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Entender a Kanye West: “¿Crees que sabes cómo es ser famoso?”

Kanye West nos introdujo en “su fantasía, que es espectacular y horripilante”, dice Santiago Cembrano en ‘Normas Rappa’ (2020), libro en el que examina la vida de Kanye a través de una de sus obras cruciales. Ahora que el rapero lanzó Vultures 1 (2024), cancelaciones mediante, repasamos ese tránsito entre la espectacularidad y el horror: su vida y su obra, que es también la obra del público.

Kanye West ilustrado por Gavilán para el libro Normas Rappa (2020) de Santiago Cembrano.
Kanye West ilustrado por Gavilán para el libro Normas Rappa (2020) de Santiago Cembrano.
Kanye West ilustrado por Gavilán para el libro Normas Rappa (2020) de Santiago Cembrano.

Publicado el 22 de noviembre de 2010 por Roc-A-Fella Records, My Beautiful Dark Twisted Fantasy de Kanye West es un retrato grotesco e hiperbólico de cómo es ser famoso en una época en la que cada paso es analizado microscópicamente.

El rapero de Chicago creó su quinto álbum con un equipo enorme y ambicioso, como el disco mismo: Kid Cudi, Raekwon, Jay-Z, Rick Ross, Nicki Minaj, Bon Iver, Pusha T, Cyhi The Prynce, Swizz Beatz y John Legend son algunos de los que refuerzan las canciones con sus voces; y RZA, No I.D., Mike Dean, S1 y Bink aportaron en la producción.

Un año y medio atrás, Kanye estaba agotado mentalmente. La muerte de su madre, Donda West, luego de una cirugía cosmética que se complicó, lo devastó. Su partida sorpresiva fue un puño que lo dejó noqueado. Al poco tiempo llegó la separación de su prometida, Alexis Phifer. El resultado de esta época de depresión fue 808 & Heartbreak (2008).

¿Qué pasó entre Kanye West y Taylor Swift?

Después continuarían los días que eran semanas que eran meses que habían sido años de trabajo intenso sin descanso.

Kanye estaba a punto de reventar y entonces llegó la noche de los MTV Video Music Awards (VMAs) de 2009, un terremoto en la vida de Kanye, que generó un tsunami del que saldría MBDTF.

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Taylor Swift acababa de salir ganadora en la categoría de Mejor Video por “You Belong With Me” y se preparaba para dirigirse al público cuando Kanye West subió al escenario y le arrebató el micrófono. Borracho de Hennessy, defendió a Beyoncé como merecedora del premio por el video de “Single Ladies (Put a Ring on It)”.

La audiencia lo abucheó y luego de la ceremonia el mundo del espectáculo hizo lo suyo: despedazó a Kanye. ¡Incluso lo criticaron Barack Obama y Donald Trump! Los insultos de distintos flancos no pararon. Él era el villano y Taylor Swift, la víctima.

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En la mañana siguiente pidió disculpas en su blog y luego desapareció de la luz pública. Estuvo en Japón y luego se mudó a Roma. En conversaciones privadas, dijo que se iba a retirar de la música para enfocarse en la moda; no iba a parar de crear, pero estaba desconectado de la inspiración de la que surgían sus canciones y discos. Como fuera necesitaba un descanso y el autoexilio fue su decisión.

Cómo hizo Kanye West My Beautiful Dark Twisted Fantasy

Unos meses después estaba en Hawái, con una suerte de Avengers del rap y de la música: Pete Rock, Kid Cudi, Pusha T, RZA, Q-Tip, Consequence, Nicki Minaj, Justin Vernon de Bon Iver y más. Alquiló todo el espacio de los Avex Honolulu Studios de Oahu, y en las distintas salas de grabación trabajaba a la vez en canciones diferentes.

El ambiente era frenético: los ingenieros trabajaban 24 horas y él tomaba siestas de una hora y media para recargar energías y seguir creando. Todos los presentes, que contribuían a la creación colectiva de música, sabían que se estaba forjando un disco que tenía la posibilidad de redimir a Kanye (Callahan-Bever, 2010).

De este campamento de superestrellas, que creaba canciones a través de los aportes y sugerencias de todos los presentes con Kanye como director de orquesta, surgió My Beautiful Dark Twisted Fantasy.

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Antes de publicar el disco, Kanye empezó a anticiparlo con GOOD Fridays, una campaña en la que lanzó un tema cada viernes a lo largo de varios meses.

Así salió a la luz buena parte de lo trabajado en Hawái. Logró empezar a llamar la atención del público de nuevo, con bangers llenos de colaboraciones de estrellas (“Clique”, “Mercy” o “Cold”), y a dejarse llevar por canciones que quizás no cabían en el álbum (“Take One For The Team”, “Christian Dior Denim Flow” o “Don’t Look Down”).

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Incluso versiones preliminares de canciones que harían parte del álbum, como “POWER”, “Monster”, “So Appalled” y “My Beautiful Dark Twisted Fantasy”, también hicieron parte de GOOD Fridays. Cuando MBDTF fue publicado, Kanye ya había marcado un camino y una nueva identidad sonora, y había logrado recuperar la atención del público que dudó de él. Faltaba probar si la atención era merecida.

Kanye admite que Dark Fantasy es un disco de disculpas (SHOWstudio, 2015). Pero lo cierto es que no cedió mucho terreno en su intento de reconciliación con el público que lo había abucheado, su disculpa es más bien una justificación.

A lo largo del disco comparte su cosmología: se reconoce como un cabrón, y no muestra mucho remordimiento al respecto. Más bien, el proyecto parece decir algo como “¿Crees que sabes cómo es ser famoso? ¿Piensas que entiendes lo que vive Kanye West cada día? No tienes ni idea”.

El significado de My Beautiful Dark Twisted Fantasy

La presión de estar en el objetivo de todas las cámaras es devastadora y adictiva, y las letras de MBDTF transmiten bien esa yuxtaposición de la fastuosidad de la vida de las celebridades y la putrefacción que arrastran.

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Entonces, no es que Kanye vuelva a nosotros y diga “Uy, sí: la cagué”, sino que se ríe y nos invita a conocer todo lo que había detrás de ese momento de aparente colapso. Cada canción es el máximo sueño de un paparazzi, un vistazo a eso que las cámaras no captan. El relato es emocionante de escuchar; solo queda imaginar cómo se siente vivirlo. 

Este es un disco de lucha: la de Kanye por recuperar su creatividad y su música, que han sido opacadas por la fama y sus consecuencias. Plantea esa creatividad como un niño interior al que quiere alcanzar, mientras las presiones de la adultez lo alejan de él; quizás por eso propone el álbum en forma de fantasía. La disculpa, entonces, es dejar salir al niño para que se exprese libremente. 

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My Beautiful Dark Twisted Fantasy es tan abigarrado como un banquete para cien personas, pero con tanta comida y alcohol, que alcanzaría para mil. La opulencia de las letras también caracteriza la producción: unas veces suena con más brillo y otras con la decadencia magnífica de un gran imperio en llamas. Bebe de los colores de los discos anteriores de Kanye y los combina, además de añadir un afluente de dinamismo y progresiones dentro de cada canción. Los beats avanzan mientras mutan y demuestran su flexibilidad.

No hay nada discreto acá: ni la estruendosa guitarra eléctrica de “Gorgeous”, ni el magnífico piano de “Runaway”, ni los reverberantes sintetizadores de “Hell of a Life”, ni mucho menos la grandilocuente orquesta de “All Of The Lights”.

Todo es maximalista, hasta el título, que mezcla tres adjetivos enormes.

Además, confiesa que lo que vamos a escuchar es una fantasía. Es decir, al darle play al disco estamos metiéndonos en la psique de Kanye. De ahí esa dimensión desmesurada de todo lo que pasa en el álbum, es como entrar al mundo de Alicia en el País de las Maravillas: las dimensiones hiperbólicas de todo lo que está a la vista nos hacen sentir diminutos.

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Tanta opulencia viene de lo que ha soñado desde niño, así como el sufrimiento que el álbum expone. La máxima prueba de este maximalismo barroco es “All Of The Lights”: incluye colaboraciones de Rihanna, Alicia Keys, John Legend, The-Dream, Fergie, Kid Cudi, Ryan Leslie, Charlie Wilson, Tony Williams, Elly Jackson y Elton John.

Con MBDTF vemos el mundo desde los ojos de Kanye, con su punto de vista y sus distorsiones. Tanta exageración podría llegar a ser fastidiosa si no estuviera tan bien ejecutada y si no fuera tan consciente de sí misma.

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La historia de Kanye West

La verdad es que Kanye Omari West, nacido el 8 de junio de 1977, siempre había sido intenso y algo fastidioso —así había hecho una carrera de sobreponerse a las negativas o dudas que recibía.

Sus inicios fueron como beatmaker, con el gran No I.D. como mentor, y sus instrumentales de samples de soul acelerados contribuyeron a formar el sonido de Roc-A-Fella, a inicios de siglo, sobre todo a partir del éxito que tuvo The Blueprint (2001) de Jay-Z. Era uno de los productores más buscados de principios de los 2000, pero él quería ser rapero.

De hecho, se lo decía a todo el mundo, con la actitud de que era mejor que todos, pero no lograba conseguir un contrato discográfico: las disqueras estaban buscando al próximo rapero gangsta, no a un MC clase media rapeando sobre temas aparentemente inofensivos.

Pero Kanye no se rindió. Vamos, este es el tipo que con la mandíbula rota, luego de un accidente de tránsito, grabó una canción contando esa experiencia: “Through The Wire”; que estaría en su disco debut, The College Dropout (2004), una unión de letras más propias del rap independiente —comentarios sobre el consumismo gringo y su frustración con su trabajo en GAP— que del mainstream, junto con el soul que lo había elevado como productor.

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My Beautiful Dark Twisted Fantasy de Kanye West
Así ilustró el universo del álbum My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2019) de Kanye West el artista colombiano Gavilán para el libro Normas Rappa (2020) de Santiago Cembrano.
// Ilustración por Gavilán para el libro de Santiago Cembrano

Evolucionó ese color hacia los arreglos orquestales de Late Registration (2005), la música para conciertos en grandes estadios de Graduation (2007), y el auto-tune y los nuevos patrones de percusión en 808s & Heartbreak (2008). Su ascenso fue imparable y vertiginoso; y, cada vez más, sus discos provocaban ese mareo que puede dar estar tan arriba.

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Lo había conseguido a fuerza de voluntad y a su forma: redefinió qué era ser una estrella del rap y puso a los sellos a buscar al próximo Kanye West.

Cuando publicó My Beautiful Dark Twisted Fantasy, probablemente era el rapero más grande del mundo y, a la vez, estaba intentando salir del hoyo en que lo había enterrado la misma opinión pública que lo había consagrado.

Súmale este contraste a un disco lleno de ellos: la súper estrella en su cenit y en su peor momento de relaciones públicas.

MBDTF cristaliza lo que había sido su carrera hasta entonces. Lo que creíamos que era, no era más que el cuento bonito y decorado; él nos iba a dar, ahora sí, la verdad como la veía y vivía, su fantasía.

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Si lo criticamos tanto, también teníamos que escuchar su versión.

¿Qué nos dice Kanye West de la fama en nuestro tiempo? 

Es preciso que My Beautiful Dark Twisted Fantasy iniciara la década que pasó; profético, incluso.

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Los 2010 traerían una forma de fama particular, en la que la hipervigilancia panóptica y las redes sociales nos han permitido un nivel invasivo de observación de las celebridades. Es más, facilitan que todos podamos jugar a ser celebridades.

Fue la década de los influencers.

MBDTF es el álbum perfecto para la época de hablarle a la cámara para historias de Instagram y de los tweets virales. Para muchos, ser famoso es algo deseable, pero Kanye emite una suerte de advertencia desesperada: “¡No lo hagas, es una trampa!”.

Su álbum también expone con detalle por qué tantas personas persiguen la fama: sexo, dinero, fiestas, adrenalina. Kanye tenía razón: es una fantasía hermosa, oscura y retorcida. 

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La primera década del siglo xxi vio a Kanye erigirse como una superestrella, una amenaza doble en los ritmos y las rimas. Era un rapero, pero era mucho más que eso: era un ícono de la cultura pop.

My Beautiful Dark Twisted Fantasy marcó un punto de transición en su carrera y su vida, y fue profético: en la segunda década del siglo, sobre todo en su segundo lustro, Kanye fue cayendo en picada hacia ataques de pánico, hospitalizaciones por ansiedad, una extraña amistad con el presidente Donald Trump, afirmaciones sobre la esclavitud como algo mental, un cristianismo ferviente y excéntrico, y una inestabilidad constante.

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Sigue siendo un ícono de la cultura pop, pero ahora tiene tanto de meme como de potencia creativa**.

Luego de MBDTF, hubo puntos altos en los discos que presentó en la década que pasó: Watch The Throne (2011) con Jay-Z es un buen trabajo, aunque no alcanzó el potencial de la unión entre las dos estrellas; Yeezus (2013) es uno de los discos más influyentes del mainstream del rap de la época, exploró paisajes electrónicos y prosiguió con su cambio de sonido; The Life Of Pablo (2016) tiene buenas canciones, pero ya entra en la etapa en que sacaba música de prisa y sin cuidado, más preocupado por la moda y otras áreas; KIDS SEE GHOSTS (2018) con Kid Cudi es un gran proyecto, que podría haber indicado un renacer creativo; ye (2018) es el peor disco de su carrera; y JESUS IS KING (2019), una suerte de disco de góspel, ni siquiera fue malo: fue mediocre e intrascendente, el peor miedo de Kanye West.

Si uno escucha con atención My Beautiful Dark Twisted Fantasy, puede entender el punto de partida de su década y cómo avanzaría.

kanye west por gavilan
Kanye West iluminado por la fama y en la búsqueda de si niño interior, quizá.
// Ilustración por Gavilán para el libro de Santiago Cembrano, Normas Rappa (2020)

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En “Dark Fantasy”, tras la introducción de Nicki Minaj, Justin Vernon repite una y otra vez si pueden subir más, llegar más alto, más y más y más.

¡Qué disco tan hiperbólico y exagerado este!

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El acento británico de Nicki Minaj en “Dark Fantasy”, el outro eterno de “Runaway” y sus nueve minutos, el skit de Chris Rock en “Blame Game”, la cantidad de versos en “So Appalled”, todo “Flashing Lights”, son lo que hacen a Kanye lo que es, para bien y para mal.

De eso es el disco, después de todo. Es como comerse una hamburguesa deliciosa estando totalmente repleto o tomarse ese trago de más que sabes que te va a destruir todo el día siguiente.

Así como muestra todas sus inseguridades y heridas, Kanye exhibe su insuperable ego: se siente el mejor rapero y productor del mundo. No hay que leer entre líneas o interpretar barras codificadas.

And I'm 'bout to take it to another level, bitch / No matter who you go and get, ain't nobody cold as this / Do the rap and the track, triple double, no assists. Justifica sus acciones y su actitud con la misma arrogancia que le viene causando problemas a lo largo del álbum, la misma a la que le debe todo lo que tiene: Hood phenomenon, the LeBron of rhyme / Hard to be humble when you stunting on a jumbotron.
Kanye presumiendo en “Monster”:

Después de todo, estamos en su fantasía, que es espectacular y horripilante. 

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Tras escuchar MBDTF, no está de más preguntarnos por nuestra cultura y la relación enfermiza que tenemos con la fama.

Kanye está al borde del colapso y lo advierte en “POWER”: How 'Ye doing? I'm surviving / I was drinking earlier, now I'm driving, y luego canta sobre la bella muerte que va a sufrir.

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Ya en “Runaway”, sin palabras, los sonidos sintéticos que modifican su voz representan un desasosiego tan profundo como indecible.

Aun así, el conflicto está en que el mundo de la fama y el entretenimiento es tentador y no lo deja ir. Esa es la tensión central: lo apolíneo y lo dionisiaco, lo bello y lo retorcido, Kanye y Kanye. Exponerla es su forma de disculparse y explicar qué pasó en el episodio de los VMAs, pero quizás eso mismo hace que no lo recuerde con el mismo cariño que 808s o Yeezus: es un álbum de disculpa que reacciona a la condena pública, y a Kanye le gusta ser más propositivo que reactivo.

Este disco dista de ser el mejor de Kanye en cuanto a rapeos, pero demuestra su excelencia como productor; es como un director de orquesta.

El verso de Nicki Minaj en “Monster” y el de Rick Ross en “Devil In A New Dress” son de los mejores de sus carreras. Las participaciones de artistas como Raekwon (“Gorgeous”) y RZA (“So Appalled”) entran y aportan lo exacto y necesario; y Justin Vernon, de Bon Iver, opera como un instrumento importante a lo largo de varias canciones. Del campamento de Hawái salió un discazo porque Kanye sabe sacar lo mejor de sus colaboradores, encontrar los tonos en los que funcionan, identificar qué ingrediente aporta cada uno a la receta final. En ese sentido, es un gran productor. Y también en el sentido musical, haciendo y seleccionando beats: MBDTF es un espectáculo grandioso y progresivo de cuerdas, vientos, sintetizadores y percusiones.

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El maximalismo de las letras está respaldado por el maximalismo de la música. Si la bóveda de la Capilla Sixtina fuera música, serían las instrumentales de My Beautiful Dark Twisted Fantasy.

Este disco consolidó la reputación de Kanye West como un genio de la música y el arte. Ya se alababa su música, pero creo que fue con este disco, y en la década que pasó, que se habló de él como un genio.

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No porque fuera perfecto o inmaculado, sino por la potencia que emanaba de sus contradicciones, de esa desesperación manejando hacia su fin a toda velocidad. En el fondo, más que reconciliarse con el público, MBDTF es un intento de Kanye por reconciliarse consigo mismo, por recuperar al niño interior.

Al final, el peso queda sobre nosotros: después de todo lo que muestra Kanye, ¿cómo pudimos esperar algo distinto de él en los VMAs? Más aún, si nosotros estuviéramos en su posición, ¿habríamos hecho algo distinto? Mientras tanto, el abismo y las luces se acercan.

Nosotros como audiencia somos fundamentales en el álbum. Este es un disco sobre la fama, y esta, a diferencia del talento, es una cualidad relacional: Kanye no es famoso en sí mismo, sino por todos los que seguimos sus pasos y lo entronamos como famoso.

Esa relación suele ser de deseo: lo observamos con atención enfermiza porque queremos ocupar su lugar, porque vemos todos los privilegios que trae. Y con esa observación viene la decepción masiva cuando esa ilusión se rompe, cuando la mierda sale a flote. “¿Estás seguro?”, pregunta Kanye en MBDTF, “¿Seguro de que quieres esto? ¿Seguro de que tú harías algo distinto? ¿Seguro de que tendrías el poder para alejarte del poder?”. 

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Kanye rompe la proverbial cuarta pared y nos involucra. Si nosotros lo hundimos, ahora no podemos zafarnos de la responsabilidad.

Estoy bendito y maldito por mi nivel de educación. Para ser un visionario, solo tienes que tomar decisiones a partir de tus ojos, no de tus oídos o tu memoria. En los VMAs, tomé esa decisión basándome en mis ojos. Fue como ‘Eso no es correcto. Eso es inválido'. Todo el resto de la gente era como ‘No te muevas’, porque se basaba en sus oídos; o ‘Se va a meter en problemas, porque se basaba en su memoria. No se mueven, son esclavos de lo que podría pasar. Hay techos de cristal, cercas de cristal, paredes invisibles.
Kanye después de muchos tragos de Henny para BBC Radio 1 en 2013.

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La pregunta sería, pues, si podríamos resistir la presión de ceder y mantener nuestra propia perspectiva, ser honestos aun cuando sea totalmente incómodo. ¿Podríamos mantener la custodia de nuestro niño interior?

Como él la narra, su fantasía retorcida también invita a ver tras el telón y rechazar las mentiras y apariencias, a salir de la caverna platónica. La verdad puede ser incómoda y te pueden insultar si la descubres.

***

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*Este es un fragmento editado para la publicación en línea, pero acá encuentran más información del libro entero, Normas Rappa.
**El texto fue publicado en 2020, pero esta frase aplica para la fecha en la que publicamos el texto como artículo: 2024. Ahora Kanye sigue siendo un meme, pero quizá uno de la incorrección.

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