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Rob Swift y la defensa de la cultura del DJ

Rob Swift, el DJ neoyorquino de padres colombianos, habló sobre sus mentores, su escuela y su preocupación frente al mundo contemporáneo del DJ.

Rob Swift
Rob Swift
// Foto Robert Adam Mayer / www.robertadammayer.com

José Marcelino Aguilar y su esposa Clara Ruth llegaron a Nueva York a finales de los 60. Él era de Chocó y ella de Cali. Su segundo hijo, Robert, nació en mayo del 72. Mientras Robert crecía en Jackson Heights, Queens, se gestaba en la escena subterránea de la ciudad una nueva forma expresión llena de energía y creatividad; luego se llamaría hip hop y él la conocería, por su hermano mayor, que estaba al tanto de sus novedades y lo demostraba en las tornamesas. Además de lo que sonaba en las calles, lo alimentaba la música de su casa: para llevar unos dólares extra a la mesa, el padre de Robert trabajaba como DJ los fines de semana, animaba fiestas con cumbia, salsa y merengue. La identidad colombiana y la vanguardia neoyorquina lo marcaron y fueron los fundamentos a los que se aferró cuando adoptó el nombre de Rob Swift e inició su propia carrera como DJ luego de aprender todo lo que pudo de su hermano y su papá.

Por Santiago Cembrano @scembrano

Más de treinta años después, su nombre se ha solidificado como uno grande en el hip hop: fue parte de la legendaria crew The X-Ecutioners, ganó batallas por doquier y publicó su propia música. Álbumes como su debut The Ablist (1998) y Sound Event (2002) son prueba de unas manos prodigiosas que parten de los fundamentos del hip hop, pero no se detienen ahí, exploran el sonido con la misma curiosidad con la que el joven Robert empezó de niño observando a sus mayores, o practicando para uno o dos amigos en la sala de su casa. Por eso se ha sentido cómodo colaborando con Linkin’ Park, Bob James o Fat Joe: su rango es muy amplio.

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El hip hop ha llevado a Rob Swift por todo el mundo, incluso lo ha traído a Colombia más de una vez. Ha podido apreciar en vivo y en directo las mezclas culturales que alimentan al hip hop y las sociedades que se nutren de él, una simbiosis en la que los latinos siempre han tenido todo que ver mientras todo pasó de ser una fiesta en un sótano a un negocio billonario. Él ha estado en el centro de décadas de transformaciones y avances, por eso defiende al DJ como un quehacer que no tiene límites, pero también como uno que debe ser respetado y protegido de buitres que buscan el lucro sin siquiera reconocer la historia.

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Hoy, el grueso de sus esfuerzos se concentra en la Brolic Army DJ School, una academia en la que da clases sobre scratches y mezclas, pero, sobre todo, en la que enseña el origen de esas técnicas, origen que a veces se desconoce en festivales multitudinarios con DJ como protagonistas. Así como él aprendió de Dr. Butcher y Roc Raida, busca transmitir su conocimiento y cuidar eso que tanto ama.

A principios de 2022 Rob Swift se presentó en Cali —la tierra de su madre a la que ha vuelto más de una vez para reconectarse con la huella del Pacífico que está en su sangre— junto con Bejuco, en un evento organizado por la Embajada de Estados Unidos. Antes de su presentación, el DJ, parte del icónico documental de DJ Scratch, habló sobre el desarrollo de su estilo personal, el legado de su mentor Dr. Butcher, lo que recuerda de su paso por The X-Ecutioners, la gentrificación del mundo del DJ y más. Estas son las memorias de un hombre que se niega a dejar que el origen de la cultura del DJ sea borrado, pero que siempre mantiene la mirada hacia adelante en búsqueda de nuevos picos hasta los que esta cultura que vio crecer y expandirse pueda escalar.

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Tu papá era un DJ de salsa, cumbia y merengue, y tu hermano te mostró el rap. ¿Cómo surgió tu estilo personal dentro de esa mezcla de influencias?
Yo crecí viendo a mi papá poner salsa, merengue y cumbia para sus amigos, entonces crecí con una mente abierta, ¿sabes? Creo que muchos DJ crecen con un solo gusto musical, sobre todo en Estados Unidos, como hip hop, pop o R&B, música de Estados Unidos. Pero como mis papás vinieron de Colombia y amaban los ritmos latinos, que eso me impactó para que abrazara todos los estilos musicales y no solo lo que mis amigos escuchaban. Entonces hoy, como un DJ adulto, picho lo que suene bien, no me da miedo y no me limito, mi mente se mantiene abierta. Puedo juntar breakbeats para bailar con ritmos latinos como Héctor Lavoe y Tito Puente, y hago scratches sobre todo eso. Lo puede apreciar la gente de Colombia y también la de Nueva York.

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Soy la mezcla de mi papá y de mi hermano, sí. Mi hermano es más hip hop, breakbeats, la música de Kool Herc, Grandmaster Flash y Kool Wizard Theodore. Y mi papá está en mí con la música latina y las trompetas y los pianos. Él era DJ para conseguir dinero extra. Cuando llegas a otro país, normalmente tienes que empezar desde cero, entonces él llegó a Nueva York, consiguió trabajo en una fábrica y en los fines de semana era DJ para sostener a la familia. Mi papá se convirtió en mi modelo de lo que era un DJ.

¿Cuál fue la importancia de tener un mentor como Dr. Butcher para empezar tu carrera?
Dr. Butcher es uno de los DJ más respetados de la historia de Queens. Lo conocí a través de JuJu, de Beatnuts, que es dominicano. Hasta entonces, yo aprendía de lo que escuchaba en la radio de DJs como Chuck Chillout y Red Alert. Mi hermano ya me había enseñado todo lo que sabía como DJ, pero yo quería seguir mejorando. Entonces no fue sino hasta que conocí a Dr. Butcher que subí de nivel y llevé mis habilidades a otras alturas. Era maravilloso entrenar con alguien tan apasionado por ser DJ como yo. Y mentalmente también crecí como DJ: Dr. Butcher me ayudó a entender la importancia de creer en mí mismo y confiar en mi creatividad, eso fue enorme.

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Tú fuiste parte de una crew de DJs legendaria, The X-Ecutioners, o The X-Men. Si hoy te detienes y miras hacia atrás, ¿cuál es la memoria principal que te llega de esos años que estuvieron juntos?
Lo primero que viene a mi mente es la hermandad. Yo los conocí en mi primera competición, la DMC de 1991. Eran una crew de DJ de Harlem, todos eran sucios, súper creativos y súper talentosos. Para esa batalla, Dr. Butcher y yo llegamos con una energía distinta, habíamos entrenado mucho. Entonces ellos vieron eso y nos invitaron a hacer parte del grupo. Y así nos volvimos un gran grupo, un montón de tipos que eran creativos, compartían ideas y se divertían. Yo siempre me mantenía motivado porque todos ellos eran muy buenos y tenían la meta clara: ser la mejor versión de ti mismo como DJ. ¿Cómo no me iba a influenciar eso? Entré a una hermandad que marcó una gran diferencia en la trayectoria de mi carrera. No sé si estaría donde estoy si no fuera por mi entrenamiento con Dr. Butcher y mi experiencia con The X-Men. Siempre me mantuve motivado y así seguí creciendo como DJ hasta que me hice un nombre para mí mismo. Gracias a Dios hoy vivo de esto y enseño este arte.

Tú tienes álbumes que abordan las consecuencias del 11 de septiembre (War Games) y que se relacionan con la música clásica (The Architecht), tu repertorio es amplio y variado. ¿Cómo es para un DJ desarrollar esas ideas y expresar esos argumentos con las tornamesas como recurso?
Creo que cuando aprecias la música y eres curioso, vas un paso a la vez y escuchas a dónde te lleva. Al principio se trataba de ver a mi papá ser DJ, luego de sentarme en la sala a ver a mi hermano hacer scratches y pinchar breakbeats mientras sus amigos rapeaban cuando mis papás salían. Yo también hacía breakdance, escribía graffiti y escribía rimas. Experimenté con todos los elementos del hip hop, porque muchos de mis amigos y mi hermano lo hicieron.

En mi carrera no hubo un momento en el que dijera Bueno, 'ahora sí voy a pasar de ser DJ de fiestas a batallar. Y ahora voy a pasar de batallar a hacer discos'. Todo pasó de manera orgánica, porque amo la música. Se trata de ser creativo y expresarse con lo que tengas a la mano. Si me das una tornamesa, escucharé los sonidos del disco y los manipularé para reorganizarlos porque pienso y siento en maneras creativas, y eso viene desde niño. Cuando escucho música, de inmediato empiezo a pensar qué le puedo hacer a esa canción. Pero si me das un sampler, también me expresaré. Para ti la creatividad se expresa a través de hablar con alguien y luego contar la historia. Para otros puede ser hacer videos. Al final del día, todo es creatividad.

En distintas ocasiones has hablado de la importancia de ser DJ por las razones correctas y no dejarse imponer la obligación de ser viral. ¿Cómo analizas ese panorama hoy?
Vivimos en un mundo orientado hacia las redes sociales, y parece que no fueras importante si no tienes cierto número de seguidores o de visitas. Por eso, la gente que entra al DJ hoy tiene una visión incorrecta: piensa en el marketing y lo financiero, en todo, salvo en la creatividad. Es triste. Cuando yo estaba surgiendo no había redes sociales ni computadores, no importaba si nadie sabía quién eras: solo importaba tu conexión con tus ideas y la música que estabas usando para exponer tus ideas, tu creatividad. Pero ahora este arte creativo se ha vuelto un concurso de popularidad. El resultado es que hay menos creatividad, porque la gente está invirtiendo más energía y concentración en cómo ser viral, en vez de pensar ¿Esto es bueno? ¿Es creativo? ¿Es interesante? Me preocupa, y estoy acá para luchar contra eso, para traer más balance.

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¿Piensas que la cultura del DJ se ha gentrificado?
En 2022, el DJ es el aspecto más popular de la industria musical, entonces más gente se está volviendo DJ que cantante, guitarrista o productor. Hoy todo el mundo es DJ, pero siento que la mayoría de las personas que decide ser DJ lo hace por la popularidad. Hoy sacas tu celular y ves a un DJ en un escenario, y al frente hay 20.000 personas con las manos levantadas, parece que le estuvieran rezando a Jesús, ¿sabes? Es el centro de atención. Y puede que no esté haciendo nada, que solo le haya dado play a algo pregrabado, pero saluda a la gente como 'Sí, soy el mejor DJ del mundo'. Si alguien ve eso dirá 'Yo quiero vivir eso, también quiero que la gente me ame'. Entonces coge su computador, descarga canciones y compra los controladores. Si es un tipo súper apuesto o una mujer que está muy buena, usa su estética a su favor para que tener más seguidores. Me preocupa que la sustancia de ser DJ se esté diluyendo, que todo sea sobre cómo te ves y cuántos seguidores tienes y no sobre la creatividad y lo que propones. La verdadera comunidad que sostiene el mundo del DJ está quedando marginalizada por esa mierda.

Tu escuela, Brolic Army DJ School, puede ser también un antídoto frente a esa corriente, ¿no? ¿Qué te motivó a iniciar ese proyecto?
Por el estado actual del mundo del DJ, para mí lo más importante es enseñar. La gente que apenas está conociendo esta forma de expresión no entiende la cultura del DJ, entonces la explota para ganar dinero. Pero Kool Herc, Grandmaster Flash, Afrika Bambaataa y Grand Wizard Theodore no crearon esta forma maravillosa de expresión para ganar dinero, sino para comunicarte con la creatividad que te dio Dios y experimentar. Como con todo, una vez llegó la industria intentó monetizarla y volverla un producto para comprar y vender.

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Con la Brolic Army DJ School espero educar a la gente. Muchas escuelas de DJ te enseñan la habilidad, mezclar dos discos o lo que sea, pero no te educan en la cultura y la historia del DJ. Eso sí lo hace Brolic Army. Todo empieza con la historia de la técnica en cuestión: quién la creó, de dónde viene, por qué, cuándo surgió, cómo ha cambiado de DJ a DJ, cómo ha evolucionado. Todo eso es importante. Con ese contexto puedes conectarte con la habilidad que estás aprendiendo más allá de lo mecánico. Aprendes sobre la gente involucrada.

La escuela lleva un año y medio. Tengo estudiantes de todo el mundo. Ha sido maravilloso, me siento bendecido por tener esa plataforma para compartir mi conocimiento con la gente.

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