En marzo de 1990 Madonna lanzó Vogue, una de sus canciones más reconocidas que se convirtió en un verdadero fenómeno cultural que trascendió generaciones. Su sonido house, y su mensaje poderoso y liberador a favor de la autoaceptación atraparon a miles de personas. Vogue fue un éxito rotundo: fue número 1 en más de 30 países, y es una de las canciones más vendedoras de todos los tiempos.
Imagen de Aldo Díaz // @_aldodiaz
Sin duda es imposible hablar de Vogue sin mencionar su videoclip. Es dirigido por el cineasta David Fincher. Para entonces, Madonna protagonizaba Dick Tracy, por lo que estaba muy en sintonía con la estética de los años 30. El icónico video, con un estilismo clásico, evoca el viejo Hollywood.
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El éxito de Vogue se ratificó con la muy recordada presentación de Madonna en los VMAs de 1990. Madonna usó el mismo trae que usó Michelle Pfeiffer en Relaciones peligrosas, una cinta que se sitúa en Francia del siglo XVIII antes de la revolución.
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¿Por qué Vogue fue tan importante para el pop? Esta canción llevó al “mainstream” el vogueing, un estilo de baile que se originó en los salones de baile (“ball rooms”) en Nueva York que nacieron desde los 60. En estos espacios alternativos, afros y latinos podían expresar libremente su orientación sexual o identidad de género, sin temor a ser discriminados o estigmatizados.
El vogueing consiste en imitar los movimientos de las modelos posando como en la revista Vogue. Junto al documental Paris is Burning, Vogue de Madonna visibilizaron una de las manifestaciones culturales más representativas del movimiento LGBTI, que aquel momento luchaba por un anhelado y necesario reconocimiento en la sociedad.
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Además de Vogue, sus declaraciones a favor de la lucha contra el SIDA, cuando nadie más lo estaba haciendo, hicieron de Madonna un icono gay, y así se mantiene hoy. Pero Madonna no se limitó a copiar los pasos del vogueing ni mucho menos a apropíarselo. Para las coreografías de la gira, la reina del pop recurrió a Luis Camacho y José Gutierrez (conocidos como José y Luis Xtravaganza), 2 figuras prominentes de la escena “ball room”.
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“Las recientes presentaciones de Vogue demuestran que la incorporación de la cultura del vogueing en su obra no le quitó sus referentes culturales. En lugar de eso, Madonna logró acomodarse en su desarrollo, creando un legado que ha sido construido por sus creadores iniciales y ella como icono”, escribe Constantine Chatzipapatheodoridis, en su artículo Strike a Pose, Forever: The Legacy of Vogue and its Re-contextualization in Contemporary Camp Performances.
Más que una canción, Vogue de Madonna fue una declaración a favor de la libertad y la inclusión. Una pose a la vez, Vogue envió un mensaje a favor de la visibilidad y el reconocimiento tanto de nosotros mismos como de una comunidad que luchaba (y lo sigue haciendo) por hacerse escuchar.
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