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Ese extraño momento de Rosalía llamado Motomami

Cosas como el humor, el desprecio por el estilo y la hiper referenciación hacen que el disco de Rosalía sea tan vendido como analizado y sobre analizado. ¿Se convertirá en un clásico? Esto es lo que hay detrás de la carrocería de 'Motomami'.

Rosalía
Rosalía
// Foto Cortesía Sony Music

Rosalía se hizo visible a los ojos del mundo gracias a un álbum llamado El mal querer, una obra conceptual dividida en capítulos e inspirada en la novela anónima Flamenca. Aunque antes de esto ya había hecho otro álbum. Uno tan respetable que le valió una nominación al Grammy Latino y varios premios al mejor disco del 2017 en España. Se llama Los ángeles y es el más sobrio de su carrera.

Por Nancy Bermúdez | @Siderola

En estas primeras producciones la artista demostró que podía escribir canciones llenas de significados, crear universos artísticos consistentes, darle una estética deslumbrante a sus producciones y usar su voz con la destreza de cualquier cantaora. Sin embargo, los dos discos recibieron críticas por diferentes razones; la más insistente: por ser producto de la apropiación cultural. Por un lado se le acusó por aprovecharse de la cultura gitana y por otro se le juzgó por hacerse pasar por latina. Ambos señalamientos apuntaban a que pasó por encima de estas comunidades para ganar fama y fortuna.

Para colmo de sus detractores, Rosalía se hizo más conocida al empezar a trabajar con artistas famosos en diferentes géneros. James Blake, J Balvin, Billie Ellish, Ozuna, The Weekend y Travis Scott, fueron algunos de los nombres que acompañaron al de Rosalía en canciones que escucharon nuevos públicos y le permitieron posicionarse a nivel mundial. Esta vez la acusación fue la de elegir para sus colaboraciones solo artistas top que le permitieran escalar en el mainstream musical.

Rosalía
Rosalía
// Foto Cortesía Sony Music

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A pesar de las críticas, la artista conquistó a muchas personas en el mundo a través de los videos y canciones que con tanto profesionalismo realizó en unos pocos años de carrera. Bajo este panorama nació la idea de Motomami, un disco que podría interpretarse como la respuesta a todo lo que se dice de Rosalía. Una obra mucho más difícil de digerir pero más sincera, en la que ella, como escritora, intérprete, productora y creativa, quiso romper con su propio molde y con el molde de muchos de los artistas con los que comparte espacios y similitudes.

La arquitectura de Motomami

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En las 16 canciones de su último disco, Rosalía expresa lo que le sucede al artista contemporáneo, que como ella misma expresó el día del lanzamiento, recibe muchos inputs y bebe de diferentes lugares e influencias, permitiendo que todo esto permanezca en su obra sin juzgarlo. Es por eso que el álbum pretende dar una visión exageradamente actual desde un punto de vista muy personal, sin miedo a caer en expresiones salidas de los estándares.

Hablar de las críticas que ha recibido Motomami tomaría mucho tiempo, pero entre ellas se repiten las que califican a las canciones de tontas, fáciles, inentendibles e infantiles; y el señalamiento a la apropiación cultural está más fuerte que nunca. Sin duda es una producción que da de qué hablar y puede ser difícil de comprender, pero como a la misma Rosalía y a muchos de nosotros nos pasó, algunos de los discos que hemos amado nos fueron difíciles de entender en el primer momento. Que este es uno de esos que realmente cambiará el rumbo de la música para siempre, solo la historia lo dirá. Mientras tanto, y para entender esta obra un poco mejor, podemos hacer un recorrido por algunos pilares presentes en Motomami.

HIPER REFERENCIACIÓN

La diaria exposición a diferentes tipos de contenido ha creado en nuestra mente la capacidad de generar imágenes repletas de conceptos. Esto se une a la actual tendencia de generar contenido caótico de baja calidad, fresco y descarado que de cierta forma nos dejó la pandemia. Fenómenos como el shitposting y el nuevo auge del kitsch y el collage, están presentes en Motomami desde la portada hasta la producción musical. Esta intención incluso se presenta en la forma de promocionar el disco.

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Esta multiplicidad de influencias y códigos es la que hace que al disco le quepa tanto análisis. Personas curiosas en todo el mundo buscan códigos en cada una de las manifestaciones del álbum y siempre encuentran algo más. En Motomami hay una fuerte alusión a la cultura japonesa, a la indumentaria de las motos, a diferentes directores de cine, al reggaetón viejo, al flamenco, a Miami, a Drake y a mucho más. La lista es bastante larga.

La complicación interpretativa sucede cuando la ligereza con la que se hacen estos collages con elementos tomados de todas partes, está en manos de un artista famoso que tiene la responsabilidad de no apropiarse de lo que ha desarrollado otra cultura o grupo social. Una costumbre que se le ha criticado a directores como Tarantino, se encuentra hoy presente en muchísimos jóvenes artistas que no sienten esa obligación de crear desde cero, o a los que les quedaría imposible mapear el origen de sus influencias.

Rosalía 2
Rosalía
// Foto Cortesía Sony Music

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Así es que una palabra como Saoko para el más desprevenido puede sonar como algo japonés, para quien tenga buena memoria remite a la canción de Daddy Yankee, y para el que lo mira con lupa es un término africano. En esta cadena se pierden los orígenes y el reconocimiento de los creadores de cada concepto.

Motomami es un collage de todas las cosas que a Rosalía le llaman la atención, y por eso su nacimiento mismo parte del instagram @holamotomami, que a modo de moodboard nos fue revelando en qué estaba inspirado el disco. Por eso tiene tantas capas y tantas referencias que a veces parecieran una apropiación de la artista. Esta no es una discusión menor y que debe tener más relevancia en tiempos de hiper referenciación.

CONTRADICCIÓN

Más allá de la manifestación más obvia, que es la que está en el nombre del disco y hace que recaiga sobre “Moto” la parte fuerte y deslumbrante y sobre “Mami” la manifestación amorosa y dulce, existe otra dualidad en el disco. Rosalía siempre nos ha dejado claro que quiere hacer cosas grandes. La fama mundial que está adquiriendo estuvo en sus planes desde el principio y por eso sus producciones han sido tan ambiciosas. Sin embargo, para ella están claras las consecuencias de este nivel de exposición y ambición, y por eso vive en contradicción. De esto habla en canciones como Sakura, La fama o G3 N15:

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La que sabe, sabe / Que si estoy en esto es para romper / Y si me rompo con esto, pues me romperé
Sakura
Cuando me entero, pienso que el mundo en el que está Rosalía es complicado / Pero está bien, si estás feliz, yo también lo estoy.
Voz de la abuela de Rosalía en G3 N15

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Estoy en un sitio que no te llevaría / Aquí nadie está en paz / entre estrellas y jeringuillas
Hablándole a un familiar en G3 N15
Es mala amante la fama y no va a quererte de verdad / Es demasia'o traicionera, y como ella viene, se te va / Sabe que será celosa, yo nunca le confiaré
La fama

Este es un tema del que también habla C. Tangana, un artista que en algún momento fue cercano a Rosalía y que comparte ciertas similitudes con su proyecto musical. El reconocimiento de esta ambigüedad los pone en un lugar de artistas maduros, que son muy conscientes del lugar en el que se metieron y están dispuestos a afrontar las consecuencias. Esto los aleja del estereotipo del artista pop joven e inexperto que se rinde ante las exigencias de la industria. Desde este punto de vista se plantea una forma muy profunda de acercarse a un problema que está ante nuestros ojos todo el tiempo y que puede ser el comienzo de una nueva forma de acercarse a la fama y sus consecuencias.

Rosalía 3
Rosalía
// Foto Cortesía Sony Music

DIOS Y FAMILIA

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En el video del crítico de YouTube español Jaime Altozano, Rosalía nos cuenta que es este el primer disco en el que ella habla en nombre de ella misma. Tanto en el Mal querer como en Los Ángeles se cuenta una historia a través de un personaje.

Por esta razón este disco es totalmente personal y en cada canción se habla de lo que realmente vive y siente la artista. Por eso también es que su voz es la que resalta y se queda desnuda en cada canción. Esto, sumado a los pocos elementos que tiene la producción, crean un minimalismo que representan la pureza del mensaje que se quiere transmitir. En este disco está su verdadera esencia.

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Aquí Rosalía no solo se expone al crear una obra poco convencional, también habla de su vida y muestra en qué es en lo que realmente cree, resaltando a Dios y la familia como dos elementos muy importantes para su vida. El disco se grabó durante la pandemia, en un periodo en el que Rosalía tuvo que estar en Miami separada de su familia para poder avanzar con la grabación.

Este sentimiento de añoranza está presente en las canciones más profundas del disco, aunque la diversión, el glamour, el sexo y el baile hacen parte de este periodo, ella en la distancia entiende qué es lo más importante y siempre pone a Dios por encima de todo, contrastándolo con todo lo demás. Así se ve en Hentai, CUUUUuuuuuute, Como un G y G3 N15:

Si no lo puedes tener, mejor dejarlo ir / Qué pena cuando quieres algo pero Dios tiene otros planes pa ti
Como un G
Keep it cute, manito, keep it cute / Que aquí el mejor artista es Dios
CUUUUuuuuuute

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La familia siempre está primero y… / No, en primer lugar, diría que, en primer lugar, siempre está Dios / Y después la familia
Audio de su abuela en G3 N1S

FUCK EL ESTILO

Esta consigna es uno de los grandes aportes que nos hace el disco. La segunda canción de Motomami en ser publicada fue la controversial Saoko. En ella, Rosalía hace un homenaje al cambio y defiende nuestro derecho a dejar a un lado todo eso que alguna vez fuimos, cuando queramos y de la forma que queramos. Fue un evidente anuncio de lo que iba a ser el disco y de lo que representaría para su carrera. Un grito de guerra para declarar que este era su momento para hacer lo que realmente le nacía.

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Este elemento es tan importante que está en el logo que le da la identidad a todo el álbum: una mariposa como símbolo de transformación, que se encuentra en las 3 emes de Motomami, en un par de canciones y hasta en la incrustación que tiene Rosalía en sus dientes.

HUMOR

El humor es un factor que no esperábamos de Rosalía. Además de sorpresa, trajo bastante desconcierto y muchas críticas. Después de presentarse como una artista solemne con sus dos trabajos anteriores, en Motomami exploró con mucha frescura diferentes espacios para el juego y la diversión, y de alguna forma se las apañó para hacerlo mientras seguía siendo sincera y profunda.

El “Yo no soy y ni voy a ser tu bizcochito” de la canción Bizcochito, aparece como una forma muy original de voltear a la canción Saoco de Daddy Yankee. Chiken Teriyaki es toda una oda al baile y las coreografías, y por eso en su video incluso sale en la esquina superior derecha la vista del video alargado, haciendo referencia a la visual propia de las coreografías de Tik Tok.

Hentai, La combi Versace, Diablo, Candy, CUUUUuuuuuute y hasta Bulerías, tienen mucho de humor y se le ve a Rosalía muy cómoda y presente, expresándose como lo haría en un entorno cercano, con sus amigas o su familia.

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***

Estos son algunos factores de una obra que hace una propuesta diferente en un momento en el que las audiencias piden autenticidad a gritos. A pesar de esto, ha sido recibida con muchísima prevención, juicios y hasta odio.

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Por ahora no es posible afirmar si Motomami será un clásico, sin embargo el impulso servirá de inspiración para algunas de esas mujeres que luchan con la idea de querer divertirse, para esos productores que hace rato venían con las ganas de tomar riesgos musicales de este tipo, para esas personas que se han limitado porque ya construyeron una “imagen” que no pueden traicionar.

En la portada del disco, Rosalía aparece desnuda y con un casco, que obviamente no tiene más función que la de ser un adorno. De esa misma forma se da el lujo de usar el autotune y muchísimos otros efectos como un decorado y una forma de expresarse, yendo más allá de su posible utilidad.

En Motomami deja cada cosa en la que cree y que le gusta, tomando el riesgo de dejar atrás una fórmula para montarse en una moto resplandeciente, haciendo figuras extravagantes a toda velocidad y sin más protección que un casco con dos coletas.

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