La ley de Canasta básica cultural fue aprobada en último debate. Este proyecto, presentado por el representante a la Cámara por Antioquia Daniel Carvalho busca formar públicos de consumo cultural y generar oportunidades de circulación para los artistas.
¿En qué consiste este proyecto? Hablamos con Carvalho sobre este proyecto y qué implicaciones tendría para la cultura en Colombia.
¿Qué es la Canasta básica cultural?
Cuando vimos el programa de gobierno Gustavo Petro candidato vimos una expresión que hablaba de un "mínimo vital de cultura", o la idea de garantizar a todos los colombianos un mínimo de acceso a expresiones artísticas.
Los que vivimos en ciudades grandes tal vez no entendemos la necesidad, porque tenemos secretarías de cultura multimillonarias. Pero más de 1000 municipios de Colombia no tienen un presupuesto para la cultura. Básicamente su único acceso es la televisión y, de pronto, a un concierto en Navidad.
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Buscamos justamente subsanar eso a través del concepto de canasta básica cultural, que busca, con el esfuerzo del Estado en sus diferentes niveles, fomentar que más expresiones culturales lleguen a los colombianos.
Esto también favorece a los artistas, porque vamos a fortalecer su circulación en una cantidad de municipios de todo el país. Ese es el propósito del proyecto.
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¿Cómo se implementaría esta canasta básica?
Hay diferentes posibilidades. Hay todo un capítulo que le brinda herramientas a los gobiernos departamentales y municipales para hacer esto. Subsanamos un problema de las cajas de compensación que no tenían claro si podían invertir en cultura. Con este proyecto les quitamos este miedo y podrán invertir decididamente en este rubro, con bibliotecas por ejemplo.
Existe la posibilidad de generar un bono cultural juvenil. Está la idea de que cuando un muchacho colombiano cumpla 18 años el Estado le entregue un bono para tener acceso a su primer libro, teatro, concierto. En general buscamos incentivar que sucedan más iniciativas privadas similares.
Cuando uno va a Cine Colombia, al principio muestran la Ruta 90 que lleva cine a los municipios. Gracias a esta ley, este tipo de iniciativas serían más posibles.
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¿Con qué recursos se implementaría?
Más que exigir recursos nuevos al Estado, esta es una estrategia para que, con los recursos que tenemos podemos desarrollarla buscando darle acceso a las personas que menos han tenido.
Cuando abrimos la posibilidad de que cajas de compensación y sector privado inviertan, no sabemos cuánto, sí abrimos una puerta para nuevos recursos.
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En Colombia hemos tenido muchísimas políticas culturales donde se financia la producción cultural o artística. Aquí lo que estamos buscando es financiar la demanda. Estamos buscando que el consumidor tenga más acceso y así vamos a crear mejores hábitos de consumo cultural.
En Colombia es muy chistoso porque te dicen que una boleta de teatro vale 40.000 y te parece caro, pero una botella de aguardiente por 40.000 te parece muy barata. No tenemos un hábito o una conciencia de cuánto vale producir un contenido cultural. Esto busca generar esa conciencia a través del consumo de sus productos.
En el sector se habla mucho de la "formación de públicos". ¿A esto apunta esta ley?
Muchas veces creemos que formación de público es solo gratuidad en el acceso, pero eso no forma, eso es costumbre a la gratuidad. Por ejemplo con el bono y que tu primer tu primer gasto sea algo cultural estás generando una conciencia sobre el hecho de que las expresiones culturales o artísticas lleguen a municipios donde nunca habían llegado.
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Cuando hablamos de formación de público, no es solo que la gente esté dispuesta a pagar, sino de que entienda la importancia de lo que es ese producto cultural.
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El término "producto cultural" puede ser problemático...
Es un debate difícil, porque hay quienes se rehúsan a usar este tipo de términos, como "industria creativa", "economía creativa" o "producto cultural", porque lo ve asociado a temas capitalistas.
No quiero entrar en ese debate semántico, pero es un hecho que hay una profesión y una profesionalización en la creación cultural que tiene que ser reconocida como tal.
Tanto los más puristas con el término como los que no, lo que queremos es que el artista y el creativo vivan de lo que hacen, y para eso hay que reconocer toda la dimensión económica de la creación cultural y artística.
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¿Cuál es su balance de la llamada "Economía naranja" del expresidente Duque?
Nosotros hicimos un debate de control político sobre los resultados de la economía naranja de Duque y hay que decir que no son malos. Creo que hubo algunos errores en la comunicación y priorización de ciertos sectores que no se consideran propiamente culturales. Por ejemplo, el desarrollo de software.
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El principal error es que las industrias creativas del presidente Duque se las colgaron al Ministerio de Cultura cuando debió ser el Ministerio de Industria, si justamente lo entendemos así. Entonces al Ministerio de cultura de adjudicaron una obligación adicional.
Yo pienso que Colombia tiene un potencial gigantesco en industrias creativas. Colombia se destaca en la producción musical, de novelas, incluso en tema menos "artísticos" como publicidad, diseño gráfico y arquitectura. No reconocer eso y no potenciarlo desde la nación sería un error gigantesco desde lo económico y de la identidad.
Colombia empieza empieza a reconocerse como un país de creativos, ahí tenemos una oportunidad grandísima.
¿Qué obstáculos han enfrentado para la aprobación de esta ley?
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En es caso de la canasta básica cultural, no hemos encontrado ninguna oposición dentro del congreso, pero sí en el público. Cuando uno le habla a la gente de una canasta básica cultural, muchos reaccionan como “con tantas cosas importantes y ustedes hablando de bobadas", porque para muchos la cultura y el arte siguen siendo cosas accesorias, de segundo nivel.
El término "mínimo vital" es problemático, porque nadie se va a morir si no va a cine o un concierto, pero cuál es el impacto de la cultura en una sociedad como la nuestra para tejer lazos, procesos de memoria y perdón. Es mas un prejuicio de mucha gente que no comprende el valor de la cultura, que lo ve como algo suntuoso.
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¿Qué le falta a la Canasta básica para convertirse en ley?
Viene la conciliación que es un proceso suave, no hay problema. Posteriormente está la sanción del presidente y a una implementación de gobernaciones y municipios, que las cajas de compensación de animen a invertir y sobre todo que todo el ecosistema cultural se apropia de ella para exigir y proponer.