Esto ocurrió en el camerino de una fiesta guiada por Ill Pekeño y Ergo Pro en la sala de conciertos Razzmatazz, en Barcelona. Un grupo de alrededor de 20 personas comparten bebidas bajo el humo espeso; hay risas, preguntas y una clase sobre la nueva escuela del rap español.
I
En agosto del 94, The Notorious B.I.G. presentó “Juicy”, el primer sencillo de su debut Ready to die, un arquetipo rapero que relata el viaje de un héroe.
De cenar sardinas a beber champaña para calmar la sed, “Juicy” describe el ascenso de Biggie, con las calles de Bedford-Stuyvesant, Brooklyn, como trasfondo.
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Tal vez sea más preciso decir que lo imagina, o que lo proyecta. Después de todo, el disco ni siquiera había salido; además, su mamá advirtió años después que su hijo se había tomado varias licencias poéticas.
Pero cuando Biggie contempla a través del retrovisor esos tiempos en los que estaba quebrado su confesión se siente cándida: nunca imaginó que el hip-hop lo pudiera llevar tan lejos.
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Casi treinta años después, el rapero madrileño Ergo Pro presenta su propia crónica del ascenso en “Royal Flush”:
Cero chito para hoteles ni diamantes / Éramos pequeños, éramos guisantes / Si me pillas en alguna refe, no es por ti / El Peke y yo abriendo a M.O.P. ya éramos G's antes.
Estos versos destacan por su precisión técnica, y también porque habla del concierto de 2017 en el que Ergo se presentó como telonero de M.O.P. —de Brooklyn, al igual que Biggie. Es una pieza fundamental de su mitología junto con Ill Pekeño, su compañero en MG Knowledge.
Solo hasta hace algunos años lograron hacer del rap su profesión, pero incluso antes ya habían demostrado su valor.
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“Royal Flush” hace parte de Anbu (2023), el EP de Ergo y Peke junto con el rapero menorquín Saske (Space Hammurabi).
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Es la madrugada de un sábado de diciembre, la fiesta se llama Fuego. En la tarima de Razzmatazz, Barcelona, más de un millar de personas celebran esos versos, esa historia que acaba de salir hace menos de una semana.
Repito: es una fiesta. Antes y después de MG Knowledge hay otras presentaciones, quizás más adecuadas para una discoteca que este torrente de memorias sin filtro de las calles del sur de Madrid, esas que rompen con la visión turística de la ciudad.
Aún así, durante media hora, Peke y Ergo, respaldados por Tensei One, rapean doce canciones que incluyen techno (“Eso es G”, con Héctor Oaks), balaceras originadas en Lefrak (“Riquelme y Okocha”), canciones propias (“War’z On) y sus estrofas de colaboraciones (“Desamparados”, de Hoke).
El Peke merodea por la tarima sin prisa, mientras que Ergo, feroz, salta de un lado a otro como un doberman hambriento.
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Detrás del telón los esperaba Dano , que aparece cuando llega el turno de “El manual” y “Picapollo”:
Pillo picapollo en San Cris y maafe en Lavapi / Huyendo de tragedias como Khadafi
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II
Esta es la primera vez que MG Knowledge da un showcase en una discoteca, y su última presentación del 2023. A un verano lleno de festivales le siguió un otoño en el que recorrieron las salas de toda España, casi todas repletas.
El ritmo frenético fue el mismo que el de 2022, luego del impacto sísmico que representó Av. Rafaela Ybarra (2021), el segundo EP de Ill Pekeño, con Ergo como invitado en casi todas las canciones, al estilo de Raekwon y Ghostface Killah.
Con este lanzamiento vino su ascenso como uno de los actos imprescindibles del rap español contemporáneo: así como te degollan barra tras barra con imágenes descarnadas de Orcasitas y San Cristobal de los Ángeles también pueden ambientar una alborada de pastillas y sudor, en Razzmatazz o en un antro sin nombre.
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Afuera la fiesta sigue.
Seguirá hasta las seis, cuando los asistentes se arrastren hasta afuera bajo un cielo todavía oscuro. En el camerino, me siento en el sofá con el Peke y hablamos de estos últimos años de concierto tras concierto tras concierto, de si ha sido difícil de creer.
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—Desde el momento en que dejamos el curro y empezamos a currar con las presentaciones de Rafaela no hemos parado, tío. Empezó con Donostia, y me impactó subir y que todo el público estuviera coreando la canción, pero desde el primer momento lo normalicé como si fuese un curro. Hay puntos claves en los que dices qué guapo: en el festival de Grimey eran quince mil personas, increíble; fuimos al Sonar; y en el Monegros también estuvo Wu-Tang Clan. Pero el Ergo y yo lo hemos normalizado, no sé por qué. Lo vemos como un curro: en el circuito de salas, al tercer concierto estábamos adaptados. Fue rápido. Desde Rafaela ha sido casi todos los fines de semana, hemos descansado poco. Ya habíamos cantado en las fiestas de Getafe y en distintos barrios, casas okupas; habíamos teloneado a M.O.P., teníamos tablas ya.
Ergo Pro, aka Bobby Nigeria, se pasea por el camerino con el torso desnudo. Salta entre conversaciones. Bebe ron de su vaso. Fuma, fuma y arma otro. Habla alto, habla rápido. Bebe más. Ya puede hacerlo.
El congelador que hace unas horas rebosaba de cerveza ya está casi vacío; la botella de ron, por acabarse. Todos los demás —amigos, colegas, periodistas preguntones— ya disfrutamos de la noche. Es su turno de pasarla bien. Es entonces cuando se acerca para participar en la entrevista y también menciona el concierto de M.O.P. como un punto de inflexión. Pero antes de que coja impulso, Dano ofrece una cláusula, como un abogado que cuida a su cliente.
—Todo lo que diga Bobby ahora mismo es mentira —advierte.
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Aún así, él entra al ruedo.
—Fue sorpresa pegarnos así con Rafaela Ybarra. Pero yo, desde luego, pensé que se estaba tardando mucho la movida.
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—¿Pero entonces esta explosión después de Rafaela la vieron como una consecuencia lógica de lo que venían haciendo antes o sí los sorprendió? —pregunto yo.
—Ha sido una consecuencia lógica del curro, pero también ha sido de suerte. Porque Rafaela Ybarra lo hicimos rápidamente. El juego cambió con el trap, entró más gente. Y con esas condiciones de juego la gente volvió a pillar este rollo.
Si hace una década el paradigma del rap de España cambió con la explosión del trap, que trajo desparpajo, frescura y humor contra el canon caduco de inicios del siglo XXI, hacia finales de la década pasada el péndulo, siempre oscilante, se arrimó de nuevo a un rap que bebía directamente de los códigos clásicos, pero desde un ángulo contemporáneo.
Dicho de otra forma, se pusieron de moda las barras; tan de moda que el término, abusado, quedó casi vaciado de sentido. En todo caso, distintas opiniones coinciden en plantear a Istmo (2019), de Dano, como uno de los hitos centrales de ese renacimiento de las barras en España. Con Rafaela Ybarra, y sobre todo con el impacto que tuvo, Peke y Ergo confirmaron que ellos también surfeaban la cresta de esa ola.
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Ergo pausa durante unos segundos para considerar lo que viene a continuación, y luego lo escupe sin matices.
—La gente se había olvidado del rap. Todo el mundo iba al Inferno, era todo lo del trap, el autotune, la guerra entre autotune y no autotune. Luego tenías a este señor — señala a Dano— haciéndolo todo bien. Muchos otros estaban ahí haciendo sus proyectos, pero con Istmo y Space Hammurabi el juego cambió.
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III
—Snoop cuenta que cuando estaba en Death Row, Dionne Warwick, legendaria del soul, los citó en su mansión. Les puso café, pastas, les trató bien. Y cuando ya estaban chill les dijo, de la nada: Llámame zorra. Y ellos ¿Qué? Y ella Sí. Y ellos ¿Qué? Y ella Sí, call me a bitch. Y ellos No, señora, a usted máximo respeto. Y dice ella: Si a mí no me llamas “bitch”, ¿por qué a las demás sí? En el salón de su casa, lleno de bloods. ¿A que no me llamas zorra en mi casa?
La historia la cuenta Dano, sentado en un sofá junto con Alexia G. Ferrer, editora de música de Acero Magazine. Esto ya no es una entrevista, más bien imaginen una sesión de Drink Champs, en la que él es el OG que guarda el registro histórico en su cabeza.
Dano cuenta lo de Dionne Warwick porque Ergo mencionó a Pati Lavelle. Y Ergo habló de Pati Lavelle porque yo puse sobre la mesa “Just playing (Dreams)”, ese tema en el que Biggie sueña con poner en práctica todo el kamasutra con todas las divas del R&B, como Chanté Moore y Raven-Symoné (sí, la de Es tan Raven), que entonces tenía nueve años.
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Pero rebobinemos aún más.
En la tarima de Razzmatazz, el Peke rapea sobre hacer cucharitas y comer punanis en “Anbu”. Y si apostaron a que el Peke mencionaba más de una vez la palabra “punani” durante Anbu, acertaron.
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El beat de “Royal Flush”, manufacturado por Gese da O, J.Moods y Kas Rules, pone a todos a rebotar como un low rider mientras él recuerda esa noche en Vallecas que acabó con sexo a oscuras, y lo rico que estaba ese punani. Son versos coherentes con el beat sudoroso, y también con una pareja en la primera fila que aprovecha para perrear el tema como si fuera el último tema de Feid. Lo de la mano arriba no es para todos.
En general, si comparamos las letras de Anbu con las de Rafaela Ybarra, nos encontramos a un Ill Pekeño más juguetón.
Lo de la papada es porque estáis debajo, presume en “B2B FREESTYLE”, y me hace pensar que no podría rapear igual cuando todavía tenía un jefe y un horario que cuando, a punta de rap, hace lo que le da la gana.
El hambre no se ha ido —sigue siendo el Alex, el de la Susana, nos recuerda en “ENTER TO THE ANBU”—, pero se manifiesta de formas distintas. Me fascina reflexionar sobre cómo su escritura refleja una vida rápida. Podría plantear el tema de muchas formas distintas, y elijo una.
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—Bueno, Peke, te tengo que preguntar esto. Últimamente hablas más de sexo que en tus temas anteriores. ¿Cómo ha llegado esto? ¿Estás muy arrecho? ¿Tienes más sexo que antes?
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Primero se ríe, y luego responde.
—Me lo han pedido los ritmos. En “Royal flush”, como es un beat super 2000, me recuerda a Britney Spears, no sé, me pide esa movida de ser explícito y sacar el lado guarro, más sexo. A lo mejor estaré follando más. Pero bueno, siempre hemos follado bien.
—Yo siempre he hablado de eso: Aunque me folle a otras, te amo, te lo juro —intercede Ergo y muestra sus dientes dorados—. Para mí el sexo es parte del rap, porque el juego para llegar hasta él es un hustle. Es parte fundamental de la vida y de las relaciones humanas. Hay que hablar de eso, si no, no estarías siendo fiel… A lo mejor, como somos rappers callejeros somos más explícitos, pero hay gente que habla de ello. Y al principio no quieres hablar de eso, pero cuando eres mayor y entiendes cómo funcionan las dinámicas de poder, ahí sí que puedes hablar de ello. Hay que hacerlo bien, elegante. Hacer un juego.
—We be fuckin’, ya está, tío —plantea Dano.
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—La movida para los hombres es hablar de sexo sin ser misógino. Tienes que hacer que la piba se ría. Tiene que ser inclusivo —acota Ergo.
—¿Saben cuál caso me parece demente? El de “Just playing”, de Biggie. Estoy seguro de que muchas de las que nombra se tienen que haber ofendido —digo.
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IV
En diciembre de 2023 llegó Anbu y en enero de 2024, Galerías Deva, un EP de Ill Pekeño, Ergo Pro e Israel B, producido por LOWLIGHT. Al igual que Anbu, Galerías Deva es un lienzo interesante para ponderar qué se mantiene y qué cambia para MG Knowledge a medida que las casas okupas le dan paso a las salas, a los festivales y a los estadios: hace unos días iniciaron su año en el WiZink Center, en Madrid.
Por un lado, se mantienen constantes las referencias de fútbol y los códigos barriales que se hacen universales para cualquiera que los sienta, así como pasiones humanas de ambición y nostalgia.
Por otro lado, los cambios van más allá de los beats —tanto Anbu como Galerías Deva amplían su paleta— y, por tanto, los flows. “Young Boys (N.B.A.)” celebra su coronación. Incluso las viñetas más duras se contrastan con las mieles que ahora saborean. Eso sí, confía en Ergo para que encuentre nuevos caminos para describir la economía del asfalto, donde se mueve lo que haya que mover; cada vez lo hace más, un etnógrafo del hustle que hace rato dejó atrás las inclinaciones del rap conciencia que aparecían en Bone Fortuna (2018) para privilegiar los detalles de las misiones clandestinas. Antes tuiteaba “Apuesta por Bobby Nigeria”, ahora anuncia cada lugar al que llega con una solicitud icónica de dry o extracción. Hasta lo que fuma es de calidad, como te lo hace saber en cada track.
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Volvamos a “Young Boys”.
Peke rapea sobre las Air Max 87 que calza y el aroma de su colonia. Luego rapea: Ese fan se volvió hater, quiere verte perder / No quiere verte en el WiZink, quiere verte moviendo palets.
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Las señas del éxito aparecen de la mano con efectos inesperados de un perfil en ascenso. Quizás al fan que le encantó lo de antes no le interesa lo nuevo y les reclama por las redes. Quizás más dinero es equivalente a más problemas, como decía Biggie, y como lo citó Ñejo.
Esto no lo sabía entonces, pero en el camerino sí les pregunté por los cambios en sus vidas, y por qué se había cumplido y qué era distinto de lo que esperaban. Ergo respondió primero:
—He confirmado el gusto que compartimos todos los que estamos en esta cultura por this thing of ours, como dicen los mafiosos. Ver a gente que disfruta como yo por lo mismo. Eso es de las cosas que al principio veía en el rap, o en las clikas, las gangs, todos esos grupos, y decía Madre, cuánta amistad, todo por el hip-hop. Todos los que estamos en este juego estamos unidos. Podemos odiarnos o amarnos, pero eso se mantiene. Y luego todo lo demás que creía ha muerto. Hay una envidia, una toxicidad. Si te pueden ver más abajo lo van a hacer porque creen que vas a comerte su pan. Mucha envidia, no sabía que la gente fuese tan envidiosa. Hay mucha enfermedad mental en el rap, mucha depresión.
—Por eso intentamos tener rutinas del barrio, para tener los pies en la tierra. Si no te vuelves loco —tercia el Peke.
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—Si pasas del estudio a fiestas de raperos… joder, hay miles de casos, cuántos locos hay. Todo surge de las comparaciones, de lo que no tienes. Por eso hay que tener la mente sana y los valores rectos. El hip-hop es de la calle, y hay que saber cómo moverse en la calle —añade Ergo.
—A mí se me han caído mitos y luego hay personas que he conocido mejor —sentencia Peke.
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V
—¿Te lo tomas así? ¿Sin nada?
Ill Pekeño me mira como si estuviera tomando gasolina. Me sirvo ron en un vaso y me lo tomo así, sin Coca-Cola, ni nada. ¿Estamos muy locos en Colombia que tomamos shots toda la noche o el problema está en España?
En fin, en el camerino continúa la fiesta. Somos como veinte, el humo es espeso. Todas las conversaciones se mezclan y las risas se contagian de un grupo a otro. Este episodio de Drink Champs ya va a acabar, pero antes de dejar de grabar recuerdo mi última entrevista con Ergo Pro.
—Bobby, tú hace un año me dijiste que querías demostrar tu poder como escritor. ¿Cómo va eso?
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—Sí, la lyrical mission. Bien, bien. Ahora me siento guay en ese ámbito. Considero que estoy en un nivel guapo. ¿Pero sabes qué pasa, hermano? Te dije eso y tardé un año en empezar porque se murió mi padre y he estado con el drama mental, todo rayado. Pero ya han pasado ocho meses, he podido ver la luz. Ya no hay medias tintas, se vienen un montón de movidas liricales. Dano me dice Estás escribiendo que flipas. Quiero demostrar. Nunca se para.
—Peke, ¿recuerdas las primeras letras que te hicieron sentir como Yo quiero escribir así?
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—Con trece años, o menos, me molaba Swan Fyahbwoy, pero el hermano de Álvaro, mi amigo de toda la vida, iba a clase con alguno de Corredores de Bloque, que eran de Orcasitas. Yo los escuché y flipé. Me parecía una movida ultra seria. Ya con los años, cuando lo entendí, fue el primer grupo que me hizo sentir eso. Luego me pasó con Nethone. Hubo dos momentos que me hicieron cambiar mi forma de escribir. Uno fue un día en casa de un amigo en San Cristóbal: Ergo se puso no sé qué tema del gordo, de Biggie, con las sílabas en colores; eso me hizo cambiar y pensar en estructuras. Y luego un par de días en casa del Santi, del Nethone, que vivía en el Alto de Extremadura, que me dijo que las sílabas y las rimas asonantes eran muy importantes, que los versos tuvieran la misma cantidad de sílabas y las mismas vocales. Es algo básico, pero cambió mi forma de escribir. A los días escribí “Mafia profunda”.
Ergo habla de que en UK están haciendo Detroit, pero con barras. Habla de Nines y de Potter Payper, raperos ingleses que lo inspiran para rapear. Y vocaliza una sentencia para el 2024.
—La lyrical mission continúa. Este año vamos a dar caña.