Lila Downs es una de las voces más auténticas de Latinoamérica. Es conocida por unir música tradicional mexicana y latina, cantando en español, en inglés y en lenguas de las culturas mixteca, zapoteca, maya y náhuatl.Ha colaborado con artistas como Mercedes Sosa, Carlos Santana, Bunbury, Café Tacvba, Los Tigres del Norte, Kevin Johansen y Juan Gabriel.Es la hija de una india mixteca, Anastasia Sánchez, quien se escapó de su pueblo a los 15 años para cantar en la Ciudad de México y Allen Downs, un profesor de la Universidad de Minnesota.En su charla en el marco del GFACCT 2021 junto a la Ministra de Cultura Angélica Mayolo, contó por qué su madre no le quiso enseñar su lengua nativa. "Mi madre fue una mujer discriminada y eso fue muy doloroso para ella: no quiso entregarme a mí ese dolor. Ella viene de un generación en donde se prohibía que ella hablara su idioma. Después con el tiempo me trató de enseñar, pero es parte de esta historia dolorosa. Estamos en el proceso de dialogar con el sistema educativo, del cual dependen muchas cabezas y líderes. Debemos seguir enseñando en los idiomas originarios y es complicado en el sistema de educación. Para mi madre es importante ahora y le habla en él a mis hijos. Esperamos que no se pierda", dijo la artista. Narrativa desde el sufrimientoEsas historias han sido claves para construir su propuesta. “Bebemos de los que nos rodea, de nuestro entorno. En mi caso estaba rodeada de situaciones culturales que me hacían sufrir: del sufrimiento sale la inquietud de buscar una expresión artística". Las diferencias sociales me marcaron desde muy temprana edad. Madre indígena, padre norteamericano ,eso influye en mi percepción, pero influye la realidad que me rodea".Por eso, además de reivindicar las lenguas nativas en su música, Lila lo hace en su indumentaria. "En los textiles, la indumentaria, orfebrería y otras artes en México hay una resistencia. Hablaba hace poco de la colonización y de los daños reales de estos encuentros entre culturas". "Me interesó incorporar la riqueza visual y simbólica en las canciones que yo canto: composiciones originales a través de canciones clásicas del repertorio latinoamericano y mexicano que narran esa fuerza de voluntad de nuestra gente". Trabajar en comunidad es determinante para ella "Un elemento importante en mi educación como oaxaqueña es la participación de la comunidad. Heredé mucho la visión de los pueblos originarios: mi padre me platica que mi abuela fue un dadivosa, soy 1% de lo que fue esa mujer. Ella siempre compartió con todo su pueblo. Yo creo que me quedo con ese sentir, esa esperanza de dar y compartir con los demás.
Shirley Manson y Francisca Valenzuela son dos cantantes de diferentes generaciones y nacionalidades que representan muy bien a la mujer en la música. Además de ser reconocidas por su trabajo, son reconocidas activistas por los derechos e igualdad de las mujeres, y referentes de feminismo en Latinoamérica y el mundo.Shirley, como voz de Garbage, una banda determinante en el rock alternativo de los 90, fue una de las primeras en alzar su voz contra el machismo en la música. Por su parte, Francisca es creadora de Ruidosa, una iniciativa para reducir las brechas de género en la industria. Resaltamos cinco apuntes que hicieron las cantantes en una charla en el marco del Gran Foro Mundial de Arte, Cultura, Creatividad y Tecnología (GFACCT).“Hay áreas donde es más fácil la inclusión, pero no creo que haya áreas donde la conversación no sea necesaria, sobre todo hablando de derechos básicos, como la salud, erradicar los estereotipos, y el comportamiento machista en la música”. – Francisca Valenzuela“Por supuesto la música es un microcosmo del resto del mundo, la música existe como una entidad pequeña de cómo funciona todo, todavía hay machismo, ha cambiado y continuará cambiando, las nuevas generaciones avanzan con el tema. En los 90 yo era una de las pocas voces que existía, y ahora muchos artistas hablan para que las nuevas generaciones estén conectadas, luchando para fortalecer y poner en práctica alternativas de liderazgo. Eso es emocionante”. - Shirley Manson.“Hasta ahora se ven en algunos lugares ciertas acciones implementadas para incorporar la diversidad, las personas comparten sus realidades y eso abre el sistema. Es importante conocer los puntos ciegos de manera individual y colectiva, y lograr algunas políticas urgentes para las personas que las personas marginadas se involucren“. – Francisca Valenzuela.“Siento que las mujeres están más empoderadas, el problema es que llegan hasta cierto nivel, ya sea por la edad o las costumbres. Las mujeres en la música llegan a grandes cargos, pero después son desplazadas por los hombres, hay pocas mujeres el altas posiciones de la música, se trata de un poder que hay que derribar. La música es un buen lugar para comenzar, necesitamos más mujeres en el gobierno para que se aborde de manera directa”. – Shirley Manson.“ Este tipo de conversaciones son de gran ayuda, sin educación no podemos cambiar la mentalidad, es un problema de todos como miembros de una sociedad, las personas están pegadas al ideal de machismo, muchos hombres no quieren tener la figura del dominante. Las personas deberían tener la oportunidad de escoger cómo quieren vivir su vida” – Francisca Valenzuela.
Ya sospechábamos que la tercera fecha del Festival Estéreo Picnic 2023 tenía el potencial para ser una de las mayores fiestas de la historia del evento. ¿La razón? Buena parte de los shows prometidos compartían una característica: eran artistas definitivamente revolucionarios.La idea de lograr verlos —a Chemical Brothers, a la Wu-Tang Clan, a Moderat, a Bizarrap y a tantos más— traía la épica de un recuerdo indeleble implícita.Pero nada es certeza para nosotros, el público del Picnic: después de todo, por el festival hemos visto hasta sueños de infancia desmoronarse ante decenas de cancelaciones esporádicas, pandemias e incluso la muerte súbita a horas de que lo anhelado se realice. Quizás esa incertidumbre fue potenciadora de la emoción eléctrica que se apoderó del día.En todo caso, incrédulos o confiados, indudablemente nos equivocamos. Aunque se respiraba emoción por la fecha, solo un puñado de los asistentes puede decir que se esperaba algo del porte de lo ocurrido en Briceño el sábado 25 de marzo. Probablemente es aún más ínfimo el grupo de personas que se atrevería a decir que ha presenciado una seguidilla de shows tan impresionante en los 13 años que han transcurrido del festival pago más grande de Colombia,El día inició nublado. A la amenaza de lluvia se sumó el anuncio de cancelación del show de Kali Uchis del domingo. Luego, su retractación, el inicio de las primeras bandas y la llegada de los amigos alejaron el susto de que algo pudiera salir mal en el día.Miles se decidían a no dejar esa posibilidad al azar educándose y testeando sustancias en Échele Cabeza, o comprando trayectos de bus, agua, comida, zapatones o capas al ritmo de enormes artistas locales como Flor de Jamaica, Felipe Orjuela y la nueva estudiantina electrónica, Junior Zamora o Santiago Navas.Mientras algunos ya cabeceaban con el latin club de la fiesta del TraTraTrax Sound Sistema, líderado por Verraco, Dawer x Damper corrían el telón de su presentación llena de dramatismo escénico y Alci Acosta caminaba lentamente, como en pasillo de honor, a tomarse el escenario Adidas entre vitoreos y aplausos.Los primeros rones se abrieron para pedir un trago en la copa rota con celular en mano para grabarle un video a mamá que está en casa. En el recuerdo quedará también la invitación a Catalina García de Monsieur Periné al escenario, o cuando “Checo” Acosta, hijo de Alci, tomó la vocería por un momento y le cantó a las canas de su mítico padre mientras este tocaba el piano.Y aunque renunciamos pronto al sol, eso significó entregarnos de lleno a la noche. L’Imperatrice nos hizo bailar con su nu-disco y, ya en un punto avanzado de su set, la cantante Flore Benguigui advirtió que lo que estábamos próximos a escuchar música que nos haría mover indudablemente, invitándonos a la entrega al baile. En otro lugar, “NRS in Da Area” hacía recordar los hits de la No Rules Clan cabecear a un público sediento de boom bap que calentaba para otros shows de la noche.En adelante, no tengo idea de dónde estuvimos, pero no fue propiamente este mundo. Desde la irrupción enérgica de Trueno vivimos shows decididamente entregados a su público, con sonidos originales y una audiencia que en respuesta bailaba y gritaba con pasión, confiados en que estábamos en buenas manos. Cada hora que pasaba, cada movimiento entre escenarios, se sentía como la elección de una atracción de un parque de diversiones, y reunirnos en tierra firme con nuestros parches para tomar agua antes del ritual era como ponerse el cinturón antes de una montaña rusa.Justamente fue el argentino quien puso sobre la mesa cuanta confianza tuvo en que su público iba a tener esas ganas y compromiso de acompañarlo incluso cuando fuera más allá del freestyle que lo hizo famoso. La sinergia entre artista y público permite la apertura a una propuesta estética que rompa paradigmas, y los shows que vinieron son muestra de lo que un artista puede lograr si confía en su visión y en que el amor que pone de su parte, de ser honesto, será reconocido.Bizarrap lo sabe, y se agrega un componente adicional a la comprensión sobre lo que se necesita para realizar una visión propia y exitosa si se tiene en cuenta que su llegada puestos altos de festivales del mundo tiene todo que ver con su perseverancia e insistencia en el potencial de las sesiones de estudio que lo catapultaron al estrellato mundial.Como público uno agradece su show por diferente a una recopilación de hits, pues está mucho más cercano al EDM que lo enamoró de la producción musical que al rap o al reggaeton.En medio de la sorpresa y el baile suscitado por los drops agresivos y los samples chopeados, surge la pregunta por lo que podría ser para la música del portador de las ya icónicas gorra y gafas si se dedicara de lleno en su música de estudio, y no solo para las secciones enérgicas de sus sesiones, a explorar la producción electrónica, con rapeos encima y pensada para bailar al estilo baltimore club, superando las mallas de seguridad que le suponen el perreo y las apariciones de los artistas más grandes de la región en su música. Su voz trémula de lágrimas al cierre muestran, al fin y al cabo, que es ese sonido que tocó el que más lo inspira.Es que la renuncia a la comodidad es lo que construye a las leyendas y las separa de los hits temporales. La música decidida a ser una expresión del alma es una sustancia radioactiva que genera reacciones en cadena y ha creado mundo enteros. Uno de ellos es Shaolin: el mismo lugar donde RZA sentó a sus secuaces secuaces hace décadas para pedirles un año de sus vidas dedicado no al hustlin’ de Staten Island, sino a su objetivo de crear a los Avengers del rap.Sus miembros escribieron leyendas que, puestas en situación de concierto, son reforzadas por una bandota, samples de películas de kung-fu, rap chatarrero clásico y la siempre extraña contraposición de que las máximas autoridades de un lugar inviten a prender un bareto en vez de ser quienes persiguen su uso. Desde el día, los miles de camisetas alusivas a la Wu-Tang anunciaban el viaje, y finalmente estuvimos en esa Nueva York de los noventas, Ol’ Dirty Bastard vivió entre nosotros y la ausencia de Method Man fue suplida por un público que si bien no cantó todo, se entregó a la misa de hits como C.R.E.A.M., Bring Da Ruckus, Tearz y hasta covers de Nirvana.Aunque sin tanta calle y épica, pasamos luego al que para muchos ha sido el mejor show de sus vidas. Ed Simmons y Tom Rowlands asumieron sus puestos a la luz de una silueta facial azul que hablaba y se aceleraba, y desde que liberaron la furia de sus block rockinin’ beats abordamos un paseo por el inconsciente sin poder resistirnos a bailar.Durante Chemical Brothers, todas las líneas divisorias se difuminan: cuesta trabajo entender si los robots de 5 metros que cuelgan sobre el escenario realmente lo hacen, si la pantalla es 3D, si hay cientos de pelotas gigantes que brincan sobre el público o si los ogros y representaciones de Vishnú gritando van a salir de la pantalla, como sus rayos laser, a comernos.Su carrera es eso, al fin y al cabo: difuminar. Fueron ellos quienes se decidieron a tomar el garage, drum n bass, jungle y demás armas del underground inglés de los noventas y ponerla sen manos de los grandes del sonido rock de Manchester y Londrés para crear la electrónica de arena. Su show nos permitió también recorrer esa historia a galope de caballos de madera e hipnotizantes manos de robot.Un ensueño de los sintetizadores tranquilos de Wide Open y Escape Velocity es de golpe Eve of Destruction, un juego de luces es de golpe una pesadilla y después un bajo sin piedad alguna. Miles de personas gritando “Got A Keep on Getting Me High” no pueden estar equivocadas, y hay que hacer caso y bailar.Los que salimos de allí a Ryan Castro, pasmados como estábamos y cuestionándonos si alguna vez viviríamos sensaciones tan intensas, nos encontramos con un cantante del ghetto que también está decidido a probar guaracha o merengue, de ser necesario, para cumplir su propósito de hacer perrear. Gritar con miles más Wasa Wasa y Jordan con el frontman que no hace tanto luchaba por la atención de los pasajeros de un bus tiene que ser de las pocas capaces de elevar más la farra después de eso.Y aunque algunos creímos que otra de ellas sería Fumaratto, muchos nos encontramos lastimosamente con la antítesis, con la anticipación decepcionada. Luego de una larga fila para entrar al Club Budweiser, empezaron las trompetas y una voz femenina seductora como las que transformaron la guaracha por siempre anunció “esto es Fumaratto Ferroso”, pero nos encontramos ante un set principalmente techno, con descansos para una salsa, un vallenato, David Guetta y hasta Seven Nation Army, que antecedieron los escasos minutos de zapateo anticipado.Quisiera preguntarle a Daniel por qué esa decisión. ¿Venía en la línea del anuncio del Club Budweiser de inspirar cada día de su sonido en lo que está sonando en algunas de las discotecas clave de Bogotá y Medellín? ¿Fue quizás, como con Bizarrap, la decisión consciente de volver a sus raíces en el techno, pero solo por una noche? ¿No confió en que aguantáramos que se fuera hasta las últimas consecuencias con el trasfondo de su nombre, con su sonido?Del otro lado, Moderat, el super grupo que unió a Apparat y Modeselektor, rugía. Nos recordaba, como la Wu, lo que puede surgir de apostar por lo propio y por la admiración a la obra de nuestros iguales y nos elevaba por última vez en la noche.Mientras se apagaban las luces y logística empujaba al cuello de botella de la tortuosa y embarrada salida, dimos los últimos pasos de baile. Algunos, bajo el efecto de ver a la Wu Tang y Chemical Brothers la misma noche, seguían esperando a sus amigos en los arcos de “Un Mundo Distinto”, haciendo el chiste de que se sentían como Drake y Josh al bajar del demonizador. Y por unos instantes, afuera del enigmático Club Budweiser escucharon y bailaron ya cansados con el retumbar de “Me provocas” mientras la noche se disipaba.Es una lástima que los pocos que consumen irresponsablemente, la colapsada logística para la salida y las malas condiciones de seguridad, generaran un aterrizaje forzoso para muchos. Pero la tercera fecha del Estéreo Picnic alteró mi química, así como sus artistas se decidieron a alterar el mundo por completo y a crear nuevos de ser necesario.
El consumo de sustancias en festivales como Estéreo Picnic 2023 es una realidad y aunque no esté permitido su ingreso, hay un espacio donde pueden ser testeadas y quien se acerque puede recibir información sobre la dosificación y los efectos que producen.Échele Cabeza es un proyecto que busca generar y difundir información sobre Sustancias Psicoactivas para la reducción de riesgos y daños. La iniciativa busca fortalecer la capacidad de decisión y respuesta de la población joven vulnerable y no vulnerable frente al consumo, así como la generación de prácticas de autocuidado. En lugar de buscar la prohibición, busca brindar información para un consumo seguro y responsable. ¿Es una contradicción prohibir la droga dentro y testearla?Sobre esto, Julián Quintero, director de Échele cabeza, afirmó: "Es una muestra de hay un cambio de paradigma. Antes solamente había requisas, ni siquiera estábamos nosotros. Hoy en día hay segurdades, requisas y salud pública. Yo creo que también la gente tiene que tener muy claros sus derechos. Nadie, ni siqueira la policía, puede quitarle a una persona la dosis mínima".
The Chemical Brothers y Wu-Tang Clan eran algunos de los actos más esperados en el día 3 de Estéreo Picnic 2023 y cumplieron las expectativas de las cerca de 45.000 personas llevaron la energía a tope, un sábado con electrónica, rap, cumbia, entre otros géneros, gracias a artistas como Alci Acosta, Bizarrap o Trueno. Durante Chemical Brothers, todas las líneas divisorias se difuminan: cuesta trabajo entender si los robots de 5 metros que cuelgan sobre el escenario realmente lo hacen, si la pantalla es 3D, si hay cientos de pelotas gigantes que brincan sobre el público o si los ogros y representaciones de Vishnú gritando van a salir de la pantalla, como sus rayos laser, a comernos.Sus miembros escribieron leyendas que, puestas en situación de concierto, son reforzadas por una bandota, samples de películas de kung-fu, rap chatarrero clásico y la siempre extraña contraposición de que las máximas autoridades de un lugar inviten a prender un bareto en vez de ser quienes persiguen su uso. Desde el día, los miles de camisetas alusivas a la Wu-Tang anunciaban el viaje, y finalmente estuvimos en esa Nueva York de los noventas, Ol’ Dirty Bastard vivió entre nosotros y la ausencia de Method Man fue suplida por un público que si bien no cantó todo, se entregó a la misa de hits como C.R.E.A.M., Bring Da Ruckus, Tearz y hasta covers de Nirvana. Para cerrar la celebración del día 3, cientos de personas cayeron rendidas ante Armin Van Buuren, leyenda de la electrónica que bien sabe cómo se hace una fiesta. Otro especialista en el tema es Ryan Castro, que cerró el escenario Flamin Hot con la energía de una de las estrellas en ascenso del reggaetón nacional. Moderat fue la recompensa para los que se quedaron hasta el final y pudieron presenciar a uno de los actos más reverenciados de la escena electrónica berlinesa a las afueras de Bogotá.En todo caso, incrédulos o confiados, indudablemente nos equivocamos. Aunque se respiraba emoción por la fecha, solo un puñado de los asistentes puede decir que se esperaba algo del porte de lo ocurrido en Briceño el sábado 25 de marzo. Probablemente es aún más ínfimo el grupo de personas que se atrevería a decir que ha presenciado una seguidilla de shows tan impresionante en los 13 años que han transcurrido del festival pago más grande de Colombia,
Drake era uno de los artistas más esperados en el día 2 de Estéreo Picnic 2023 y su presentación dividió. Si bien para algunos fue satisfactorio escuchar algunos de sus mayores hits, que no son pocos, otros consideraron que el tiempo no fue suficiente, una crítica que también hicieron de su participación en Lollapalooza Chile y Argentina. “What am I doing? What am I doing?”, se preguntó Drake en “Over”, de su primer álbum Thank Me Later, publicado en 2010, el mismo año que debutó el Festival Estéreo Picnic en Colombia.Hace trece años, el rapero y el festival soñaban con llegar a donde están hoy. Y cuando el canadiense cantó estas líneas al inicio de su presentación como el acto principal del segundo día del Picnic en Briceño, se sintió como la satisfacción de una promesa cumplida.Sin embargo, esa misma pregunta fue la que me hice durante toda su presentación, que incluyó ese y otros momentos que definieron el rap y el pop de los tiempos recientes: ¿Qué estaba haciendo Drake?A Estéreo Picnic no le han faltado estrellas de todos los géneros y todas las generaciones durante sus trece ediciones. Pero, si le hacemos caso a Billboard, Drake fue EL artista de la década pasada, una máquina bien aceitada de himnos, lamentos y captions de Instagram que todavía surfea una de las olas de éxito más largas de la historia del rap.Por eso su presentación ante miles de personas que lo recibieron con pequeños saltos y tarareos al ritmo de “SICKO MODE” tuvo ese peso simbólico, el de ser la estrella pop definitiva de la misma época en la que el festival nació, creció y se consolidó como uno de los más importantes de América Latina.Aun así, ni en los rapeos —por momentos ahogados, luego incompletos— ni en el espectáculo —el fuego no bastó para suplir su media marcha— demostró su poder total.Desde la tarima, Drake hiló un popurrí de sus principales canciones. La energía triunfal de “Started From The Bottom” y “Energy” le dio paso a “God’s Plan”, con esas línea/meme sobre su amor por su cama que el público cantó de vuelta, e “In My Feelings”. “Hold On, We’re Going Home” demostró su talento en el R&B y con “MIA”, “Controlla” y “One Dance” amplió su rango hacia el reggaetón y otros ritmos caribeños. Iba rápido, como si desde Bogotá le hubiera llegado el espíritu de afán: cortaba las canciones a la mitad y pasaba a la siguiente, sin dejarnos conectar con ninguna imagen.La mejor fue “Knife Talk”, su despliegue de talento más claro de la noche, que no alcanzó a compensar un concierto lánguido, más parecido a un entrenamiento que a un partido oficial. Supongo que por más que sea una estrella global y hecha a partir de lo global, sigue viendo a América Latina como una segunda división del circuito musical, como lo supieron días antes en Chile y Argentina. Ni la bandera, ni su brindis pudieron compensarlo.Con discos como Views (2016), More Life (2017) y Honestly, Nevermind (2022), Drake ha redefinido el diálogo entre el rap y el pop a partir de préstamos —sus detractores tal vez lo acusarían de apropiación cultural— de otras culturas, reflejando así el crisol de Toronto, su ciudad, la raíz que representó la noche del viernes.En distintas ocasiones ha mirado hacia Atlanta y Londres, por ejemplo, para adaptar esas tendencias (¡y hasta los acentos!) a su mundo; así se ha mantenido en la cima, siempre capaz de tirarte un trap, un dembow, un afrobeats o lo que necesites sin sudar mucho.Más sobre el día 2 de Estéreo Picnic aquí.
Todo está carísimo y los conciertos y festivales no son la excepción. Además de la entrada, el transporte, la comida y las bebidas pueden hacer que la cantidad de dinero que gastamos en un evento como Estéreo Picnic 2023 se muchísimo más de lo que quisiéramos. ¿Cuánta plata llevan diaria los asistentes al festival? Esto nos dijeron algunos de ellos. Si bien no hay una cantidad exacta para gastar, la mayoría de los asistentes coincidió en que comida y bebidas son en lo que más solemos gastar en este tipo de eventos, así que la recomendación si no hay mucha plata es, como dijo uno de los entrevistados "llegar comido de la casa". Dentro del festival, las comidas tienen un precio promedio de 40.000, valor que, por supuesto, se puede incrementar, según el restaurante y la especialidad de la comida. En cuanto a los precios de las bebidas, el de la cerveza arranca desde 14.000, así como el de los cocteles sin alcohol. Bebidas como whisky o ron pueden llegar a los 35.000. La botella de agua tiene un costo de 10.000, aunque se pueden traer termos para llenarse dentro del festival. El transporte público tiene un costo de alrededor de 10.000 y el transporte del festival cuesta unos $30.000 con la posibilidad de quedarse en algúuno de los putnos dispuestos en la ciudad.