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Playboy sin desnudos: Más cerca de un paro cardíaco que de un orgasmo

Playboy ha sido más  que realitys, escándalos, tetas y culos.

Bien podría haber pasado por una broma de mal gusto o un artículo de Actualidad Panamericana. Pero no, es un anuncio oficial: La revista Playboy, luego de 60 años desnudando -edición tras edición- a las mujeres más sexys e influyentes del mercado, va a dejar de hacerlo en marzo de 2016.

Por: Carmenza Zá @zacarmenza

Supe que existía Playboy el día que mi prima mayor se perforó el ombligo y empezó a lucir una joya de un conejito con corbatín. Me imagino que sonaba Britney de fondo y si no fue así, pues debería. El regaño de mi tía, hacia mi prima, por la “atrocidad que acababa de hacerse en el cuerpo” habría estado perfectamente ambientado por un Oops I did it again al fondo de la escena. Pero bueno, esa es otra historia y lo que importa es que mi primer acercamiento a la marca fue así, literalmente, a la marca, al logotipo; porque Playboy dejó rápidamente de ser sólo una revista, para convertirse en toda una industria, en un concepto, en un estilo de vida que los muchachitos querían guardar pudorosamente bajo el colchón y que las muchachitas lucían orgullosamente en su ombligo.
 
La imagen de Hugh Hefner rodeado de mujeres sexis, en trajes minúsculos, que parecían divertirse todo el tiempo, se convirtió en la fantasía de una gran cantidad de hombres y ¡Ni hablar de la mansión, la colección de autos clásicos o las legendarias fiestas con las conejitas! Playboy desafió la industria editorial y logró sacar tirajes de más de 5 millones de revistas impresas. Un monstruo imparable... un monstruo que mutaba entre las tetas de Marilyn Monroe, Madonna, Pamela Anderson y un sinfín de playmates más. 

Playboy ha sido más  que realitys, escándalos, tetas y culos. Desnudó a las mujeres cuando nadie lo había hecho y se convirtió en un referente, en una leyenda; dicen los que saben que, además, contaba con redactores de alto perfil y periodismo del bueno. De pronto, entre paja y paja, los lectores de la revista se encontraban con contenidos de calidad… o de pronto no y resulta que Playboy nunca tuvo contenido y se hizo leyenda,  nada más por el resultado del buen marketing… del que siguen gozando. Ahora que deciden renunciar a los desnudos completos, veremos de qué trataba su éxito.

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¿El motivo de la decisión? Internet. La gran plataforma que puso a nuestra disposición todo el material pornográfico y sexual que pudiésemos imaginar; fotos, videos, gifs; el “si no se le tiene, se le consigue” del sexo. Y Playboy, la leyenda, no pudo competir con la rapidez del contenido y la facilidad de su acceso. Una nueva generación, para la que la masturbación dejó de ser un ritual y se limitó a un simple click, no encuentra en las conejitas nada que otras plataformas no puedan ofrecer…

 Ya no hay que esperar por una portada con la Kardashian, porque nada más el googlear su nombre, nos entrega desde el curriculum vitae hasta qué ha ocurrido con su culo a lo largo de su vida.

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Ya no hay que correr para esconder la pornografía de nuestros papás, porque sólo hay que espichar un botón para apagar el Smartphone con el que accedemos a Pornhub, RedTube y el millón de etcéteras más.

Playboy sin desnudos llega en la época del café descafeinado, la leche deslactosada, los pollos agrandados con hormonas, las relaciones a distancia y los guantes de plástico con olor a limón (por no hablar de las cucas y la caléndula). La era en que las leyendas ya no lo son tanto y Hugh Hefner está más cerca de un paro cardiaco, que de un orgasmo. 

Pero Playboy sigue revolucionando y así como desnudo mujeres cuando nadie lo había hecho, en esta era, en la que la pornografía y el sexo explícito son lo cotidiano, renuncia a ello y se prepara para sorprender. Yo le tengo fé. 

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