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'Leyenda Viva, El alma de un Pueblo' es una lección de vallenato

Se estrenó en salas la película 'Leyenda Viva, El Alma de un pueblo', una pieza que honra al vallenato y sus legendarios maestros: prodigiosos hacedores de cantos, robustas ramas del árbol genealógico del folclor que lo hicieron crecer y convertirse en esa fiebre que emparranda a la nación. Acá una guía para conocerlos.

NAFER DURAN película leyenda viva
Nafer Durán
// Película Leyenda Viva, El Alma de un pueblo (2022)

Leyenda Viva es un bello documental que recoge la memoria de la música vallenata. ¿Será que Cristóbal Colón oyó vallenato? ¿Desde cuándo tocan las mujeres? ¿Por qué el Festival Vallenato es la tierra prometida de los parranderos? Muchas respuestas en nutridos relatos que confirman por qué en Colombia el vallenato es el Rey.

Por Jenny Cifuentes @Jenny_Cifu

De los vallenatos aprendimos que, si un grande nubarrón se alza en el cielo, ya se aproxima una fuerte tormenta. Que, a veces, todo lo que yo trabaje, todo es para ti. Que uno entusado canta: “Te quise con el alma bien sabes que amarte más no pude”; y con solo una nota de la guitarra que hace la introducción, ya se siente que lo que viene es pesado:

“La herida que siempre llevo en el alma no cicatriza”, y que, en ese momento, truena el parlante.

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El vallenato nos enseñó que “el hombre que trabaja y bebe, déjenlo gozar la vida”. Que enfiestados, puede haber hasta pogo con “Por eso la plata que cae en mis manos”. Que la mejor tiraera es: “Me lleva él o me lo llevo yo, pa´ que se acabe la vaina”; y filosofías románticas que aplican para todo género, como la de Escalona: “yo quiero a la que me quiere y olvido a la que me olvida” o el modo Patricia Teherán con golpes de pecho: “Por qué lo vine a conocer, señor”.

Esa música del Valle del Cacique Upar desborda tanta belleza, poesía y sabor que conmueve. Está en nuestro ADN. Porque uno en Colombia ya nace sabiéndose los vallenatos. Vienen insertos en el chip de todos, seamos raperos, rockeros, techneros, salseros, o vallenatos desde la cuna.

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Partiendo de tal reflexión, Martín Nova (Productor ejecutivo de la película Magia Salvaje y autor de los libros Conversaciones con el fantasma, 50 años de historia del arte en Colombia y Memorias Militares), fiel del vallenato de tiempo atrás, se propuso contar la historia del género.

La idea se le despertó hace cuatro años cuando se fue de parranda con amigos por Valledupar y hasta los más reacios llegaron vallenateados. Esto nos dijo de primera mano:

“Sé que todo el mundo se sabe las canciones, pero no todos conocen las historias. Por eso quise que los que hablaran en la película fueran los compositores, los hacedores de la música vallenata. No tener una voz en off. La idea inicial era editar un libro hablando con los historiadores, autores y juglares, pero con la experiencia previa por Magia Salvaje, debía tener registro de cámaras, y esa memoria tan valiosa se convirtió también en película. En febrero de 2021 viajamos, visitamos a los maestros. Claro, tuvimos inconvenientes y hubo autores con los que no pudimos conversar como Emiliano Zuleta, Adolfo Pacheco, Alfredo Gutiérrez, Israel Romero o Rita Fernández. Pero Leyenda Viva, El Alma de un Pueblo, tiene un gran valor histórico. Creo que la música suscita muchos sentimientos. El que no se quiera enamorar del vallenato, que no la vea”.
Martín Nova

Afiche Leyenda Viva  película vallenato
Película Leyenda Viva, el alma de un pueblo (2022)
// Dirigida por Martín Nova

En Leyenda Viva podrán enterarse, entonces, si La Celosa sigue resentida. Saber por qué cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana. Conocer quién le ganó al diablo tocando acordeón, o los efectos de La Diosa Coronada en el cerebro. Y también conocer a las leyendas vivas.

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Guía para conocer a los protagonistas de Leyenda Viva

La película, con música del reconocido acordeonero Sergio Luis Rodríguez (Rey Vallenato 2009) y con una banda sonora para parrandear como uno se merece, busca mostrar el vallenato sin aditivos, sin filtro, con las voces de las de las ligas mayores, que narran cómo creció ese inmenso monstruo.

Evocan historias de juglares: campesinos que con sus versos contaron historias de su tierra, que fueron cronistas. Que cantaron a la naturaleza, a los animales, a la mujer, ensancharon la poesía que se volvió canto al compás de un acordeón y trazaron el largo camino por donde transita la música vallenata. Unos personajes con mentes superdotadas.

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Muchos, no sabían ni leer ni escribir: tipo Máximo Móvil (1935), que compuso cientos de canciones eternas (Aunque sufriendo te olvido, El Firme, Que me mate el dolor); o Emiliano Zuleta Baquero (1912), compositor de La Gota Fría, quien contaba supo firmar solo “hasta que se sacó su primera muchacha”, la que le enseñó, y que de niño, tuvo que aprender, – también como otros tantos - “a tocar escondío”, porque había niveles en la música: los ricos hacían fiesta con orquesta, la “clase media” con las colitas (que eran bombo, platillo y pitos), y los más pobres, con acordeón.

Con acordeón al pecho y en burro, los juglares se iban de “corredurías” por los pueblos, y duraban tanto en esas, que a veces su familia y amigos, los daban por muertos, estando era de parranda. Así la gente se aprendía los cantos y tenían eco en las poblaciones.

Daban noticias con sus composiciones de pueblo en pueblo, en una época sin medios de comunicación, y haciendo alarde de su talento, se pullaban con versos, o se retaban a ver cuál era el más berraco tocando. De estos juglares, héroes de la música vallenata de todos los tiempos, aparecen aquí:

Su majestad, Náfer Durán

“En un automóvil Ford yo vi un mico manejando. Burro era gobernador por lo muy bien que leía, el conejo era policía, el morrocoyo era aviador. Un perro tocando piano y el gato era el del violín, también vi un ratón bailando con la hija del puercoespín”.

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Estos no son avatares de Metaverso. Es la letra de la canción La Zoológica, fantasía e inspiración del acordeonero Náfer Durán. “Naferito”, como lo llaman, es la encarnación del vallenato.

En 2022 cumple 90 y sigue firme dándole a su acordeón. Es un monstruo que da cátedra. Un juglar lleno de hazañas, que con su fuelle acompañó a Diomedes Díaz en su primer álbum (Herencia Vallenata, 1976).

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Músico de dinastía de El Paso (Cesar). Hermano del insigne Alejo Durán, (primer Rey del Festival de la Leyenda Vallenata 1968), Rey Vallenato de 1976, con muchísimos trofeos de competencias musicales en diferentes territorios y tan bravo para tocar que fue declarado “Fuera de Concurso” en el Festival Vallenato. El duro con los bajos y los pitos.

Basto digitador, de legendarias maromas con el instrumento, como esa que hacía en los 60 en El Meñique, un merengue que ejecutaba en su acordeón, solo usando el dedo meñique. Y canchero cantaba: “le digo a mis amiguitos, de que vean cómo se toca, que con el dedo chiquito, les remuevo nueve notas”.

Náfer, domador “del tono menor”, con una extensa discografía y también material inédito, es compositor de piezas bellísimas como Sin ti, objeto de múltiples versiones (Carlos Vives, Rafael Ricardo, Alejo Durán, Enrique Díaz) y grabada por él varias veces; una de ellas, para el disco ¡Ayombe! The Heart of Colombia´s Música Vallenata (2008) publicado por el sello Smithsonian Folkways Recordings, que luce su imagen en la portada.

Es que nadie se puede resistir a su música. Sus notas han llegado en vivo a varios países. Para la muestra el álbum Colombie Náfer Durán Roi du Vallenato (2008), del sello Inedit, grabado en directo en el Festival de I´maginaire en Paris.

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Con sus manos gruesas, campesinas, “Naferito”, no ha dejado nunca el acordeón. A sus 89 años estuvo tocando en el evento Fortalecimiento Artístico y Cultural de la Música Tradicional Vallenata, de El Paso, en que el público era en su mayoría alumnos de colegio. Y los niños lo perseguían… claro, un ídolo.

Andrés “El Turco” Gil, El profe del vallenato.

El virtuoso acordeonero enseñó a tocar a generaciones en su academia y con la agrupación Niños del Vallenato. Cientos de Reyes como Sergio Luis Rodríguez, o Fernando Rangel, se formaron de su mano.

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De Villanueva, Guajira, en sus inicios en los discos, descrestó con su armonía futurista. Décadas antes de We don’t talk about Bruno, “El Turco” estuvo en el top de las Revista Billboard con el tema Las Rosas de su LP Clase Vallenata (1976).

Lleva la herencia musical en su sangre. Es hijo del trompetista Juancho Gil y sobrino del gran director de orquesta Reyes Torres (al que Escalona le dedica: “No se preocupe compadre que yo le bautizo el pelao”).

“El Turco”, que ha sembrado valores musicales en la niñez de la región vallenata, y ha sido mentor de figuras en sellos como Codiscos, pronto publicará su libro Vallenato en Pentagrama.

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 Gustavo Gutiérrez, “El Flaco de Oro”

Gigante que en los 60 dio un giro en la forma de escribir vallenato. Así fue mi querer, Calma mi melancolía, o Lloraré: clasicazos que brotaron de su inspiración. Es tremendo poeta. Cerebro del hit Sin Medir Distancias, famosa en la voz de Diomedes Díaz con la introducción de la guitarra de José Vásquez “Quévaz”, recientemente fallecido. Un tema que ha sido batazo a lo largo de los años: himno nacional de sentimentales y hasta jingle de detergente de comercial televisivo en 2018.

En internet la gente ha publicado de todo con la canción: “Fortnite Dance”, baile épico; incluso, una versión buenísima synthwave hecha por Angelux y Emiliano Gutiérrez al acordeón.
Las palabras de “Quévaz”, en conversación con el guitarrista Jorge “El Pitufo Valbuena”, en noviembre pasado, dan cuenta de la grandeza de “El Flaco de Oro”: “Yo le doy gracias al creador de esa melodía porque nosotros lo que hicimos fue hacer el coro en la guitarra. Y esa melodía es la melodía más linda de la música vallenata. Al lado de Gustavo Gutiérrez no se puede acercar nadie.”

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Tomás Darío Gutiérrez es ¡la verdad!

Un sabio del vallenato. Su libro Cultura Vallenata: Orígen, Teoría y Pruebas (1992), es de estudio obligado para quienes quieren conocer a fondo el folclor. Híper activo investigador, que ha trabajado hace casi 50 años por la cultura y tradiciones, a sus 18, fue fundador del Festival de la Paletilla en pro de la conservación de las costumbres indígenas de los Yukpas.

Es autor de poderosos temas que noquean, que le llegan a uno al alma. Como dice el cantante Silvio Brito en un saludo: “hermano Tomás Darío Gutiérrez, usted sí sabe lo que es estar enamorado”.

Entre sus joyas musicales: Necesito de Ti, Voz de Acordeones, Tú y El Mar o Campanas, grabadas por el Binomio de Oro en la voz de su amigo, el fallecido Rafael Orozco.

Tomás Darío escarbó en temas como las dinastías vallenatas: esas familias en las que la música se transmite desde hace muchísimo tiempo. Ubica la primera generación entre 1840 y 1890, y cuenta: “Ahí están los abuelos y bisabuelos de Alejo Durán. (Juan Bautista Durán, Pío Durán), o el patriarca de los Romero: Rosendo Romero Villarreal, de donde viene Israel Romero, “El Pollo Irra”, acordeonero del Binomio”.

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Marciano Martínez, el extraterrestre de La Junta

Lo que escribe Marciano es de fuera de este mundo. Qué nivel. De La Junta, Guajira, creador de los tramacazos Amarte más no Pude, La Juntera, Pobre Infancia, Ay, La Vida, narra que de niño soñaba con ser acordeonero como Luis Enrique Martínez o como Colacho Mendoza, pero que la inspiración y la imaginación ganaron.

Cuenta que ha hecho de todo: ha sido machetero, cogedor de algodón, ayudante de cocina, lotero, y hasta actor. Marciano protagonizó la película Los Viajes del Viento (Dirigida por Ciro Guerra).

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Santander Durán Escalona, guerreando con su pluma

Autor de cipotes poesías románticas: Ausencia o Palabras al Viento, grabadas por Jorge Oñate. Una mente brillante con puño en alto, creador de temas de denuncia social, que triunfaron en el Festival Vallenato en Canción Inédita, partieron historia y lo hicieron incluso, Rey de Reyes de esa categoría.

Durán ha expuesto las tripas de la realidad nacional en sus versos. Su convicción es que “si los cantos no hacen memoria, se ha perdido el tiempo. Que este país necesita la paz y el arte es herramienta”.

Unas joyas: Lamento Arhuaco, - ganadora en 1971- un paseo con letraza quizá atemporal que aborda problemáticas indígenas: el despojo, el abandono; y Las Bananeras que reza: “Se fueron las bananeras, explotaron la nación, solo quedan los recuerdos de quimeras, añoranzas de otras eras, sangre, deudas y dolor”.

Cuando Santander estaba en el colegio, lejos de su tierra (1960), escribió su debut Añoranzas del Cesar. Como tres años después una comisión de estudiantes le pidió grabar la canción “porque se había despertado un movimiento para la creación del Departamento del Cesar. Que no lo iniciaron los políticos sino los estudiantes, los jóvenes. Después pasó a cabeza de los políticos para presentar el proyecto de ley. Ahí se vio la tarea de relacionista público de Escalona”. El tema desató fervor y fue como un jingle de la campaña. El Cesar fue departamento en el 67.

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De su obra hace parte también el libro La Parranda Vallenata, Manual de Iniciación para Profanos (2016).

Ovidio Granados, el alma de los acordeones

“Voy navegando por este mundo sin rumbo fijo, a ver si encuentro el barco pirata donde se fue”, dice Diana, esa famosa canción de Calixto Ochoa que Diomedes grabó con Ovidio.

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El acordeonero, que siendo niño aprendió a tocar, y también a arreglar e intervenir los acordeones, es toda una gloria del vallenato. El “Viejo Villo”, parte de la agrupación de tesos, Los Playoneros del Cesar, es miembro de una dinastía que hace unos meses publicó su propio documental hecho en familia: Casa Granados, Dinastía de Reyes, una historia para contar.

Julio Oñate: los cuentos de huepajé

Gran investigador e ingenioso compositor. Su libros ABC del Vallenato (2002), Héroes Ocultos del Vallenato (2013), entre muchos, son biblias para consulta. Tiene un canal de YouTube con clips sobre historia vallenata con anécdotas fascinantes y un podcast muy ameno con su hijo en el que se sientan a hablar sobre la relación del whisky y vallenato, y, de paso, se cantan sus temas.

Sergio Moya, el más parrandero de la galaxia

Todo el mundo se sabe La Celosa. Moya es su creador. La canción, versionada por Carlos Vives, es tan popular que tiene una “respuesta feminista a La Celosa”, publicada por el Grupo Paturky (1994), que dice: “Y si acaso no regreso por la tarde, volveré al siguiente día despeinadita”.

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Se le suman cantidades de interpretaciones hasta en ska como la de Don Voka, de Duitama, Boyacá (2010) o la de los bogotanos UrbanD (2008). Este master de lo jocoso y el sentimiento arrancó inspirado por el estilo de Escalona y Fredy Molina. En los 70 y 80 hacía parte junto a Máximo Móvil y Hernando Marín, del llamado por la fanaticada “Trío de Oro”, por la genialidad de los personajes en su composición.

Tiene en su expediente sonados éxitos: La Fiesta de los Pájaros grabado por Alfredo Gutiérrez, Lejanía, por Otto Serge y Rafael Ricardo o El Tiempo por Silvestre Dangond.

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Sobre Leyenda Viva, opina el compositor: “Imagínate, el vallenato pasar de que en sus inicios lo consideraran en forma despectiva como “corroncho” a hoy aparecer en cine ¡es un orgullo!

Rosendo Romero, “El Poeta de Villanueva”

Por décadas el público se ha rendido ante sus cantos hermosos y profundos. Son verdaderos tesoros que hacen hervir la sangre, del talante de Mi Poema, Romanza, Villanuevera o Noche sin Lucero.

Rosendo, un iluminado por las palabras, es “ese que escribe versos repletos de verano estando en primavera”, como dice su pieza Fantasía, inmortalizada por El Cacique de La Junta. Villanuevero de familia musical, (hermano del “Pollo Irra”), fue homenajeado el año pasado en la versión 54 del Festival de la Leyenda Vallenata.

Beto Murgas y el templo del acordeón

Creador de cañonazos como Nativo del Valle, grabado por Los Hermanos Zuleta; La Gustadera o Mujeres Como tú, registradas por El Binomio de Oro. Obseso por el instrumento y seducido por las historias remotas de la música vallenata, se dedicó a investigarlas.

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En 2013 abrió en su casa en Valledupar El Museo del Acordeón, para poder mostrar al público el viaje que ha tenido el instrumento a través de los tiempos.

“El detonante para que iniciara con el museo fue un acordeón que compré para mi hijo cuando era pequeño y él no lo quiso. En 1982, cuando mi hijo tenía cinco años, se lo compré pero me lo rechazó porque él quería era uno grande. Se sintió engañado ya que el del regalo tenía dos hileras y siempre me veía tocar en acordeones de tres. Hoy en día le doy gracias por no haberlo querido, porque lo guardé, y algún día fui a arreglar uno de los míos donde Ovidio Granados, y me encontré un acordeón de una hilera que era de un arhuaco. Ahí empezó todo. Ya yo tenía esos dos aquí, y con esos dos, en los 80 empecé a hacer un trabajo de campo con los viejos juglares. Entrevisté entre otros a Pacho Rada, al viejo Emiliano Zuleta y a Lorenzo Morales “Moralito”, para que me explicaran cómo eran los acordeones de antes. Hablar con ellos me despertó esa inquietud de indagar y derivó en esto que tengo ahora que es el museo”.

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En marzo de 2022 el Parlamento Andino declaró el Museo del Acordeón como referente cultural de la región Andina.

Si quieren más memoria Vallenata

Si quedó antojado de vallenato audiovisual, estas son piezas recomendadas. Algunas se pueden encontrar en la página de Señal Memoria (con opción de pedirlas prestadas).

  • Documentales Los últimos Juglares y El Nuevo Rey (Gloria Triana, Jorge Ruiz 1985. Audiovisuales Focine).
  • Leandro Díaz El Compositor Mágico (Ana María Echeverri. 1985. Audiovisuales Focine)
  • Serie Maestros (Consuelo Cepeda Audiovisuales 1985) Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa.
  • Orígenes de la Música vallenata, Grandes Compositores. (Telecosta 1994)
  • Cortometrajes como Leyenda Vallenata (Ramiro Meléndez 1978 Proimágenes) Herederos de Francisco El Hombre  (Fernando Contreras. 1977),
  • El Acordeón del Diablo (Dir. Stefan Schwietert Alemania. Con Francisco Pacho Rada, Israel Romero Alfredo Gutiérrez.  2000)
  • El Viaje del Acordeón (Dir. Andrew Tucker, Rey Sagbini 2013)
  • Ay Hombe  (Daniel Bautista. 1983. Película de ficción con la “actuación especial” –así se leía el poster- de Diomedes Díaz y Colacho Mendoza).
  • Estelares del Vallenato o Mundo Vallenato (T.V. Guajira Producciones años 90).

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