de la nueva ola feminista. Por eso aprovechamos para responder esas preguntas junto a un grupo de poderosas mujeres que representan en grande, con todo los voltios, la actitud y el voltaje, el rock hecho por mujeres. Sin pudor, Póker, Nervosas, Marisol Hernández de La Santa Cecilia y Juliana Ronderos de Salt Cathedral. Todas hablaron sobre lo que significa caminar la trocha musical como mujeres en una escena principalmente masculina y cómo la música ha sido un vehículo para la participación femenina. Alrededor surgieron preguntas y respuestas sobre el nivel de machismo de la escena musical, y de la industria en general, y lo oportuno que son los escenarios de solo mujeres, o si simplemente ya es hora de borrar la raya de la diferencia y hablar desde la igualdad a la hora de armar carteles monumentales para los festivales locales. Diez mujeres poderosas respondieron sin pelos en la lengua incluso para hablar de la violencia de género y de lo que pasa cuando nosotras mismas nos autocensuramos. Tatiana Almonacid, bajista de Sin Pudor, dio precisamente un ejemplo de por qué no hay que callar y contó sin tapujos cómo la música ha sido un catalizador para sanar su caso de violación. Siga, pase, escuche y únase al debate. Las puertas están abiertas para construir una escena más igualitaria
El Día Internacional de la Mujer se celebra cada año el 8 de marzo y es imposible no hablar sobre feminismo. Un día que se ha desdibujado y que se ha convertido en regalar flores, chocolates, mariachis y en la oportunidad perfecta para ponerle ‘sale’ a todo. Sin embargo, es indiscutible la trascendencia fundamental que tiene: conmemorar los logros en equidad de género que durante generaciones y luchas al fin se han alcanzado (y los que faltan), celebrar la inclusión social, la igualdad y el respeto y los derechos de las mujeres. Celebrar el día o el mes -como es catalogado marzo- de la mujer da pie para hablar sobre el feminismo, un tema que según Catalina Ruiz Navarro “es la revolución social pacifica más eficiente y eficaz de todo el siglo XX”. Sin embargo, este significado es tan solo alguno de los que se puede encontrar. Según la Real Academia Española (RAE) el feminismo es definido como un “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”. Existen muchos mitos alrededor de un movimiento que ha permitido combatir la inequidad de género, y lograr que las mujeres alcancen cada vez más logros. ¿Qué tanto sabe de feminismo? Mida sus conocimientos con este test. Empecemos: Lea también: 4 cosas que estamos mamadas de oír el Día de la Mujer
Hay casi un 40% menos de contenido sexual en las grandes películas que a principios del milenio. Esa fue la conclusión principal de un informe encargado por The Economist al analista de datos Stephen Follows. El informe recopiló datos sobre las 250 películas más taquilleras cada año desde 2000, y encontró que las películas estrenadas en 2023 tenían poco más del 60% del contenido erótico que normalmente se encontraba entre las 250 principales en 2000. Es decir, el contenido sexual en las películas se ha reducido en un 405. Por género cinematográfico, la caída fue más pronunciada en las películas de acción (una caída de aproximadamente el 70% durante el mismo período), mientras que las películas románticas registraron muchos menos cambios, con una caída de poco menos del 20%.Al mismo tiempo, el porcentaje de películas más taquilleras sin ningún contenido sexual aumentó significativamente, de aproximadamente el 18% en 2000 al 46% en 2023. "No sólo hay menos actos sexuales en la pantalla, sino que se concentran proporcionalmente en menos películas", dice Follows. ¿Por qué cada vez hay menos escenas de sexo en el cine?Follows sugiere una serie de posibles razones detrás del declive de la cantidad de escenas sexuales, incluidos cambios en los gustos de la audiencia con una "preferencia por contenido que evita los temas sexuales por completo o los maneja con más sutileza"; la preocupación de que las escenas de sexo puedan afectar el estreno mundial “dando lugar a clasificaciones de edad o censura más restrictivas, reduciendo así el alcance potencial de una película”; y la creciente influencia de los “coordinadores de intimidad”, que toman protagonismo después del #MeToo y la importancia de espacios ¿Qué son los coordinadores de intimidad?La coordinación de la intimidad es un campo relativamente nuevo y en crecimiento, de acuerdo con CBS News. La primera producción en contratar y acreditar a un coordinador de intimidad designado fue "he Deuce de HBO, protagonizada por James Franco y Maggie Gyllenhaal, que se estrenó en 2017 y describió la industria del porno en la ciudad de Nueva York de los años 70.Hoy hay más de 100 coordinadores de intimidad certificados que trabajan en sets de cine y televisión. Su salario está más o menos en línea con el de los coordinadores de especialistas, cuyas tarifas mínimas fija el sindicato son alrededor de 1.500 dólares por día. Ganan, en promedio, entre 60.000 y 90.000 dólares al año.
El mes pasado, el cantante de Orgy, Jay Gordon, contó haber escuchado que Linkin Park se podría reunir con una cantante femenina en lugar del fallecido Chester Bennington. Sin embargo, se echó para atrás con sus declaraciones luego que estas se volvieran virales. "Va a ser difícil sin Chester, pero ya veremos", dijo. "He oído que ahora tienen una cantante... Eso debería ser interesante", afirmó en el programa de radio Wired In The Empire.Aunque con mucha especulación al respecto, los fans comenzaron una conversación en redes sociales sobre el posible regreso de la icónica banda y sobre la pregunta más grande: ¿quién daría vida a las voces de Bennington?El 30 de abril Billboard afirmó en un artículo que Mike Shinoda, Brad Delson y Dave Farrel estarían pensando en incluir a una vocalista en la banda para honrar la memoria del ex cantante de Linkin Park. Según la nota, la agencia de reservas WME estaría aceptando ofertas para una posible gira de reunión y actuaciones como cabeza de cartel de algunos festivales. A los miembros de la banda se les uniría un cantante aún sin nombre, pero una fuente le dice a la publicación que "la banda espera encontrar una vocalista femenina".Los rumores llegaron hasta los oídos de la vocalista de Evanescence, Amy Lee, quien negó que ocuparía el lugar de Chester dentro de Linkin Park en el programa de radio canadiense iHeartRadio, en el cual también bromeó diciendo: "no me han contactado, pero eso es increíble. Deberían preguntarme sobre eso. No tengo mucho tiempo libre, pero podría hacerlo a tiempo parcial”.Los integrantes no se han pronunciado al respecto, únicamente Shinoda quien afirmó que“siempre circulan rumores. La gente siempre pregunta qué sigue para la banda, y la mejor respuesta que puedo darle a alguien es que cuando haya algo que decirles, se los diremos. Cuando haya que hacer un anuncio, será en LinkinPark.com. Si lo escuchan de otra persona, pueden confiar en esa información tanto como quieran”.**Lean acá Linkin Park: "El rock de ahora apesta,por eso hicimos música visceral y ruidosa"
Los detectives muertos, la nueva serie de Netflix y spin-off de The Sandman, se estrenó el 25 de abril del 2024. Esta historia está basada en el cómic de DC y en el universo de Neil Gaiman, una de las mentes más poderosas de ciencia ficción detrás de historias como The Sandman, Coraline y American Gods. La serie iba a ser originalmente de MAX pero, después de que la plataforma de streaming la rechazara (por no encajar en los nuevos planes de la compañía, Netflix compró los derechos para tener todo el universo del reconocido autor de ciencia ficción. Sin embargo, Netflix no le tenía mucha fe a este proyecto y por eso Los detectives muertos no tuvo una gran promoción y se concentró en otros estrenos como El caso de Asunta y Baby Reindeer. Muy pocos días después de su estreno, Los detectives muertos tiene una calificación de 7,6 en IMDb (casi igual de bien calificada como The Sandman que tiene 7,7) y un 92% en Rotten Tomatoes. Estas cifras demuestras que Netflix cometió un gran error al no confiar en la expansión del mundo de The Sandman y en la mente de Neil Gaiman. ¿De qué trata 'Los detectives muertos'?Edwin Payne (George Rexstrew) y Charles Rowland (Jayden Revri) son dos adolescentes, que nacieron en décadas diferentes, que se hicieron amigos después de su muerte. En su vida como fantasmas tienen una agencia de detectives y se dedican a resolver misterios y casos paranormales. A sus misiones se les une la médium Crystal (Kassius Nelson) y Niko (Yuyu Kitamura), su amiga del mundo de los vivos. Los cuatro deben enfrentarse a brujas malvadas y a la propia Muerte. Trailer de 'Los detectives muertos'¿Cómo se conecta 'Los detectives muertos' en el universo de Neil Gaiman? Tanto Edwin Payne como Charles Rowland aparecen por primera vez en el universo de Gaiman en la cuarta entrega de la colección de historietas, Sandman: Estación de Nieblas. También aparecieron en La Cruzada de los Niños y empezaron a tener cameos regularmente en los relatos de Neil Gaiman. Hablando específicamente de la línea narrativa, The Sandman y Los detectives muertos se cruzan en 1991 cuando Lucifer (Gwendoline Christie en la serie) renuncia y se abren las puertas del infierno. Cuando el reino queda sin gobernante, Dream (Tom Sturridge) conoce a Charles y a Edwin (una relación que sirve para la historia se conecte y muestre lo que sucede en la Tierra). Y es que, precisamente, con las puertas del infierno abiertas, Charles comienza a divagar en el internado donde murió hacía años y conoce a Edwin, un amigable fantasma que murió en la misma escuela. Lo que sigue después de eso, su amistad y la agencia de detectives, es lo que se cuenta en el spin-off. ***Les recomendamos: The Sandman: ¿Por qué su creador esperó más de 3 décadas para adaptar su historia?
Dread Mar I se presentará en el Movistar Arena de Bogotá este 6 de julio, como parte de su Tour Dread Mar I 2024. Las entradas están disponibles en Tuboleta y los precios oscilan entre 221.000 y 494.000 pesos. Con una larga trayectoria conocida en toda Latinoamérica que comenzó en Argentina, Dread Mar I ha sido una figura muy conocida en el reggae latinoamericano desde su debut solista en 2005 con el álbum "Jah guía". Su éxito Tú sin mí catapultó su carrera, llevándolo a los primeros lugares de las listas y a nominaciones de varios premios, incluyendo el Grammy Latino. La canción obtuvo el récord de canción de rock argentino más escuchada en Youtube, con 1000 millones de reproducciones hacia enero de 2021."Tú sin mí se volvió un súper hit, pero no me lo esperaba. En YouTube hay 30 millones de personas que vieron el video", dijo el artista en entrevista con El Clarín. Además de ser el primer artista de Reggae Rock argentino en dominar los mercados de Argentina, México y Brasil, Dread Mar I ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el premio 'Quiero' al 'Mejor Video de Reggae' y el premio Gardel al 'Mejor Álbum de Reggae y Música Urbana'. Su capacidad para llenar estadios se confirmó cuando tocó frente a 100,000 personas en Mar del Plata, y sigue siendo uno de los artistas argentinos más escuchados en plataformas digitales.Los fanáticos pueden esperar una noche de algunos grandes éxitos como “Hoja en Blanco”, “Así fue” y “Nada”.
Duki llega por segunda vez a la capital del país con su A.D.A TOUR 2024 en el Movistar Arena, el próximo 4 de mayo. El argentino regresa a Bogotá y la encargada de abrir el concierto será la colombiana Nath. Duki es un rapero y compositor de 27 años. En el 2021 se posicionó como el artista argentino más escuchado en el mundo. Entre sus canciones más conocidas está Goteo (que se mantuvo 24 días en el puesto número 1 de Argentina) con más de 300 millones de reproducciones en Spotify, She Don´t Give Fo con más de 400 millones de escuchas y Marisola - Remix.Después de agotar dos conciertos en el River Plate en Argentina (con capacidad de más de 150.000 personas), ser el único artista del género en vender toda la boletería del Bernabeu Del Real Madrid y hacer sold out en menos de 24 horas en el Palacio de losDeportes en México, Duki vuelve a Bogotá para cantar en uno de los escenarios más reconocidos de la ciudad.¿Quién es Nath? Nath creció en Medellín, admirando a iconos de la música local, como J Balvin, Maluma y Karol G. Ha colaborado con artistas como Ryan Castro, Goyo, Pirlo, Blessed, Piso 21 entre otros.El coro de la iglesia fue el escenario en el que cantó por primera vez. La música la emocionaba, así como ver cantantes. A veces le costaba encontrar las palabras precisas para expresar sus emociones, pero en la música, que tenía que sonar y acompañarla hiciera lo que hiciera, encontró sentido.En las baladas románticas de Ricardo Montaner, Reik y Sin Bandera, de ahí la inflexión romántica de sus canciones hoy, y también en la escritura. Si las palabras la eludían, tomaba una hoja y un lápiz, escribía una carta, y todo se aclaraba. Así convencía a su mamá de que le devolviera su baraja de Yu-Gi-Oh!A partir de 2020, esas cartas encontraron un destinatario más grande. En el concierto de Karol G fueron cuarenta mil personas. Ese día cantó 'La culpa', una colaboración con Goyo al ritmo de lo que ella llama pop urbano; 'KLKNTOKI', una colaboración con el caleño Pirlo —del que dice que, a diferencia de la mayoría de hombres, respeta mucho a las mujeres—, que fue viral en TikTok antes de su publicación; 'Deseándote', con Ryan Castro, un apoyo constante en su carrera; y también 'Rikota', su último sencillo, dedicado a las mujeres, a su felicidad."Es una locura ver que otras personas canten y griten y lloren con lo hiciste, que se conecten contigo y te escriban para decirte que les salvaste la vida. Se siente el éxtasis máximo. En ese momento es cuando más cordura tienes que tener y los pies sobre la tierra pa’ no elevarte. Es una responsabilidad muy grande que llevo con mucho amor. Antes era un tabú cantarle a las mujeres. Llevo ya tres añitos mostrando que no tiene que ser un tabú, que tenemos derecho a enamorarnos de quien sea. Creo que he logrado diferenciarme un poco".