El discurso de la joven activista sueca Greta Thunberg en la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU ha sido un tema muy discutido en redes sociales y claro, los memes no podían faltar. Uno de los más famosos fue la versión metalera del discurso, creada por el baterista de thrash metal John Meredith, de la banda Suaka. A él le pareció que el discurso de Greta sería una gran canción de metal y así la hizo: se llama How Dare You? "Cuando vi el discurso, me impresionó su pasión. Las palabras que escogió me evocaron la oscuridad del metal de bandas como Entombed, Gojira, At the Gates o Sepultura", le dijo Meredith a Rolling Stone. La versión de Meredith se hizo viral (supera los 4 millones de reproducciones en YouTube) e incluso la misma Greta le dio su visto bueno en un tuit. "Ya superé lo del clima. Desde ahora, me dedicaré al metal", dijo en su cuenta oficial de Twitter. Todo el dinero recaudado en las compras digitales de este sencillo (disponible en Bandcamp) irá para la organización ecologista Greenpeace. Despotz Records, compañía disquera que lanzó el sencillo, declaró en un comunicado: Con este lanzamiento, presentamos la campaña #GreenMetal busca que los fans de todo el mundo se unan al movimiento ambiental y juntos hacer historia, al hacer que How Dare You llegue al top 10 de Billboard". How Dare You by G.T
Si hay algo claro de Rock al Parque es que el primer día es el más exitoso. Aunque ninguna ley lo estipula, todo el mundo sabe que ese sábado está dedicado al metal y a los sonidos más pesados. Históricamente, el festival les ha dado a los fanáticos de estos estilos “en la vena del gusto”, con grandes actos como Apocalyptica, Cannibal Corpse o Anthrax. El 2019 no fue la excepción y los fans se emocionaron con nombres como Tarja, Dying Fetus, Deicide y Grave (que finalmente no se presentó). ¿Por qué Bogotá es tan metalera? Cerca de 85.000 personas llegaron al Parque Simón Bolívar en el día metalero de Rock al Parque y confirmaron una vez más que en Bogotá los sonidos pesados tienen una fanaticada fiel y sólida. Aquí algunas palabras que definen muy bien el metal en Colombia. Pasión “El metalero es apasionado”, nos dijo uno de los integrantes de Internal Suffering, banda de Death Metal pereirana que ha ido con su música hasta a China. Eso lo comprobamos el primer día de Rock al Parque, que reúne a un público incondicional que poguea y cabecea con cada canción. Persistencia Bandas nacionales como Internal Suffering, Tenebrarum, Under Threat o Grito llevan varias décadas trabajando por un género fuera de los circuitos comerciales. Estas bandas, entre otras, vieron los frutos de su esfuerzo y dedicación con los miles de asistentes a sus shows en Rock al parque, que tuvieron la oportunidad de ver shows con artistas de trayectoria. Masculinidad La diferencia entre proyectos de hombres y proyectos con al menos una integrante femenina fue abismal. Es momento de conocer más propuestas hechas por mujeres. Eso sí, hay que decirlo, las bandas con mujeres como Buitres, Lucifera, Info, Tenebrarum, y Tarja, por supuesto, se lucieron y mostraron la importancia de la mujer en el metal. Política Los sonidos extremos de Rock al parque tomaron posición. Los mexicanos de Vaquero Negro dieron su apoyo a los skaters de Bogotá en una referencia clara a la Policía. High Rate Extintion también tuvo un mensaje contra el capitalismo. Igualmente, Angra, aunque de forma algo más poética, también trata temas como la destrucción del medio ambiente y el colonialismo. Solidaridad El llamado de varias bandas fue el de apoyar la escena local. "¡Acompañen! Vayan a los conciertos, así vayan a bailar reggaetón, paguen la boleta”, dijo Razón de ser durante su show. Ellos saben que eso ha sido clave para lograr una escena fiel y fuerte y, por supuesto, el público ha copiado su invitación. Respeto Las bandas de metal reconocen el camino que labraron quienes llegaron antes que ellas. Por eso fueron mencionadas y homenajeadas agrupaciones como La Pestilencia o A.N.I.M.A.L que marcaron pauta en los sonidos extremos de Latinoamérica. Variedad Aunque hay quienes dicen que todo suena igual en el primer día de Rock al Parque, nada más alejado de la realidad: el festival incluyó exponentes representativos del hardcore como Grito o El sagrado, del Death Metal como Deicide o Internal Suffering, del rock industrial como Info, del metal sinfónico, como Tarja y del metal progresivo, como Angra. Y sí, todas suenan muy diferente. Unión Angra invitó a varios músicos colombianos para Carry On y Tenebrarum llamó a Elvis, de Estados Alterados. Los metaleros en Rock al parque demostraron que la unión hace la fuerza y es fundamental para consolidar la escena. Resistencia Ya sea al capitalismo, al conformismo, a la música comercial o a lo que se esper que debe ser el rock, las bandas del día 1 de Rock al parque fueron un ejemplo de resistencia. High Rate Extintion habló de resistir al cáncer, Razón de ser mencionó la opción de resistir para crear una escena, Power Insane mostró canciones de su disco Resistir es vencer y Grito homenajeó a los padres que resisten a las adversidades. Resistencia y metal siempre han ido e irán de la mano.
En 1989 la banda bogotana de metal Darkness grabó el EP de cuatro canciones Espías malignos en el que quedó consignado un himno del sentir del metalero colombiano. Treinta años después celebramos el cumpleaños de este hito y los nuevos planes de la banda. Por: José “Pepe” Plata // @owai El metalero es aquel personaje que lleva décadas recorriendo las calles de las ciudades colombianas y cargando así la pasión por las tendencias de todos los tiempos (heavy, thrash, speed, death, black, doom y más). El metalero de la banda Darkness que se dio a conocer a través del disco Espías Malignos en 1989 está vigente y se renueva una y otra vez a través de los años. No en vano su letra afirma cómo la “procesión va por dentro” así: “Si eres metalero con toda razón esa es tu energía y tu vocación metalero esa es tu verdad, contra todo el mundo, nunca pararás metalero tu mundo matar, nadie te comprende, por eso qué más da todo por sentir las cosas al revés ya todo respeto no te asusta ya cadenas de fuego, cadenas pero hoy metalean tu vida, tu cuerpo y tu soledad.” ¿Pero qué hizo que este metalero apareciera en el mundo musical nacional? Hay que dar una vuelta al pasado y recordar cómo los años setenta y ochenta tuvieron movimientos juveniles subterráneos que capturaron la atención de personas en Bogotá, Cali, Medellín y otras ciudades colombianas. Movimientos en los que la música era la base de una expresión de resistencia, inconformismo y de testimonio. Reflexiones finales (y sentidas) del Día de Rock Colombia 2018 Y así como llegaron el punk, el hip hop y metal para construir historias y testimonios que aún persisten. Con ese telón de fondo, apareció una banda bajo el nombre de Darkness. Una palabra que expresa en inglés la oscuridad, pero que en el contexto local era la inquietud de personajes como Óscar Orjuela, Felipe Levy, Jorge Mackenzie y Jake Cruz que formaron la etapa inicial de la banda hacia 1986 – 1987. Fue un tiempo en el que los pilares sonoros del thrash –Metallica, Megadeth, Kreator, Anthrax y Slayer– sonaban en vinilos y casetes que pasaban de mano en mano porque no se conseguían en las tiendas de discos locales. Pero gracias a personajes de las tiendas de la calle 19 de Bogotá o la Playa en Medellín, estos discos estuvieron rondando junto a los de Black Sabbath, Rush, Exodus, Kreator y más. Sin los clics de like, sin posibilidades de aparecer en YouTube o plataformas de streaming, se formó así una banda que vivió el metal de una manera particular: la de ser la primera generación que lo adoptaba para su vida y como una legión. Justo en un tiempo en el que el rock permanecía como una música sumergida para un grupo de jóvenes y en el que, si bien existían emisoras con esta programación, ser rockero era llevar consigo un desprecio y un rechazo. Y si había pelo largo, la condena era más grande. Por eso, cuando en 1989 apareció el disco Espías malignos a través del sello Rock-ola Records, la respuesta no se hizo esperar. Un EP de cuatro canciones mostró cómo el thrash criollo pedía pista. Fue uno que marcó un antes y un después en los sonidos fuertes criollos justamente por no encajar en el rock en español de aquel momento. En un tiempo en el que lo más cercano a estar con la actualidad del mundo era tener antena parabólica o el naciente sistema de televisión por cable y en él ser afortunado y tener MTV; el que apareciera un disco así fue una premonición de algo que no se puede obviar: la presencia del metal en el mundo musical colombiano. Espías malignos fue un disco que vino a satisfacer la necesidad de un manifiesto local que tuviera además la posibilidad de entrar al lugar de leyenda de bandas como Kraken, Parabellum, Massacre o Reencarnación, pero Darkness era de Bogotá y era la banda que tocaba en los locales perdidos del centro y la periferia de esta ciudad en donde la tribu metalera se daba a conocer. En sus canciones se escucharía el apego a un sentimiento que ha acompañado al metalero nacional: el de no encajar en la cotidianidad. Pero es el que hace que su cotidianidad no sea sola. Metaleros hay miles que sienten lo que se cantó en 1989 y sigue vigente hoy. En sus otras tres canciones, Espías malignos, Neurótica y Agresiva, encontramos la combinación de riffs y velocidad capaz de hacernos devolver el recuerdo para así encontrar a una banda que hacía lo que bien debía hacer: cantarle al país lo que ha sido una necesidad de no dejar a nadie exento de estar involucrado en la realidad. ¿Por qué Bogotá es tan metalera? En su año de lanzamiento, este vinilo no costaba más de 1500 pesos. Hoy, quien lo busca y quiere tener, debe tener la no despreciable suma de 350 000 pesos o más para pagarlo. A través de portales como Discogs o Mercado Libre aparece así una joya viva que si bien exige una búsqueda intensa, tiene una buena noticia: se trata de un Darkness recargado. Sí, un Darkness que se muestra actual, renovado y vigente a través de una jugada artístico musical que puede ser similar a una estocada. Si bien en el año 2017 se supo que la banda terminó su vida musical durante su presentación en Rock al Parque, hubo un hecho que reversó la decisión que su antiguo guitarrista, Rodrigo Vargas, tomó. La banda había iniciado conversaciones con la oficina de representación de Metallica para pedir el permiso de hacer una versión de la canción Fade to Black de su legendario disco Ride the Lightning de 1984. Óscar Orjuela, baterista fundador de la banda rearmó Darkness, haciéndola una banda que así como respeta la tradición, se proyecta hacia las nuevas generaciones. Y es que la versión de esta canción se lanzará el 21 de junio de 2019 en el día más largo del año. Fade to Black contó además con el importante respaldo de Flemming Rasmussen, productor original de la canción, quien participó en la producción de este homenaje de Darkness. Para Orjuela, “un grupo es un aspecto personal. No se pueden dar pasos en frío. Hay que sentirse a gusto con la gente con la que uno tiene. Darkness tiene una nueva alineación y es la que estamos promocionando”. Y él mismo compara lo que sucedía en 1989 y lo que sucede en 2019 cuando se habla de una banda. Si bien hace treinta años el disco era la materialización de un ánimo en un tiempo complicado, hoy los tiempos son complicados de otra manera. “El sueño de tener una banda es igual. Y lograr que ella sea un trabajo que pueda pagar la renta, los gastos y ser algo que inspire es lo que busca.” Darkness versión 2019 viene recargado y con grandes intenciones. A la par con presentar su homenaje a Metallica, está la idea de presentar Espías malignos como una grabación de las cuatro canciones de 1989, cuatro que no se publicaron en la época y cuatro más del repertorio de la banda. Para ello, Orjuela tiene ya una banda completa que pronto se dará a conocer. En ella hay músicos jóvenes, pero también experimentados que saben que Darkness no nació ayer y que el metalero de 1989 está tan vigente como el metalero de 2019. #LaMúsicaNosUne
Con el fallido concierto de Marduk en Bogotá, la censura que se le intentó hacer a una banda de metal por cuenta de su satanismo volvió a dar de qué hablar. Apenas el "concejal de la familia" Marco Fidel Ramírez comenzó su cruzada para que el concierto no se llevara a cabo, nos preguntamos si satanizar el metal no era la salida más fácil para una sociedad mediocre en el análisis de sus propios problemas. Nuestras inquietudes no pararon ahí. El Turner (“El Tocne”) estuvo en el Salón del Ocio y la Fantasía (SOFA 2018) para intentar entender más sobre este tema. ¿Será que por sus altos índices de asesinatos Colombia debería ser el destino turístico del satanismo por excelencia? ¿Es más miedosa una banda de fleteros colombianos que una banda de metal sueco? ¿Será que Marduk es más satánica que los ñoños Besaile? Una de las conclusiones de El Turner es que las bandas de metal deberían dejar el maquillaje y la ropa negra y vestirse como parapolíticos. Eso sí que da miedo. ¿Qué otras verdades encontró este reportero de la familia en este crucial evento?
Este 3 de octubre en Pasto y 5 de octubre en Bogotá la agrupación sueca de black metal Marduk tenía preparado su reencuentro con la robusta escena metalera colombiana. Aunque la banda logró presentarse en Pasto; en la cuidad de Bogotá no fue posible, así lo afirmaron los organizadores del evento. Todo inició el pasado jueves 27 de septiembre cuando el Distrito selló el establecimiento donde la agrupación se iba a presentar en Bogotá . Así lo publicó Miguel Uribe Turbay, secretario de Gobierno de Bogotá, a través de su cuenta de Twitter porque según él, el lugar no cumple con los requisitos de Código de Policía para eventos públicos. Marduk es una banda de Suecia que nació hace 28 años (1990) creada por Morgan Steinmeyer Hakansson, su guitarrista, convirtiéndose en una de las primeras en la escena del black metal al lado de Dark Funeral, Abruptum y Dissection. La agrupación ha grabado más de 14 producciones en estudio, ha participado en giras itinerantes de Europa como X Max Festival o el Metalfest Open Air, además de presentarse en tremendos escenarios como el Inferno Metal Festival de Oslo, el Festival Waken de Alemania o el Dynamo Open Air de Holanda. Gracias a su estética y recorrido musical han participado en reconocidos premios internacionales como los Billboard Heatseekers o los Swedish Metal Awards. Recientemente la banda presentó su nuevo álbum llamado Victoria (2018). La noticia de este concierto habría pasado ignorada y de relevancia exclusiva para el gigantesco nicho metalero de Bogotá y Colombia, si no fuera porque el oportunista y mediático "concejal de la familia", Marco Fidel Ramírez, comenzó a darle palo a esta presentación. Con declaraciones del tipo “rechazo categóricamente la pretensión de presentar en Colombia a esta asquerosa, satánica, corrupta y blasfema banda de rock sueca que ofende los valores fundamentales de la cristiandad y que corrompe a millones de jóvenes alrededor del planeta”, el concejal que recordaran por películas como “La Bella y la Bestia vuelve gays a los niños” o “Riahanna y Shakira tiene el rayo lesbianizador”, entre otras. Rock al Parque 2017: Una historia de amor entre el metal y el diablo Que las letras de sus canciones abordan temas paganos y antirreligiosos o que su iconografía va en contra de los católicos son algunas de las insignias que se convierten según Ramírez en las razones por las que no deberían presentarse en Colombia. Si nos apegamos a los hechos, el concierto de Marduk en Bogotá no se canceló por razones ideológicas o religiosas sino por meros trámites burocráticos, pero no deja de ser interesante que en pleno siglo XXI, cuando las expresiones culturales han avanzado tanto, cuando el acceso a la información es más masivo que nunca, cuando se supone que vivimos en una sociedad racional y no ensombrecida por el misticismo esotérico y religioso, un dirigente político infunda miedo a la población a través del mismísimo Patas. Suponiendo que el concejal y cualquier otro dirigente ya han hecho su tarea regulando y debatiendo temas como subsidios, muerte de niños por hambre, maltrato infantil e intrafamiliar, o el acceso a la educación, su forma de acercarse a la reflexión sobre el mensaje de la música debería ser más maduro o, al menos, a la altura de lo que exigen nuestros tiempos. ¿Qué es, a fin de cuentas, el satanismo y la blasfemia? ¿Qué propone, en últimas, sino una construcción de un mundo paralelo al que forjó durante siglos la Iglesia Católica a punta de torturas, inquisiciones, segregaciones y corrupción? Pero el caso, a Dios lo que es de Dios y al Diablo lo que es del Diablo, lo importante acá es la música y la reflexión sobre los límites que debe tener el poder político sobre manifestaciones culturales, sea la que sea. ¿Dónde queda el límite entre "cuidado a la población" y "censura a la libre expresión"? ¿Qué tan lejos podemos quedar ahora de una potencial quema de libros, discos y películas que contengan valores que cuestionan el deber ser o la tradicional moral católica? ¿Dónde queda la libertad de cultos? Obviamente comienzan a emerger las comparaciones con otros géneros. Si hay fiscalización y análisis hacia un género que habla del Patas, debería existir también y con el mismo ahínco hacia otro tipo de expresiones que han perpetuado el maltrato a la mujer, el machismo o las relaciones tóxicas. Lea también: ¿Por qué Bogotá es tan metalera? ¿Se han vuelto el metal y el reggaetón los chivos expiatorios de los problemas de nuestra sociedad? ¿Se ha vuelto la música la salida fácil para encontrarle problemas a actos violentos corruptos, violaciones a niños y mujeres? ¿Dónde queda el papel de la familia la educación en todo esto? ¿Vamos a tomar la salida fácil de culpar a unos manes vestidos de negro en vez de asumir y reflexionar nuestros modelos de educación? Concejal (y demás inquisidores culturales): perseguir un tipo de música no es más que una salida mediocre y una evasión irresponsable de una reflexión profunda sobre el origen de los males de nuestra sociedad; de una sociedad donde todo y todos tienen precio, donde la plata corroe y corrompe. El metal, el pop, el vallenato, la electrónica, la salsa, el bolero, apenas son documentos de nuestros tiempos así como vehículos del descontento. Pensar que una canción hace más daño que un político que se roba la plata de la alimentación de los niños, que patrocina grupos paramilitares, o que promueve medidas para perseguir a otros por pensar diferente no es más que un acto ignorante... y demoniaco. Por favor no nos proteja de nada.
El 10 de agosto de 1993, el black metal noruego pasó de ser una curiosidad a una noticia mundial. En parte, por un asesinato brutal. Esta es la historia del nacimiento del Black Metal noruego y del asesinato de Øystein Aarseth a manos de Varg Vikernes, miembros de Burzum y Mayhem.Por: @chuckygarciaLa historia de la música, en general, está marcada por grandes músicos que perdieron la vida en la carretera, ídolos jóvenes que murieron ahogados en su propio vómito o a causa de una sobredosis; otros tantos que se suicidaron, algunos que fallecieron en medio de disparos o que fueron asesinados por algún fanático en hechos confusos o en medio de algún show.El rock, el pop, el hip hop, el tex-mex o el vallenato, ningún género ha estado exento. Es más, habría que agregar que ninguna industria se ha salvado, y para no irnos más lejos, en el sector de la música en Colombia hemos tenido decesos lamentables como inesperados, cuando no casos en que los artistas han estado involucrados en juicios por homicidio.Pocas veces, eso sí, sucede o ha sucedido algo como lo ocurrido el 10 de agosto de 1993, cuando el músico noruego Varg Vikernes (quien ahora hace de YouTuber sofista en el canal ThuleanPerspective) asesinó de 27 puñaladas a su compatriota y colega Øystein Aarseth, más conocido como Euronymous. Otras voces afirman que los cuchillazos no fueron 27 sino 23. Pero da igual. Lo cierto es que después de matarlo, Vikernes arrojó su ropa ensangrentada en un lago, y sostuvo y sigue sosteniendo que lo hizo como una forma de anticiparse a un plan en su contra.“La policía noruega, durante la investigación, descubrió sus planes de asesinarme”, afirma Varg Vikernes sobre Euronymous en un video en YouTube que él mismo subió hace un par de años y que sigue disponible.“Y esto es algo que está escrito. El juez lo escribió, la policía lo dijo en los medios. La policía tuvo numerosas entrevistas con gente que le dijo que él planeaba asesinarme. No es algo que yo maquillé. La razón por la que fui condenado fue porque ellos dijeron que ‘a pesar de que había planes de Euronymous para asesinar a Vikernes, Vikernes no sabía de estos planes, así que no había motivos para que lo matara’”.Por estos hechos, Varg Vikernes fue condenado a más de 20 años de prisión, de los cuales pasó más de la mitad recluido en una cárcel en Oslo, hasta que recobró su libertad. Justamente fue en esta ciudad que acabó con la vida de Euronymous, un personaje que, tanto como él, si bien le dio la vuelta al mundo con esta noticia, ya había estado en el ojo de toda la prensa en su país y de parte de Europa por fundar y promover uno de los movimientos musicales más incendiarios del siglo XX: el Black Metal noruego.Lo de incendiario no es piropo, cuando Vikernes fue llevado a los tribunales no solo fue acusado de asesinato sino de promover la quema de una decena de iglesias cristianas y protestantes, en 1992, una acusación que también salpicaba a Euronymous.“Las iglesias salieron fortalecidas. Se recaudaron fondos para reconstruirlas, la asistencia a misa se disparó y el cristianismo renació”, como lo cuenta Andrew O’Neill en su libro La historia del Heavy Metal (búsquenlo, salió en 2017 y en muchas librerías independientes colombianas está la edición al español que lanzó la editorial Blackie Books). “Pero también lo hizo el Black Metal. La quema de iglesias se convirtió en un acto simbólico: era una antorcha que guiaba el sentimiento anticristiano del mundo”.Lo de las iglesias más lo del asesinato fue lo que mediáticamente terminó haciendo que en todo el mundo se hablara y se conociera más del Black Metal noruego, que musicalmente estaba sustentado en nombres como los de Burzum y Mayhem o, dicho de otra manera, las bandas de Vikernes y de Euronymus (incluso estando en la cárcel, Vikernes no dejó de lanzar álbumes bajo el nombre de Burzum).Mayhem hizo historia, Burzum hizo historia, y sus discos, mensajes y cruzada sin Dios ni ley terminaron influenciando a toda una camada de bandas alrededor del planeta. Y a legiones de fanáticos en regiones que incluso no eran de habla inglesa como Latinoamérica, o que de nórdicas tenían lo que El meneaíto tiene de música clásica. El estilo, particularmente atmosférico y pesado, lo-fi y ceremonial del Black Metal noruego, terminó por imponer una diferencia frente a otros movimientos que también hacían parte del metal, como el thrash y el death metal, pero que para aquel entonces ya habían sido absorbidos por los grandes sellos discográficos, los festivales alternativos o el canal MTV.Antes de lo que terminó pasando el 10 de agosto de 1993, el cantante noruego Per Yngve Ohlin, más conocido como Dead y quien también hizo parte de Mayhem, se rajó las venas y el cuello, y para asegurarse de que nada fuera a salir mal se pegó un tiro en la cabeza. Euronymous fue el primero en encontrarlo, pero antes de avisar a las autoridades fue por una cámara fotográfica desechable, le tomó varias fotos y hasta guardó varios pedazos de su cráneo. Y sacó un comunicado de prensa asegurando que el suicidio de su compañero no había sido un acto demente, sino una supuesta protesta en contra de la comercialización extrema del metal.Varg Vikernes, finalmente, y del que también hay que decir que siempre ha sido señalado como fanático del supremacismo blanco, hace solo unos meses atrás, en YouTube, aseguró que le habían ofrecido un dineral por hacer dos shows en Londres con Burzum, pero que él había declinado la oferta porque no le importaba el dinero, ni ir a Londres ni tocar en vivo.Una carrera que él sugiere ha llegado a su final y de la que ahora dice que no quiso ser partícipe, lo cual viene siendo como la cereza inesperada del pastel de uno de los aniversarios más polémicos de la música; y a la vez la que mejor encaja con la cita de Gaahl, de la banda Gorgorth, que Andrew O’Neill incluye en su libro: “El Black Metal no tenía que llegar al público. Lo hacíamos por nuestro puro disfrute”.Vikernes concluye en su video que prefiere quedarse en casa, cambiar el aceite de su auto, recoger madera podrida del bosque, pasar tiempo con sus hijos o hablando con los que se suscriben a ThuleanPerspective; en vez de irse de gira con Burzum: “Para ser honesto, probablemente preferiría pasar como un mes en prisión que pasar un mes ensayando con algunos músicos ‘metaleros’”.
Cuando eres un metalero gótico de raca mandaca a los 13 años y terminas bailando La Gozadera años después en una discoteca con olor a coco, ya no confías ni pizca en aquello de que “soy muy cool porque a me gusta escuchar tal cosa”. Texto e ilustraciones: Diego Montoya // @chinocarajo Hundí el botón de play hasta que se enganchara en el fondo. Valiéndose de un par de poleas y de las proteínas proveídas por dos baterías ‘doble A’, el mecanismo del walkman estiró la cinta magnética y se la fue llevando desde un rollo hasta el otro. “Cradle Of Filth”, rezaba el cassette en su lado A, “cuna de mugre”. El logo de la banda inglesa lo había dibujado yo mismo con un Pelikan Micropunta; todo el poder artístico de mis 13 años de edad al servicio de una ilegibilidad calculada. Los audífonos bombearon entonces un hizz análogo en mis oídos y, luego, música perfecta: chillidos guturales, guitarras distorsionadas hasta parecer motores, campanas siniestras y baterías tan rápidas que se pregunta uno cuál es el afán. Llegaron entonces imágenes mentales de los Montes Cárpatos en invierno. De bellísimas mujeres de piel anémica sumergidas en tinas llenas de sangre, la que bastante falta les hacía por dentro. Mordiscos en la nuca, tetas al aire, luz de hoguera y colmillos. Satán, el mismísimo patas, haciendo apariciones en la forma de una cabra que ni bala, ni come, ni caga. Gocé durante un rato toda aquella cursilería agresiva hasta que, sin más explicación que un crac, el walkman se detuvo y me dejó a la merced de lo que realmente tenía alrededor. No era un invierno satánico en Transilvania. Era Semana Santa en Melgar –“Nalgar”–, Tolima. Es verdad que había pasado por el municipio de Silvania a bordo de una flota bautizada Trans para llegar hasta el balneario bogotano por excelencia, pero no había visto allí presencias vampíricas en terciopelo, sino más bien fritangas a las que se les “mete el colmillo”. Tampoco había en mi mano una copa metálica rebosante de hemofílico vino tinto; de un vaso plástico bebía más bien una Naranja Postobón color fiebre que, combinada con la leche condensada relamida de una lata minutos antes, me provocaba una leve crisis glicémica. Asimismo, no había sangre en una tina cobriza. En la piscina flotaba, en cambio, una solución de cloro y meados de niño que –hasta hoy lo creo– provee a la gente de un bronceado peculiar. Tampoco veía a mi alrededor mujeres europeas en bola aunque, por fortuna, los coqueteos preadolescentes con Linda Katerine o Mery Alejandra proveían de erotismo las vacaciones de sexto grado. Y por último, el mayor contraste: la ausencia de una banda de metal abundante en ruido y mechas era compensada por aquello que se escuchaba detrás de las chicharras y los juegos infantiles: Boquita de Caramelo, en la voz de Pastor López, sus anillos de oro sudando a más de 30 grados centígrados. Descubría así, en el metal, mi primer esnobismo. Una batalla entre lo que me gustaba más y lo que realmente tenía al alcance de la mano. Había dos identidades opuestas en pugna: ¿yo Pantera, Paradise Lost y Iron Maiden?, ¿o yo Willie Colón, Juan Luis Guerra y Joe Arroyo? Aunque la primera versión me gustaba y de la segunda denigraba, mi biografía musical acabaría pasando del blanco y del negro a los grises, juntándolo todo en un popurrí de difícil taxonomía. Tanto, que hoy no se puede reproducir la música de mi computador en modo aleatorio porque pasa de tocar Fucked With a Knife de Cannibal Corpse a Micaela de Pete Rodríguez. Contenía yo tal faceta chucu-chucu que, uno o dos años después de Melgar, me sorprendería a mí mismo micro-bailando Rikarena en los cumpleaños merengueros mientras departía en la sección de los marginales. Primero, marcaba discretamente el paso de Cuando el amor se daña con el tacón de la bota puntera hasta que, pasados diez minutos, utilizaba entera la mesa de las papas fritas y el ron con Coca Cola como un set de tamboras africanas. Justo como lo hacía en casa: sonaba Ángel Of Death y el escritorio de las tareas se transformaba de inmediato en una batería ochentera, dos bombos, ocho tambores, quince platillos. Y para que los infalibles genes corronchos terminaran de salir a la luz, llegó a mi vida la pista de baile. Al cabo de un par de años, acompañaba con pies, hombros y brazos una percusión salsera mientras cantaba con voz nasal las siguientes palabras: “una aventura es más bonita si no miramos el tiempo en el reloj”. Y aquello, en compañía de una mujer, me parecía una experiencia más divertida que darme en la jeta con los contertulios de Rock Al Parque el día que tocaba Purulent, su bajista vestido con la camiseta de Millonarios. Entre otras cosas porque las letras de las canciones de música tropical son interesantes o graciosas –con excepción de las del vallenato–, mientras que las del metal no le interesan ni a quien las escribe. Bien podría Mikael Åkerfeldt, la mejor voz gutural de la historia, gruñir la letra de La Pollera Colorá y pocos se darían por enterado. Eso sí, ni los bongoes, ni la marimba, ni la trompeta pasan hoy por mis audífonos: los sonidos tropicales hoy se mantienen dentro de las fronteras de la sociabilidad y el festejo, mientras que la “música satánica” reina en la soledad. Porque dibujar, pensar, correr o cocinar mientras escucho a Sepultura me lleva a mejores resultados que cuando se hace al son de Wilfrido Vargas. No obstante el proceso, me enorgullece que yo haya sido capaz de engendrar unos hábitos de escucha que son al mundo musical lo que un ornitorrinco al animal: absurdos. Y me enorgullece dado que, gracias a ese mestizaje, hoy no me convence ningún otro esnobismo. Porque cuando eres un metalero gótico de raca mandaca a los 13 años y terminas bailando La Gozadera años después en una discoteca con olor a coco, ya no confías ni pizca en aquello de que “soy muy cool porque a me gusta escuchar tal cosa”. La música no es más que eso: sonidos en sintaxis que producen una u otra sensación. No carga en sí misma los estilos de vida que se le construyen alrededor.
Es claro que tenemos muchos clichés alrededor de los géneros musicales. Pensamos que todo el reggaetón es "perrea, mami perrea", que todo el trap tiene referencias sexuales o que todo el metal es "oscuridad, muerte y destrucción". Pero lo cierto es que hay temas que se repiten en muchas canciones sin importar el género musical, tales como: el amor, el desamor, el rencor, la violencia y el sexo. Para saber qué tan arraigados están nuestros prejuicios musicales, SiendoKam retó a los asistentes a Rock al Parque 2018 a adivinar el género musical de una canción sin escuchar el ritmo: solo con la letra traducida. Muchos se llevaron una sorpresa al ver que el trap también habla de tusa y el metal también tiene referencias sexuales, algo de lo que siempre culpan al reggaetón. Lo cierto es que ningún género musical habla exclusivamente de un solo tema. Todos abordan diferentes facetas de ser humano a su manera. Así que cada vez que piense que el todo el metal es violento o que todo el reggaetón es vulgar, recuerde este video.
Los metaleros, punkeros y rockeros en general tienen una apariencia ruda y hasta intimidante, pero también les gustan las canciones románticas, cursis y hasta el perreo intenso. Eso concluyó SiendoKam en Rock al Parque 2018. Por más que quieran ocultarlo en sus melenas largas y chaquetas de cuero, de vez en cuando cambian su amado rock n roll por otros géneros musicales y sueltan una que otra lágrima en las películas tristes. El término "gusto o placer culposo" ha tomado fuerza para hablar de esas cosas que nos gustan, pero nos da pena admitirlo. SiendoKam logró sincerar a varios asistentes de Rock al parque y le confesaron que también disfrutan de una que otra salsa, canción de despecho e incluso reggaetón.
Seguramente, para la mayoría de los vecinos del parque Simón Bolívar o para los clásicos vendedores de mazorca o toxiperro que siempre se parquean a su alrededor, las palabras masacre, funeral oscuro, lucifer o lágrimas de miseria pueden sonar aterradoras. Pero para el público madrugador y fiel del día del metal en Rock al Parque, un clásico capitalino desde hace 24 años, significan fiesta, guitarreos progresivos, baterías a toda madre; una invitación a volear cabezazos, puños, y codazos a la que no se puede faltar. Fotos de: David Schwartz, Daniel Álvarez, Alejandra Mar, Jhon Paz, Brayan Garnica, Natalia Pedraza. Masacre, la banda de death metal paisa celebró en esta edición de Rock al Parque sus 30 años de carrera musical con un escenario Plaza lleno casi hasta el tope. Y que se mantuvo así desde muy temprano, cuando todavía con el sol picante de Bogotá se subieron a tocar los españoles de Angelus Apatrida, y hasta el cierre, que esuvo a cargo de las bandas suecas Dark Tranquility y Dark Funeral. Bogotá está hecha de agresividad, caos, contaminación, ciclovía y metaleros. Acá 50 fotos que lo comprueban con contundencia quién es el público más fiel de la capital.
No hay duda de que Baby Reindeer o Bebé Reno es una de las mejores miniseries de Netflix en los últimos años. Richard Gadd, un comediante escocés, creó, escribió y protagonizó la serie basándose en dos experiencias de abuso y acoso que vivió en sus veinte. Es una historia emocionalmente desgarradora e importante porque retrata fielmente lo que muchas personas pueden sentir cuando atraviesan este tipo de situaciones. No he leído ni una sola crítica negativa de la serie (más que un comentario en TikTok que dice que está "sobrevalorada") y por el contrario, sé que tiene un 7,9 y un 98% en IMDb y en Rotten Tomatoes, respectivamente. ¿Por qué Baby Reindeer es un caso particular? Baby Reindeer es un caso particular porque, a pesar de que se estrenó a principios de abril, sigue siendo noticia y tendencia. Esto debido a que las personas en internet se dedicaron a buscar las identidades reales de las personajes que salen en la serie, como Martha, Darrien e incluso Teri. Asimismo, un medio de comunicación llegó a entrevistar a la real acosadora de Richard Gadd en televisión. Posiblemente, las ganas de descubrir quiénes son realmente estos personajes tienen mucho que ver con el morbo que causó la serie. Sin embargo, las cosas se estaban poniendo intensas y Richard Gadd tuvo que intervenir pidiendo que dejaran de suponer quiénes eran esas personas. Acá les cuento lo que ha causado este "fenómeno". ¿Quién es Darrien en la vida real? Poco tiempo después de que se estrenó la serie, TikTok se llenó con videos en los que explicaban por qué Sean Foley, escritor, director y comediante británico, era el verdadero Darren. Argumentaban que tanto el actor, Tom Goodman-Hill, y el comediante Sean Foley se parecían mucho y los hechos en la serie cuadraban en sus suposiciones. Debido a las acusaciones, Sean Foley no tardó en manifestarse en su cuenta personal de X (antes Twitter). "La policía ha sido informada y están investigando todos los post difamatorios, abusivos y amenazantes hacia mí", escribió. Por su lado, Richard Gadd publicó una historia en su Instagram defendiendo a Foley. A pesar de esto, muchas personas siguen pensando que Sean Foley es el verdadero Darren. “Estoy convencido de que fue Sean Foley, hay muchos rumores desagradables sobre él en escena”. ¿Quién es Martha en la vida real?Posiblemente antes de que la misma Fiona Harvey se manifestara sobre la serie, TikTok y X ya estaban anunciando que ella era Martha en la vida real. Incluso, el Daily Mail escribió y publicó la identidad de este personaje. Además de publicar sus fotos, encontraron su cuenta personal de Facebook en donde empezó a comentar la serie. En efecto, la mujer sí tiene muchas similitudes con el personaje de la serie: no solo por su aspecto, sino la forma en la que escribe. Así como en la serie, Fiona Harvey es una abogada de 58 años. Harvey aseguró que sí conocía a Richard Gadd y sí habían compartido un poco de tiempo juntos pero que "su historia es una burda intromisión en mi intimidad. No le he visto en 12 años". Además, aseguró que lo iba a denunciar por difamación. “Llamaré a la Policía si alguna vez te acercas a mí. Te voy a demandar a vos, a ese diario y a la tonta que escribió el artículo con vos. Espero que eso te quede claro, incluso para un imbécil como vos. Exigiré que el diario te despida. No me gustas ni nunca me gustaste”.Después de sus declaraciones, Fiona Harvey fue entrevistada por Piers Morgan, el editor, periodista y presentador de televisión británico. Durante el programa, Harvey aseguró que lo que Gadd contaba en la serie de Netflix era una mentira. ¿Quién era Teri en la vida real?Según las búsquedas de las personas en Internet y sus suposiciones, Teri, quien interpreta a la novia trans de Donny, es en realidad Anna de Simone. Esto debido a su parecido físico y porque ambas comparten la misma profesión, psicología. Quienes aseguran que esta es la verdadera identidad de Teri incluso compararon contextos y ubicaciones de la vida del personaje con Anna de Simone para demostrar que sí es cierto. ***Si les gustó la serie, les recomendamos ver: Baby Reindeer: análisis psicológico del 4cos0 en la serie con María Elisa Dávila #35mm | Shock
Después de que Yorgos Lanthimos lograra un fenómeno con Poor Things, una película aclamada por los críticos y muy premiada en los Oscar 2024, llega su nueva producción Kinds of Kidness. El largometraje tuvo la premier mundial en el Festival de Cannes. Emma Stone y Willem Dafoe, protagonistas de Poor Things, también hacen parte del elenco de esta nueva película del director griego. Asimismo, actores como Joe Alwyn (La favorita), Margaret Qualley (Había una vez en Hollywood), Hunter Schafer (Euphoria) y Jesse Plemons (Amor y Muerte), entre otros, componen esta historia contemporánea. Yorgos Lanthimos trabajó con el guionista Tony McNamara en Poor Things y La favorita, pero para Kind of Kidness dirigió el guión de Efthimis Filippou, conocido por escribir Lobster y El sacrificio de un ciervo sagrado. Teaser oficial de 'Kinds of Kidness'¿De qué trata 'Kinds of Kidness'?Aunque no se ha publicado el trailer oficial de la película, Yorgos Lanthimos afirmó que: “Es una película contemporánea, ambientada en Estados Unidos: tres historias diferentes, con cuatro o cinco actores que interpretan un papel en cada historia, por lo que todos interpretan tres papeles diferentes. En realidad, fue casi como hacer tres películas”.Después de su estreno en el Festival de Cannes, se ha calificado como una historia de "canibalismo, cultos sexuales y libertinaje". Además, la desnudez es una parte clave de la trama. Las primeras críticas de 'Kinds of Kidness'A pesar de que en el Festival de Cannes la película tuvo una ovación de cuatro minutos, varios medios ya han publicado críticas en las que se demuestran su decepción frente al largometraje. El periodista especializado en cine, Javier Zurro, escribió una reseña en elDiario.es donde afirma que Kinds of Kindness es un elogio a la crueldad. "No lo es [una comedia graciosa] porque Lanthimos está constantemente preocupado por provocar y epatar. Por ser incómodo y retorcido. Tanto que se pasa de vueltas todo el rato. Disfruta torturando a sus personajes hasta los límites más insospechados. Nunca les da una salida ni una oportunidad". Por otro lado, Nicholas Barber escribe en la BBC: "Por más oscura que siempre haya sido la comedia de Lanthimos, hay momentos en que la crueldad se vuelve casi insoportable". Además, afirma: "Ciertamente, aquellos de nosotros que argumentamos que el sexo y la desnudez en Poor Things eran importantes para la historia de liberación y confianza en sí misma de Bella puede resultarnos más difícil defender Kinds of Kindness". Sin embargo, y dejando de lado estas críticas negativas, las primeras votaciones en Rotten Tomatoes le han dado a la película una puntuación del 95%. Tendremos que esperar a que la película se estrene, el 21 de julio del 2024, para tomar una decisión sobre lo que pensamos sobre Kinds of Kindness, la nueva película del director griego. ***Si les gustó Poor Things, les recomendamos leer: Poor Things: el fastidio que nos genera la libertad - Análisis y significado de la película
Nick y Aaron Carter: ídolos caídos es una docuserie en dos partes de Investigation Discovery que explora las vidas de los hermanos Nick y Aaron Carter, el primero conocido por su participación en lso Backstreet Boys. La serie se estrenará en Max con su primera parte el 27 de mayo y la segunda el 28 de mayo. Además, estará disponible en Discovery a partir del 7 de junio a las 22:00 hs (Colombia) en un formato de cuatro episodios de una hora, con el estreno de un capítulo cada semana.¿De qué trata Nick y Aaron Carter: ídolos caídos?Desde su meteórica fama a finales de los años 90 y principios de los 2000 hasta los conflictos que los llevaron a los titulares en años recientes, la docuserie revela la tensa dinámica familiar de los Carter y un lado no tan conocido de su ascenso a la fama. Nick y Aaron Carter: ídolos caídos examina las acusaciones de abuso sexual contra Nick Carter, realizadas por tres mujeres, mientras aborda las luchas de Aaron Carter con la salud mental, el abuso de sustancias y la ruptura entre los hermanos tras el apoyo de Aaron a las denunciantes de Nick.En 2017, Nick Carter fue acusado de abuso sexual por Melissa Schuman, ex miembro del grupo musical femenino DREAM, mientras él y los Backstreet Boys estaban en la cúspide de su fama. En los años siguientes, otras mujeres, Ashley Repp y Shay Ruth, presentaron acusaciones similares. Durante este tiempo, Aaron Carter apoyó a quienes denunicaron a Nick, mientras lidiaba con sus propios problemas de adicción y salud mental, lo que llevó a una disputa pública entre los hermanos antes de la trágica muerte de Aaron en 2022. La serie profundiza en las acusaciones contra Nick y cómo se entrelazaron con la volátil relación entre los hermanos.La serie cuenta con entrevistas exclusivas a Melissa Schuman, Ashley Repp y Shay Ruth, quienes ofrecen perspectivas emotivas e impactantes sobre sus acusaciones contra Nick. Nick y Aaron Carter: ídolos caídos busca ofrecer una comprensión más profunda de las denuncias, y narrar la intensa reacción que las denunciantes han enfrentado desde que decidieron hablar públicamente, y el impacto duradero en sus vidas. La docuserie también incluye testimonios de un miembro de la familia Carter y amigos cercanos, como la ex novia de Nick, Kaya Jones, y la ex prometida de Aaron, Melanie Martin, brindando una mirada íntima a cómo la intensa fama y los conflictos provocaron una ruptura entre los hermanos.
Desde hace años en algunos conciertos en Colombia se vienen implementando los palcos, es decir, espacios delimitados frente al escenario destinados a grupos más grandes, normalmente de 10 personas . Es una modalidad usada principalmente en conciertos de reggaetón o música popular. Recientemente, Nicky Jam se pronunció al respecto. Nicky Jam dio una entrevista al canal de video 'Mario VI TV' y habló sobre la organización de conciertos en el país. Según el puertorriqueño, la forma en que se organiza al público en los escenarios en Colombia. a menudo dificulta la conexión con los artistas. Por eso dijo que "los conciertos de Colombia son los más difíciles", en un fragmento de la entrevista que se viralizó en X (Twitter). "El promotor pone palcos donde están los ricos, mientras que la masa que realmente canta las canciones está en las zonas generales. No sientes al público, porque los que están al frente no gritan ni hacen nada", comentó el cantante.Los palcos suelen tener costos más elevados que la taquilla general: recientemente para el concierto de Karol G, los costos del palco superaban los 24 millones de pesos. Además, Nicky Jam señaló que en algunos conciertos combinan artistas urbanos con intérpretes de vallenato y música popular, lo cual provoca que los fans del reguetón terminen en las zonas generales, mientras que aquellos que prefieren otros géneros ocupan los palcos. El cantante no está de acuerdo con esta forma de organización, ya que considera que el espectáculo debería ser para todos."Yo soy de energía. Si estoy en el escenario y no siento a la gente gritando, me desanimo inmediatamente", complementó el artista. Nicky Jam destacó al estadio Atanasio Girardot en Medellín como un buen escenario: "Me gusta cómo prepararon el Atanasio. Es sin palcos, por eso se siente como un verdadero concierto con el pueblo. Me encanta cantar y estar cerca de la gente, sentir que puedo chocar los cinco con alguien. Pero eso es lo que hacen los promotores de allá, y mis respetos para ellos por seguir contratándome", concluyó.Nicki Jam forma parte del cartel de La Eterna, evento que se celebrará el próximo 3 de agosto, precisamente en el Estadio Atanasio Girardot.
Pimpinela, el dúo argentino compuesto por los hermanos Lucía y Joaquín Galán, fue un éxito a finales de los 80 y principios de los 90, gracias a asus cancioens dramáticas con diálogos cantados. Canciones como A esa, Olvídame y pega la vuelta, Ahora decide y Ese estúpido que llama. En uno de los videos de Pimpinela hay un cameo que aún hoy, más de 30 años después de su estreno, sigue llamado la atención: eld el actor Christopher Reeve, conocido por interpretar a Superman. El video musical de Heroína Solitaria"debutó en 1993 como parte del álbum Pimpinela 92. El vídeo retrataba una fantasía romántica que involucraba a una joven secretaria que trabajaba para un poderoso hombre de negocios. A lo largo del vídeo, la trama se desarrolla con deseos reprimidos entre la "heroína solitaria" y su misterioso jefe, que inteligentemente nunca aparece del cuello para arriba, manteniendo un aire de misterio como el objeto secreto de su afecto.La interacción entre Lucía y Joaquín en la canción refleja una lucha constante entre mantener la profesionalidad y ceder ante los sentimientos. El título se refiere a su gran esfuerzo para mantenerse profesional en una situación que claramente la afecta emocionalmente. Mientras el dúo argentino interpreta su sentida canción ante un público cautivado, la trama se complica cuando el jefe olvida sus billetes de avión para un viaje crucial. En una carrera desesperada por entregarlos, la secretaria lo alcanza y le revela que no es otro que el propio Superman, interpretado por el querido actor Christopher Reeve. Reeve reconoce gentilmente su esfuerzo y queda cautivado por la joven.El video fue filmado justo antes del trágico accidente de Christopher Reeve en 1995, que resultó en una lesión en la médula espinal que lo dejó paralizado. A pesar de sus desafíos posteriores, Reeve, quien inmortalizó al superhéroe Superman, continuó inspirando a muchos hasta su fallecimiento, el 10 de octubre de 2004.