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El misterio sonoro de The Cure: una conmoción colectiva inigualable

Escuchar a The Cure en vivo genera una sensación de intriga por el sonido y por la sensibilidad. En este texto nos adentramos en la forma en que se construye el sonido gótico y cómo Robert Smith y su banda logran transmitirlo a la perfección. Hoy más que nunca necesitábamos ese abrazo.

The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

El domingo 10 de diciembre Bogotá recibió un evento excepcional en el primer Road to Primavera, con la emblemática banda británica The Cure como protagonista.

La conmoción colectiva es difícil de describir y genera una intriga profunda sobre cómo alcanzar este nivel de sensibilidad sonora.

Este artículo es, para mí, un viaje, una fantasía en la que busco explorar la comprensión estética y técnica del sonido de The Cure, tratando de descifrar la magia detrás de la conmoción.

No pretendo hacer una aproximación arrogante al intentar entender la psique de Robert Smith. Tampoco quiero resolver ese misterio porque sé que no lo lograré, y cualquier intento por hacerlo es un acto enorme de soberbia.

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Me acerco desde mi experiencia.

Lo que logró The Cure fue involucrarnos en un sentimiento envolvente, un abrazo de soledad y esperanza. Ese resultado es producto de una fórmula compleja y una historia accidentada.

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Consolidar la banda: una experiencia difícil que dice mucho sobre la búsqueda de Robert

Para desglosar esa experiencia, comienzo por lo técnico.

La formación de The Cure es producto de la honestidad y espontaneidad de Robert Smith, que no ha tenido problema en enfrentarse con los miembros que no han conectado con su mundo.

La industria de la música tiene mucho por aprender de las decisiones de Robert, quien no fue condescendiente al expulsar de la banda a quien tuvo que hacerlo para lograr lo que logró, algo que, por ejemplo, en Colombia tiene a muchas bandas estancadas.

La formación inicial de la banda duró poco. Eran un trío que dio las primeras pinceladas de la obra, pero que requería ser destilado y afinado para lograr la perfección.

The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

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El primer miembro que llegó para quedarse, con una breve interrupción por una supuesta pelea en un bar, es el bajista Simon Gallup.

Es la figura más punkera en el escenario, que evoca arquetipos de las escenas post-punkeras.

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Para mí, visto desde Bogotá, era imposible no fantasear con el bar Asilo y con la posibilidad de verlo más tarde con alguna otra banda tocando en el templo del post-punk bogotano, que tantas fiestas tributo le ha hecho a The Cure.

La incorporación de Jason Cooper fue un golpe de suerte que resultó en un baterista excepcional, capaz de interpretar magistralmente durante más de dos horas a 2600 metros sobre el nivel del mar, sin perder un solo golpe.

The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

Reeves Gabrels aportó su habilidad única, perfeccionada durante su trabajo con David Bowie, para fusionarse de manera divina con la visión de Smith.

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Enigmático y siempre inmutable a la izquierda del escenario, Perry Bamonte añade capas de misterio con sintetizadores y guitarras, completando la alineación que ha logrado mantener viva la esencia de The Cure.

El centro de gravedad, un cuerpo que genera unas órbitas complejas, es la figura mítica de Robert Smith: con cuatro monitores, toca guitarra eléctrica, acústica, flauta, canta, tararea, baila y suspira. El líder de la banda británica dibuja perfectamente ese sistema de cuerpos que lo orbitan, se ajustan y corresponden perfectamente a su sentir.

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The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

En un concierto de más de dos horas, la banda nos dio una cátedra en la que lo único que desentonó fue la camiseta que llevaba Robert. Definitivamente, nuestra bandera no corresponde en absoluto con la estética gótica. No dejo de preguntarme cómo decidió usar esa camiseta.

¿Qué hace que el sonido de The Cure sea tan impactante y maravilloso?

La respuesta se encuentra en la construcción de una orquesta en la que cada instrumento emite frecuencias que ocupan el espacio en perfecta afinación y correspondencia. Es la habilidad de ocupar cada rincón del espectro sonoro sin perder la armonía.

Las letras se funden con los instrumentos y pierden fronteras entre sí. El sonido logra conseguir un efecto envolvente. Las frecuencias que alcanza la banda generan la conmoción desde la cual las letras de Smith se elevan para dibujar escenarios que continúan la narrativa instrumental.

The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

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Es inevitable que el efecto de esa interpretación no sea una sensación infinita de capas. De eso se trata lo gótico, ese sentimiento melancólico e infinito. Capas que se sobreponen infinitamente y que logran una figura y una belleza que, en medio del caos y la oscuridad, deslumbra esperanza.

La sensación que describe la canción "Lullaby" es una frase sencilla para adentrarse en la estética gótica: "And I feel like I'm being eaten by a thousand shivering furry holes".

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La imagen de la telaraña, la sensación de estar atrapado en esa ficción donde cada movimiento parece acelerar el devoramiento, nos recuerda que el remedio para el dolor es el dolor mismo. La disposición a atravesar los sentimientos es lo que puede conceder cierta libertad, lo que puede sanar.

La imagen es una invitación a dejarse llevar. No combatir lo inminente que es la muerte y las múltiples figuras que esta alcanza durante la vida. La enseñanza es sencilla, resistirse solo genera más dolor. La única forma es atravesándolo.

Robert permite un encuentro con lo sensible en el que cada pensamiento, cada interacción y cada vivencia es una extensión de la escena de "Lullaby" que Robert describe.

The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

La capacidad para describir esa sensación y construir un mundo es lo que genera una resonancia colectiva: genera ese profundo abrazo en medio de la sombra y la oscuridad y permite el autoconocimiento del sentimiento y la necesidad de confrontarlo.

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El mensaje que resonó: La cura es la enfermedad

Robert condensa una terapia colectiva con la música, permitiéndonos enfrentarnos a lo más profundo de nuestros demonios en imágenes sombrías para confrontarlos y contemplar la esperanza que genera aceptar la locura.

Quizá el momento de la sanación total nunca llegue, pero la esperanza que emana del sonido desde lo más oscuro de la existencia es suficiente para dibujar una sonrisa en medio del llanto. En un momento en el que la belleza se manifiesta como una oscuridad profunda y caótica, la existencia se enaltece frente a nosotros en su complejidad.

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The Cure en Road to Primavera
The Cure en Road to Primavera
Fotos: Mava Villamizar // Shock

The Cure en vivo trasciende las fronteras de lo sensible. Nos propone un enigma y la posibilidad de aceptarlo. Nos invita a no hacer más preguntas de las necesarias y permitir que el vacío nos atraviese, nos invita a experimentarlo, sentirlo y agradecerlo.

Gracias, Robert. Gracias, The Cure. Hoy más que nunca necesitábamos ese abrazo. Necesitábamos contemplar ese infinito.

No salgo con respuestas sobre la vida, pero sí con menos preguntas y una disposición esperanzadora.

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Para comprender más las situaciones sociales e históricas en las que se enmarca esta banda, pasen a leer: The Cure está más en contra del mundo que de la vida.

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