La Mala Rodríguez, una de las mujeres que abrió a punta de sacudones la trocha de machismo que rodeaba al rap en español y a la industria de la música a principios de milenio, fue una de las invitadas a la edición 2021 del encuentro internacional para agentes de la industria de la música BIME, en Bilbao.
La rapera nacida en Sevilla estaba, entre otras cosas, promocionando su libro Cómo ser Mala. Una especie de memorias con dardos para la industria y lecciones de vida.
A pesar de su título prescriptivo, como si fuera una guía de qué hacer, no es una obra de autoayuda necesariamente. Es que a La Mala le desborda el compromiso con otras mujeres. Las barras le fluyen como sin querer, hasta cuando no canta.
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“Quiero ser meticulosa, impecable con lo que digo. Esto me hace sentir reina, y también ser valiente y atrevida”, le decía a su entrevistador Julio Leiva durante una de las conferencias centrales del BIME.
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Pues, bien. Ser meticulosa e impecable no la hace evadir temas. Para la prueba, antes de su charla en Bilbao, hablamos con ella sobre el derecho a contradecirse, feminismo radical y la necesidad de estudiar.
Las mujeres que la inspiraban
A mí me gustaban Tina Turner o Madonna, tías que yo veía que eran fuertes y que habían tenido una historia de mujeres que se atreven. También Lole Montoya, una cantadora de flamenco muy importante de Sevilla. Eran mujeres que hacían lo que les daba la gana a pesar de todo.
Es muy difícil hablar de eso, porque ¿sabes que pasa? Una mujer, en el ambiente de la música, siempre ha tenido protecciones, y, por ejemplo, las mujeres que cantan flamenco, una vez que se casan, dejan de cantar porque no es vida para una mujer "decente".
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Y La Paquera sigue cantando y no se casó. Son cosas que yo he absorbido de alguna forma y he entendido que no había algo malo en hacer lo que tú quisieras, en ser fiel a ti mismo, en atreverme a actuar como hombre. O, bueno, no quiero decir como hombre, sino en hacer lo que tú quieras.
Era un reto realmente, porque si no, de alguna manera, la sociedad te dice: "Tú, mal. Tú no eres una buena mujer".
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Y yo he tenido siempre muchos cojones y siempre he querido sentir, vivir, sentirme libre y el ver mujeres así a mí me inspiraba. Pero no me inspiraba en el modo artístico, sino vitalmente. Me inspiraba porque yo decía: "La que me espera". Porque yo soy un terremoto y voy a hacer lo que yo quiero. Y me va a costar caro.
El ambiente machista en la música
Yo creo que ahora lo que pasa es que los chicas también hablan. Antes no hablaban mucho. No se debe al género de música, sino a la sociedad.
En el rock también hay muchas letras que son un reflejo de una mentalidad muy sesgada, muy machista, muy racista. Tiene más que ver con la sociedad y, de hecho, nunca culparía a ningún género, sino al revés, entendería que la música es el reflejo de lo que somos como grupo, como comunidad, como sociedad.
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Ahora la mujer tiene más libertades y por eso se expresa y por eso habla y dice cosas con más libertad, aunque, también: se tienen que atener a las consecuencias, porque luego los hombres no quieren tener a una mujer que haga lo que quiera.
Las feministas radicales
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Tuve un único problema con un grupo de feministas radicales. Gente en España que no tienen un nombre, pero sí son un feminismo más radical que a mí me parece bien, pero es que yo abrazo todos los feminismos porque estoy es de parte de las mujeres.
Entonces, si hay un sector de las mujeres que abogan por querer seguir ejerciendo la prostitución, no las podemos culpabilizar a ellas. Y ahí es donde vino la movida. Yo antes tenía un pensamiento que era pro abolicionista y luego he cambiado de opinión, porque entiendo que no puede echarle la culpa a la prostituta, porque a muchas mujeres no les queda de otra.
Ya no las que lo eligen, sino que es que a muchas no les queda otra. O sea, es que realmente es un problema bastante complejo y por eso yo lo expreso y lo digo. Por ese motivo muchas mujeres me han dicho: "Tú antes apoyabas la abolición de la prostitución y ahora no". Y yo era como "Tías, no podemos pelear entre nosotras".
Es como lo mismo que con el aborto: yo soy mujer y nunca le diría a otra persona "No puedes abortar". Pero yo no creo que sea una buena elección. ¿Por qué? Porque soy una persona y yo decido.
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Pero también quería dejar claro cuál es mi opinión, porque en estos días todo parece que o estás acá o estás aquí, pero hay muchas aristas. Todo se polariza y no es bueno. Una sociedad polarizada no es buena.
Derecho a cambiar de pensamiento
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En un principio lo piensas más egoístamente. Solo una persona que está en una buena posición es capaz de pensar así. El movimiento feminista lo empezaron las burguesas en Nueva York, no lo empezaron en Antioquía, en un pueblo o una barriada.
Solo las persona con buenos privilegios pueden ayudar a dar un paso para esas mejoras. Pero hay que entenderlo, hay que entender todo, hay que entender lo grande y la dimensión tan grande que tiene y cómo afecta.
Yo hablo con mis amigas y hay muchas cosas del modelo de Suecia que decimos que están haciendo súperbien, porque se criminaliza al putero, al que va a comprar, pero en otros sitios se castiga a la prostituta. La multan.
Es muy complicado. Por eso yo yo creo que la madurez a mí sí me ha ayudado a tomar ese cambio de opinión. Pero entiendo que cuando eres joven quieres pelear y dicen esto hay que tumbarlo: "A ver, vamos a ver cómo se podría hacer esto". Y piensas luego quizá más estratégicamente, de una manera más madura.
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Querer saber
A mí me han dado muchos libros de pequeña y siempre digo que las bibliotecas son públicas. Tenemos mucha suerte de que hay muchas bibliotecas públicas y cualquiera que quiera algo de información y no tiene internet, puede buscar libros. Podemos buscar, refugiarnos en muchos libros increíbles.
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Gracias a Dios es una salida también. Es como la música para muchas personas, ¿no? Yo, que vengo de un pueblo, de un lugar humilde, siempre voy a agradecer por todos los libros que han llegado a mis manos y por todas esas personas que me han inspirado a querer saber.