Motilonas Rap: rimas certeras y orgullosas desde Tibú

Denys Cáceres y Sol Ortega conforman Motilonas Rap, un dúo que se propuso a narrar lo que sucede en su territorio. Oriundas de Tibú, Norte de Santander, en su música estas primas relatan historias de una zona afectada por el conflicto.

Allí, el petróleo, la ganadería y el narcotráfico han sido caldo de cultivo para los enfrentamientos de grupos armados y el abandono estatal. Instintivamente se acercaron al rap y se convirtió en su aliado para narrar lo que viven diariamente.

En 2017, Motilonas Rap lanzó su primer EP titulado Ishtana, con 6 canciones en las que la tierra y sus problemáticas son protagonistas. En 2020 llegó su primer álbum El canto de la flecha, un trabajo que reúne sus experiencias no solo como artistas, sino como activistas y líderes que ven en el rap una herramienta de transformación social.

Denys Cáceres

• Signo/ascendente/luna: Géminis, Escorpio, Cáncer
• Animal: Perro

Sol Ortega

• Signo/ascendente/luna: Géminis, Tauro, Piscis
• Animal: Tigre

La historia de Motilonas Rap

"En el año 2010 decidimos organizarnos como grupo musical y desde ahí empieza todo el proceso de lo que vamos a hablar en nuestros temas.

Antes de ese año, ambas hacíamos poesía y tuvimos la posibilidad de participar en procesos sociales en Tibú y esto ayudó a alimentar lo que decíamos en las canciones.

Empezamos preguntándonos por el nombre. Creo que a todos los raperos nos pasa, y buscamos esa identidad que nos representa.

La primera mirada que tuvimos fue la del pueblo indígena de los Bari, porque fueron nuestros ancestros que cuidaron el territorio del Catatumbo y uno de sus principios es la protección a la madre tierra".

Lo que queríamos mostrar

"Nos han vendido una cultura que nos es nuestra, sino impuesta, la cultura del petróleo y muchas personas no conocen la historia detrás de las petroleras que llegaron al territorio.

Cuando iniciamos, realmente no conocíamos el rap. Un amigo de Medellín nos compartió algunas canciones. Lo que nos llamó la atención fue que nos dijo que los raperos hacían sus propias letras hablando de sus realidades.

Muchas veces, cuando uno quiere entrar a la música, está el obstáculo que no tiene una voz bonita, mientras que eso no pasa en el rap: quien quiera puede hacerlo así no cante bien, el rap no te limita porque eres muy libre al momento de escribir.

La primera vez que empezamos a escribir sobre el territorio fue un día en el que teníamos entre 10 y 15 años y nos dimos cuenta de que a la gente le daba vergüenza decir que venía de Tibú, cuando salía a otra ciudades decía que era de Cúcuta.

Estaba la gran pregunta: ¿Por qué nos avergonzamos de dónde nacimos? Empezamos a escuchar muchas historias de la gente. A raíz de todo el conflicto, muchos temían decir que eran de Tibú porque los ponía en riesgo.

Nosotras le escribimos una canción a Tibú que se llama Aquí nací, hablamos de sus primeros habitantes, el petróleo y cómo como pueblo nos sentimos orgullosos nuestras costumbres.

Cuando empezamos a hacer música era un reto como mujeres, como campesinas. Era un reto en una región como el Catatumbo, donde el rap tiene una imagen negativa".

Rap desde el campo

"Un reto fue poner el tema del rap desde el campo en la ciudad. Llegamos a Medellín a plantear un rap con un contexto difícil, con una propuesta política y social a un público que solo quería disfrutar y bailar.

Pero creemos en la capacidad del rap para comunicar. Siempre hubo un miedo de que la gente se cansara de escuchar del Catatumbo, pero se sintieron identificados con lo que decíamos.

El rap viene de las raíces, nació para solucionar problemas y pensarnos como comunidad".

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