Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Tyler, The Creator celebra la libertad en ‘CALL ME IF YOU GET LOST’

La búsqueda de la libertad de Tyler, The Creator no acaba. Le queda tiempo para meditar sobre las contradicciones a las que se enfrenta como artista negro y millonario en un país racista, y lo hace muy a su manera, con su humor seco. En 'CALL ME IF YOU GET LOST', encontró algo que había perdido: las ganas de rapear.

Tyler, the Creator - CALL ME IF YOU GET LOST
CALL ME IF YOU GET LOST (2021)
Tyler, The Creator (portada)

CALL ME IF YOU GET LOST, el nuevo álbum de Tyler, The Creator, se puede pensar como una carta de amor con varios destinatarios: el rap, sus Rolls-Royce, una mujer. Sobre todo, es una carta de amor a su pasaporte. Tanto así que lo menciona ocho veces a lo largo del proyecto. Tanto así que la portada del disco es una versión ficticia de su salvoconducto.

Por Santiago Cembrano | @scembrano

Hace más o menos diez años, cuando iba a cumplir 20, Tyler salió de Los Ángeles por primera vez. Recuerda esa ocasión afectuosamente en MASSA, el séptimo corte de CALL ME IF YOU GET LOST, como lo más maravilloso que le ha sucedido: así pudo salir de su burbuja y el mundo creció ante sus ojos. Por eso, afirma, su pasaporte es lo más valioso para él.

En esa época el mundo estaba siendo sacudido por Odd Future, el colectivo californiano liderado por Tyler e incluía a Earl Sweatshirt, Frank Ocean, Syd y más raperos, productores, skaters y demás artistas adolescentes iconoclastas y audaces. Impresionaban con su creatividad y ofendían con sus letras chorreadas de violencia. Eran hijos del internet, defendían la libre expresión y escupían las rimas más desmesuradas y exageradas posibles. Rap independiente y de choque, sin rodilleras ni remordimiento.

Publicidad

CALL ME IF YOU GET LOST

Con este, Tyler ha lanzado cinco álbumes en la última década. En los primeros, Goblin (2011) y Wolf (2013), encendió la controversia con ira y sin filtro. En el del medio, Cherry Bomb (2015), la producción industrial y distorsionada generó confusión y curiosidad. Entonces vino un desvío radical con Flower Boy (2017), que presentó a un Tyler más vulnerable que cantaba sobre amores no correspondidos y todos los hombres que había besado desde 2004.

Publicidad

La secuencia lógica fue IGOR (2019), pop aterciopelado sobre el amor y la vida que fue premiado con el Grammy de 2020 a Mejor álbum de rap. Vaya viaje para alguien que empezó la década pasada con un video en el que se comía una cucaracha, se colgaba y amenazaba con apuñalar a Bruno Mars y a cualquier maricón con un blog de música (o sea el autor de este artículo).

Progresivamente, y a través de varios giros súbitos, Tyler construyó su universo y mostró todo el rango de su personalidad, demostrando lo equivocadas que estaban las etiquetas que reaccionaban al rap feral con el que empezó. CALL ME IF YOU GET LOST es ese universo total condensado en un álbum. Están presentes el rap y el canto, el materialismo y la búsqueda personal, el amor y el filo. De su voz profunda y robusta emanan frases bellas, graciosas, profundas y locas, a veces al mismo tiempo.

Entre los viajes a Ginebra, Tulum, Capri y Cannes (a donde invita a una mujer a ver cine independiente, como cualquier alterno colombiano) están sus virtudes y sus fallas sus picos y sus valles, sus playas y sus montañas: todo él.

Desde el inicio de su carrera, Tyler ha explorado y ha encontrado de todo, como el niño en la playa que escarba bajo la arena. En CALL ME IF YOU GET LOST, encontró algo que había perdido: las ganas de rapear. En IGOR parecía en plena transición hacia estrella de pop, pero este nuevo álbum lo muestra en su versión más rapera, gracias en parte a la influencia de Westside Gunn. Por eso abraza la tradición de los mixtapes de rap, en particular los de DJ Drama —reconocido por su serie Gangsta Grillz y los mixtapes que hizo con T.I., Jeezy, 50 Cent, Lil’ Wayne, Clipse y Pharrell—, que funge como maestro de ceremonias y anfitrión de este álbum.

Publicidad

A inicios de siglo, los mixtapes eran espacios de libertad para que los raperos hicieran lo que quisieran, por fuera de las constricciones de sus sellos y los requerimientos de un álbum oficial. Quizás por eso Tyler se reconcilia con el rap a través de este formato, que le ofrece un lienzo amplio para que rapee duro de nuevo, con un registro agresivo que impacta la instrumental como un proyectil, y también cante y muestre toda su flexibilidad vocal e interpretativa. Es rap a su manera. Rap libre.

En CALL ME IF YOU GET LOST, Tyler es Tyler Baudelaire, como lo presenta DJ Drama en SIR BAUDELAIRE, la primera canción. Desde locaciones exóticas, presume gustoso su pasaporte grueso y su piel humectada. En buena parte, eso es CALL ME IF YOU GET LOST, rap jactancioso con barras opulentas que celebran la vida que su pasaporte, su plata y su personalidad le permiten.

Publicidad

En LEMONHEAD habla de las águilas y los yates que ve desde su casa, de que prefiere arte en vez de un reloj Patek, del portabicicletas que le puso a su Rolls-Royce. En LUMBERJACK, admira la esmeralda color ensalada y del tamaño de un crutón que descansa en su dedo y se compra otro carro: no conoce otra forma de celebrar.

Los apuntes cómicos que son parte de su huella digital en la música evitan que estas líneas se vuelvan frívolas. En HOT WIND BLOWS, explica que el pescado que come está tan fresco que todavía sabe a arena. Y ni siquiera sabe en qué parte del mundo está: el piloto debe recordárselo. “Used to be reckless, you should see what them commas do”, rima desafiante en la apertura del álbum. Es la cara de la libertad económica que el éxito le permite antes de que se quiebre.

CALL ME IF YOU GET LOST también narra una historia de amor y desamor, explicada plenamente en la bella canción WILSHIRE, hacia el final del disco. Tyler conoce a una mujer y la conexión es instantánea, pero ella tiene novio, y es amigo de Tyler. Aunque intentan ser amigos, y a pesar de que se aman, al final se alejan dolorosamente.

Publicidad

En el álbum abundan las viñetas tiernas y desnudas que referencian esta experiencia. En CORSO, Tyler se describe como una mala persona por querer quitarle la novia a alguien; yuxtapone esa afirmación con su deseo de que ella lo recuerde cuando tenga sexo con su novio porque él es perfecto. Los sentimientos chocan: sufre en el jet y gasta millones para llenar el vacío. Tiene el corazón roto, pero como es rico se compra nuevas emociones y un bote para llorar en el océano. En WUSYANAME le dice que se ve desnutrida, por lo que la invita a comer y a cualquier parte del mundo. En SWEET/I THOUGHT YOU WANTED TO DANCE se pregunta qué tiene el otro man que no tenga él. Es arrogante y vulnerable.

Entre las dos historias principales de CALL ME IF YOU GET LOST hay una tercera, que registra el crecimiento personal de Tyler en su adultez. Con la perspectiva amplia que le permite su pasaporte, viéndolo todo desde un avión que flota sobre las nubes, recuerda, explica, piensa y reclama.

Publicidad

MASSA es una oda a la libertad, a cómo forjó su propio camino a su propio ritmo. Narra su paso de oruga a capullo y luego a mariposa, cómo sus gustos y sus pensamientos mutaron a medida que se empapaba de otras cosmovisiones. Nunca en su carrera Tyler había reflexionado sobre su trayectoria como en este momento, pero al final cierra la puerta con líneas exquisitas:

I'm grateful, you niggas hateful, you eat at me, you got a plate full / You can't relate to these things I say to these instrumentals / Whether it's wealth talk or shit that's painful / I paint full pictures of my perspective on these drum breaks / Just for you to tell me, ‘It's not good’ from your lunch break.

No sería posible hablar de lo mucho que ha avanzado sin reconocer el lugar desde el que empezó, esas rimas que le ganaron las acusaciones de misoginia y homofobia. En MANIFESTO Tyler rapea sobre este pasado controversial y muestra que ha cambiado, pero asegura que jamás se ajustará a los estándares sociales: muestra que su maduración no les ha quitado el filo a sus opiniones.

Su búsqueda de la libertad no acaba, y aunque no sepa todavía las respuestas, seguirá el ritmo de su propio tambor y no dejará de hacer preguntas. Le queda tiempo para meditar sobre las contradicciones a las que se enfrenta como artista negro y millonario en un país racista, y lo hace muy a su manera, con su humor seco.

Publicidad

Hit some protest up, retweeted positive messages / Donated some funds then I went and copped me a necklace.

Así como los rapeos y las letras de CALL ME IF YOU GET LOST incorporan los distintos momentos de la carrera de Tyler, su producción abarca toda su paleta de colores sónicos, que chocan y se contrastan entre sí, como en un pogo amistoso e intenso de lo industrial contra lo jazz.

Publicidad

El sample de Gravediggaz en LUMBERJACK lo une al rap. Los pasajes de amor (SWEET / I THOUGHT YOU WANTED TO DANCE) fluyen en atmósferas amables y cálidas, como las de Flower Boy. Hay sintetizadores enormes y violentos como los de Cherry Bomb (“JUGGERNAUT”). Y no falta la textura suave como una nube de IGOR (BLESSED).

Este disco es un recordatorio del talento de Tyler como productor. Es ecléctico y atrevido, como podrían serlo Kanye West y Pharrell Williams, precursores de discos caleidoscópicos con influencias por fuera del canon del rap. Con CALL ME IF YOU GET LOST, Tyler vuelve al rap, sí, pero eso no implica que bote por la ventana todo lo que aprendió en el camino. Se confirma como un autor único, que puede pasar de un banger a una balada, de un gruñido a un falsetto y de una broma pesada a una rima frágil. La forma en que incorpora a 42 Dugg, Ty Dolla $ign, Lil Wayne, Brent Faiyaz, su viejo aliado Domo Genesis y el resto de los invitados es también prueba de esto.

Tyler Baudelaire, como el poeta francés del que toma prestado el apellido, es extravagante y apasionado, lleno de conflictos y de poder creativo. Es sofisticado y siente celos de su amigo porque está con la mujer de sus sueños. Sus flores del mal van dedicadas a los que dudaron y dudan de él y sus poemas exponen lo que le duele a pesar de que teme que para el público solo sea un capítulo más de su libro. Avanza a toda velocidad, escapa de las identidades rígidas, se redefine con cada viaje de avión. Su piel es hermosa; sus barras, indómitas. A pesar de su corazón roto, se siente bendecido y feliz.

Al final de BLESSED, un interludio, hace un llamado a perderse con él, a conocer el mundo, a viajar sin miedo. ¿Para quién va dirigido el mensaje? Quizás nos habla a los que escuchamos el disco, como una consejo amigo para que sigamos nuestros sueños sin importar lo que digan los demás.

Publicidad

Tal vez es un llamado desesperado a su amor imposible, para que coja un vuelo y se encuentren en una playa exótica de nombre impronunciable. A lo mejor es un mensaje para él mismo: cuando dude y se sienta encerrado, solo tiene que recurrir a su pasaporte para reencontrarse. Eso es lo que ha hecho siempre, como lo dice la portada, como lo demuestra su música: viajar y explorar libremente.

  • Publicidad