Por Mayra Hernández / Fotos por Alejandra Mar y Daniel Álvarez
Cuando las licuadoras de pogo se comienzan armar en medio de los escenarios de Rock al Parque, el polvo se levanta y las pañoletas comienzan a subir a los rostros como señal de que un militante más está listo para unirse a los escuadrones de pogo. Este año salieron al ruedo pañoletas de todos los colores con estampados calavéricos, clásicas hardcoreras, con bocas tipo cómic como entonando gritos de guerra que se convirtieron en la señal de "¡aquí voy hijueputa!". Las pañoletas fueron sin duda el accesorio, complemento, engalle, o como lo que quieran llamar, que más se vio en las caras de los que estaban listos para sacase la madre en paz en la vigésima segunda edición de Rock al Parque. Sin duda una de las más dedicadas al rock duro de los últimos tiempos.
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