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Oblivion’s Mighty Trash, Adam Walsh e Isaac SA se filtran en el radar de Medellín con MIH

Oblivion’s Mighty Trash, Adam Walsh e Isaac SA presentan su colectivo a través de un disco de rap ortodoxamente competitivo y refrescante producido por Barbatos Beats y Diavlitx.

 Juan Sebastián Álvarez (Oblivion’s Mighty Trash), Salomé Ochoa (Adam Walsh) e Isaac Bustamante (Isaac SA).  Fotografía de Sara Arango tomada de las redes de MIH.
De izquierda a derecha: Juan Sebastián Álvarez (Oblivion’s Mighty Trash), Salomé Ochoa (Adam Walsh) e Isaac Bustamante (Isaac SA).
// Fotografía de Sara Arango, cortesía de MIH.

Escuchar el 5 pa las 12 del colectivo MIH (Oblivion’s Mighty Trash, Adam Walsh e Isaac SA) es darse un paseo rápido por una nueva camada del rap de Medellín, que ya goza de un bello presente, pero que promete gloria como futuro.

Así son todas las buenas vísperas de año nuevo.

Esos últimos 300 segundos de cada calendario tienen su particularidad.

Los presentes sirven un trago, agarran sus uvas, se meten lentejas en los bolsillos, salen a dar vueltas a la manzana con maleta a cuestas y ponen a sonar duro la primera estación de radio que encuentren.

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Todo esto tiene una razón de ser: sembrar las semillas de una buena fortuna para el futuro.

Desde el nombre de la agrupación, Make it Happen (MIH) muestra estar decidida a no quedarse en la manifestación.

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¿Qué es Make it Happen?

La primera aparición de Make It Happen fue en el tema Combo (MIH), de No me acuerdo, el disco de Oblivion’s Mighty Trash que estuvo entre los mejores del 2023 para Shock.

Isaac SA nació el 12 de octubre de 1999, creció en Sabaneta y lleva desde 2016 publicando música en solitario o con su colectivo, La Sucia Alianza, que está situado salvo por Isaac en Envigado.

La geografía explica su cercanía y colaboración constante con La Ciudad Maldita, colectivo encabezado por el productor y rapero Zábaz. Dentro del trabajo de Isaac destaca el EP Esquirlas, con Inko Beats.

“A mí lo que me gustan son los skills, las métricas, el wordplay”. 

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En 5 pa las 12 es quizás el de las barras más ingeniosas: cuando Isaac rapea “¿Qué será de mí mañana / es lo que pienso desde ayer” replantea las únicas dos preguntas centrales a toda la vida, y recuerda la música decembrina: “¿Cómo me compongo yo en el día de hoy? / ¿Cómo me compongo yo el día de mañana?”.

Salomé Ochoa (Adam Walsh) nació el 2 de marzo del 2000 en el municipio de Guarne, a 25 minutos de la capital de Antioquia.

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Allí creció y estudió música y producción musical, en el Tecnológico de Artes Débora Arango, en el corazón de Envigado.

Aunque lleva desde 2019 rapeando, de entrada dice:

No me considero rapera, parce, a diferencia de los puristas. El rap sigue siendo machista y está monopolizado por los hombres. Crecía con rock, grunge, trip-hop. Es lo que más escucho y me gusta experimentar con eso. Yo escribo desde una estética oscura sobre la mística, la magia y las emociones, no tanto sobre lo competitivo.
Adam Walsh

En el Débora Arango estudian también Oblivion’s Mighty Trash y muchos de sus amigos más cercanos, que conforman su equipo de trabajo.

Juan Sebastián Álvarez (Oblivion´s Mighty Trash) nació el 27 de enero de 2003 en Bello, y ya hace un año, en nuestra sección de Apuestas Shock, exploramos su perfil.

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Es poco lo nuevo que puede decirse de él: es a la vez joven promesa y presente brillante del hip-hop colombiano.

“El Obli tiene una habilidad narrativa muy propia. Él sabe cómo botar las cosas de manera que la gente lo digiera muy chimba y eso es muy duro”, dice Isaac. “Que usted pueda transmitir las vueltas así de efectivamente y que tenga tantas barras y skills es brutal”.

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Hablando de este disco, le reconocen a Barbatos beats (Sebastián Montoya) el mérito de meterlos de lleno en este proyecto común. El hoy productor acompaña a Oblivion en vivo como DJ y ha sido productor de varios de sus temas. Antes, hizo parte del grupo Underhood como rapero.

Diavlitx (Mateo Mateus) fue igualmente crucial para que todo cuajara.

En un primer momento, porque puso techo pa las polas, pues hace poco más de un año se mudó al lado del parque de Envigado y eso permitió que empezara a parchar más con Barbatos.

“Nosotros no empezamos diciendo hagamos un disco”, dice Isaac. “Hay algo muy chimba de todo esto y es que nos hicimos amigos por la música misma y ya más adelante, de tanto estar en el estudio parchando, nos montamos en hacer algo con ellos dos como productores”.

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En 2021, Diavlitx se conoció con Adam Walsh, Atenea y Blacksad, y juntos formaron el colectivo No Fun, que de entrada contrasta con el panorama nacional entero por contar con dos raperas al frente.

“Diavlitx es mi parcerito con el que empecé a hacer música con horizontes y sueños en común”, cuenta Adam Walsh. El día que se conocieron hicieron Ticket dorado y, eventualmente, el EP En el abismo están las golosinas.

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La tradición reciente del álbum de colectivo en Colombia

Es difícil acercarse a discos colaborativos como 5 pa las 12 sin pensar en Sagrado (2020) o El Vuelo (2023) de los santandereanos de El Nido, o sin pensar en la profunda influencia reciente de Moebius, el grupo que cobijó a Doble Porción, Zof Ziro (hoy ZetaZeta), Granuja, Crudo Means Raw y, en distintos momentos, a Noiseferatu,No Rules Clan, Al Baro, El Jose o Sr. Pablo.

Entre lanzamientos de algunos de los mejores discos de hip-hop nacional, Moebius dio al menos dos grandes vueltas celebratorias al apostar a formatos similares con icónicos proyectos como Rap y Hierbas (2017) y La Gra$a (2018): discos en los que uno o más productores daban base a uno o más raperos exclusivamente dedicados a exhibir sus destrezas.

La referencia no es solo un tema de formatos.

Es bien sabido que Oblivion se dedicó de lleno al rap principalmente por el impacto de Todos tienen que comer (2016) y Manzanas a la vuelta (2016).

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Isaac SA, el más canchero del parche MIH, lleva dándole al rap desde 2016, cuando MBZ estaba en auge.

“Ellos abrieron el rap a otro público, perro. Antes de estas cortes o del auge de Alcolirykoz, el rap era mucho más valija, ¿sí me entiende? Nea, se hablaba mucho de la vida de la calle, de bala, de las fronteras invisibles, de que mataron al parcero. Aún se hace y no es que hablaran solo de eso, pero sin duda MBZ permitió que el público en general se tomara más en serio el rap como industria. Hubo muchos grandes raperos que yo crecí escuchando que no cobraban nada de su música, no vendían merch ni tenían tanta fanaticada. Luego de lo que pasó en 2016 a la gente ya no le da vaina comprar una boleta ni una merch”.

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5 pa’ las 12

“Casi todos los temas salieron en el momento. En equipo todo es mejor, huevón, si nos juntamos somos más. Se demuestra que uno puede camellar sin egos, unir fuerzas, porque a la hora de la verdad eso es lo que nos impulsa”, dice Isaac.

El disco demuestra esa intención de experimentar con las distintas combinaciones de sus integrantes.

Tiene ocho temas: tres en los que Oblivion, Adam Walsh e Isaac demuestran sus skills juntos, tres en los que lo hacen en solitario sobre los beats de Diavlitx y Barbatos, y dos en los que Isaac se junta con Oblivion y con Adam por aparte.

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Estilísticamente, son todos muy similares, y quizás ahí reside una debilidad para quienes no son fans fervorosos del hip hop. Pero la estética que logran tiene cohesión.

Make It Happen abre la lista con un golpe de la mesa de Isaac que busca presentar el disco a la audiencia como una alternativa o escape a la cotidianidad:

El día se contradice / Yo soy bien pero no abusen / Dando vueltas como la registradora de los buses / Faltan 5 pa' las 12, siento algo quе me abduce / Vivo en еl camello pa' salirme del camello /No noten que rote el lote, es otro bote pa' un botello.

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Adam profundiza sobre ese agobio tan colombiano que convierte el ocio en necesidad de buscar pequeñas muertes:

“Otro día pa' descifrar este mierdero / Sintiendo como vuelo, viendo el aguacero / Me quieren cerca porque ven que me estoy yendo /Me sigo matando pa' sentir que estoy viviendo”.

Oblivion sintetiza presentando el rap como punto medio que se puede conseguir con esfuerzo y honestidad.

Hacerlo real no me cuesta, me calma la tensión / El humo negro no me afecta, yo aguanto más presión / Y no hablo español, hablo facts con mis cantores / Me ven en toque ajeno y apuntan sus reflectores / Evito detractores, echo a los distractores / Mi nueva religión tiene más de cien mil pastores.

Jabulani es el momento en el que Oblivion canaliza su fifas interior para hablar de los skills en el rap como medio para distorsionar la realidad.

Ratas de Andén, quizás el mejor tema del álbum, encuentra a Isaac y Adam Walsh repartiendo barras sobre la apuesta por ser raperos.

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Ella explica el ethos de su nombre con el inicio de su verso:

“Eternamente almas jóvenes, life's a game / Borrachos y en alturas pero sin arnés / Repartiendo magia hasta siendo cadáveres / Ruega por nosotros, Goddamn (Goddamn)”.

“Adam Walsh es el código que botan en los aeropuertos cuando se pierde un niño. Lo encontramos con Diavlitx diggeando palabras y vainas y se volvió el nombre de una canción. Ya luego vine a enterarme del porqué, y me hizo pensar en esta idea de los niños que no quieren ser encontrados, de la parte que tenemos que es un niño rebelde que quiere vivir del arte y no quiere la “salvación” del mundo del camello normal”.

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En Raperitos de Domingo ella dobla su apuesta, y su voz de ronquido áspero, nos adentra en la noche.

Luego viene Gitanos. Oblivion abre marcándose a él y a los suyos más del lado de Voldemort que de Harry Potter:

Quieren morder a mi hermano, tonelada 'e bofetones / Respetico, mi paisano/ Sapo, estás desubicado / Dementores a mi lado me cuidan de santurrones”. Isaac remata: “Más puntos que un cirujano/ Comportamiento inhumano/ No somos la editorial, pero también te registramos.

La referencia a la editorial no es gratuita en el proceso.

“Uno estando con ellos aprende muchas cosas que quizás cuestan”, me dijo Isaac. “Yo por ejemplo vengo de un mundo rapero más tradicional, donde no sabía mucho de los splits ni de la industria. Ya con ellos me enteré más de la vuelta”.

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Y en Qué se hace, profundiza sobre el ejercicio de profesionalizar su rap de manera que no sea ni estrella ni fugaz.

Fuera del planeta junta a Adam Walsh y Oblivion en un corte rápido que reflexiona sobre los sueños de lo que una buena carrera puede traer a sus vidas, y cierra con la repetida afirmación de que saben que el trecho para lograrlo es largo y depende de que mantengan la marcha.

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La primera vez que hablé con Oblivion, fue muy enfático en decirme que creía que, en el sur del Valle de Aburrá, nadie lo hacía como Adam Walsh.

Quién me lo explica, chico?/ La plata y la pola siempre la multiplico / Estamos parados en el pico/ Sin ganar ni mierda pero (Agh) suena rico/ Vivo como rockstar, y lo juro, no me entero/ Girando en el aire, chocando contra el suelo.

En Envigado 1.0, las barras de los tres se intercambian al interior de un mismo verso, adornado por samples de guitarras límpias.

Los punch lines se encadenan a pesar del contraste de las voces y desembocan en un coro que nos despide de la noche “No hay más / perfiles bajos, los rapeos high class / Dicen que vivo rápido / No hay más / Make it Happen se filtró en tu radar”.

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“Yo no soy de allá, pero la verdad mantengo allá”, me dijo Isaac.

“En Envigado hay mucha historia. Algunos de los primeros grupos de rap de acá de Medallo son de Envigado, como fue el caso de la Sur Side Clicka. Ahí viene un legado pasado generacionalmente. Doble Porción también es de allá. Luego uno ve y no solo es en el rap sino en todo: desde Fernando González hasta Reykon”.

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5 pa las 12 abre entonces un nuevo capítulo en esa larga historia de escritura disruptiva que tiene uno de los epicentros culturales del Valle de Aburrá. Uno que actualiza la jerga y se acerca al hablado de la juventud actual, como hicieron esos antecesores antes.

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