¿Qué tienen en común uno de los grupos más importantes de vallenato en la historia colombiana y los nuevos guardianes de la carranga cundiboyacense? A primera vista muy poco, pero el bajista de Rolling Ruanas encontró un inesperado punto de conexión proveniente de un libro que escribió –Análisis para la interpretación del bajo eléctrico en seis obras del Binomio de Oro–, y que presenta a continuación.
Por: Luis Guillermo González // Bajista y guitarrista de @rollingruanas
Cuando salía de vacaciones del colegio en Bogotá tomaba camino al municipio de Vélez, Santander. En esos viajes comencé a tener un acercamiento a distintas músicas colombianas y de otros países latinos, de ámbito popular y tradicional, como rancheras, boleros, pop de los 90, baladas, torbellinos, guabinas, cumbias, porros, raspas y vallenatos, que escuchaba en casetes y discos LP en un equipo Shimasu que tenía mi abuela y que era de mucho cuidado.
Pero sin duda alguna la música más importante y la que más llamó mi atención en el conocimiento de todos estos artistas, fue la del Binomio de Oro. Mi abuela tenía un LP del grupo del año 1989, De exportación, cuya contraportada tenía una imagen del Binomio en el Madison Square Garden y los créditos de los músicos participantes; entre ellos los del bajista y el guitarrista del grupo, Rangel “El Maño” Torres y Luis Ángel “El Papa” Pastor, respectivamente. Cuando estaba culminando el pregrado de Artes Musicales con énfasis en interpretación de bajo eléctrico, y tenía que hacer la monografía me encontré de nuevo con ese disco y con esos nombres. Ahí decidí investigar sobre la vida de estos personajes y su aporte a la inclusión del bajo eléctrico a la música vallenata.
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El conjunto típico vallenato estaba conformado por caja, guacharaca y acordeón. Más adelante el bajo acústico llegó al conjunto de música popular de la sabana, dejando atrás la época en la que los bajos eran interpretados por tubas y eufonios, para dar paso al ya conocido contrabajo y posteriormente al “bajo electrónico” (como lo llamaban en la época) de la mano de Antonio Fuentes de Discos Fuentes y Alfredo Gutiérrez de Los Corraleros de Majagual. Cuando Alfredo decide hacer su conjunto solista con la ayuda de Antonio, agrega al grupo al guitarrista caribeño Cristóbal “Calilla” García quien impondría un estilo de interpretar el bajo en el vallenato, llamado “acalillao”.
En el Binomio de Oro se resalta la importancia del bajo eléctrico en el vallenato por la complejidad melódica, armónica y rítmica de los patrones que componen cada una de las líneas de acompañamiento en los diferentes subgéneros (paseo, puya, merengue, son, chandé y entre otros) y sus variaciones.
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Fueron veinte producciones discográficas las que vieron la luz durante los 16 años que duró la unión de Orozco y Romero (de donde viene la palabra “Oro”, del nombre de la banda) y las cuales tuve el privilegio de escuchar canción por canción. Identifiqué cuáles tenían guitarra acústica y/o eléctrica y cómo era la interpretación del bajo, tanto en las que contaban con el instrumento acompañante como en las que no, y realicé un catálogo para mi libro Catálogo de obras grabadas con guitarra acústica y eléctrica por el Binomio de Oro. Ahí entendí que la interpretación del bajo es distinta, más tranquila, más sumisa, más cadenciosa, cuando hay otro instrumento acompañante. Así fue el estilo de interpretar el bajo y la guitarra de los cuatro intérpretes con los que contaba el Binomio: Rangel “El Maño” Torres, José Vásquez, Alcides Torres y Luis Ángel Pastor.
Luego de escuchar cerca de doscientas canciones escogí seis de ellas a las cuáles les transcribí la línea de acompañamiento del bajo para analizar la interpretación de los elementos técnicos e interpretativos y características generales en cuanto a la forma, tempo, ritmo, armonía y melodía, así como las técnicas aplicadas a la interpretación del instrumento en ambas manos. Las canciones escogidas fueron La candelosa, La parranda es pá amanecé, Juro que te amo, Olvido y amor, Colombia y el parrandón, repertorio con el cual conocí más profundamente la manera de hacer música de estos grandes e influyentes.
Todo este proceso está en mi libro Análisis para la interpretación del bajo eléctrico en seis obras del Binomio de Oro: una mirada al proceso de inclusión del bajo eléctrico al conjunto típico y sus grandes exponentes” con el que me otorgaron el título de Maestro en Artes musicales con Énfasis en la interpretación del Bajo eléctrico en la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, y además recibió mención meritoria. Se puede conseguir en la página de la Editorial Académica Española.
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Luego de salir de la universidad y tener la fortuna de compartir con varias personas la música en géneros como jazz fusión, rock, salsa y música tropical, y poder aplicar todo lo aprendido durante mi investigación, comencé el camino de Los Rolling Ruanas en donde he tenido la oportunidad de aplicar de forma indirecta todos los conocimientos adquiridos, pero desde la guitarra 7 cuerdas: un instrumento que siempre ha estado presente en mi formación. Acepté este reto con el mayor de los gustos, por lo que representa este instrumento en nuestra cultura. En él he podido implementar varias de las técnicas de la interpretación del bajo vallenato en la guitarra carranguera por su similitud en la posición de la mano derecha en ambos estilos musicales, formas de acompañamiento en los compases ternarios 3/4 - 6/8, uso del recurso percutivo del “bombo” que produce la mano derecha en el puente, entre otros. Es clara la influencia del Binomio de Oro en mi propuesta interpretativa para la guitarra de Los Rolling Ruanas a lo largo de nuestras tres producciones: Origen (2016), La balada del carranguero (2017) y Sangre Caliente (2018).
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En este momento de mi historia me encuentro de lleno con la ruana al hombro recorriendo el país y otras latitudes con mis hermanos musicales, explorando diariamente en el sonido que tenemos en nuestras manos. Una gran oportunidad para reivindicar tantos años de poca atención y olvido a nuestra música del altiplano, siempre con nuestro estilo, con el formato tradicional que nos caracteriza y sin olvidar de dónde venimos ni las músicas que nos han influenciado por tantos años. Como en mi caso, un rolo en ruana amante del Binomio de Oro.