Medellín se prepara para vivir un Festival Altavoz con un formato renovado. La edición de 2023 tendrá un nuevo escenario en el Parque Norte, que se suma a su escenario transicional en la Cancha Cincuentenario, para albergar a más de 320 artistas en diferentes géneros musicales.Se destaca la participación de la leyenda viva del punk Marky Ramone junto a Pela en la voz, los españoles Vetusta Morla, los pioneros de thrash metal Exodus, Desorden Público de Venezuela, la vocalista Mon Laferte de Chile y Esteman de Colombia.Se estima que más de 70.000 personas asistirán a los espacios dispuestos para el encuentro de la música alternativa en Medellín, nuevos lugares para que los visitantes disfruten de la cita musical y compartan experiencias, zona de picnic, comidas y otras actividades para vivir un festival más completo.El evento tendrá una zona de testeo de muestras de sustancias psicoactivas con asesoría y acompañamiento profesional, con el fin de que los jóvenes accedan a información cualificada sobre sus consumos. Adicionalmente, la estrategia Mercado Joven llegará al festival con iniciativas de emprendimiento creadas e impulsadas por las juventudes locales.La diversidad de sonidos tendrá el mayor protagonismo. Durante los tres días, los asistentes disfrutarán de I.R.A., Crew Peligrosos, Yoky Barrios, Desorden Público, La Banda del Bisonte, Frente Cumbiero, Don Tetto, Pacífico Sur, DC Family, entre otras, que incluyen las 28 agrupaciones paisas participantes de la Convocatoria de Fomento Estímulos para el Arte y la Cultura, eje central de este encuentro.Adicionalmente, se rendirá un homenaje a los pioneros del rocanrol Los Yetis, banda de Medellín asociada al nadaísmo de Gonzalo Arango, precursora de la psicodelia hecha folk, rocanrol y gogó sesentero.Al fetival se suma un escenario de música electrónica, como parte de la diversidad de esta edición, con presentaciones de DJ's como Cleric, desde el Reino Unido, y actividades alrededor de esta temática. La tradición oral alternativa tendrá su espacio con “Trovadores vs. Raperos”, que mezclará versos, poesía, arte e improvisación de expresiones con profunda conexión como el rap y el hip hop con la tradicional trova.Altavoz Fest le apuesta este año a una cita experiencial, enmarcada en el Tiempo de las Diversidades, un espacio de encuentro con aura plural y acogedora para todos, que espera posicionarse como uno de los más grandes de Latinoamérica.El festival contará con entrada libre.¡La música nos une!
Altavoz, uno de los principales festivales de Latinoamérica, regresa en formato presencial para la celebración de sus 18 años. La cita será el 10, 11 y 12 de diciembre en dos escenarios: el Teatro al aire libre Carlos Vieco y, su tradicional espacio, la Cancha Cincuentenario en Medellín. Para el ingreso al evento, será indispensable presentar carnet de vacunación. El cartel de Altavoz este año se enfocó en propuestas nacionales. El line-up lo encabeza el punk hardcore de La Pestilencia, banda que regresa al escenario de Altavoz Fest después de 12 años, con un potente directo. También, estará La Etnnia, icono del rap que lleva más de dos décadas con un verbo que continúa más vigente que nunca; Masacre, referente del death metal latinoamericano; el reconocido rapero Nanpa Básico, y, La Derecha, banda icono del rock colombiano liderada por Mario Duarte que se reúne especialmente para presentar un show único para Medellín. A este cartel se suman artistas nacionales como Superlitio desde Cali, Mr. Bleat, Nicolás y los Fumadores, Briela Ojeda, Ghetto Kumbé, entre otros. En 2020, Altavoz sobrepasó lo musical y se planteó como un nuevo punto de partida desde lo visual para los artistas. El equipo de producción buscó hacer un tributo a la estética de la música y cómo esta se ha narrado en imágenes: el Teatro Matacandelas con un estilo visual de los programas de los 90, a lo MTV; el Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob con un carácter unplugged y un lenguaje visual más tranquilo y el Teatro Pablo Tobón Uribe con una apuesta visual cinematográfica, con el protagonismo centrado en la figura del artista.Altavoz se la caracterizado desde sus inicios por ser una ventana para los sonidos alternativos de la ciudad. Metal, punk, reggae, rap, ska, han sido protagonistas en un festival que se ha convertido en referente para Latinoamérica y uno de los más importantes del país.
Entre el 11 y el 13 de diciembre del año pandémico se realizó el tradicional festival paisa de música alternativa Altavoz. Gracias a la tecnología y desde una experiencia virtual, 43 artistas tocaron en vivo en tres teatros icónicos de Medellín logrando que la música triunfara.En esta edición, el festival sobrepasó lo musical y se planteó como un nuevo punto de partida desde lo visual para los artistas. El equipo de producción buscó hacer un tributo a la estética de la música y cómo esta se ha narrado en imágenes: el Teatro Matacandelas con un estilo visual de los programas de los 90, a lo MTV; el Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob con un carácter unplugged y un lenguaje visual más tranquilo y el Teatro Pablo Tobón Uribe con una apuesta visual cinematográfica, con el protagonismo centrado en la figura del artista.La programación incluyó, además de las bandas elegidas por convocatoria, artistas nacionales invitados como Flor del Fango, Systema Solar, Los Rolling Ruanas, Nanpa Básico, y el cierre, a cargo de Aterciopelados.*Deslicen a la derecha o la izquierda para ver todas las imágenes. Géneros como el punk tuvieron momentos de euforia y resistencia con Los Malkavian, y emotividad con bandas como Gaias Pendulum, Sörceress y Highway. El metal de la ciudad de Medellín fue homenajeado con el Tributo a Nuestro Metal, una puesta en escena con participación de la Orquesta Filarmónica de Medellín que interpretó clásicos del género con invitados de bandas de Tenebrarum, No Raza, Masacre, Reencarnación, Carbure, Kraken, Witchtrap, Ekhymosis y Atanathor.En esta edición se habló mucho del papel de las mujeres en la industria de la música. Fértil Miseria, Highway, Flor del Fango, La Tifa, Lucille Dupin y Andrea Echeverri de Aterciopelados participaron de esta edición como referentes del papel de cualquier mujer que quiera vivir del arte. “El feminismo es un lugar al que tenemos que ir hombres y mujeres, porque no es que nosotras vamos a ser un fuerte antihombres, no. Todos necesitamos hombres florecidos y mujeres berracas. Necesitamos que cada persona encuentre una razón y una manera de impactar su alrededor y buscar un lugar amable para vivir, menos injusto, menos violento”, agregó EcheverriNuestro Tiempo, Golpe de Estado, Desastre Capital, Odio, Cráneo y Goc fueron algunas de las propuestas que se destacaron en el Festival y que hicieron parte de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2020.Altavoz Fest Colombia, con 17 años, celebró una edición que permitió conocer nuevas propuestas y compartir con muchas almas desde lo digital. Ojalá en el futuro regresen los pogos y la histeria colectiva que genera la música en vivo.Recomendado | Festival Altavoz según Mabiland#LaMúsicaNosUne
Tulio Gómez, vocalista y miembro fundador de la banda Desastre Capital, surgida en 1997, nos cuenta cómo fue su época de fulgor y explica por qué perdieron protagonismo en el presente.Por William MartínezEn 2002 llegó a las tiendas un compilado definitivo para la difusión del punk colombiano. Reúne 15 bandas y 30 temas con lo mejor de las escenas de Bogotá y Medellín. Se llama La jornada del caos I. Así fue como muchos punkis conocieron a Desastre Capital, un cuarteto paisa de hardcore punk que, cuatro años más tarde, ganó un reconocimiento absoluto con el lanzamiento de su primer larga duración, de título homónimo. Aún recuerdo nítidamente su portada: una fotografía de una marcha estudiantil teñida de color fuego. Y también recuerdo el impacto de su sonido, caracterizado por baterías veloces y coros vigorosos y pegajosos.“En 2006, estábamos muy pelados. No teníamos familias que sostener y nos concentramos de lleno en la banda”, me dice Tulio Gómez, vocalista y miembro fundador. A partir del primer larga duración, Desastre Capital comenzó a tocar seguido y viajó por primera vez a Bogotá, donde el punk paisa siempre ha sido recibido con gran entusiasmo. ¿Cómo surgió ese álbum? Así lo rememora Gómez: “Como estábamos muy empeliculados con la movida, ensayábamos sagradamente cada ocho días. Nos fuimos a la finca de los abuelos del baterista y allá adecuamos una habitación para ajustar los temas y ensayar. Nunca tuvimos el tiempo medido. No había presión”.Todos los integrantes tenían gustos distintos. A Andrés, el baterista, le encantaba el punk rock estilo Misfits; a Miguel, el bajista, el grunge, y su banda favorita era Pearl Jam; a Nicolás, el guitarrista por entonces, el punk español; y para Tulio, el vocalista, los Ramones eran el gran referente. “A pesar de las evidentes influencias, nunca quisimos seguir la línea de una banda ni de un estilo. Armamos una propuesta punk rock y hardcore punk uniendo los gustos de todos”, cuenta. Tras años de espera, y luego de pedir un préstamo a un banco, por fin salió el álbum a las calles.¿Qué pasó con Desastre Capital luego de la popularidad que desató su primer larga duración? Participó en el compilado Punk para un amigo (2010), que reúne a 28 bandas colombianas. Grabó un demo en 2011, otro en 2014, llamado Tiempos difíciles, y en 2020 lanzó uno más, Víctima del sistema. Tocó en el Festival Altavoz, en el Manizales Grita Rock y en 2017 acompañó a Nadie en su regreso a las tarimas. Sin embargo, como reconoce Tulio Gómez, la banda se enfrió. “Ahora somos referentes, pero no protagonistas”. ¿Por qué?“Hermano, yo no sé qué nos pasó. Creo que nos descuidamos por el trabajo y la familia. No volvimos a hacer lanzamientos con todas las de la ley. Solo durante la pandemia montamos nuestra música a las plataformas digitales. A veces me digo: Ag, qué guevonada. Hubiéramos podido hacer mucho más para que Desastre no perdiera protagonismo”.Desastre Capital es ahora para sus integrantes una válvula de escape a la rutina laboral, una forma de inyectar adrenalina al cuerpo en días de estrés y desasosiego. Atrás quedaron los sueños de girar por Europa. Hoy les basta con tocar donde los llamen.
Esta banda paisa es la representante del ska core en el Festival Altavoz 2020. Conversamos con Boris Vásquez, su bajista, quien reseñó los tropiezos y los logros conseguidos en once años de trayectoria. Por William Martínez¿Qué detonó el surgimiento de Comandante Cobra?Todos los miembros de la banda nos conocimos en conciertos locales. La escena neo punk en Medellín se construyó por medio del voz a voz. Como venían a tocar muy pocas bandas internacionales, el parche de nosotros era ver bandas como I.R.A., Grito, Código Rojo, Nueve Once, entre otras. Somos el hijo bastardo de esa escena, porque no tocamos el género que ellos tocan, pero hacemos parte de ella.Yo hago parte de la segunda oleada de la banda, pero la historia que me contaron sobre la conformación del grupo es la siguiente. El vocalista Juan Pablo Lalinde y el baterista Esteban Rodríguez son primos y compartían un círculo de amigos, entre ellos integrantes de otras bandas. Nuestro baterista era muy amigo de nuestro anterior trompetista y querían hacer una banda diferente. Ellos querían tocar hardcore con melodía, pero que esa melodía no estuviera marcada por la voz ni por las guitarras. Así se los ocurrió la idea de integrar instrumentos de viento y nació Comandante Cobra.¿Por qué en una década de trayectoria solo han grabado un larga duración?La verdad es que, al principio, Comandante Cobra era un parche de amigos. Por eso, cuando algún integrante se ha tenido que ir por un viaje o por trabajo, lo hemos esperado para continuar. Antes de entrar a la banda yo fui a muchos conciertos donde ellos tocaban sin haber grabado, y así duraron varios años. Cuando yo entré, grabamos el primer EP (Que empiece la acción, 2012), que contó con la producción de Rogelio, vocalista de Tom Sawyer y guitarrista de Mojiganga. Gracias a ese EP tocamos muchísimo. Nos invitaron de varias ciudades y ganamos las eliminatorias del Festival Altavoz compitiendo con nuestros ídolos. Esa es una de las razones principales para demorarnos en grabar el primer larga duración. Somos parte del fenómeno clásico por el cual conocimos muchas bandas: a través del voz a voz. Yo conocí a Código Rojo, por ejemplo, porque me invitaron a un concierto de ellos, y tampoco habían grabado.Vos sabés que para tener una banda en Colombia hay que sacrificar muchísimas vainas. No siempre te pagan cuando viajás, no siempre te pagan cuando tocás. A pesar de tener miembros con cierto reconocimiento por diferentes proyectos, seguíamos siendo una banda emergente. Entonces nos dedicamos a tocar en la escena que nosotros ya conocíamos. No había dinero para sostener una grabación. También hemos tenido varios cambios de integrantes, lo que ha demorado el proceso. Hasta que no conseguimos la alineación ideal no nos lanzamos a grabar los temas que desde hace rato habíamos compuesto.¿Cómo era la escena punk rock paisa a principios del 2000 y cómo es ahora?Cuando yo empecé a ir a conciertos los aforos mínimos eran de 3.500 personas. Bandas que nunca habían grabado llenaban parqueaderos de discotecas. La verdad no sé qué se hizo tanta gente. Para muchos, esto era simplemente una fase. Recuerdo que la escena era muy unida. Había muy pocos espacios para tocar y debíamos unirnos para construirlos. Yo iba a un concierto y tocaban I.R.A., Grito, Código Rojo y Mojiganga: todas de géneros distintos y no importaba. El parche era más contracultural. Eso se ha perdido porque ahora solo hay parches de punk o de hardcore. Se produjo una división. Muchos definieron su gusto y optaron solo por un género. Más o menos en 2004, los líderes de la escena tuvieron que buscar un trabajo porque la música no les daba para vivir y paralelamente hubo un cambio cultural: lo urbano se popularizó más que el rock. En 2010, sin embargo, hubo una explosión de nuevas bandas que revivió la escena: Antised, Bankrrota, En Contra de Todo, entre otras.Comandante Cobra nació para cumplir sueños a través de la música. ¿Qué sueños han cumplido?Logramos tocar en la tarima internacional del Festival Altavoz siendo una banda emergente. Ese fue uno de los primeros sueños cumplidos. También conocimos y trabajamos con las personas que fueron nuestros ídolos. En nuestro primer EP, participó Rogelio de Tom Sawyer, y en nuestro larga duración colaboraron Manzano (Grito), Mónica y Viola (I.R.A.), Regino (Johnie All Stars), entre otros. También se han cumplido sueños individuales. En mi caso, viajar para tocar y las puertas que se han abierto. El año pasado, por ejemplo, fui el bajista de Nadie en su gira. En el caso del baterista, también toca con Johnie All Stars y con Tom Sawyer cuando vuelve a aparecer. Nuestra próxima meta es tocar en el extranjero.Para muchos músicos emergentes, es frustrante sacar de su propio bolsillo para pagar ensayos, comprar equipos y grabar sin que eso se vea reflejado en un avance en la carrera de la banda. ¿Qué opinan sobre este estado de cosas?Esa discusión ha salido a flote en momentos de rabia. Sin embargo, creo que lo que nos permite seguir es que la mayoría de los integrantes trabajamos en el campo musical. El guitarrista y el baterista tienen su estudio y su ensayadero, los vientistas trabajan como músicos de sesión, yo toco en otras bandas y así. Pero lo más importante es nosotros no hacemos música con el afán de que pase algo. Si hay plata, nos encanta. Si no hay plata, no nos importa. Hacemos esto por nosotros. Nos encanta tocar.Comandante Cobra ha tocado en Bogotá y en Armenia, pero sobre todo en lugares de Antioquia: Medellín, Rionegro, Envigado, Guatapé. ¿Por qué ha sido difícil trascender fronteras?Sobre todo por falta de plata y por el trabajo. Es complicado pedir permisos cada tanto. Pero también pasa que no nos llaman de ningún otro lado. Cuando hemos viajado, ha sido porque bandas hermanas nos ayudan a gestionar los toques.¿Podemos hablar hoy de una escena ska punk en Medellín?En Medellín, el ska mueve mucho, pero no tanto cuando se mezcla con otros géneros. La mayoría de bandas suelen hacer un ska más tradicional, de primera o segunda ola. Nosotros no hacemos parte de esa escena, sino de la escena punk rock. Creo que tenemos que volver a la idea de que no importa el género, importa la banda. Debemos dejar de ser tan puritanos con los géneros. Lo que nos debe unir es el mensaje.
Altavoz Fest se ha convertido en una cita imprescindible de la música nacional. Desde Medellín, llegará este encuentro musical del 11, al 13 de diciembre. Los escenarios serán tres espacios emblemáticos de la capital paisa, los teatros, Pablo Tobón Uribe, Ateneo Porfirio Barba Jacob y Matacandelas.Altavoz Fest Colombia busca impulsar el talento nacional bajo el lema #TodosSomosUno con invitados como Aterciopelados, Nanpa Básico, Systema Solar, Fértil Miseria y Rolling Ruanas, son más de 40 bandas que completan el cartel de este año. Esta edición combinará transmisiones desde los tres escenarios, con presentaciones de artistas de rock, metal, punk, sonidos afro y música clásica. Una diversidad que caracteriza el Festival, y que define el espíritu de este encuentro, que tiene el propósito de generar narrativas de esperanza a través de los ritmos y el ingenio nacional.Gracias a la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura, 27 bandas de Medellín y el Valle de Aburrá fueron seleccionadas para hacer parte de Altavoz Colombia. Se otorgaron $249.999.988 millones a las propuestas y al proceso de escogencia como parte de las acciones de la Secretaría de Cultura Ciudadana por promover e incentivar la creación artística y cultural. Junto a ellos, el arte local tendrá presencia con artistas como Fértil Miseria (punk), La Tifa (reggae), entre otros.El metal ha sido base del desarrollo creativo, musical y social de la ciudad. Por ello, como novedad, Altavoz Fest y la Orquesta Filarmónica de Medellín rendirán un “Tributo a Nuestro Metal”, uno de los pilares del certamen y del desarrollo cultural. El homenaje será un repaso de aquellas piezas significativas, interpretadas por la Filarmónica y bandas de metal como Masacre, Tenebrarum, Kraken, Ekhymosis, entre otras.También, como parte de la programación, se llevará a cabo un foro que destaca la importancia de la mujer en la construcción de la industria cultural, de la música y su papel en los festivales de este tipo. Será un espacio de reflexión sobre las conquistas de las mujeres en el sector, su participación como agentes de paz, de desarrollo en el marco cultural y sobre los retos que tienen.
Recientemente fueron anunciadas las 70 bandas seleccionadas para hacer parte de Ciudad Altavoz, gracias a la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura de Medellín. La selección estuvo a cargo de 21 jurados, una terna por categoría. Estos proyectos musicales se presentarán en los Conciertos Ciudad Altavoz y finalmente 28 agrupaciones estarán presentes en el cartel oficial de Altavoz Fest. Los evaluadores, seleccionados por convocatoria pública, calificaron 226 propuestas musicales que cumplieron con todos los requisitos técnicos y administrativos de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2020 para participar en el Programa Altavoz. La valoración de las agrupaciones se hizo a través del material enviado por los artistas participantes, es decir, tres canciones y el brochure o EPK. “Estamos muy contentos con el trabajo que realizaron los jurados. Recordemos que son 21, todos externos a la Secretaría de Cultura Ciudadana y con conocimientos como músicos, periodistas o productores musicales, todos conociendo muy bien cada género que evalúan, lo que es una garantía con estas 70 bandas que tenemos”, expresó el coordinador del Festival Altavoz, Felipe Grajales, quien recalcó que esta es una plataforma idónea para la internacionalización de los músicos y permite que reciban un apoyo económico de la Alcaldía en tiempos de pandemia. Las 70 bandas seleccionadas para Ciudad Altavoz 2020, agrupadas por género musical, son: Ska y reggae: Asuntos Pendientes, Gua-Ska, Comandante Cobra, La Suite, Sr. Moskato, Servicio Públiko, Pacífico Sur, Ciénaga, Buku Bembé y La Cordillera. Metal y sus ramificaciones: The Mythology, Cráneo Death Metal, Goc, Ravendark, Vorti-C, Instru-Mental, Atria, Athemesis, Gaias Pendulum y Sörceress. Punk y sus ramificaciones: Antised, O.D.I.O., Rosita y Los Nefastos, Detective Wadd, Desastre Capital, Los Malkavian, 19-89, Perros de Reserva, Wackyrace y Nueve Once. Core: En Contra de Todo, El Verdadero Guerrero, Pariah, Goliat, Nuestro Tiempo, Entre Niebla y Miedo, Neural, Golpe de Estado, No Redención y El Incendio más Largo del Mundo. Rap: amezz, Soul In Pill, School Mc, Malicia (Tairona), Backing Rap, KCK (Katherine Con K), Wil Vélez Elc, Sr Mulato, Mr. More y Almost Blue. Rock: La Lovo (Aullidos que Retumban en tus Oídos), Anatómico, Ferales, Metropolitan, Law Perdigand, Los Vidriosos, Phil Rocker, El Nuevo Coyote, Jaggman y Volqueta Espacial. Electrónica y alternativa: Sons of Hidden Live, Arvak, Ocupante, Radiosónica, Dr. M, Sonatina Para Ordenadores, Chelo la Cabra, Bajo el Árbol, La Badband y Chalupa Travel. Recomendado | 15 años del Festival Altavoz según Mabiland | Shock #LaMúsicaNosUne
Este año Medellín volverá a alzar la voz con orgullo, estridencia y virtuosismo. Como viene pasando sin falta desde 2004, se celebrará en la capital paisa una nueva edición del Festival Altavoz. El Parque Cincuentenario recibirá, durante el 9, 10 y 11 de noviembre a 58 bandas locales e internacionales de punk, reggae, ska, rap y electrónica en dos tarimas simultaneas cada día. Será la edición número 16 de un evento que viene creciendo orgánicamente de la mano de una ciudad que ha sabido construir un ecosistema prospero en público y propuestas para la música alternativa. Este año convocaron a una agrupación legendaria del reggae, a uno de los nombres con más historia en el rap en español, a los padrinos del thrash metal y a una serie de proyectos nacionales alternativos. La curaduria se ha mantenido ligada a los géneros bien definidos. Estos son nuestros recomendados y la programación completa. Acá les presentamos la programación completa y nuestros recomendados imperdibles. La historia no contada del Festival Altavoz Los internacionales Suicidal Tendencies Desde los ochenta Suicidal Tendencies viene forjando una buena cantidad de fieles adeptos a los sonidos extremos. Después de combinar una fuerte dosis de letras filosas, la agresividad del thrash, la potencia y energía del hardcore-punk, y aliarse con el mundo skater se convirtieron en los abanderados del crossover thrash. Hace unos años vinieron a Rock al Parque y hablamos con su vocalista, Mike Muir: acá pueden leer la entrevista. Inner Circle Inner Circle es uno de los iconos de la trascendencia del reggae en el mundo. Sus canciones hacen parte del repertorio de la cultura pop. Sweat (A La La La Long), Bad Boys o Da Bomb son temas que han marcado generaciones, pero su repertorio es amplio y longevo. Al día de hoy Inner Circle es como una marca por la que han pasado muchos de los más virtuosos músicos de Jamaica. Nach Es uno de los más grandes liricistas del rap en español. Nach es de esos nombres que han hecho de las letras un ejercicio más complejo y profundo. Su carrera empezó a finales de los noventa y hoy es reconocido no solo como rapero, sino como poeta, sociólogo y actor. El año pasado estrenó un nuevo álbum y lo viene a presentar. Se titula Almanauta. Mike Huckaby Detroit y electrónica son dos palabras que, de entrada, ya resuenan por su prominente historia. Huckaby es uno de los productores que mantienen vigente el buen nombre del estado norteño no solo por estar detrás de la legendaria tienda Record Time, sino porque es un tremendo productor de deep house. Elis Paprika Detrás de la voz tenue de la mexicana Elis Paprika hay rabia, decepción y esperanza. Con más de 15 años de carrera es hoy por hoy una de las voces femeninas con más trayectoria dentro del rock en español. Trampa Una de las escenas más prosperas de la inmensa Brasil es la del rock. Trampa, provenientes de Brasilia, son una propuesta enérgica que combina el grunge, el post-grunge, el punk y el Stoner Rock. Club Calaca Este dúo mexicano, conformado por Erwin Cartes y Manuel Basualto, es nostalgia pura por las formas del rock melódico. Pero por sus poros brota mucho mexicanismo. Calaveras, acordeones y nostalgia rodean esta propuesta con aire indie latinoamericano. Los locales Pink Floyd Sinfónico El 10 de noviembre a las 5:20 de la tarde en el Escenario Fest, la Orquesta Filarmónica de Medellín y la banda Tributo Ensamble homenajearán a una de las bandas más grandes de la historia del rock. Imperdible. Bajo Tierra Una de las bandas icónicas del rock noventero paisa. El año pasado regresaron a los escenarios después de un receso de una década, pero vienen a reafirmar la historia en su casa. Control Hardcore Otra de las bandas vieja guardia que habían guardado su proyecto durante un tiempo. En 2018 materializaron lo que tenían guardado desde hace años, con un disco dedicado a las vidas silenciadas. Una contundente visión de la humanidad. (Lea acá: Control Hardcore, un homenaje a las Vidas silenciadas) El Sagrado Una de las bandas insignes del hardcore colombiano. Muchos años de resistencia, persistencia y pasión reunidos en un acto que siempre asegura mosh gigantes. (Vea aquí: De la Bogotá inhumana a la Bogotá hardcorera) Providencia Providencia ha batallado con artillería pesada en el luchado panorama del reggae colombiano. Llevan más de 15 años esparciendo su mensaje con beligerancia y experimentación. En este Altavoz serán una de las propuestas paisas de más recorrido. Felisa Una combinación de indie pop, hip hop, R&B, dub y ritmos afrolatinos hacen de Felisa una de las propuestas más frescas de la capital paisa. Este año debutó con su primer disco, Real. Manicomio Punk Después de la muerte de su vocalista en 2017, Manicomio Punk se rearmó para continuar con el caos. Sus integrantes son ex miembros de otras agrupaciones de punk paisa y en tarima forman una contundente y sucia representación de la realidad. Furruska Formada en el 2005, esta banda de ska manizalita pisará la tarima del Altavoz por cuarta vez. Ahora le están dando forma a su nuevo álbum, titulado Sonido del sur. Vean aquí la programación completa del Festival Altavoz 2019
Altavoz, el festival musical público y gratuito que tiene Medellín, no tiene mucho que envidiarle a sus vecinos privados latinoamericanos: Vive Latino, Lollapalooza o Rock in Rio. Tampoco a su vecino gratuito más cercano, el Rock al Parque bogotano. En Medellín, Altavoz se ha consolidado como un evento de alta factura para una ciudad con una peculiar y complicada relación con la música. Hace unos meses fuimos a celebrar el cumpleaños número 15 del festival, sion duda alguna uno de los más grandes y relevantes para el circuito alternativo en Colombia. Nacido y criado a punta de pogos con puños y patadas en la capital de la montaña, Medellín, el evento ha demostrado ser la cuna de movidas musicales portentosas y una plataforma certera para la formación de público. A esta edición, que convocó a más de 80.000 personas al Estadio Cincuentenario, y que tuvo como protagonistas a bandas como Hepcat, The Adicts, Papa Roach, Él mató a un policía moorizado o Bad Manners, invitamos como guía a una de las voces jóvenes de la ciudad, Mabiland, cantante de R&B, hip hop y artífice de nuestro disco favorito del año. (Los 35 mejores discos colombianos de 2018)
Mientras muchas ciudades de Latinoamérica chicanean con festivales privados como el Vive Latino, Lollapalooza o Rock in Rio, Colombia no solo tiene uno sino dos festivales monumentales públicos y gratuitos que han disparado la música en sus ciudades. Al lado del conocido Rock al Parque bogotano, el Altavoz en Medellín se ha consolidado como un evento de lujo para una ciudad que ha tenido una peculiar y complicada relación con la música. Historia de una resistencia sonora. Por: Fabián Páez López @Davidchaka Desde su creación en 2004, Altavoz se convirtió en algo así como el lugar al que se van a graduar los que recogieron por ventanilla el cartón del colegio. Rockeros, metaleros, punkeros, raperos y músicos rebeldes afinaron sus procesos como artistas gracias a una plataforma que pedía a gritos furiosos una ciudad como Medellín. Cuenta Felipe Grajales, hoy director del festival, que él fue uno de los que hizo la carrera desde la primera edición con su banda de ska: “Yo había ido al festival en 2004. Era un pelado que tenía una banda y cuando me hablaron de Altavoz pensé que había que conocer gente para que a uno lo pusieran a tocar allá. El segundo año abrieron la convocatoria pública: en ese entonces los que nos presentábamos éramos Nepentes, Providencia o De Bruces a Mí. Bandas que hasta ahora estábamos surgiendo. No sabíamos en realidad cómo era la cosa, pero nos presentamos sin siquiera tener idea de cómo hacer un brochure. De hecho, el primer brochure de nosotros iba en una carpeta Kimberly, como si fuera una hoja de vida. Ese año entre todas las bandas nos llamábamos a ver cómo era que se hacía eso. Al final, la primera vez que me dieron transporte y un camerino con comida fue en el Altavoz”. Esa primera edición exploratoria de 2004, que solo duró un día, incluía once bandas: diez locales (entre esas Aterciopelados, Coffee Markers, I.R.A, Nepentes, G-98) y una internacional, Kinky. Para la segunda edición, cuando se abrió la convocatoria, la lista se subió a 25. Y ahora, para la celebración de los 15 años, hablamos de un evento con casi 60 bandas distribuidas en tres días para un público que se calcula, por bajito, sea de unas 80.000 personas. Papa Roach, The Adicts, Hepcat y los Ángeles del Infierno encabezan un cartel apto para enmarcar. Pero más que un ejercicio matemático con cifras que se inflan con el paso del tiempo, lo que ha hecho Altavoz tiene un sentido particular por el hecho de haber crecido en donde creció. ¿Qué significa formar una escena alternativa en una ciudad como Medellín? ¿Cómo meter en el mismo relato a un tierra que al mismo tiempo es la del punk medallo y la meca del reggaetón? ¿Dónde se encuentran las montañas del metal más agreste y del hip hop de avanzada? ¿Cómo contar la historia de uno de los lugares más conservadores y violentos de Colombia a través de su interminable y crítica producción cultural? Breve historia de la música en Medellín Para comprender lo que rodea a todos esos nombres que componen el paisaje sonoro de la capital antioqueña hay que buscar entre las sombras. Dicen que en los 80 Medellín era la capital de la industria discográfica. Casi todas las casas disqueras importantes del país tenían sus sedes en tierras paisas. Sonolux, Discos Fuentes, Codiscos, Discos FM, Discos Victoria, etc. convirtieron a la ciudad en un vigoroso centro de distribución y producción musical. Y poco a poco, esos recintos sagrados para la música popular se fueron abriendo a un nuevo fenómeno: el rock en español. Si bien en Bogotá la “beatlemanía” había formado desde hacía no muchos años a los primeros hijos del rock, fue también a finales de los 80 en Medellín donde el país empezó a cogerle cariño a nombres como los Toreros Muertos, Alcohol Etílico, Soda Stereo, Enanitos Verdes o Caifanes. Pero esa movida musical rockera traducida al español que se estaba cocinando tenía como telón de fondo la oscura complejidad de la violencia y la política colombiana. Eduardo Pizano, exministro de desarrollo, describía a la Colombia de finales de los 80 como un país cerrado: “Alfonso López Michelsen llegó a señalarla como el Tíbet suramericano, por su aislamiento con el mundo. Los colombianos solo consumíamos lo que producíamos localmente”. Después de esa etapa, vino la desmovilización del M19 y la apertura económica que impulsó la presidencia de Cesar Gaviria con la Constitución del 91, tan amable con la Colombia multicultural y pluriétnica, debajo el brazo. En ese mismo 1991, Medellín fue la ciudad más violenta del mundo. Para los músicos colombianos la apertura económica significó nuevos equipos, instrumentos más baratos y conocer sintetizadores de gama alta, por ejemplo. Pero a la música de Medellín la rondaban otros fantasmas. Cuenta Carlos Alberto Acosta en las páginas del periódico paisa Universo Centro, que al bar New York New York en Envigado, uno de los primeros en poner a sonar rock en español, llegaba cada tanto la policía y el ejército a quitar la música y hacer requisas hasta que lo terminaron cerrando por completo. “Cerraban el lugar si alguno no portaba su cédula, si a alguien le encontraban marihuana o simplemente porque la música estaba muy alta. O solo porque sí. Una vez le preguntamos a un soldado por qué nos la tenían tan velada y nos dijo, ‘es por orden del patrón, el patrón no quiere sitios de vicio en su ciudad’”. El “patrón” era, desde luego, Pablo Escobar. Me cuenta Lina Botero, Secretaria de Cultura Ciudadana de Medellín, que desde la época de Pablo los jóvenes eran los más estigmatizados pero que, desde antes, por la forma en que están conformando las ciudades del país, se venía preparando un caldo de cultivo para la guerra. “En la época de la violencia, hubo una extensa migración del campo a las ciudades de Colombia. Y las ciudades no estaban preparadas para recibir toda esa cantidad de gente. Si bien el país había vivido guerras, Medellín entró en una que nunca antes había conocido ninguna ciudad del país. Hubo guerras civiles, pero esta era una guerra del narcotráfico contra el Estado. Nos tomamos muchos años en entender lo que estaba pasando. El narcotráfico y las mafias aprovecharon a los jóvenes de los barrios vulnerables y los metieron a la guerra. Por su edad, fueron como kamikazes. Fueron un arma muy potente para el narcotráfico y por eso se estigmatizaron. Los metieron y los insertaron en la guerra urbana. Los estigmatizaron y por eso la ciudad tuvo que reaccionar y buscar alternativas: alternativas que le daba el arte y la cultura y el deporte. En la época más dura, la violencia nos encerró a todos. Literalmente, Pablo nos encerró. Un día sacó un comunicado que decía: nadie puede estar en las calles, ni en aglomeraciones de más de cuatro personas, después de las 7 de la noche. La violencia encierra y lo que hace el arte es que saca a la gente otra vez”. Una relación conflictiva Años atrás, Antioquia fue también un escenario pionero en el mercado de los festivales. En 1971, un hippie amigo de varios miembros del movimiento nadaista, Gonzalo Caro, “Carolo”, visionó en un viaje en ácidos lo que sería el primer festival de rock de Colombia: el festival de Ancón. Una marea de hippies fumadores de marihuana, de pelo largo y pintas que inquietaron a la iglesia conservadora de la época (hasta el punto de que terminaron destituyendo al alcalde que permitió el evento) se movilizó al municipio de La Estrella para celebrar al que luego llamarían el Woodstock criollo. En casi 30 años, fue el único festival grande que hubo en Colombia. Ya para finales de los 90, los jóvenes en Medellín habían quedado con el estigma de haber sido la primera línea de la guerra del narcotráfico. Al mismo tiempo, les llovió una sobredosis de nuevas músicas. El rock paisa había empezado a sonar con fuerza por bandas como Estados Alterados, Ekhymosis o Bajo Tierra. No obstante, cuenta Santiago Arango, director y jurado del Altavoz entre 2008 y 2010, “las disqueras hicieron una mala lectura del rock local y creyeron que iba a pegar más de lo que esperaban; cuando en realidad, la radio comercial solo ponía del 5% de la música de la ciudad. En esa época también fue el proceso 8000, se desaceleró la economía y el negocio a las disqueras no les funcionó. Lo que hizo que, por ejemplo, Elkin de Kraken se desencantara y se mudara a Bogotá”. Medellín no soportó el movimiento musical que se había cocinado desde los 80 y se agotó. Los bares empezaron a cerrar. El miedo y la reticencia política y económica paralizó por varios años a la ciudad como plaza para la música. Pero por la montaña no solo venteaba violencia y desconfianza. Por debajo de las sombras una red de escuelas de música fundada en el 98 estaba formando artistas al tiempo que los barrios se organizaron y autogestionaron movidas artísticas. “Bandas como I.R.A., Fértil Miseria, Frankie ha Muerto o Reencarnación se mantuvieron firmes en la ciudad. Además, a finales de los 90 también cogió fuerza el rap”, cuenta Santiago. Lo que se venía cocinando antes del nuevo milenio era una robusta camada de proyectos alternativos. Luis Grisales, otro de los encargados de dirigir el festival Altavoz en años recientes, dice que “Medellín siempre ha sido una ciudad muy goda en la que se hace fuerte enfrentarse a un cambio. Lo curioso es que una ciudad tan de ‘buenas costumbres’ haya sido pionera por un festival como Ancón. Pero lo que sucedió después de la época de los narcos fue que, para las bandas, la posibilidad de contar lo cotidiano se volvió una contracultura”. El nacimiento de Altavoz A principios de milenio los conciertos internacionales en Medellín se contaban con los dedos. Mientras que en Bogotá estaban firmes los festivales distritales gratuitos Rock al Parque (1994) y Hip Hop al Parque (1996), en la capital antioqueña se hacían intentos aislados. Pero fue solo hasta 2004, durante la alcaldía de Sergio Fajardo, que pasó todo y nació Altavoz como un proyecto con muchas patas, pero en el que el festival musical era protagonista. Se reunieron varios sectores del ecosistema musical: melómanos, bandas y productores; se nutrió con proyectos previos como Rock a lo paisa o Mederock y se le sumó a eso el poderoso brazo económico del Estado, que buscaba abrir espacios de convivencia para una juventud que creció golpeada. Luis Grisales fue jurado del primer Altavoz por convocatoria y, según cuenta, por esos días para nadie era una opción vivir de la música: “Me tocó recibir brochures con los integrantes de la banda escritos a mano en una hoja. Ahora eso no pasa. Lo que hizo Altavoz fue ayudar al ejercicio de profesionalizar. En los 80 o 90 la música era un valor agregado, una actividad extra. Ahora los artistas se dedican por completo a vivir de esto, así sea como roadies, managers o profesores de música. Todo el ecosistema musical creció”. Desde sus primeros años, Altavoz cumplió con hacer un ejercicio que parecía arriesgado, pero que en últimas resultó formativo no solo para las bandas, sino para el público. Juntar a una marea de metaleros, punkeros, raperos y skateros de las vertientes más radicales en un mismo espacio cohesionó la escena alternativa. "Hubo un año que programamos a Anvil de heavy metal en el mismo día que Misfits, de punk. A mucha gente le preocupaba que los juntáramos, pero fue maravilloso. Tuvimos a Das FX, uno de los grandes del rap, con The Exploited, uno de los grandes del punk. Y fue muy tranquilo. Fue un trabajo de encontrarnos. En Altavoz nadie permite que la gente se pelee. El mismo público y los artistas se encargan de que eso no pase”, cuenta Felipe Grajales. Si bien la música no tapa todo lo que pasa en Medellín, no se puede negar que después de Altavoz la ciudad recuperó su lugar como plaza musical. El radar de eventos se amplió. Uno se encuentra festivales privados y públicos que abarcan todo el espectro sonoro. Por mencionar algunos, así por encima, están el Breakfest o La Verbena; grandes fiestas de la electrónica como el Life Park o el Freedom; festivales estatales como Festiafro o el Festival Internacional de Tango y hasta un circuito alternativo y experimental para nuevas bandas como El Suiche. Al mismo tiempo que crecieron los escenarios, Medellín se hizo también epicentro de producción de un movimiento global al que hoy le dicen género urbano, pero que detonó en el mundo en 2004, el mismo año que nació Altavoz, cuando salió un disco definitivo: Barrio fino, del puertorriqueño Daddy Yankee. La placa traía incluido el sencillo La gasolina, el inspirador de la próspera industria del reggaetón paisa, que también surgió al filo de las ciudades con una estética barriobajera, pero que se incorporó al paisaje global. Dice Luis Grisales que Altavoz “promovió que los músicos se acostumbraran a pensar en grande, a no resignarse. Y eso lo tienen claro desde los artistas que van al Altavoz hasta un reggaetonero que es diferente a todos, como J Balvin, que se prepara profesionalmente y tiene muy claro su objetivo. Que hoy haya tantos músicos de tantos géneros, viejos y nuevos, se debe a muchas cosas. Una de ellas, que en la música explotó ese espíritu de negociante que tiene la gente de Medellín”. La decimoquinta edición de Altavoz, un festival ya madurado y con una propuesta robusta, la recibe una Colombia en la que se rumora que cualquier producto o servicio tendrá un 19% de iva y en la que los jóvenes protestan preocupados por el futuro de la educación pública; una Antioquia que meses atrás, en la elección presidencial, puso el 71% de sus votos para elegir al presidente que representa el ala más conservadora de la política colombiana, el que traía entre sus filas a un tipo que quemó libros y a la autora de la célebre frase “estudien vagos”, lanzada a unos jóvenes que protestaban; y una Medellín que, además de ser la meca del reggaetón, tiene un festival al que más de 80.000 personas van durante tres días a romperse la cara en un pogo o cabecear con las rimas de un hip hoppero.
Succession presentó el tráiler de su cuarta temporada que se estrenará el próximo 26 de marzo en HBO Max. Succession llegó en 2018 y sigue a la familia Roy, los ricos propietarios del conglomerado de medios Waystar RoyCo. El patriarca Logan Roy (Brian Cox) fundó la compañía, pero cuando comienza la serie, su mala salud lleva a sus hijos, Kendall (Jeremy Strong), Roman (Kieran Culkin), Siobhan (Sarah Snook) y Connor (Alan Ruck), a compite por el control.Alerta spoilersLa segunda temporada de Succession terminó en 2019 cuando Kendall, el primogénito del clan Roy, tira una bomba e intenta desplazar a su padre del trono de su compañía de medios. Pues, bien, ese intento de desplazamiento edípico-corporativo toma forma en la tercera temporada y, por supuesto, no está fácil. Sobre todo porque los que habitan ese estanque de tiburones multimillonarios se ahogan en el narcicismo mientras, a su alrededor, patalean los renacuajos que no quieren ser devorados.La familia Roy y su círculo cercano conforman un cuadro de apariencias borroso en el que las mujeres se convierten en moneda de cambio mediática. El modo en el que los hermanos Roy cuidan las apariencias, tantean con ironía a los demás para jugar sus cartas o mienten para caer del lado correcto es muy fino. Aquí lo que se sabe hasta ahora de la temporada 4 de la serie.¿Quién estará en la temporada 4 de Succession?Brian Cox, Jeremy Strong, Kieran Culkin, Sarah Snook y Alan Ruck regresan para la temporada 4 de Succession, al igual que los habituales Matthew Macfadyen, Nicholas Braun y J. Smith-Cameron, Peter Friedman, David Rasche, Fisher Stevens, Hiam Abbass , Justine Lupe, Scott Nicholson, Zoë Winters y Jeannie Berlin.El elenco de la temporada 4 también incluye a Alexander Skarsgård, Cherry Jones, Hope Davis, Justin Kirk, Stephen Root, Harriet Walter James Cromwell, Natalie Gold, Caitlin Fitzgerald, Ashley Zukerman, Larry Pine, Mark-Linn Baker y Pip Torrens, así como los recién llegados Annabeth Gish, Adam Godley, Eili Harboe y Jóhannes Haukur Jóhannesson¿De qué trata la temporada 4 de Succession?El primer avance de la temporada 4 muestra a Kendall, Shiv, Roman y Connor formando una alianza para derrotar a su padre y evitar que Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) se haga cargo de Waystar RoyCo. La perspectiva de esta venta sísmica provoca angustia existencial y división familiar entre los Roys a medida que anticipan cómo serán sus vidas una vez que el acuerdo se haya completado. Se produce una lucha de poder mientras la familia sopesa un futuro en el que su peso cultural y político se verá gravemente reducido.El lema oficial de la temporada 4 dice: “La venta del conglomerado de medios Waystar Royco al visionario tecnológico Lukas Matsson se acerca cada vez más. La perspectiva de esta venta sísmica provoca angustia existencial y división familiar entre los Roy mientras anticipan cómo serán sus vidas una vez que se complete el trato. Se produce una lucha de poder cuando la familia sopesa un futuro en el que su peso cultural y político se ve severamente reducido”.
El concierto de NCT 127 en Colombia también es un gran triunfo para el movimiento global del kpop. El hecho de que una banda de su estilo ofrezca un gran espectáculo en una arena de Bogotá para más de 10.000 personas indica que el género está finalmente llegando a cada rincón del mundo.Sin embargo, aún muchos consideran el kpop como un subgénero de la música popular y muchas veces ignoran su importancia dentro de la industria.En el Movistar Arena, y en el marco de uno de los conciertos con el mejor público de la historia de un show musical en Bogotá, le preguntamos a algunos fans sobre cuál debe ser el siguiente paso del pop surcoreano para ser realmente pop como el metal, el R&B o el rock.NCT 127 EN BOGOTÁ, COLOMBIAEl concierto empezó en punto a las 8:30 de la noche, tal como estaba estipulado, e inició con la histeria colectiva de todos y todas las seguidores de los ocho integrantes que viajaron a Sudamérica para cumplir con la fecha de la gira The Link. Este 2023 NCT 127 cumplirá seis años de carrera musical y parte de la celebración es la gira mundial que los trae por primera vez a Sudamérica. La agrupación originaria de Corea del Sur ofrecerá el primer gran concierto de K-pop que se vea en Colombia, un show para más de 14.000 personas en el Movistar Arena de Bogotá.Aunque actualmente no tienen las cifras de actos universales como BTS o Blackpink, NCT 127 sí ha sido vital para el posicionamiento del movimiento k-pop en Estados Unidos, Canadá y América Latina. Hoy queremos hablar un poco sobre los intérpretes de los hits 2 Baddies, Cherry Bomb y Kick It.NCT significa Neo Culture Technology y es el resultado del trabajo de la compañía SM Entertainment, considerada una de las empresas que han impulsado la carrera de varias agrupaciones de pop coreano dentro y fuera de Asia.¡La música nos une!
Narvik es actualmente una de las películas más populares en Netflix en varios países. La película nos sitúa en la que fue considerada la primera derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. En Narvik, un soldado noruego (Carl Martin Eggesbø) deja a su familia para luchar contra el ejército alemán que está ocupando Noruega, mientras que su esposa (Kristine Hartgen) se ve obligada a traducir para los soldados nazis alemanes porque habla alemán, noruego e inglés.¿Narvik está basada en una historia real?No. La historia del soldado y su esposa es ficticia. Sin embargo, Narvik sí fue un punto decisivo en una batalla de la Segunda Guerra Mundial. Según Warfare History Network, el interés de Alemania en Narvik era su ubicación entre Suecia y Alemania. El ejército alemán buscaba obtener mineral de hierro extraído en Suecia y la forma más fácil de llevarlo de Suecia a Alemania era a través de Noruega. Gran Bretaña se dio cuenta de que si podía evitar que Alemania obtuviera el envío de mineral de hierro, causaría una mella significativa en sus esfuerzos de guerra. Entonces, "a principios de 1940, ambas partes comenzaron a presionar la estricta neutralidad de Noruega", según el medio.Narvik era un punto estratégico para Gran Bretaña y Alemania. El error que cometieron ambos fue creer que los ciudadanos de Narvik continuarían siendo neutrales mientras las batallas se desarrollaban a su alrededor. Inicialmente, el ejército alemán pudo abrir una brecha en la ciudad por tierra, lo que obligó a Narvik a rendirse, pero eso no duraría.La Marina británica derribó varios barcos alemanes. El ferrocarril que atravesaba Narvik ayudó a la victoria del pequeño pueblo. "Los noruegos volaron un puente clave y pudieron resistir en Bjornfell, el puesto fronterizo con Suecia, hasta el 16 de abril, cuando fueron conducidos al otro lado de la frontera e internados", explica además el medio.
En Estados Unidos se realiza desde 1987 uno de los festivales culturales más grandes e importantes del mundo: el South by Southwest abreviado como SXSW. En este evento se congregan diferentes conferencias sobre música, medios interactivos y películas. En cuanto a la industria de la música se considera que es una de las plataformas más importantes para que artistas y agrupaciones de todo el mundo puedan firmas con sellos discográficos internacionales, bookers de otros festivales y empresas de managment que puedan impulsar aún más su carrera.Para 2023 SXSW confirmó los artistas musicales en tres tandas: en la primera y la tercera ronda se puede aprecir a algunos solistas y bandas colombianas. Estos son los proyectos nacionales que se pegarán el viaje hasta Austin, Texas, para mostrar su música.Los showcases para el SXSW Music Festival se realizarán entre el 13 y el 18 de marzo de 2023.Músicos colombianos en el SXSW 2023 en AustinLaura PérezLa cantautora bogotana, que debutó en pandemia luego de crear una comunidad solida por medio de covers subidos a Youtube y en vivos en Instagram, ha publicado dos EP Retazos (2020) y Canciones Chiquitas (2021) que la han llevado a presentarse en varios escenarios de Bogotá, a compartir tarima con sus ídolos y a cantar fuera del país. Seguramente en 2023 publique su primer proyecto discográfico de larga duración.Paraísos El dúo integrado por Andrea Roa y Jose Castillo publicaron en 2022 su álbum debut Lo Que No Me Mata que por 25 minutos nos llevan a un viaje musical en el que hay electro dance con sonidos afro caribeños.BALTHVSEl trío formado en diciembre de 2019 ya ha tenido giras por Estados Unidos, pero esta vez llevarán a Austin una puesta con mucha más cancha luego de participar en El Muelle de la FUGA con Shock, el Festival Centro y la tarima principal de Rock Al Parque. MACROCOSM y Cause & Effect son sus dos primeros álbumes de estudio.Diana BurcoLa cantante, compositora y acordeonera santandereana nominada dos veces al premio Latin Grammy irá con todo su repertorio a conquistar nuevos oídos. Hasta la fecha Diana ha publicado dos discos: Río Abajo en 2021 y su álbum debut homónimo en 2020.CaravanchelaDirectamente desde Barrancabermeja los hermanos Guillermo y Silvia Palencia regresarán a territorio norteamericano a mostrar la evolución de su música. Su último álbum de larga duración fue Multiversos, pero entre 2020 y 2022 han publicado un EP, Las Flores No se Comparten, y varios sencillos como Si tu Finges Amarme, Mango o Tequila y Champán.MonophonicosEs una banda 1000% barranquillera que se mueve entre lo electro, la cumbia, el porro, la champeta, el bolero y la salsa. En palabras de ellos: Latin beats con sonido vintage. Todo el sabor de Quilla en Austin.The Virginia ValleyEl proyecto de Pablo Melov (en las voces, guitarras, synths y producción musical), Letatt (vocalista principal) y McCalle (visuales y videografía) se formó en Medellín y se define como un viaje de electro-clash, dark-wave y synth-pop. V.O.I.D, Lo que nunca se nos perdió, Las Sombras y Pogo Minogue son los algunos sencillos para escuchar.¡La música nos une!
Este 27 de enero se estrena en Star+ la película Darby y los espíritus. Después de sufrir una experiencia cercana a la muerte cuando era niña, Darby Harper (Riele Downs) adquiere la capacidad de ver a los muertos. Como resultado, se vuelve introvertida y se aleja de sus compañeros y prefiere pasar el tiempo asesorando a espíritus solitarios que tienen asuntos pendientes en la tierra. Pero todo eso cambia cuando Capri (Cravalho), la "abeja reina" del grupito más exclusivo del colegio, muere inesperadamente en un extraño accidente al alisarse el cabello, lo que resulta en la obvia cancelación de cumpleaños. Capri, sin embargo, le suplica a Darby desde el otro lado que intervenga y convenza a los amigos de Capri para que procedan con la fiesta según lo planeado. Para apaciguar la ira de la diva no muerta, Darby debe salir de su exilio autoimpuesto y reinventarse, lo que en el camino le permite encontrar una nueva alegría en la tierra de los vivos.Hablamos con Silas Howard, director de la película, sobre su mezcla infalible de comedia adolescente y terror. ¿Cómo lograron la mezcla tan divertida de comedia y terror?Tener humor cerca de la muerte siempre es algo tabú, pero también es algo natural: hay momentos en los que te ríes porque estás nervioso, asustado o porque es el momento inapropiado para reírse, y amo explorar eso. Es un elenco que debe lidiar con cosas difíciles, así que poder ponerle algo de luz y tener mucho humor y conexión siempre es emocionante.¿Cómo lograron dar un giro a los personajes típicos de las comedias adolescentes, como "la queen bee"?Es divertido jugar con el hecho de que todo el mundo quiere ser visto, pero lo que realmente quieren todos es ser tenidos en cuenta. Jugamos mucho con eso, es muy performativo y Darby va por ese viaje donde empieza muy cool y luego se pone menos cool a medida que es percibida y finalmente dice "esta soy yo, voy a ser yo misma". Traté de jugar con cada personaje. Por ejemplo las chicas antipáticas no son idénticas, de hecho todas son diferentes. Hablamos mucho de eso y fue divertido jugar con esas expectativas.¿Cuál fue el mayor reto con el personaje de Darby?Romper tanto la cuarta pared, porque rompe la pared, habla a una persona que no está ahí y luego interactúa con personas que están ahí...es como Whiplash. Era un riesgo apoyarnos tanto en la actriz, pero ella trajo una cualidad distinta, fue muy emocionante. Si pudieras hablar con cualquier persona muerta, ¿Quién sería?Tal vez Emily Dcikinson, he estado trabajando en ella por más de 3 años, así que es un personaje interesante. ¿Por qué crees que el público debería verla?Es muy divertida. Necesitamos risas, es optimista, irónicamente necesitamos eso cuando se trata de la muerte y la pérdida. Tiene corazón y eso es lo que realmente amo.