En 2019 nos dimos cuenta de que la guaracha tenía todo el potencial para saltar de las fiestas de finca en Colombia a las pistas de baile del mundo entero gracias al tema Baila Conmigo de Dayvi, Victor Cárdenas y Kelly Ruiz. Esa canción ha ayudado a quitar un poco el estigma que se tiene sobre este subgénero de la música electrónica y también ha impulsado a que muchos DJ le apuesten a hacer canciones de ‘zapateo’ y ‘aleteo’.Cornetto es un músico paisa que lleva trabajando dos años en el concepto de su proyecto musical. Seis meses antes de la navidad de 2020 se reunió con Universal Music y Vibras Lab para mostrar su proyecto y empezar a producir las canciones con las que quería debutar en la industria musical.El resultado de esos seis meses de trabajo se ven reflejados en dos proyectos: Cornettazos Vol.1 y 14 Cornettazos Bailables. El paisa nos explicó que su nombre artístico viene de las cornetas, las cuales son el sonido más característico de la música guaracha. También está interesado en que su identidad, como otros DJ como DeadMau5 o Daft Punk, sea secreta para que la gente se enfoque en su propuesta, canciones y forma de mezclar.Cornetto se caracteriza por su máscara de color magenta que parece un Emoji de Whats App, “quiero transmitir tranquilidad, felicidad, alegría y fiesta, además esos son los valores y características comunicativas del color magenta”, agrega el DJ.14 Cornettazos BailablesEste primer proyecto de Cornetto está enfocado en que las canciones típicas de navidad tomen un nuevo rumbo. “Elegimos canciones de leyendas de la música decembrina colombiana para que la gente vea una nueva forma de disfrutar las canciones de navidad”, añade el paisa. Este proyecto de 14 tracks tiene remixes guaracheros de Corraleros de Majagual, los 50 de Joselito, Pastor López, Rodolfo Aicardi, entre otros.Cornettazos (Vol.1)Este proyecto son 10 tracks de canciones que son parte del catálogo oficial de Universal Music. Son remixes de clásicos como Mi Bombón de Cabas, Ay Vamos de J Balvin, Aventurero de Yeison Jimenez, Traicionera de Sebastián Yatra y La Mayonesa, entre otros.#LaMúsicaNosUne
Aquí estamos, como de costumbre, con nuevos temitas, pero queremos recordarles que tenemos un especial completo con reseñas de discos colombianos (albumes de estudio y EP) para que conozcan y se empapen de la diversidad musical del país. También puede echarle un ojo a los mejores mejores temas y álbumes nacionales del 2019 en este especial. Sentimiento - Marcela Reyes, Paola Jara ¿Quién está detrás? Paola Jara es una de las artistas femeninas más populares de la música ranchera en Colombia. Ha sido jurado de programas musicales de televisión, tiene varios hits radiales, ha girado por todos los pueblos y grandes ciudades del país, acumula millones de seguidores en redes sociales y ahora le apuesta a fusionar su estilo con la música electrónica. Marcela Reyes es una de las representantes más reconocidas de las fiestas de guaracha, una subdivisión de la música electrónica que empezó a popularizarse en los último años. Para leer: El boom de la guaracha, o la reivindicación del “mal gusto” ¿A qué suena? La canción inicia con acordes nostálgicos de guitarra acústica que engalanan la voz de la intérprete de ranchera. Con el paso de los segundos empiezan a sonar beats de fiesta finquera que tienen elementos de esas canciones futboleras que aparecen meses antes de la Copa Mundial de la FIFA. El tema tiene tantos elementos sonoros que es complicado digerirlos todos de primerazo. Sin embargo, la llegada de Jara a la guaracha hará que el público de ambos géneros consuma canciones de este tipo. Es el inicio de un nuevo boom mediático. ¿De qué trata? Es una canción de despecho que invita a ahogar las penas en alcohol y a superar la traición con fiesta. ¿Sobre el video qué? El clip está enfocado en resaltar a las dos artistas en medio de una rumba. Obviamente tiene la participación de un grupo de mariachi para darle el toque ranchero al trabajo visual de la canción. ¿Cuándo escucharla? El tema va a generar amores y odios, pero seguramente va a contar con el apoyo de muchas emisoras en el país, principalmente de las estaciones de radio que se enfocan en la música de fiesta. Cuando se pueda salir de parranda esto va a sonar duro en las fiestas de piscina, en las discotecas populares y en las rumbas clandestinas. Para ver | Un canto x Colombia vuelve a unirse contra las masacres #LaMúsicaNosUne
Aquí estamos, como de costumbre, con nuevos temitas, pero queremos recordarles que tenemos un especial completo con reseñas de discos colombianos (albumes de estudio y EP) para que conozcan y se empapen de la diversidad musical del país. El problemón (Guaracha) - Alejandro González ¿Quién está detrás? Alejandro González es cantante de tropipop, música popular y baladas pop. Lleva trabajando en la industria musical desde que logró ser #1 en la radio nacional con varios temas de Bonka, su primera agrupación. Ahora, en el marco de la campaña Tropipop Is Back, se atreve a lanzar un remix de su sencillo El problemón, uno de los más exitosos del género. Recomendado: ¿Por qué murió (y ahora resucita) el tropipop? ¿A qué suena? La guaracha es una derivación del tribal house en el EDM y es un género que, entre chiste y risa, se ha ido fortaleciendo en Colombia y Latinoamérica. En este remix Alejandro usó parte de su canción El Problemón y la fusionó con una mezcla hecha exclusivamente para bailarla en la pista. Conozca más del boom de la guaracha aquí. Dato: La mezcla fue hecha por Juan F. Giraldo conocido como Giri Music. ¿Cuándo escucharla? Seguramente va a empezar a sonar en discotecas. Conocemos de varias canciones pop como Bailar Contigo de Monsieur Periné o Disfruto de Carla Morrison que tienen su versión guaracha y que son un hit en discotecas de ciudades grandes e intermedias de Colombia. Recomendado: Tropipop: la importancia del fenómeno musical colombiano de la década del 2000 #LaMúsicaNosUne
“Óyeme bebé, yo te tengo que decir, es que hay algo en tu piel que me provoca”. Así suena y repite la letra de Me provocas, la última canción de Fumaratto, que ha provocado más de 100 millones de reproducciones en plataformas de streaming y, junto a Baila conmigo de DJ Dayvi, se han convertido en los nuevos himnos de fiestas caseras, discotecas y emisoras. Ambas son las embajadoras de la guaracha, un género que baila entre amor y odio, entre repulsión y placer culposo, entre vergüenza y bailar a escondidas, entre burlas y éxitos. Un esquema musical subvalorado, pero no directamente por su contenido sino por su estética. Un chiste que se tomaron muy en serio y que se convirtió en el género de exportación nacional del 2019. Por: Johana Arroyave / @JohanaArroyave A finales 2016 el famoso prostíbulo El Castillo se vanagloriaba por tener una de las mejores fiestas electrónicas de la ciudad. Cada noche de domingo los DJ colombianos de tribal house Daniel Parranda, NewFest, Alex Hard e Isaías Palacios encabezaban los carteles de unas fiestas que empezaron a gestar, lento pero seguro, uno de los movimientos más polémicos de la electrónica, y que este 2019 estalló del todo, primero como un chiste o un meme, y luego como un fenómeno comercial global con su semilla en Colombia: la guaracha. La viralidad digital ha sido un bastión clave de este boom. Fue difícil no haber recibido u oído a inicios del 2017 la enigmática nota de voz sensual de una anónima paisa que decía “amor, yo quiero una fiestica pues así... ¡qué rico! Esos videos que suben, mera fiesta, full farra. Take tarake take. ¡Guaro, perico, popper, tusi, sexo!”. Lo viral se volvió noticia, la noticia se volvió chiste, el chiste se volvió dicho, y la nota de voz se convirtió en un pegajoso himno cuando algún anónimo la superpuso a un sample de tribal house, o lo que hoy en día conocemos como guaracha, acompañado de un video pirata con imágenes aficionadas de una fiesta llena de viejas con cuerpos voluptuosos. En paralelo al Take Tarake Take, en ese mismo 2017, la guaracha vio uno de sus picos más altos gracias a que Sax to me, del DJ paisa Fumaratto –uno de los reyes del género, de los primeros en ser programados en La Mega de Medellín, y encargado de abrir en Colombia los toques del español Dani Masi, precursor del tribal en Europa–, retumbó en reconocidas discotecas de Medellín como Dublin, PVC o Icono Club. Así como le pasó al vallenato, a la champeta, al reggaetón, o a la curiosamente etiquetada música “popular”, lo de la guaracha ha sido un proceso de ascenso, aceptación e inclusión social. Inicialmente este subgénero de la electrónica fue asociado a fiestas de prostíbulo, prepagos y narcos, desdeñada por otros DJ de electrónica por ser “mal hecha” y de “mal gusto”, y este año se coló en el crossover popular y comercial, tanto que sus sonidos se colaron en las emisoras juveniles, La Mega y Oxígeno, quienes les abrieron las puertas y en horario prime time. Gradualmente el desprecio permeó el humor digital (celebridades digitales como Las Cardachians se hicieron famosas por institucionalizar y recopilar la burla hacia la cultura guarachera) facilitando que este género fuera un gusto culposo, ahora un gusto a secas y quién sabe si en unos meses sea el ritmo obligado en fiestas nacionales como pasa con el reggaetón o la salsa. Es así como hoy podemos hablar de fenómenos virales como Baila conmigo del manizalita DJ Dayvi (que ha punteado el listado de Viral Latino de Spotify durante tres meses; ha sido remezclada por Jennifer Lopez y Willy William; fue usada por el FC Barcelona en el video para una campaña de experiencias y entretenimiento) o Me provocas del medellinense Fumaratto. La guaracha, la electrónica, ya infestó canciones de Monsieur Periné (Bailar contigo) o Carla Morrison (Disfruto), colando con inesperados remixes a estas bandas en discotecas de todo el mundo (y dejándoles ingresos extra). El movimiento subterráneo ya está saliendo a la superficie con todas sus fuerzas y destapando sus cartas. NOSOTROS NO LLEGAMOS A LA GUARACHA, LA GUARACHA LLEGÓ A NOSOTROS La palabra “guaracha” tiene raíces más profundas que abarcan más allá del tribal house colombiano, y comienzan con la forma en la que se denominaba a las canciones bailables cubanas. Según el cubano Esteban Pichardo y Tapia, autor del Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, la palabra denominaba a una canción bailable de origen isleño desde finales del siglo XVIII, tocada y cantada primero en el Teatro Musical Cubano, luego en los salones de danza de baja categoría social y por último en los burdeles de La Habana. Aunque la cubana y la colombiana son diametralmente opuestas, ambas conviven en la connotación de desprecio y la mirada por encima del hombro a sus sonidos. Lo que Colombia y el mundo están conociendo de la mano de gigantescos hits virales que sin anuncio se apoderaron de los listados comerciales, es la versión apócrifa de la electrónica de club; un licuado entre house y música folclórica como la cumbia, la samba, la salsa y hasta el country y que tiene de primos lejanos a la cumbia digital, el breakbeat, el moombahton, el kuduro o hasta el funk carioca. Y si bien se puede atribuir su génesis a exponentes internacionales como los estadounidenses Danny Tenaglia, Roger Sánchez y los españoles Darío Núñez y Dani Masi, también hay que entender la guaracha como resultado de la masificación de internet y la tecnología que ha permitido que la música electrónica se cree de manera empírica y casera, muy lejos de lo que manda la academia o “el buen gusto”. El circuito de la guaracha no había necesitado el respaldo de los andamiajes industriales de la música. Alejadas de Spotify o YouTube hasta hace poco menos de un año, las canciones estaban regadas por Soundcloud y se daban a conocer por el voz a voz. Gran parte del impulso, y del estigma, vino de videos donde la guaracha era la banda sonora de videos aficionados y caseros que atestiguaban remates o fiestas piscineras donde el DJ de turno estaba rodeado de una cohorte de mujeres voluptuosas en vestidos de baño bailando el mismo paso sutil e imperceptiblemente coordinado. Por supuesto, la hostilidad de las redes acompañaba esos videos de comentarios en YouTube como “qué mano de prepagos”, “qué asco de música”, “se creen divinos bailando así” o “pura música de putas”, pero más allá del juicio moral se revelaba el fortalecimiento de unos sonidos pegajosos, pegachentos, algo predecibles, pero a fin de cuentas muy bailables. Era cuestión de tiempo para que este fenómeno “subterráneo” llegara a oídos de los dueños del negocio. Los ejecutivos más jóvenes de Sony Music fueron quienes identificaron el consumo recurrente de las canciones y las pusieron sobre la mesa para que, en septiembre, la disquera firmara los dos tracks que más puntearon: Me provocas y Baila conmigo. Según Alejandro Jiménez, presidente de la discográfica, “la guaracha nos funciona en todos los sentidos. Investigando las cifras más a fondo nos dimos cuenta de que ya no solo tenía nivel de escucha aquí. La compartimos con colegas en otros países y se generó mucho interés porque, según decían ellos, esta música tenía una autenticidad muy grande; era un género musical que podía aportarle a la electrónica global”. Es decir que, así como ritmos folclóricos autóctonos como el bunde, el bullerengue, el bambuco, la cumbia o el vallenato han representado la riqueza sonora colombiana en el mundo, hay que estar preparados pues es muy probable que en el 2020 la guaracha sea nuestra nueva gran embajadora cultural. Y todo eso a pesar del desprecio. GUARACHA, LA MÚSICA DE LO PROHIBIDO Uno de los primeros prejuicios que hay frente a la guaracha es que es música para traquetos y prostíbulos. Entendible si se recuerda en qué lugares se gestaron sus primeras fiestas o que David Sarria Ortiz, presidente ejecutivo del festival Black and White, fue capturado en 2015 bajo cargos de narcotráfico y fue pedido en extradición por Argentina. El Black and White, un festín de EDM, tribal, house o techno que se hacía cada enero desde el 2002 en el lago Calima en Cali, fue uno de los primeros eventos en poner a tocar a artistas de tribal house como el puertorriqueño Robbie Rivera, el holandés Don Diablo, o los colombianos Ángel Rodriguez, Iván Miranda y Marco Cardona. Entendible también si relacionamos a famosas modelos webcam paisas como Alejandra Mejía y Meloody quienes han usado pistas de guaracha en sus shows y en sus videos de baile para atraer a sus clientes. Según Meloody, “este ritmo me permite bailar de manera sensual, pero al mismo tiempo alegre y con los bajos de las canciones puedo hacer movimientos con partes del cuerpo que hace de una que los usuarios tipeen”. Pero ojo que eso es hilar muy fino y olvidar que otros sonidos, de maneras más solapadas y escondidas, también tienen un historial de toques privados para narcos, paracos y otros nombres no tan santos. “Nosotros como artistas no tenemos la culpa. Estamos donde nos contratan, no podemos hacer un casting al empresario ni le vamos a pedir una biografía”, explica la DJ Marcela Reyes. Para DJ Dayvi esto no es ningún secreto, pero aclara que “hay quienes hacemos las cosas bien y no nos préstamos para este tipo de situaciones”. Incluso también habría que recordar que si la cosa es de alusión a las drogas, Snoop Dogg es un estandarte de la marihuana, Jim Morrison o Depeche Mode le hicieron himnos a la heroína, o no hace mucho J Balvin, Bad Bunny y Jhay Cortez hablaron de 512 (Percocet) en No me conoce. Y entonces, ¿de verdad de dónde viene el desprecio? En voz baja y sin querer admitirlo públicamente, muchos productores y DJ de otros géneros de la electrónica consideran que la guaracha es mala producción musical: un sampleo de una trompeta que se repite y pistas que no son originales sino bajadas de internet. Pero el español Dani Masi concuerda en que, si bien la calidad no es la mejor, está calando duro en Europa: “en Colombia son muy estrictos con la meticulosidad de la producción. Sin embargo, con más dedicación, estos exponentes van a hacer un trabajo mucho más riguroso. Por ahora aquí en España vinieron a traer sonidos que refrescan, hacen bailar y por lo mismo son tan queridos en este espacio, es una propuesta novedosa que deberían valorar más en Colombia”. El criterio de música “mal hecha” es complejo y termina en valoraciones subjetivas, muchas veces mediadas por criterios heredados. Dayvi recibe a diario críticas por el camino musical que escogió, pero él cree que “no existe la música mal hecha, existe la música y eso hacemos nosotros. La envidia es muy grande y en vez de darnos la espalda como artistas deberíamos apoyarnos y así lograr consolidar sonidos que representen a Colombia ante el mundo”. Sin embargo, la discusión puede ir un poco más allá pues hay Dj, que prefieren omitir su nombre para no crear polémica, y explican que el género ya no hace parte de la escena electrónica: “ la guaracha está mucho más cerca de la música crossover y popular latina que de pertenecer a un subgénero de la electrónica. Esto es mejor aún para sus exponentes porque allí es donde están las masas”. UN PLACER CULPOSO Con el ascenso que la guaracha está teniendo internacionalmente, hay que preguntarse si ese será el punto de quiebre para que localmente se masifique y se termine de aceptar. Nada raro si recordamos lo que pasó en su momento con el vallenato, la cumbia o el reggaetón, que tuvieron que tener validadores externos para posicionarse con fuerza en el gusto masivo. Para el sociólogo Daniel Aguilar esto sucede porque “somos un país que no admite que somos pobres. El género musical que se consideró como el menos legítimo y más inculto fue el reggaetón. ¿Y qué ha pasado? Ahora lo consume gente en absolutamente todas las clases sociales. Todavía existe esa falsa creencia de que hay una música para oídos más selectos y no es que odiemos algo, es que solo aprobamos los sonidos cuando algunos los meten en espacios en donde se legitiman, o sea la radio, clubes, o puntea internacionalmente”. Para Alejandro Jiménez en este país tendemos a ser muy colonialistas en nuestra cultura y socialmente hemos estigmatizado la música según las clases sociales: “muchos se criaron bajo el estigma que ciertas cosas eran corronchas porque no era música sofisticada, que lo que había que escuchar era rock. En el caso de la guaracha es un poquito extremo, las mezclas puede que no suenen a altos niveles, pero esas mismas características hacen que en otras latitudes, que son de donde estamos copiando música, lo sientan como un refrescante de sus propias posibilidades artísticas”. De cualquier manera, hay un fantasma permanente e indeleble con este género: el clasismo. Por ejemplo, en el 2017 el portal Las 2 Orillas publicó un escueto informe sobre la movida titulado Pepas, bikinis y guaracha, el furor de las fiestas guisas en Colombia con un repaso ligeramente juzgón del estado de la escena en ese año, y del que llama la atención el uso de un poderoso y pesado adjetivo: “guisa”. Lo “guiso”, las “guisas”, es la forma en la que las protagonistas de videoclips y sus bailes han sido reiterativamente etiquetadas, pero también ha sido una pesada herramienta para reforzar el clasismo, sostener el rechazo hacia la diferencia, o estructurar que hay quienes están dentro del “buen gusto” y otros que no. Básicamente, una dictadura social determinada desde la moda, la apariencia física, que ignora procesos históricos que se han vivido en Colombia como el machismo, la opresión de grupos conservadores o el narcotráfico. Asociar la guaracha con lo “guiso” es una cómoda simplificación para reducir a todos sus fanáticos y productores en putas y traquetos, desconocer el poder de los gustos populares y perpetuar a esos poderes censuradores que han intentado prohibir y tapar todo aquello que no esté dentro de “la norma”. Hay que entender la guaracha como resultado de la masificación de internet y la tecnología que ha permitido que la música electrónica se cree de manera empírica y casera, muy lejos de que le agrade a todo el mundo. Pero más allá del gusto, que finalmente es personal y caprichoso, todo el boom de este género sirve para que pensemos de dónde viene y cómo formamos nuestros gustos; para preguntarnos una vez más sobre el lugar de la superioridad moral que nos permite juzgar a otro por lo que oye y lo pone feliz, sobre todo si es algo que no ha sido avalado por la academia. A la hora del té hay mucha tibieza en los argumentos para decir que la guaracha son sonidos que denigran a Colombia. Un estigma, un estereotipo y una superioridad moral que nos demuestra que en este país seguimos validando y aprobando que se sigan creando brechas sociales en lugar de reparar las ya existentes. La historia reciente del reggaetón parece repetirse, y si vemos su evolución y que nadie lo veía más allá de una moda pasajera, es predecible que en unos meses la guaracha esté metida hasta en la sopa y consolidada en todo tipo de espacios sociales, por lo pronto ya suena a cantaros en Europa y en Estados Unidos; en Bogotá ya se coló en emisoras juveniles y sus Dj que antes cobraban por toque dos millones de pesos se dan el lujo, como Fumaratto, de cobrar por un set de una hora 10 millones. Pero si no nos cree, solo revise las cifras de reproducciones en plataformas, las cuales superaron hace rato los 100 millones. Y ustedes, ¿ya saben bailar guaracha? Vea también: Las 55 mejores canciones colombianas del 2019 según Shock
Llega octubre y empieza la cuenta regresiva para despedir el 2019 y darle la bienvenida a una nueva década en la que, esperamos, la música hecha en Colombia tenga un valor mayor y se le dé el lugar que se merece. La diversidad de sonidos, propuestas alternativas y fusiones coherentes es lo que queremos consumir para que la industria musical sea equitativa para todos los géneros. Aquí venimos con una nueva tanda de estrenos musicales y, posiblemente, entre estos lanzamientos esté la que sea la canción más relevante del año en curso. Baila conmigo - Jennifer López, Dj Deivy ¿Quién está detrás? David Sánchez, conocido en la industria musical como Dj Dayvi, un man nacido en Manizales, Caldas y del que poco se sabía hasta que su canción Baila conmigo empezó a sonar en las redes sociales de cientos de influenciadores. Debido al boom que ha tenido la canción Jennifer López decidió apropiarse de la canción y sacarle un remix. ¿De qué trata? La letra es extremadamente básica porque lo importante de este track es el ritmo. Sin embargo, la canción tiene un toque sensual y sexual para que dos personas se imaginen en una playa. ¿A qué suena? Guaracha de pool party en finca. Aunque el género ha sido muy criticado es innegable el impacto que ha tenido en el 2019 y esto parece ser solamente el inicio de un nuevo fenómeno musical. ¿Cuándo escucharla? Depende de lo que usted reproduzca para las farras. Seguramente esta canción va a estar en las playlist Recomendada: #LaMúsicaNosUne
Tiene 25 años, anda de gira y suena en tres continentes distintos, Europa, Asia y América del Sur. Ha logrado conseguir más de 250 millones de reproducciones en streaming, protagoniza listados musicales en India, España, Brasil y México y acaba de firmar con el club español de fútbol Barcelona y Sony Music para que su canción Baila conmigo sea la oficial de las promos del equipo. Ya no es solo música, se ha convertido en un sonido viral. Él es David Sánchez, conocido en la industria musical como Dj Dayvi, un man nacido en Manizales, Caldas y del que poco se sabía hasta que su canción Baila conmigo empezó a sonar en las redes sociales de cientos de influenciadores, en las cuentas de memes más seguidas y en los videos chistosos y virales de artistas como J Balvin. Lleva haciendo música más de 10 años, produciéndole a amigos y convirtiendo sus tracks en los más bailados de las fiestas de guaracha de Medellín y Cali. Pero nunca dando la cara como creador porque no creía que pudiera llegar tan lejos. Dedicó parte de su vida a subir sus producciones libres de derechos para que otros dj las usaran en sus mezclas, sin pensar que una de ellas Sax to Me iba a ser la más escuchada de Fumaratto y que no le darían el crédito. Cuenta tranquilamente y en medio de risas que lo han robado, que las canciones más famosas del género deberían tener su nombre, pero se han apropiado de ellas. Habla abiertamente que tiene una guerra marcada con Fumaratto, otro de los dj más reconocidos de guaracha en Colombia, porque se apropió de dos de sus canciones, Sax to Me y Baila conmigo; a esta última le cambió el nombre y le puso Un verano en Viña del Mar. Una discusión que ya está en reclamaciones con Sony Music. Es tranquilo, no cree el éxito que han tenido sus creaciones y admite que por desordenado es que ha perdido las oportunidades de ser más reconocido en su campo. No le tiene miedo a los chistes con el género que hace, sin embargo, deja muy claro que no le gusta que le digan “guaracha”, prefiere denominarlo Tribal colombiano. No se dio cuenta en qué momento completó 250 millones de reproducciones en streaming con Baila Conmigo y mucho menos pensó que ahora no tendría tiempo ni para responder mensajes de Whatsapp por andar de gira por el mundo. Lo tuvimos en Shock para entender un poco más el género que está haciendo, el viral en el que se convirtió y lo que piensa cada que escucha su canción en memes, chistes y hasta comentarios clasistas. ¿Cómo fue el proceso de creación de esta canción? Me reuní con Víctor Cárdenas (productor) y nos pusimos a crear un tema. Él me mostró algo que venía haciendo y yo decidí meterle trompetas. Pero no era suficiente, aunque el track era bueno le faltaba algo. Llamamos a Kelly Ruiz para darle el complemento indicado. Ella le dio el toque vocal femenino y así la lanzamos. Recibió un disco de oro por esta canción ¿Usted creyó que podría pasar esto? Sabíamos que estábamos haciendo algo grande pero nunca pensamos que llegara a ese nivel. Quizás hace algunos meses nadie habría sospechado que un tema surgido de un circuito tan específico como es el tribal o guaracha iba a captar la atención de millones de personas alrededor del mundo, pero hoy es un hecho, Baila conmigo es uno de los fenómenos de internet más importantes del año. Y ha demostrado que nuestra música puede ser escuchada por todos y valorada. ¿A qué se refiere con valorada? Este circuito es muy chiquito y a veces parece que solo es escuchado por un nicho de la población, sin embargo, es música para todos. Mire no más, vamos a ser la canción oficial del Barcelona. ¿Cómo llegó al Barcelona? Yo no hice nada ahí, fue la disquera. Para muchos artistas hacer parte de una disquera es terrible. Para mí es lo mejor que me pudo pasar, ellos se encargan de todo y hasta pelean cuando me roban la música. Yo solo me encargo de tocar y producir. ¿Le molesta los chistes que hacen con su canción? No, para nada. Publicidad es publicidad, hasta J Balvin la subió. Eso es ganancia. ¿Qué piensa de la relación del género con el narcotráfico y el sexo? Sí hay dj que tocan en privados con gente relacionada con esto. Pero es solo una parte, hay quienes hacemos las cosas bien y no nos préstamos para este tipo de situaciones. ¿A cuántos países ha llegado su canción? No me alcanzan los dedos para mostrarlo. Colombia, México, Perú, Venezuela, Ecuador, Chile, la India, Estados Unidos, Guatemala, España, Brasil. En Brasil me han aceptado muchísimo. Allá los sonidos de trompetas y caribeños se mueven más. Usted es la portada de dos playlists en Spotify a nivel internacional. ¿Qué siente? Actualmente soy portada de EDM Mexa y Viral Latino, y aparecemos en más de 5 playlist oficiales de la plataforma. Pues es más responsabilidad, pero dan más ganas de continuar haciendo música. ¿Lo han recibido mejor en otros países que en Colombia? Sí pero no, aquí hay que abrir el género y que la gente lo conozca más. ¿Cree que somos una sociedad de techno y house? No, pero creo que deberíamos abrir los oídos a sonidos más autóctonos. Por eso es que les gusta en otros países lo que hacemos, porque es más movido, tiene el sabor colombiano. Vea también: No se deje engañar, así puede identificar quién es un buen dj
titiritiritiritititiritiritiritititiritiritiritititiritiritiritititiritiritiriti.... Desde hace algunos días las redes sociales se llenaron de videos graciosos de dos chicas: las Cardachians (con C de “caras”) en los que salen bailando guaracha, esa música electrónica que todos dicen odiar pero que en contextos como este terminan amando. Detrás de está viralidad están Juan González y Camilo Pulgarin, dos chicos paisas que se visten de mujeres para interpretar a dos chicas fiesteras, arriesgadas y amantes de ese tipo de música electronica. Pero no se quedan solo ahí, creyendo fielmente que son las "divas de internet" hacen tutoriales de baile, re interpretaciones de escenas de programas de tv, tutoriales de maquillaje y dan clases de cómo conseguir suggar daddy (un hombre mayor que pague todas las cuentas) Debido al éxito de sus videos, la canción de fondo que usan para ambientar se ha convertido en un hit y uno de los temas más buscados y sonados en los últimos meses. Sabemos que el titiritiritiriti de la canción les queda resonando en la cabeza y que más de uno se ha puesto en la tarea de buscarlo en Google con la mala suerte de no encontrarla. Sobre todo, porque un titiriritiri es casi imposible de identificar. Le hicimos la vida más fácil y la buscamos por usted para que se ría un rato, moleste con los memes o la meta en su playlist. La canción se llama Baila Conmigo y es de Victor Cardenas un dj de Cartago, la mezcla que se hace llamar guaracha, zapateo o aleteo, ya cuenta con más de 31 millones de reproducciones en Youtube. Así las cosas, dele play, relájese y publique memes.
Lo experiencia más parecida del Tocne a una fiesta electrónica fue ir a sentarse a al pozo de su abuela mientras escuchaba el radio en AM o las fiestas de quince en las terrazas con un picó toteando Diomedes. Por eso en este nuevo capítulo recargado de Viernes Zombie, hace un monólogo para analizar las diferentes fiestas electrónicas. Desde “el tomorroslan” – léase el show de las estrellas del primer mundo- pasando por la fiesta en Medellín y la guaracha; esto es lo que el Tocne tiene que decir sobre el tema. Únase a la conversación usando el hashtag de la semana: #Fandelaguacharaca
El Teatro Colón abre las puertas al público, manteniendo su habitual programación artística y garantizando las condiciones de bioseguridad. Bajo el lema “Nos volveremos a encontrar”, Claudia Del Valle, su directora, presentó una temporada que incluye producciones propias, conciertos sinfónicos, música de cámara, un homenaje a los 100 años del nacimiento de Astor Piazzolla, Brasil como invitado especial y un fuerte protagonismo de los artistas nacionales, así como expresiones no convencionales como cine conciertos e instalaciones perfomáticas, entre otros espectáculos.En el 2021 el Colón renueva su imagen. Con ella, plantea una nueva mirada a la cultura y representa al Teatro como un punto de encuentro entre la comunidad, los artistas y su público. Se trata de una invitación para que las personas vivan nuevamente la libertad de la danza, y la emoción de los conciertos y de las artes escénicas desde el Teatro más emblemático del país.La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia será la encargada de inaugurar la programación 2021 del Teatro Colón, el 4 de marzo, a las 7:30 p.m., con un concierto presencial en el que interpretarán piezas de Bach, Brahms y Mozart. Del repertorio barroco se escuchará la Suite No. 3 en en re mayor, una joya del siglo XVIII compuesta por Johann Sebastian Bach, que se caracteriza por su carácter festivo y brillante instrumentación.Por su parte, inspirado por el segundo movimiento, bajo el nombre de Coral San Antonio, de una pieza para octeto de vientos, Brahms creó en Variaciones sobre un tema de Haydn una obra de arte alegre y equilibrada entre la pureza y la gracia del estilo clásico y la calidez del sonido romántico. Finalmente, en el Concierto para corno No. 4 de Mozart, dedicado al virtuoso cornista Joseph Leutgeb, se retratará la camaradería que existía entre ellos y la admiración del compositor hacia el cornista. Entradas en TuBoleta.Este año y como ya es costumbre el Colón presentará grandes producciones artísticas. Obras como El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez. Se trata de una adaptación teatral dirigida por Jorge Alí Triana que expone la dignidad de un hombre que está a punto de morir de hambre junto a su esposa asmática y espera que, algún día, llegue su pensión. Esta obra que habla de resistencia y el coraje estará en temporada del 12 al 24 de octubre.Del 14 al 24 de julio, el Teatro Petra estará de vuelta en el Colón, después de la icónica Labio de Liebre, con La Clase, una obra escrita y dirigida por Fabio Rubiano que cuenta la historia de una oveja que nació en el campo y tiene que pasar parte de su vida en la ciudad, acompañada por su dueña y un egipcio que salió de su país huyendo de la guerra.La Ópera llega el 22, 24 y 26 de septiembre con el estreno de El castillo de Barba Azul, de Bela Bartók, con la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, el debut de los roles protagónicos a cargo de Valeriano Lanchas y Nancy Fabiola Herrera. Del 16 y 19 de diciembre, se presentará por primera vez en Colombia, El Principito, una ópera en dos actos pensada, especialmente, para el público familiar, con la idea de atraer a espectadores jóvenes al teatro y de crear un encuentro entre las distintas generaciones que fueron marcadas por la historia del novelista Antoine de Saint-Exupéry, dirigida por el venezolano Christian Vásquez.Temporada SinfónicaLa Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia volverá a su casa con grandes invitados a lo largo del año, bajo la dirección artística de Olivier Grangean: los conciertos contarán con figuras como la directora venezolana Glass Marcano, la soprano colombiana Betty Garcés, el Quinteto Astor Piazolla de Argentina, la violinista Leticia Moreno de España y Anyango Yarbo-Davenport de Estados Unidos, entre otros.Para cumplir con los protocolos de bioseguridad, y pensando en brindar confianza en el público, los palcos tendrán precios especiales para asistir en pareja o grupo familiar, lo que garantizará una experiencia única y segura. Las personas tendrán la posibilidad de disfrutar de las funciones en palcos reservados en los tres niveles: para 2, 3 y 4 personas. También hay un espacio exclusivo en la platea para los que decidan ir solos. En todas las opciones, continuará el uso del tapabocas obligatorio, el distanciamiento y el protocolo de desinfección. Los programas de mano se podrán descargar en formato digital y no habrá intermedios.Más info aquí.
Chavela Vargas es un ícono de la música y la cultura popular latinoamericana, la cantante no solo dejó un repertorio de canciones que han sido incluidas en banda sonoras de películas o interpretadas por artistas que han hecho versiones memorables, sino que su historia de lucha y de identidad ha servido para inspirar obras musicales, documentales y novelas. El musical Chavela por siempre Vargas inaugura la apertura del Movistar Arena al público.Chavela por siempre Vargas es un musical que celebra la vida de la cantante a través del teatro, la música y el arte. Un musical diseñado para el reencuentro de obras presenciales con todos los protocolos de bioseguridad. A partir del 25 de marzo, más de 30 artistas en escena con Carmenza Gómez, Adriana Bottina, Ana María González, pondrán en escena los momentos más representativos de la mujer que fue y la cantante que se hizo inmortal. Estarán acompañadas por Julián Román, quien interpretará a José Alfredo Jiménez —el ‘Rey de la canción’ — su compañero de parranda en épocas de juventud, y Diego León Hoyos como su entrañable amigo en el final de su vida, Pedro Almodóvar.El musical trae de regreso a los escenarios a Manuel José Álvarez, uno de los directores de teatro más reconocidos de nuestro país, después de su exitosa gestión de 6 años al frente del Teatro Colón de Bogotá. “Este musical es un homenaje a la vida de Chavela que fue dura, de soledad, de alcohol, de superación y éxitos; a las canciones con las cuales nos criamos y que están en nuestro ADN. Ésta es una bella oportunidad para reencontrarnos con la música, el teatro y la danza a través de su historia”, afirmó Manuel José.Esta obra con música en vivo, que incluye la participación de un dueto de guitarra y acompañamiento de percusión con gran trayectoria, así como la presencia del Mariachi Contemporáneo y un ballet de 10 bailarines en escena, estará envuelto en una escenografía delicadamente diseñada que contempla elementos icónicos de México como lo son las pirámides y el árbol de la vida, así como una pantalla en la que se proyectarán imágenes inéditas en video.Sinopsis ‘Chavela por siempre Vargas’A sus 72 años y después de 15 de estar perdida de los escenarios, Chavela Vargas fue invitada a presentarse ante el público del Teatro Lope de Vega, en Sevilla, España. Este fue el primer concierto en el que los asistentes pagaron una boleta para verla y el momento en el que su carrera musical toma vuelo hasta el final de sus días. Pedro Almodóvar se encargó de hacer de esta noche una velada mucho más especial con sus elocuentes palabras en la presentación de la artista.Esta obra irá transportando a los espectadores a la infancia, la juventud y la vida adulta de una Chavela que, además de ser la gran cantante que hoy recordamos, fue una mujer que vivió sin quedarse con nada. De grandes afectos entre los que se destaca la relación entrañable que tuvo con su gran amigo José Alfredo Jiménez.El Movistar Arena de Bogotá han creado los más rigurosos protocolos de bioseguridad para que puedas disfrutar a Chavela por siempre Vargas con:1. Venta de boletería regulada por un algoritmo que hace que el sistema de venta automáticamente bloquee 2 metros a la redonda sin posibilidad de compra en un rango menor.2. Sistema de agendamiento de ingresos por turnos para minimizar filas y agilizar los ingresos.3. Puntos de desinfección de manos y calzado en cada zona del Arena.4. Cámaras termográficas que miden la temperatura en cada ingreso.5. Servicio de venta de alimentos y bebidas a la silla.6. Todo el personal que trabaja en el Movistar Arena de Bogotá contará con los elementos de protección exigidos por ley para la seguridad propia y de los asistentes.7. Aforo reducido con silletería numerada para garantizar el distanciamiento social.8. Sistema de ventilación bioclimática.
Por estos días conocimos el título de próxima cinta de Spider-Man, que será Spiderman: No Way Home y se estrenará en la Navidad de 2021. Uno de los más fuertes rumores de esta cinta es que será la puerta para el multiverso de Spider-Man y veamos a Tobey McGuire y Andrew Garfield, quienes interpretaron al hombre arácnido en versiones anteriores. Aunque no se ha confirmado por ahora, muchos fans ya lo dan por hecho.Como siempre, Los Simpson son pioneros en todo, y los multiversos no son la excepción. Pero este tema no lo abordaron en sus episodios, sino en una serie de cómics basada en el programa de TV, que nació en 1991 y fue creado por la compañía Bongo Comics.En The Simpsons Super Spectacular #2, publicado a comienzos de 2006, se incluye la historia The League of Extraordinary Barts!, en la que podemos ver a Bart superhéroe en 3 versiones diferentes: Bartman, Stretch Dude, y Cupcake Kid. Cada uno de ellos es un Bart de una realidad distinta. A Bartman lo conocimos principalmente en los cómics, mientras que Strech Dude apareció por primera vez en (temporada 11, capítulo 4), cuando una máquina para detectar drogas en los dulces cae encima de Bart y Lisa. El primero obtiene poderes para estirarse y modificar su cuerpo, mientras que la segunda recibe super fuerza. Por su parte, Cupcake Kid apareció en el episodio El simple Simpson (temporada 15, capítulo 19), como compañero de El hombre pie, que en realidad es Homero.¿Cómo llegaron los 3 Bart a esa realidad? Fueron llevados por Bob Patiño (que en esa realidad es bueno), ante la destrucción de Springfield. Después se descubre que fue causada por el Bart de esa realidad que, a diferencia de sus contrapartes, es malvado y secuestra a Mr. Bananas, el mono de laboratorio del profesor Frink, lo que hace que el científico cree para él armas que le permitan destruir Springfield y luego el mundo, por supuesto.El Bart de esta realidad convirtió a los bullies en su policía y al director Skinner lo usa para entretenerse. El Bart malvado les ofrece la opción de unirse a él, y aunque Cupcake Kid inicialmente acepta, en realidad lo hace para que Bartman y Stretch Dude puedan rescatar a Mr. Bananas. Bart malvado es vencido y cada Bart héroe vuelve a su respectiva realidad. Otro gran ejemplo de cómo Los Simpson es el mejor espejo de la sociedad estadounidense incluyendo su propia mitología: los superhéroes.
Marla Gray pensaba que obrar bien le garantizaría éxito y felicidad, pero su experiencia le demostró que ser ejemplar no es más que una fábula inventada por los ricos para que el resto se mantengan pobres. Bajo esta sentencia, parafraseada por la protagonista de la historia, echa a andar I care a lot (Descuida, yo te cuido): una película escrita y dirigida por el británico J Blakeman y protagonizada por Rosamund Pike, Peter Dinklage y Eiza González, que cuenta la historia de una estafadora quien, amparada por la ley, llega a un punto de no retorno impulsada bajo el único objetivo de taparse en plata.Por Álvaro Castellanos | @alvaro_casteI care a lot es una confluencia entre suspenso y comedia negra sobre los oscuros alcances de la condición humana y un ingenioso anti-homenaje de 120 minutos al sueño americano capitalista, en donde funciona muy bien que todo vaya muy mal.El profeta 50 Cent había anunciado estas intenciones hace más de veinte años con el título de su álbum Get Rich or Die Tryin’. O nos hacemos ricos, o nos morimos. Marla, atenida a esta premisa, aprovecha las grietas legales de un sistema mezquino para amasar fortuna como tutora estatal de ancianos adinerados, a quienes termina quitándoles sus bienes mediante sincronizados chancucos y dejándolos prácticamente en la calle. Sin embargo, luego de toparse con el pichón equivocado, descubrirá que está incluso dispuesta a pagar con la muerte el precio de volverse asquerosamente rica. Y aunque el caprichoso instinto humano de aferrarse a la vida la mantendrá en pie, no tendrá problema en morir como vivió: buscando su fin sin importar los medios.Ahí está tal vez el mayor atractivo de I care a lot, estrenada en septiembre de 2020 en el Festival de Toronto y adquirida por Netflix en febrero de 2021. Siendo el arte un medio para reconocernos a nosotros mismos, nos resulta halagador cuando se exalta nuestro lado heroico, generoso o empático; pero también muy chocante cuando se nos confronta sobre los alcances peligrosos de nuestra propia moral, que puede llegar a ser más borrosa y distraída de lo que creemos. En épocas de redes de apoyo, autocuidado y capturas de frases de Rupi Kaur en redes sociales, I care a lot disfraza su título en la autoayuda misma para entrar en contravía de todas estas licencias y por eso nos hace ruido. Porque nos recuerda de forma hiperbolizada y hasta muy divertida el Dr Hyde que todos llevamos dentro y nos incomoda tanto reconocer.En I care a lot nadie es bueno. Ni Marla, ni Fran (su novia y cómplice), ni la viejita Jennifer, ni el mafioso Roman, ni el abogado Dean, ni el juez Lomax. Por acción u omisión, todos caricaturizan un ecosistema dañado que se explica muy bien desde la noción del «Capitalismo tardío»: concepto formulado, entre otros, por el filósofo alemán Jürgen Habermas hace más de 50 años. El origen del capitalismo tardío se produce ante la aparición de un enorme campo que, con complicidad de los Estados, se abre para permitir la acumulación de capitales. De esta manera, el capitalismo tardío se caracteriza por armar un rompecabezas perfectamente concebido por los mercados, que utilizan al Estado como un mecanismo para sostener el equilibrio económico. Más explicativa que esta carreta teórica tal vez resulten las cuentas y publicaciones con el hashtag de Humans of late capitalism en Twitter, Instagram o Facebook, que a punta de memes reflejan la ridiculez humana en su afán por pertenecer al cruel sistema económico que nos oprime todos los días. Ahora bien, si el capitalismo tardío saca a relucir el lado más indolente de las personas como actores de un sistema acumulador de riqueza mal distribuido, no cabe duda de que I care a lot es una ingeniosa radiografía del mismo.A nivel de historia, entre otros méritos, Descuida, yo te cuido tumba la vara del antihéroe, un arquetipo clásico de las novelas negras, tantas veces llevado al cine. Este concepto, refinado por un director como Jeison Reitman, caracteriza con mucha astucia a protagonistas que se hacen querer por el espectador, aunque sus personajes son unos completos cretinos con trabajos detestables. En Up in the Air, George Clooney es un bacán que viaja por todo EE.UU. para despedir gente de sus empleos con insoportable tacto y amabilidad. Y en Thank you for Smoking, Aaron Eckhart es un encantador vocero de las tabacaleras, que solapa con discursos emotivos la oscura misión-visión de una industria que, parecida a la de las armas, mata a miles de personas cada año. Más agresiva en la caracterización de sus personajes, I care a lot va totalmente de frente y no disfraza de persona ejemplar a la protagonista. Al contrario, la muestra tal y como es. Como una mujer inescrupulosa, con la sonrisa más falsa que las buenas intenciones de los bancos y a la que no se le mueve un pelo de su cabellera meticulosamente peinadita a la hora de aprovecharse de personas vulnerables.En este sentido, hay películas que parecen pensadas para sus protagonistas. The Wrestler de Aronosfky, por ejemplo, no pudo tener a alguien mejor que Mickey Rourke para hacer de luchador ochentero entrado en decadencia. O Machete con Danny Trejo como antihéroe mexicano vengador de indocumentados. O Joker con un Joaquin Phoenix ascendido a psicópata gracias al abandono de las instituciones. Por acá surge otra medallita para colgarle a I care a lot. Rosamund Pike es una protagonista perfecta. Sin ella, la película no tendría el mismo impacto. Si en Gone Girl de David Fincher la actriz británica ya se había graduado de arpía profesional, su papel protagónico en la película de J Blakeson entra como sierra eléctrica cortando mantequilla. Más fría que el agua del río, la interpretación de Pike es un deleite. Es una villana absoluta a la altura de una historia «deliciosamente desagradable» (como dice el afiche promocional de la película), que pretende incomodar a la moral más cuestionable y por eso no sorprende la nominación de la actriz a los premios Globo de Oro. Y si nos encanta odiar a Rosamund Pike, seguramente nos encantará odiar a esta película.
Alejandro y María Laura presentan el primer track de su cuarto álbum. Lo que iba a ser, es una canción que está inspirada en estos tiempos de cambios, de nuevas ideas, transformaciones, retos, tristezas, alegrías y muchos aprendizajes, todo aquello que iba a ser… ya no será. Inspirados en los complejos sentimientos derivados del año que se fue. Pero para completar esta historia se unieron a Andrea Echeverri, quién le suma la energía y la fuerza que necesitaba el mensaje de la canción. “Lo que Iba a ser, nos hace apreciar lo que tenemos. Aunque el mundo está pasando por un tiempo de incertidumbre, todos tenemos la fuerza para sostenernos”, afirman Alejandro y María Laura.“Lo que iba a ser”, es un sencillo que juega con los elementos del género urbano dentro del universo lúdico de Alejandro y María Laura, presenta una historia en la que los sentimientos viajan a través del espacio y el fondo del mar, recorren realidades múltiples y mundos posibles, en caso de que todo fuera a colapsar. El resultado es una interpretación profunda y llena de matices.Para ellos cantar con Andrea Echeverri en Lo que iba a ser, era clave. “Elegimos a Andrea para que nos acompañara en esta canción porque nos encanta su energía y sentimos que ella es la fuerza que necesitaba la letra de la canción. La fuerza de la naturaleza que puede crear y destruir” confirmó el dúo peruano. Esta nueva colaboración se suma a las que ya tienen con Kevin Johansen y Susana Baca. Andrea siempre ha colaborado en proyectos donde ella se siente cómoda. “Hacer música, me salvó la cuarentena. Se abrió un tiempo valiosísimo. Hice hartas colaboraciones y esta canción fue una de ellas, fue súper linda porque además reflejaba el momento que todos estábamos sintiendo. Me encantó colaborar con ellos porque siempre he sido fan” afirmó Andrea.