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Banda sinaloense: música de resistencia contra la gentrificación

Músicos de Banda de Mazatlán (México) protestaron contra las restricciones de la ciudad a tocar en las playas. Analizamos un conflicto entre tradiciones culturales e iniciativas económicas que, sin duda, nos dice mucho más del problema de la gentrificación en nuestro continente.

Banda Reflejo Sinaloense at the 2015 en Ciudad de México.
Banda Reflejo Sinaloense at the 2015 en Ciudad de México.
Imagen: Thelmadatter, via Wikimedia Commons.

Un video de un grupo de turistas extranjeros que disfruta del sonido de guitarra acústica en la terraza de un hotel frente al mar en Mazatlán (México) y ve interrumpida su experiencia por el sonido de la banda sinaloense ha generado un debate sobre música y gentrificación.

¿Se prohibirá la música de banda en las playas de Mazatlán?

Una de las voces más destacadas en el debate actual es Ernesto Coppel, hotelero, personalidad televisiva y oriundo de Mazatlán. Sugirió que los turistas de Estados Unidos, más que de Canadá, son los que más se quejan de la música de banda en las playas de Mazatlán, de acuerdo con México News.

“No podemos permitir este ruido cacofónico ni por un momento más”, dice Coppel al comienzo de un mensaje en vídeo que circuló en redes sociales, refiriéndose a la música a todo volumen en toda la ciudad, incluso en el transporte público.

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La música a todo volumen está “causando un daño tremendo a la ciudad”, afirma, y agrega que las bandas que tocan en las playas de Mazatlán son un “escándalo” y un “desastre”.

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“No permiten que la gente descanse. Tengo muchas quejas de cientos de turistas americanos que me dicen 'no vuelvo a Mazatlán por el escándalo", dice Coppel, afirmando que han desarrollado una visión de la ciudad como un destino turístico chafa (de mala calidad).

“Todos estamos haciendo el esfuerzo de invertir miles de millones de dólares al año en Mazatlán, en resorts, en hoteles, en acuarios, en todo. Necesitamos urgentemente controlar el ruido. No somos un destino de quinta, somos un destino de primera y así debemos vernos”, prosigue el hotelero.

La ciudad acordó con los músicos locales que habría una hora límite para la música a las 7 p.m. en las zonas turísticas hoteleras. Otros acuerdos incluyen una reducción de bandas y reubicación en otros espacios.

Sin embargo, informes citados por Remezcla revelan que el gobierno municipal solo dio permiso a 15 chirrines –o bandas norteñas– y 12 bandas sinaloenses para actuar en todas las playas –a pesar de que en una conferencia de la semana pasada aseguró el derecho de todos a trabajar.

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Por eso, recientemente los músicos sacaron sus preocupaciones a las calles y protestaron contra las nuevas regulaciones que no sólo limitan el número de bandas en vivo permitidas para actuar en las playas sino que también controlan el ruido.

Cientos de músicos con sus instrumentos marcharon por la ciudad tocando las melodías de banda por las que es conocida. La protesta duró la mayor parte del día y finalmente se convirtió en un motín contra la policía que intentó detenerla.

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Más allá de las restricciones, hay un enfrentamiento entre tradiciones culturales e intereses económicos. El Centro Histórico de Mazatlán es un ejemplo paradigmático de gentrificación: años atrás era habitado por la élite y parte de la clase media local. Sin embargo, a partir de su remodelación y embellecimiento del Teatro Ángela Peralta y sus alrededores a inicios de los años noventa, tuvo una gran demanda por parte de extranjeros provenientes de Estados Unidos y Canadá.

Ante esta demanda, y la alza en los precios de los inmuebles, muchos de los propietarios mazatlecos vendieron a los mejores postores, incluso al doble, o más de lo que ellos adquirieron originalmente años atrás, de acuerdo con Omar Lizárraga en Noroeste.com.

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A propósito de este debate en México, recomendamos leer Camilo Lara: la gentrificación de Ciudad de México y la manía de ser global

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