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Los días en los que Ciudad Córdoba arulla a Cali

Mientras en el sur de Cali se celebra el Festival Petronio Álvarez, al oriente una cuadra entera abre sus puertas para arrullar a la ciudad al ritmo de la tambora y la marimba de chonta.

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'Arrullo en el barrio'
// Foto: Sergio Acuña Maffiold

"Nacemos y morimos arrullados", dice la maestra Nidia Góngora para explicar los arrullos.

En el Pacífico colombiano se saluda, se celebra, se despide y se llora con cantos.

Los bundes, las jugas y las loas son el paisaje sonoro que acompaña a las personas que nacieron allí.

Ningún arrullo suena igual. Cada persona, cada madre, lo entona de manera distinta. Como si cada forma de canto fuera una nueva forma de vida.

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¿Qué es entonces un arrullo? El canto, la compañía y la interacción en el Pacífico.

En San José de Timbiquí el arrullo es, también, una fiesta religiosa de bienvenida. La manifestación del sincretismo religioso con el que celebran la llegada de los reyes magos y la vida de Jesús y la herencia africana.

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El nacimiento del 'arrullo en el barrio'

Los arrullos en el barrio reúnen a más de 2.500 personas cada anoche en la carrera 42, al oriente de Cali. Un callejón residencial se convierte en escenario.

Las puertas de las casas se abren y se baila al son del currulao, el bunde y la chirimía hasta las siete mañana.

El callejón tan estrecho que sólo se puede atravesar como en procesión, en dos filas.

Desde las ventanas de los pisos superiores de las casas, por lo general, se asoman cinco o siete cabezas curiosas para ver a los turistas y lo cales que pasan por la cuadra. Quieren ver a qué casa le compran la papa rellena de camarón y de cuál viche van a tomar esa noche.

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En la calle, la gente que va por primera vez mira con asombro cómo las casas, que en nuestro mapa de pensamiento son un espacio privado y hermético, invitan a entrar sin pedir permiso. Cada sala es una fiesta diferente.

La maestra Nidia Góngora, líder de la agrupación Canalón de Timbiquí, y su madre, Olivia Bonilla, llegaron a Cali a finales de 1997 y en 2009 organizaron el primer arrullo en el barrio para las personas que, como ellas, no tenían la oportunidad de ir al Pacífico tan seguido.

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Cada seis de enero que no podían ir a Timbiquí abrían las puertas de su casa para celebrar la Epifanía allí.

Un año, al darse cuenta que el Petronio se quedaba corto frente a las ganas de bailar y cantar pasada la media noche, decidieron abrir su casa en el barrio Ciudad Córdoba, nuevamente, para continuar la celebración con los vecinos de la cuadra.

La casa de la maestra se convirtió en el pasaje al que llega un pedazo del Pacífico siempre que sea necesario.

'Arrullo en el Barrio', como hoy lo conocemos, nació luego de que cerraran la famosa Calle del Pecado en Cali, el rematadero por excelencia de la ciudad.

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"La gente vio aquí la oportunidad de celebrar la música desde ese contexto natural de unidad. Celebrarla sin distinción de raza, de estrato social", cuenta la maestra mientras recuerda lo que fue ese primer arrullo, en 2014, después del Petronio.

Si usted es de los que baila con dolor de pies, tiene espalda invencible o incluso si a las once ya quiere irse a dormir tiene que pasarse por la cuadra donde el Petronio comienza después de media noche y los arrullos, en vez de dormirlo, le dan batería suficiente para seguir bailando.

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Cuando Canalón de Timbiquí estrenó disco, aquí hablamos también con Nidia Góngora

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