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El funk y la oscuridad: Zabaz y Noiseferatu son ‘Funkferatu’

Los raperos paisas Noiseferatu y Zabaz se juntaron para hacer 'Funkferatu', uno de los proyectos destacados del rap colombiano en lo que va del 2021. A propósito del disco, hablamos con ellos sobre la identidad patria, la familia y el futuro.

Portada álbum 'Funkferatu', de Noiseferatu & Zabaz.
Portada álbum 'Funkferatu' de Noiseferatu & Zabaz.
// Noiseferatu & Zabaz

¿Cómo un rapero sabe que no puede dejar pasar un beat? La explicación más obvia es la correcta: cuando siente la letra escribirse sola cuando lo escucha. Así fue como Noiseferatu comprendió que debía colaborar con Zabaz.

Por Santiago Cembrano | @scembrano

Se conocieron en 2019, en un concierto en el Oriente antioqueño. Zabaz, rapero y beatmaker, era seguidor y admirador de la música de Noiseferatu, un héroe de culto del hip hop colombiano contemporáneo por su forma de elucubrar disquisiciones filosóficas sobre un beat de boom bap y aterrizarlas con la vulgaridad necesaria para un contraste potente: un gamín erudito, como lo plasmó a profundidad en Noiseferatu (2018), su debut como solista. Funkdealer (2018), el primer álbum de Zabaz —lleno de rimas agudas sobre la vida cotidiana y beats introspectivos y apacibles— también había llamado la atención de Noiseferatu.

En ese concierto hablaron y pronto había beats de Zabaz en la bandeja de correos del MC también conocido como Rapiphero. Y él quiso rapearlos inmediatamente. Trabajaron juntos hasta que nació Funkferatu, uno de los proyectos destacados del rap colombiano en lo que va del 2021.

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No era un junte previsible: Noiseferatu ha vivido su carrera en las sombras, fuera de Medellín (solía vivir en San Antonio de Pereira, aunque hace poco se mudó a la capital antioqueña) y de los focos, incluso cuando estaba afiliado a un colectivo potente como Moebiuz en su racha dorada. Zabaz también ha mantenido un perfil bajo. Tanto en su proyecto como con su grupo La Ciudad Maldita se alejó del tumulto. Sus caminos no se habían cruzado. Pero al escuchar las diez canciones de Funkferatu es evidente que este junte de backpack rap tenía sentido desde antes que sucediera: las pistas de boom bap estilo noventero, con samples que complementan el golpe de las baterías, fueron carreteras sobre las que los rapeos avanzaron flamantes e irreprimibles.

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Buena parte de Funkferatu se hizo en el catastrófico 2020. Fue el año de su carrera en que Zabaz hizo menos beats, pues la empresa en la que trabajaba le quitaba tiempo. El que le quedaba se lo dedicó al disco, y a través de ese proceso definió su estilo, cómo quería sonar: “Yo antes hacía un beat y como que me gustaba pero no sabía por qué no sería un beat que yo me rapearía. Con esos beats de Funkferatu me queda claro cuál es mi color, lo que a mí me trama dentro de lo que yo hago. Aparte de que es una chimba, obviamente, que este marica los haya rapeado”, explica.

Para Noiseferatu, lo sombrío del año pasado impulsó sus reflexiones, de por sí usualmente lóbregas. Publicó el EP Infrasonoro, producido por El Mono. Y avanzó con Funkferatu; No Sleep, uno de sus cortes, salió precisamente en las primeras semanas de cuarentena, cuando los hábitos de sueño y de vida se habían alterado totalmente.

***

Sentados en un sofá en un apartamento de Envigado una tarde lluviosa de marzo, Noiseferatu y Zabaz toman agua, comen maíz peruano gigante, descansan. Ninguno de los dos es particularmente locuaz: lo que tenían que decir está en el disco. Y el disco dice mucho. Cada track de Noiseferatu contiene infinitas ideas, por lo que hablar de todas las temáticas de Funkferatu sería un ejercicio eterno.

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Dentro de esa multiplicidad habita Riddimmandpoetry 4, la definición del rap para Noiseferatu. Es el cuarto elemento de la serie de 'Riddimandpoetry', (las dos primeras son de Quimeras y la tercera de Noiseferatu) un grupo de canciones especiales que, cuando las hace, sabe que pertenecen a esta serie. “Han sido temas que los termino y me gustan, y resultan ser un poquito más largos de lo normal. Es eso, lo veo como rap. Desde el primero fue así: canciones que hablan de todo. Igual, en ese sentido no cualquier tema ha sido ‘Riddimandpoetry’, pues, porque ya iría como en el quince. Son canciones que me dan ese sentimiento, que merece ser llamado así. La base es eso: ‘Esto es rap’”, expone el rapero.

Funkferatu
Noiseferatu y Zabaz
// Funkferatu

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En el lado contrario del espectro, quizás la canción más monotemática de Funkferatu es Hechos Reales, que puede leerse como una reflexión sobre la identidad: la colombiana, la antioqueña, la medellinense.

“Papo, vengo de la semilla al copo / De las entrañas de una montaña, no represento ningún trapo / El de por acá es verdiblanco / Quizá por dos productos que en ollas se venden tanto / Otra pregunta, amigo, el mensaje es claro /O te callas o te abres o te abrimos / Planeta poscolombino: rebaños de lobos y de bovinos”, rapea Noiseferatu.

Zabaz también rapea en este canción, no solo hace el beat, y complementa, de forma más oblicua, la reflexión sobre el lugar donde ambos nacieron y crecieron:

“Por ahora nombran a La Pola mientras riegan pelas / Por aquí hablamos más de no regar las polas / Tomando apuntes por costumbre / Librando de ‘Dios nos libre’s / Vivo entre malas y liebres, siluetas entre los sobres”.

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Zabaz le da un sorbo a su vaso y plantea una posición ambivalente respecto al orgullo y la nacionalidad: “Yo sí me siento orgulloso de ser paisa y de ser colombiano, pero al mismo tiempo existe todo un lado negativo que uno critica. Por ejemplo, la hierba que usted compra en la esquina es una vuelta que está trayendo la gente a la que usted está criticando. Es como hipocresía, y así pasa con un montón de cosas. Es una contradicción, no hay un punto fijo, está bien y mal. Igual yo me sigo sintiendo orgulloso”, explica.

Noiseferatu va más allá y reflexiona sobre la idea misma de patria: “En general, las ideas de nacionalidades y de patrias tienen al mundo jodido. Estamos condenados por esa moral, es algo que hay que cuestionar siempre. Pero viéndolo de manera más aterrizada, uno está en ese rebaño de lobos, es un lobo y un bovino, también. Son las dos cosas, por más claro que tenga uno cuáles son esos problemas que hay uno no se puede salir del todo de ello. Hay que criticar todo eso, pero sin perder el orgullo. Yo me siento orgulloso, pues: del idioma que hablo, de algunas de mis costumbres. Tampoco se puede renegar de todo, sería hipócrita. Sería muy desarraigado. Aunque una patria, ¿qué es? Todos estamos sujetos al orden económico mundial, todo es tan global y conectado que hablar de verdaderas patrias, y en Colombia, es difícil ya”. Son ideas que rebotan y chocan y producen nuevas ideas, tal como en el disco.

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Desde el sofá, hablan de las canciones que crearon juntos. Noiseferatu lo hace un poco más, protagonista explícito con sus rimas. Las vivencias que dejó hechas rapeos en Funkferatu lo muestran reflexivo ante la vida, ante cómo vivir. Parece que ha cambiado y él lo confirma.

En Thin Line rapea: “Entran temores, cargan la muerte, entonan tangos / Pienso en Ángela y en Lore, no terminar como Luis Nando /No tengo vida pa’ botarla en tragos / Ya fueron suficientes los estragos que causé en vos”. Luego, en No Sleep, rima “Percepción cínica narro, de beats farro / No como en el pasado con guaro / Y montañas de colas de garro, sin saldo”.

Han pasado dos años y medio desde Noiseferatu, y han traído cambios de mentalidad. Ha bajado levemente la guardia y se ha reconciliado con luchas que mantenían sus manos hechas puños. Ha madurado: “A pesar de que las cosas no son como uno quiere siempre, y aunque pareciera que todo llega tarde, en realidad siempre cada cosa está en su lugar. La enseñanza que he aprendido en los últimos años es esa. No esperar demasiado de la existencia, solo disfrutarla. Ha sido algo que es un aprendizaje continuo, sigo aprendiendo a valorar estar vivo”.

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Como un río que, pese a la fuerza de la corriente, decide desviar su cauce, Noiseferatu ha buscado forjar otro tipo de destino, como dice en Tarde, de dejar un familiar ausente. Pero el rap, admite, no es un destino que los padres desean para sus hijos. “Sería muy raro que dijeran los cuchos ‘Uy, quiero que seas rapero’, ¿sí o qué? Pero de eso se trata: de aprovechar las desventajas que hay en la vida para construir otras cosas. Sobre todo porque, en muchas familias, el hueco de un familiar – sea porque uno se fue o porque alguien se lo llevó – siempre es un raye que hay que solucionar”.

La familia atraviesa Funkferatu como la columna vertebral atraviesa un cuerpo. Y esto, sobre todo, se ve presente en Tarde. “Aprovechar mi tiempo no es aliciente. Hasta que pienso en cómo te quiero y en la muerte, ma”, rapea. Este final de la canción lo muestra más vulnerable que nunca, y abre una ventana para comprender temas más personales que no suelen ser tan transparentes o accesibles en sus canciones.

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Desde que se graduó del colegio, y su madre supo que su camino no iba a ser el establecido de ir a la universidad y seguir una carrera que diera harta plata, hubo advertencias, aunque el apoyo nunca faltó. Así lo dice él: “En cuanto al rap, ella se ha hecho la boba. Desde el principio me dejó, nunca me ha molestado. Siempre ha dicho ‘Ojo, pues, Daniel. Tenés que estudiar, tenés que trabajar, tenés que conseguir tus cosas’. De hecho, todavía es así. Pues, ella ya está relajada, y sabe que esto es lo que me gusta hacer. Pero yo siento que en el fondo tiene la misma preocupación. Yo siento que ella lo ve como que voy a ser alguien que no se va a jubilar, que puede que esté sufriendo psicológicamente por los temas que hago. Pero ella me felicita. En cuanto al rap, no soy muy comunicativo. No voy y les muestro los temas a mis familiares”. Sin profundizar mucho en el tema, quedan los indicios de una relación que se ha afianzado con los años, con mayor entendimiento de ambas partes.

En Envigado ya escampó y Noiseferatu y Zabaz hablan del impacto en sus vidas de Funkferatu y de qué seguirá en sus carreras. Este es el momento de la tarde en que Zabaz más habla. A pesar de su timidez, se nota la emoción en su cara, acentuada por sus palabras: “Uno antes, escuchando los temas de esta nea, era como ‘Uy, gonorrea, qué chimba camellar algo con este marica algún día’. Pero no tenía base para decir que iba a pasar. Ahora, si ya salió esto, si fue posible, ¿qué viene de ahora en adelante? En mi caso, fue mera moral. porque uno puede hacer camellos con mucha gente, pero no es lo mismo hacerlo con alguien que uno escucha como un hijueputa. El camello salió hace un mes, y podría decir que ya no soy el mismo. No ha pasado nada de tiempo, pero sí. Yo hago rap por motivos muy personales, no para ser millonario ni famoso. Solo me veo en estas”.

A su lado, Noiseferatu escucha con su rostro inescrutable. Responde con brusquedad, su voz ronca y su pelo despeinado luego de quitarse la gorra. Sus maneras son fuertes, pero sus palabras precisas y profundas. Brusco, fuerte, preciso, profundo: así es su rap. Concluye: “Terminar este disco me hace sentir como en una especie de limbo. Yo sé que voy a seguir haciendo temas, pero nunca he tenido un plan. Cuando uno termina un proyecto es como un desengaño. Es muy chimba, pero es un velo que uno corre. Hay que dejarlo atrás también, y hay que seguir pensando en algo nuevo. Mi trabajo ha sido el rap. Aparte, me quisiera dedicar a la filosofía, pero hasta ahora ha sido de manera autodidacta. Pero no se me viene a la cabeza parar. Siempre va a resultar un beat pa’ rapear. Igual uno sí se relaja, pues. Porque hay que vivir pa’ escribir. No se puede seguir escribiendo lo mismo”. Entonces, recogen sus cosas, se ponen sus gorras y se van.

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