Por Mariangela Rubbini Q. @bilirubbini
Foto: Inaldo Pérez - @inalper
En realidad, del 50.95% de los votantes que decidieron reelegir a Juan Manuel Santos como Presidente de Colombia por un período de cuatro años más, un porcentaje significativo no lo hizo porque se tratara de él. Cada vez que alguien, aunque digan que es de mala educación, ponía el tema de las elecciones y el dilema de si salir o no a votar y por quién hacerlo sobre la mesa en las reuniones familiares, o en los encuentros con los amigos, a la hora del almuerzo, e incluso con el taxista o con el que le tocaba sentado en la silla de al lado en el bus o en el Transmilenio, a lo que muchos se referían era a que teníamos cuatro opciones para elegir: la de la paz, la de la guerra, la del voto en blanco y la de la abstención. Diciéndolo de frente y sin tapujos, incluso literalmente entre el público más joven se hablaba de que había que votar por la que fuera la opción “menos pior” de todas.
Antanas Mockus y Clara López reconfirmaron en los últimos días la premisa y su invitación fue evidentemente la de salir a votar, no por un candidato sino a favor de la continuidad en el proceso de paz y las negociaciones en La Habana. Mockus hizo uso de las redes sociales para pronunciarse de la siguiente manera: “Prefiero apoyar la paz y equivocarme que apoyar la guerra y acertar”. Por su parte, Clara López, en una entrevista concedida al diario El Espectador y que fue publicada el mismo día de las elecciones, a la pregunta de si se imaginó alguna vez en su vida terminar apoyando a Juan Manuel Santos, respondió: “francamente no”.
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No fue Santos entonces quien ganó solo las elecciones presidenciales. De hecho, en la primera vuelta salió perdedor. El pronunciamiento de cerca de 8 millones de votantes que lo hicieron Presidente en un segundo período, en realidad fue en contra de la guerra y a favor de la reconciliación. Los cientos de fotos de gente que exhibía en primer plano las palmas de sus manos ayer en las redes sociales no tenían escritas las iniciales JMS. En ellas se leía claramente y bien grandota, la palabra PAZ. A la salida de los puestos de votación que estaban ubicados por todo el país, si usted le preguntaba a la gente más joven si había votado por las propuestas en temas como educación y salud de Juan Manuel Santos, la mayoría le respondían: Yo no voté por Santos, voté por la paz.
Que si la Copa del Mundo es una cortina de humo que fácilmente consigue distraernos y alejarnos de los temas verdaderamente relevantes que conciernen a un país, es algo que está comprobado históricamente, que si los aliados como la izquierda democrática y los verdes que, entre otros, se sumaron a la campaña de Juan Manuel Santos en las últimas semanas aportaron buena parte del triunfo, que si participación en el proceso de paz le vino de papayita para ser reelegido. Todo puede ser cierto. O no. Lo que sí es una realidad es que el nuevo Presidente de Colombia ya fue elegido. Y es un hecho que gobernará por 4 años más. Del 2014 al 2018, querámoslo (mejor si es así) o no, como dicen los argentinos, nos lo vamos a tener que bancar.
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Hemos estado por décadas, y por generaciones, pidiendo a gritos la paz y es precisamente por esa razón que, quien parece estar en condiciones de firmarla fue considerado por la mayoría como la mejor opción a la Presidencia. Si su elección (¡sí, la suya!) no fue la de Juan Manuel Santos como Juan Manuel Santos, sino Juan Manuel Santos como quien representa ese sueño que todos tenemos de finalmente poder vivir en un país en paz, asuma una postura inteligente y más bien contribuya a construir esa “Selección Nacional de Gobierno”, a la que Santos se refirió durante su discurso de la victoria frente a Óscar Iván Zuluaga. Seguramente muchos de los que se abstuvieron de salir a votar en la primera vuelta, hoy estarán quejándose y reprochando los resultados.
No hay que olvidar que cerca del 60% de los colombianos que pueden votar no lo hicieron cuando era el momento de hacerlo. El reproche mejor, va para ellos. Lo cierto es que sin su consentimiento, porque así lo quisieron, nuestro nuevo Presidente ya fue electo, y dice querer la paz para Colombia. La paz que venimos persiguiendo por generaciones desde décadas atrás. Es el momento de que se acaben el conflicto armado y, de paso también, la violencia trinada. Hoy tenemos una oportunidad para ayudar a construir un país mejor. Señor Presidente queremos que sepa que esa reelección no se la ganó gratis. Esperamos con ansias que llegue la paz y por eso, estamos dispuestos a trabajar porque esa promesa se cumpla y sea pronto una realidad.