El vallenato, como muchos otros géneros musicales, ha sido acusado de machista y son pocas sus exponentes femeninas. Por fortuna esto ha estado cambiando en los últimos años gracias a propuestas como la de Karen Lizarazo. Oriunda de Aguachica, Cesar, Karen ha logrado consolidarse como una de las propuestas más destacadas del nuevo vallenato en Colombia. Hace unas semanas lanzó la primera parte de su álbum Voz de mujer, su disco debut con el que deja su nombre en la no muy amplia lista de intérpretes femeninas de vallenato.
Karen se presenta el próximo 20 de julio en el concierto virtual Colombia Crea Talento, del Ministerio de Cultura. Hablamos con ella.
Cuando empezaste, ¿Había muchas más mujeres en el vallenato?
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Definitivamente la mujer en el vallenato se impone desde Patricia Teherán. Soy orgullosamente abogada pero feliz artista vallenata. Luego de Patricia Teherán y Adriana Lucía en los 90, el vallenato cantado por mujeres quedó solo, quedó un hueco. El género estaba liderado por hombres hasta hace unos años, en los que las mujeres empezarona llegar, no solo como cantantes, sino como acordeoneras, cajeras, guacharaqueras, compositoras y productoras.
Soy de Auguachica, pero me mudé a Bucaramanga a estudiar y ahí empecé a cantar vallenato. Fui una de las primeras de esta época junto con Margarita Doria y Jadith Muegues. Hay muchas mujeres que cantan solo con guitarrista y yo me arriesgué a cantar con un grupo de solo hombres, porque se pensaba que cuando la mujer era la cantante, el grupo tenía que ser femenino como en la época de Patricia Teherán. También hay músicos machistas que no tocan si la cantante es mujer. Por fortuna, no ha sido mi caso.
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¿Cómo recibió el público una propuesta femenina de vallenato?
Algunos quedaron en shock, “¿Cómo así que una mujer cantando vallenato?”, y a otros les causaba admiración y les parecía chévere. Otros decían “yo no voy pa’ esa, no me imagino tomando o bailando si es una mujer la que está cantando, prefiero quedarme con Silvestre Dangond, Diomedes Diaz, Poncho Zuleta”. Era complicado al comienzo, pero me empezó a funcionar la cosa, entonces eso hizo que muchos se animaran. Yo veía que a muchas mujeres no les funcionaba, muchas tiraban la toalla y se rendían. Siento que cuando a mí me empezó a funcionar ya muchas más salieron adelante, y hoy creo que somos unas 30 mujeres que hacemos vallenato a nivel nacional.
¿Te han menospreciado por ser mujer?
Sí, claro. Gracias a Dios, he contado con la fortuna de que mi familia ha sido muy fuerte, y siempre me han enseñado que, ante los comentarios, lo mejor es sacar lo positivo y salir adelante. Desde muy chiquitos nos metieron el chip de que nadie puede hacerte daño solo con por un comentario negativo. Por eso es que hoy estoy aquí diciendo “lo estoy logrando y voy para adelante”. Desde mi casa me han dicho siempre que no hay que tirar la toalla.
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Una vez en una discoteca me empezaron a gritar: “que cante un macho”, “¿cómo así que va a cantar una vieja?”, “Devuélvanme la plata del cover”, “cómo así que yo vine a escuchar a una mujer”. Eso me hizo super fuerte nunca se me va a olvidar. Pude haberme retirado, pero tomé la decisión más difícil, que fue seguir, y en ese momento dije, “voy a dar el mejor concierto" y lo hice. Al final la gente me aplaudió, sudé, bailé, brinqué, me emborraché, fue una de mis mejores parrandas, me preguntaban cuándo volvía a cantar y el que hizo los comentarios al final me pidió una foto. Quiero que quienes vean esta entrevista entiendan que no es fácil, pero muy divertido al final decir “lo logré”.
Perro infiel es una canción tuya que habla sobre las relaciones tóxicas y conflictivas ¿Cómo llegaste a ella?
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Yo no compongo muy seguido y cuando lo hago es porque me llega de repente la inspiración. Con Perro infiel estábamos en una presentación en Santa Marta. Todo iba a bien, cuando se acercó un señor y me pidió una foto. La esposa venía detrás y le dijo “¿Estás muy enamorado de ella o qué?”. Él le levantó la mano y le dijo “tú te vas para la casa” y ella se puso a llorar y se fue para la casa.
La humilló terrible y yo le dije “respeta”. En el viaje de Santa Marta a Valledupar hice la letra y tan pronto llegué fui al estudio y la grabamos de una vez para exteriorizar todo eso que yo venía sintiendo. Si hubiera dejado pasar, no hubiera sido una canción con tanto sentimiento. La hice desde el corazón y me pareció que era una forma de expresarse y liberarse para muchas mujeres, veo que cuanto la canto muchas la graban y la dedican. Me han dicho que le haga remix con popular, pero solo así ha sido un hit. De eso se trataba, de que la canción fuera una forma de desahogarse.
Has citado a Kaleth Morales como una gran inspiración. ¿Por qué fue tan importante para ti?
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Yo llegué al vallenato gracias a Kaleth Morales. Mi mamá es fan de Beto Zabaleta, mi papá era diomedista, a mí me gustaba, lo veía muy chévere, pero nunca pensé que iba a hacer vallenato. Siempre tuve claro que me gustaba la música pero no pensaba dedicarme a ella.
Eso hasta que fui a una presentación de mi pueblo, me costó 2000 pesos, era un concierto de Kaleth Morales. Él por esos días había sacado el disco Vivo el limbo. Ese fue un éxito porque él propuso algo diferente para el vallenato, lo escuché y me encantó. Antes de eso yo estaba un 60% segura de hacer vallenato pero cuando lo vi en vivo quedé en un 500%.
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Luego indagué más sobre quién era él y todas sus presentaciones eran así, todas eran buenas, era pura corazón ese hombre. Ahí aprendí que el artista es quien interpreta. No es solamente decir “yo no sé qué me pasa” con una voz, linda, es sonreír, y exteriorizarlo. Él logró eso en mí ese día. Yo le estaba creyendo el cuento y ahí dije “quiero hacer vallenato, contra viento y marea voy para adelante”.
Tenía 14 años, sabía que me iba a enfrentar al machismo. Yo sabía y quise hacerlo y quería que una mujer transmitiera lo que él estaba transmitiendo y llegarle al corazón a mucha gente. Él estaba mostrando un vallenato del 2020 hace 15 años. Él ya estaba mostrando un vallenato de ahora hace mucho y por eso me enamoré del vallenato. Así como me pasó a mí con Kaleth, hoy quiero que personas jóvenes me escuchen y digan “me enamoré del vallenato gracias a Karen Lizarazo”.
¿Cómo cambiar la opinión de quienes les gusta el vallenato, pero son reacios a escuchar nuevas propuestas?
Yo vivo en Bogotá y a la gente le gusta mucho Diomedes, Rafael Orozco, y el vallenato romántico. Hay grupos que piensan que para modernizar el vallenato hay que hacerlo mucho más rápido, escandaloso, entonces, si tú le muestras a alguien de Bogotá un vallenato muy rápido y luego algo romántico, obviamente van a preferir lo segundo.
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Pero yo pienso que si tú haces un vallenato muy bien hecho, que sepa a provincia, a rio Magdalena, a rio Guatapurí, que también tenga una buena mezcla, y que la letra y los arreglos sepan a vallenato clásico, se puede lograr. Si te vas al extremo de un vallenato muy moderno con cosas que no combinan, eso le molesta a la gente y ahí es cuando dice “eso no es vallenato”.
Pienso que ese ha sido nuestro gol y lo que ha hecho que nuestra música guste, tanto en el interior como en la costa. Respetamos mucho los patrones vallenatos y los aterrizamos a un sonido de 2020. Por ahí se pueden lograr muchas cosas.
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Hiciste una colaboración con Eddie Herrera, ¿Qué opinas de la mezcla de géneros en el vallenato?
Super buena, mientras se mantenga el sabor vallenato. Quisimos hacer un remix con Eddie herrera, porque la versión vallenata gustó y quisimos darle el color para gente que es muy rumbera y quedó espectacular, funcionó muchísimo. Las cosas cuando se hacen bien, le gustan a la gente.
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