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La última estafa: homenajes a Hollywood sí, pero no así

En La última estafa Robert De Niro, Tommy Lee Jones y Morgan Freeman protagonizan una comedia llena de referencias nostálgicas que no alcanzan a soportar el peso de las expectativas.

La Ultima Estafa
Zach Braff, Robert De Niro, Emile Hirsch
// Corazón Films

Tres ganadores del Premio Óscar protagonizan la película La última estafa: Robert De Niro (El Padrino II), Tommy Lee Jones (El Fugitivo) y Morgan Freeman (Million Dollar Baby). A propósito de su reestrenó en Colombia en 2021 hablamos del declive de De Niro y de los homenajes a Hollywood. Lean aquí nuestra crítica.

Por Álvaro Castellanos @Alvaro_Caste

Uno de los deportes favoritos de Hollywood es la autorreferencia. Elogiarse a sí mismo. Mirarse al espejo y echarse flores. Crear historias que, más allá del argumento, repartan guiños a la industria misma. Esta intención a veces sale muy bien.

Recientemente, vimos Mank y Once Upon a Time in Hollywood, que rescatan diferentes épocas de la meca del cine occidental con el sello personal de Fincher y Tarantino. Hace una década tuvimos a The Artist, que ganó el Oscar al homenajear la época del cine mudo. Y yendo un poco más lejos, en los noventas, estuvo Ed Wood, una sátira sobre el peor director de cine que emanó de Hollywood, donde Tim Burton pone a Bela Lugosi a cotizar ataúdes.

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Pero estos tributos también pueden salir cojos, aunque no por eso poco disfrutables, como le pasa a The Comeback Trail (La última estafa), dirigida por Robert Gallo, estrenada en 2020, con limitada difusión por la pandemia del Covid, pero reestrenada en 2021.

Un tributo a medias

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Comeback Trail cuenta la historia de Max Barber (De Niro), un productor de películas Serie B de los años setentas, que está endeudado con Reggie Fountain (Freeman), un mafioso local. Para no ser asesinado y mantenerse vigente en la industria, Barber saca de un ancianato a Duke Montana (Tommy Lee Jones), un actor veterano al que pone a protagonizar un Western de pobrísima calidad.

El plan de Barber es matar a Montana durante el rodaje, haciendo ver todo como un accidente, y cobrar una fortuna proveniente del seguro.

Comeback Trail es un remake de otra película de 1982 y cuenta también con un reparto complementario destacado, donde sobresalen Emile Hirsch y Zach Braff. Al final, el guion y la puesta en escena de la película parecen ser anecdóticos, hasta descuidados. Y su intención más concreta apunta más a juntar actores legendarios, una fórmula habitualmente rentable, y desplegar un sinfín de menciones sobre el Hollywood de antaño. Una película sobre una película que hace alusión a la industria de las películas y que, en tono de burla, habla de la redención sin reivindicar a nadie.

Humprey Bogart, Robert Redford, Paul Newman, William Holden, John Wayne y muchas más glorias del pasado son invocadas en Comeback Trail.

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Wayne, de hecho, murió de cáncer por la radiación a la que fue expuesto en el rodaje de una película llamada El conquistador de Mongolia (1956). Esto supone una relación entre actores legendarios, el ocaso de sus carreras e incluso su muerte, a la que se enfrentan los personajes de Tommy Lee Jones y el mismo Robert De Niro en múltiples momentos de la película. La comedia física, de hecho, un recurso que evoca a referentes como Buster Keaton, saturan la historia de Comeback Trail, que presenta una escena post-créditos para rendir homenaje al cine Serie B.

El declive de De Niro

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Casi de frente, no tan entre líneas, La última estafa habla también del momento cinematográfico de Robert De Niro, uno de los mejores actores de cine de la historia, pero que ha venido recayendo hace tiempo en un personaje de viejito loco que lo tiene distanciado de su estatus de leyenda. El protagonista de clásicos como Taxi Driver, Racing Bull, Casino, Cape Fear, y muchas producciones históricas más, lleva años apareciendo en películas tontas como Mi abuelo es un peligro (con Zac Effron) y La familia de mi novia (con Ben Stiller).

El deterioro de De Niro con sus papeles habla de su interés por seguir haciendo plata con comedias flojas, pero también de las pocas oportunidades que Hollywood ofrece a sus viejas glorias. Aunque, por suerte, Joker y The Irishman son dos películas recientes que lo han vuelto a asomar al pedestal donde debe estar, ambas actuaciones están atadas a dos de sus mejores roles protagónicos: El Rey de la comedia (1982) y Goodfellas (1990). De nuevo, referencias. Actuaciones de nostalgia adaptadas a nuevas películas.

Según una recopilación hecha por El País de España con fecha de noviembre de 2020, De Niro había rodado en la última década 27 películas de las cuales 19 han sido ignoradas o ridiculizadas por la crítica y el público. Pues, bien: aun con los elementos disfrutables de Comeback Trail, podemos decir que la lista de 19 ya subió a 20.

¿Cuándo comenzó la caída de De Niro? Si bien Analízame (1999) con Billy Crystal supone su primera película donde apela al recurso de reírse de sí mismo, La familia de mi novia podría ser esa gran cinta exitosa, en términos de recaudación, que lo encaminó en un camino crónico de no retorno.

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Se comenta que De Niro pasa por aprietos económicos luego de divorciarse en 2020, después de veinte años de matrimonio con la empresaria Grace Hightower. El acuerdo con su nueva exesposa, según la abogada de De Niro en declaraciones al medio Insider, habla de darle un millón de dólares al año siempre y cuando el actor gane más de quince.

Aunque no parece ser demasiado para el emporio que ha construido, el actor de 78 años parece estar muy comprometido con aumentar sus ingresos: una actitud incuestionable, pero que le ha merecido diatribas devastadoras. En un artículo de 2015 llamado «El triste declive de Robert De Niro: de gran actor a hazmerreír andante», el crítico de Luke Bluckmaster asegura que «si un fan de De Niro entrara en coma a finales de los noventas, hoy tendría permiso de preguntarse: ¿qué fue lo que pasó? ¿Por qué no hay otros grandes actores dramáticos, gastando su ocaso en denigrar su imagen?».

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¿Quién tiene la culpa?

Caerle encima a un símbolo del cine como De Niro resulta muy fácil y hasta injusto. Por eso, si alguien tuviera la culpa de su ocaso poco halagador, sería el mismo Hollywood: la industria que se busca homenajear en clave de crítica en The Comeback Trail. Cuando los críticos menosprecian el presente del actor, parecen proponer como única solución al problema imponerles a las viejas glorias que, si no sirven más, mejor que no estorben.

Es decir, elegir con lupa los papeles que les ofrecen (Anthony Hopkins tiene 83 años y ha seguido grabando películas) o preferiblemente retirarse lo suficientemente pronto para evitar el ridículo, como hicieron Jack Nicholson, Sean Connery o Gene Hackman, que grabaron sus últimas películas con 74 años.

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Sin embargo, sin excusar la inclemencia de Hollywood, hay un problema más allá y tiene que ver con los cambios que ha afrontado el negocio.

Si nos fijamos en las películas importantes de la segunda mitad de los noventas protagonizadas por De Niro, encontramos a Fuego contra fuego (1995), El fanático (1996) o Ronin (1998). Todas, producciones con más de 50 millones de dólares de presupuesto que, traídas al presente, serían irrealizables debido a la libre distribución que permite Internet (la piratería) y que hirió de muerte a dramas o películas de acción grandes (no Blockbusters) que, si nos ponemos a pensar, ya no se hacen más. Y ese era el tipo de películas de Robert De Niro.

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¿Ver o no ver La última estafa?

Acerca de la calidad de Comeback Trail, más de una reseña en Internet se ha quedado con el juego de palabras de que ver esta película es «la verdadera última estafa».

Si bien esta película presenta un elenco de peso que tiembla por su ligereza, sí desprende un montón de consideraciones, como las tratadas en este espacio, sobre los homenajes de Hollywood a sí mismo y la forma en que las estrellas de antaño están sobrellevando su propia obsolescencia.

Por eso, para soltar algunas risas y admirar la actuación de Tommy Lee Jones, vale la pena verla. Ojalá, eso sí, no haya una Última estafa 2, no sólo para no insistir en un intento que ya funcionó a medias, sino porque semánticamente sería inviable, ya que la película acá reseñada tendría que haberse llamado La penúltima estafa.

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