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Las tristes revelaciones de la música de diciembre

Después de leer esto, el chucu-chucu no les va a sonar igual y se van a atorar comiendo las uvas de año nuevo.

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Foto: Discos Fuentes

Escuchar chucu chucu navideño sobrio puede ser deprimente.   

Por Fabián Páez López @davidchaka

Bien conocidas son las preguntas existenciales formuladas por las canciones clásicas de navidad: ¿por qué se casó Adonay?, ¿dónde están los juguetes? Pero poco se ha profundizado en la música decembrina. De hecho, poco se ha hurgado en el significado de muchos otros de los títulos del chucu chucu navideño, así sus letras encierren varios enigmas; irresueltos, casi todos, porque suelen acompañar a las familias en estado de alicoramiento.

Someter las letras de la música popular colombiana a juicio despierta muchas preguntas. Algunas curiosas, como ¿a qué sabe el tal Ron de vinola que tanto le gusta a Guillermo Buitrago? Otras más incómodas: ¿es La porra caimanera una oda a la violencia de género?

Los interrogantes abundan y acá tratamos de responderlos.

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¿Es La porra caimanera de Policarpo Calle una oda al maltrato a la mujer?

La porra caimanera no es precisamente un chucu chucu sobre lo triste o feliz que es la navidad, pero es de esos temas que reviven cada diciembre como por orgullo patrio. Policarpo Calle, su creador, es uno de los más grandes hacedores de historia para la música colombiana.

Era un acordeonero, cantante y compositor cordobés y fue uno de los miembros fundadores de Los Corraleros de Majagual. Entre su historial se cuentan alrededor de 100 composiciones de música tropical como Mi canoita, La negra Petrona, Así es Colombia, Señor cantinero, La cumbia soberana y La porra caimanera. Esta última canción es, tal vez, la más recordada de su autoría, pero de ponerla en vísperas navideñas en una reunión familiar, si se detienen a escuchar la letra, podría provocar una interminable discusión sobre la censura y el machismo con referencias a Maluma incluidas.

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Policarpo murió este año en México y para siempre será recordado como una leyenda, como “El embajador de la cumbia”. Pero hagamos el ejercicio de aislarlo de su contexto y desbaratar la letra de la canción que acá nos compete: La porra caimanera.

De entrada, la primera línea, ya es una amenaza

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“Ojo con la porra, mujeres vaciladoras” …

Una porra es un palo con una cabeza gruesa y redondeada en uno de sus extremos que se usa como arma para golpear; en este caso, para golpear caimanes. O eso se supone. Pero Policarpo, según continúa en la canción, “no la puede dejar” si va a una fiesta “porque con ella domina la mujer vaciladora […] porque la mujer que lo quiera vacilar, la prende de la pollera y se la castiga con la porra caimanera”.

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Podrán decir que se trata del doble sentido picaresco de la música popular, que son puras conjeturas, que en el fondo no es una canción sobre agarrar a golpes a mujeres de todas las regiones de la costa colombiana. Pero la portada del disco, con una mujer implorante ante un hombre que la amenaza con lo que parece ser la susodicha “porra caimanera”, parece demostrar lo contrario.  

La canción fue grabada en 1979, y quién sabe desde hace cuando sonaba por el territorio colombiano, pero sirve para cuestionarse sobre la reciente curaduría/cacería de letras “moralmente incorrectas” al reggaetón.  

¿Cuál era la relación de Guillermo Buitrago con la mujer de José?

Varias curiosidades rodean al icónico personaje nacido en Ciénaga Magdalena, mejor conocido como "el jilguero de la Sierra Nevada de Santa Marta”, Guillermo de Jesús Buitrago. La más importante, tal vez, es que fue él uno de los precursores del vallenato, el género más escuchado de Colombia. La canción Las cosas de las mujeres, tema que según dicen fue el primer vallenato grabado, era un dueto interpretado en el acordeón y la voz por Abel Antonio Villa y en la guitarra por Buitrago, que murió a los 29 años (muy joven, como muchos otros de los vallenateros más célebres).

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Más intrascendentes, pero no menos llamativas, son las revelaciones extraídas de sus letras, popularizadas (como casi todo el chucu chucu) gracias a las grabaciones y compilaciones de la legendaria Discos Fuentes.

La víspera de Año Nuevo fue la obra que reunió los temas más incisivos de la carrera de Buitrago, los que lo vincularon irremediablemente con la temporada decembrina. En la compilación se incluyen temas como Las mujeres a mí no me quieren o Dame tu mujer José, donde Buitrago nos deja muy claro que le gusta la mujer de José, y que, por ende, “quiere que se la dé”. Pero hay algo más llamativo en sus letras que sus reclamos amorosos. Son un par de líneas que han pasado de agache en uno de sus temas más recordados: Ron de vinola.

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Buitrago canta:

“Mi compadre Lorencito tiene una mujer maluca/

Viéndola por debajito, ay como me gusta y me gusta”.

Todo parece muy claro: no contento con reclamar a la mujer de José sin pudor alguno, en la misma canción en la que menciona a Lola, Buitrago le echaba el ojo a la mujer de su compadre Lorenzo, Lorencito. Y no era una echada de ojo convencional. A pesar de que le parecía “maluca”, al verla “por debajito” le despertaba un repentino gusto en el cual es mejor no seguir indagando para no profanar el nombre del buen Guillermo Buitrago. Solo resta por decir que, mal contadas, son mínimo tres las “babys” de las que se enamoró Buitrago.

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¿A qué sabe el Ron de vinola?

Diciembre es considerada una de las épocas más felices del año, en gran parte, por el exagerado consumo de alcohol. Y uno de los himnos del culto a la embriaguez es el Ron de vinola. Pero ¿a qué carajos sabe la vinola? ¿Qué es lo que tiene que tanto le gusta a Buitrago? ¿Era una canción publicitaria como la del café?

Dicen que Guillermo Buitrago, además de ser el compositor versado que todos conocemos hasta hoy, tenía fama como creativo de jingles radiales. Que hizo canciones para marcas como Ginger Ale y Cerveza Águila. Y que su jingle más popular fue el del Ron de vinola. Pero no es del todo claro que haya sido un contenido patrocinado.

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Lo que sí es cierto es que el ron de vinola es una receta nacida en Ciénaga Magdalena. La bebida, según dicen, era ofrecida en el negocio de la familia de los Rodriguez Izquierdo y era preparada a base de guandolo o guarapo santandereano, pero envenenada con piña fermentada y algún ingrediente secreto que nadie sabe.

Buitrago, que frecuentaba el negocio de los Rodriguez, dicen, no estaba tan interesado en hacerle publicidad al dichoso ron, sino en componerle rimas a la mujer que lo servía, Lola, que también le gustaba.

 

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¿Qué es el chucu chucu? 

Es bien sabido que la música tropical colombiana del siglo pasado, grabada e inmortalizada en su mayoría por Discos Fuentes, y que abarca géneros que van desde la cumbia hasta el vallenato, se ha empaquetado toda dentro del término onomatopéyico de chucu chucu; porque se asemeja al sonido de la guacharaca. Pero para profundizar en el término, lea:Guía para entender y “soportar” el chucu chucu navideño)

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