Adriana Lucía tiene una carrera llena de canciones que homenajean los ritmos de Colombia, pero su voz también ha sido usada como plataforma para hablar de lo que le parece injusto y doloroso. De un tiempo para acá se ha convertido en una de las pocas figuras públicas que no teme decir o escribir lo que piensa con respecto a la situación política y social de Colombia. Originaria de Cordoba, uno de los departamentos que más ha sufrido la corrupción en el país, Adriana se ha desligado del imaginario de que "los famosos no opinan de política" y ha ayudado a visibilizar las problemáticas en el país. El tomar esa vocería también la ha llevado a recibir críticas pesadas que se convirtieron en ataques y amaenazas. Para escuchar | Adriana Lucía honra sus primeros recuerdos musicales con el disco 'Maestro Lucho'Alguna de las canciones que publicó en 2021 también son el resultado de mostrar por medio del arte lo que vive como Colombiana. En el sencillo Para hablar de amor compuso sobre la importancia de la voz para defender la vida, un mensaje de esperanza y perdón que caló fuerte en los seguidores de su música. Más adelante, en el punto más alto del llamado estallido social que inició con el Paro Nacional del Gobierno de Iván Duque, estrenó la canción No hay una vida que no nos duela donde canta sobre el dolor que deberían tener todos los colombianos cuando un compatriota fallece injustamente. Hablamos con Adriana Lucía sobre algunas reflexiones que le ha dejado el ser una voz activa en contra de las injusticias sociales.¿Por qué fue importante para usted lanzar No hay una vida que no nos duela justo en uno de los momentos más violentos y triste de Colombia?Nunca he podido cantar esta canción sin llorar. Siempre que la canto me duele y te contaré por qué. Esta canción nace de mi deseo de ser la mamá de todo el mundo. Este país es muy cruel con el hijo ajeno. Este es un país que pide misericordia para el hijo propio, pero la mano duro para el ajeno. Y muchos dicen "esa gente quién sabe qué andarían haciendo". Yo creo y estoy convencida de que la revolución que este país necesita es que le duela el hijo ajeno, que cuando maltratan a una mujer sintamos que tocan a todas las mujeres. Y eso es lo que plasmó en la canción No hay una vida que no nos duelaHay una parte de la canción que dice "no hay una vida que no nos duela, cada lamento lleva una pena y aunque la suerte las abandone no hay una madre que no las llore. Esto describe literalmente los cuerpos en los ríos. Quizá no todos vamos a ser papás, pero todos somos hijos. No puede ser que esto no nos duela, que los hijos de los otros sí los puedan tocar. Yo quedé en embarazo en plena protesta y no fue casualidad. Le escribí una canción a mis hijas y dice una frase: "hay un pueblo que llevo en el vientre" ese es para mí mi deseo de tener ese pueblo dentro mío. Para algunos la sobreinformación en el marco de las protestas fue muy pesado y afectó la salud mental de muchos, ¿cómo fue para usted que estuvo activa en lives y en Twitter?Fue peor de lo que se vio. Dia y noche estuvimos conectados con Santiago Alarcón y Julián Román y sentíamos una necesidad que no nos dejaba desconectarnos. Ahí pasó alguna de las cosas que más me afectaron y es que mataron a un muchacho en vivo, no podía creer lo que nos estaba pasando. Creo que los medios de comunicación hegemónicos de siempre informaban solo una parte y estos lives nos permitieron ver la otra cara de la moneda. Nos llegaba mucha información, la mostrabamos y mucha gente decía que nosotros no mostrabamos todo y nos frustrabamos. Me preguntaba "¿será que esto si sirve'" y por otro lado estaba la presión de los que nos decían que nos iban a cancelar de todo. ¿Qué es el llanto para Adriana Lucía?Es mi refugio porque yo me libero cuando lloro, Soy de lágrima fácil. Lloro cuando estoy muy feliz, lloro cuando estoy muy triste y lloro cuando no sé qué hacer. Para mí el llanto ha sido la posibilidad de descargarme tanto para las cosas buenas, como para las cosas no tan buenas.¿Colombia la hace llorar mucho?Hijuepucha este país le saca a uno lágrimas. Lo peor de Colombia es su gente y lo mejor de Colombia es su gente. Este país se sostiene siendo un país tan violento, siendo un país tan injusto, siendo un país que no conoce sus tragedias, siendo un país de gente tan mala y tan malvada, un país de gente tan buena y tan amorosa. Qué barbaridad este país para hacernos llorar.Fue un momento muy intenso, hubo muchos comentarios fuertes en redes sociales, ¿cómo la recibe ahora la gente en la calle?Para nadie es un secreto que tuve amenazas de vida y que en este país hay que pararle bolas a todo. Me encerré. Hubo un momento en que yo pensé que me iban a agredir en la calle, o sea, el miedo. Yo no volví a salir, yo me encerré, para mí la pandemia fue perfecta para encerrarme, para no volver a salir y no volví a salir. Yo sentía que me iban a agredir en la calle y como me escriben cosas tan horribles en las redes, que además me gustan las redes porque soy muy activa en Twitter, por ejemplo, que es una red social tan dura. entonces, allá no lo bajan a uno de nada. Como que uno se mete en esa burbuja y uno piensa que es así y eso es mentira, eso no es verdad; hay una parte de verdad, pero es un eco de la verdad. Después me di cuenta que cuando me encontraba a la gente en la calle era al contrario. Me daban muchos abrazos y muchos besos, como que para mí fue como ¿En serio no me quieres pegar?.¿Qué reflexión le dejó todo esa temporada de su vida?Ha sido un proceso que lo estoy viviendo todavía y, aunque aún hay mucho temor, no me arrepiento. Me dejó de hablar mucha gente, me dejó de seguir mucha gente. Amigos de mis entrañas me dejaron. Pasé de ser, para mucha gente, la de mostrar a la de ocultar, pero llegaron nuevas personas a mi vida. Muy poquitas se quedaron, me tocó hacer borrón y cuenta nueva y empezar de nuevo con mi familia. Estamos felices con los que se quedaron porque sé que va a ser por siempre.¡El lado S de la música!
El compilado Corridos Prohibidos, uno de los más memorables de la música popular en Colombia, cumplió 25 años. Desde 1997 se han lanzado 21 volúmenes con alrededor de 600 canciones y miles de copias vendidas. Esta es su historia. Por Paula Ricciulli // @ricciupCreado por el productor y promotor Alirio Castillo, este compilado se ha preocupado por narrar historias desde los bordes. Ha contado lo que se vive en el país fuera de las principales ciudades y visibilizado lo que la música “mainstream” colombiana no suele hacer. Recientemente, lanzó su volumen número 22, con una mirada crítica al Paro Nacional de 2021.Corridos prohibidos nació en 1997. Castillo llevaba varios años trabajando en sellos discográficos internacionales que le decían que lo que daba plata eran los artistas anglo, así que decidió acercarse a todos esos artistas locales que rechazaban las grandes disqueras para ofrecerles planes de promoción.Castillo empezó a visitar varios pueblos de toda Colombia y se le ocurrió crear un álbum que los uniera a todos. En aquel momento bautizó Cantina abierta. Allí también incluyó 2 canciones que compró en los Estados Unidos del grupo Exterminador: La pista secreta y La cruz de marihuana. Esta última se volvió éxito rotundo en varias regiones del país, sobre todo entre raspachines y campesinos.Esto es música para chuparEn momentos en los que viajar en carretera por Colombia era arriesgado, Castillo visitó municipios a los que muchos temían llegar. “Llegaba uno en bus destartalado y lo paraba el ejército y le preguntaban: “¿Usted qué hace, no vio a nadie por ahí?”. Me sacaban todo lo que tenía y me decían “¿Esto es revolucionario? Y yo decía “No, esto es música para chupar”, recuerda Castillo.“Yo estaba en una crisis económica porque gasté mucho dinero haciendo promoción. Un día llamé un amigo y le dije 'hermano, tengo este álbum que ha vendido 5000 copias en 3 meses' y me dijo 'Es un éxito', y le dije, 'Hágale un comercial muy barato, este disco necesita televisión porque la radio no lo toca'. Y él me dijo '¿la radio no lo toca?' Pongámoslo como slogan, ¡En la radio no se puede escuchar!, y se disparó el disco por todo el país”.Una canción incluida en ese primer volumen de Corridos prohibidos fue Corrido del Cocalero, del artista Uriel Henao. El tema surgió a raíz de las marchas de los cocaleros en Caquetá y Putumayo en 1996, cuando miles de campesinos exigieron al gobierno nacional inversión social, la suspensión de las fumigaciones con glifosato y expresar su voluntad para sustituir los cultivos de coca a cambio de garantías para la producción agropecuaria. La prensa de la época registró el éxito de la canción y el disco en la zona de San Vicente del Caguán, que pocos meses después estaría en boca de todo el país por los diálogos fallidos entre gobierno y FARC. “Fue el único producto que se atrevió a cantarle a las situaciones que la gente quería escuchar”, opina Castillo."Me preguntaban: 'Don Alirio, ¿Cuánto vale que me haga usted un corrido', y yo le decía '¿Usted a cuántos ha matado?' 'No, a ninguno,' ¿Entonces qué? Un corrido si no tiene muerto, no pasa nada”.Algunas emisoras en los pueblos prohibieron difundir las canciones del disco, no porque el gobierno lo hubiera pedido, sino porque, según Castillo, los alcaldes decían que solo se podían tocar los corridos a partir de las 11 de la noche. "Todo funcionó a mi favor. En esa época se vendieron casi 200.000 copias. Ya los artistas eran famosos, en su momento nadie conocía, y después no andaban en moto sino en carros lujosísimos y cobraban millones por presentación". El Volumen 1 fue un éxito rotundo y gracias al eco de varios medios, el disco también llegó a conocerse en varias ciudades del país. Ya para el Volumen 3, Castillo quiso hacer énfasis en narrar más sobre lo que sucedía en Colombia. Secuestro y extradición“No podemos seguir cantándole al narcotráfico, haciendo lo mismo que hacen los mexicanos. Ese es su negocio, ellos venden muy bien y les cantan a los traquetos, pero Colombia tiene tantos problemas y tanta violencia que vale la pena cantarle a la tragedia del país y cambiarles el enfoque a las historias”.El secuestro o la extradición eran algunos de los temas que Castillo quería que se abordaran en Corridos prohibidos. “Eso en la práctica era prohibido, nadie se atrevía a escribir canciones sobre eso por miedo. Yo quise hacer ese trabajo y empezar a buscar historias para narrar lo que estaba pasando. Aunque las ventas cayeron, yo me sentía feliz porque estaba haciendo algo por mi país”.En el vol. 3 se incluyó la canción Son unas ratas, inspirada en una frase del senador Carlos Moreno de Caro. Otras como El secuestrado, Mañana me matan o El sapo, también abordaron la realidad nacional.“La promoción de pueblo en pueblo no la abandoné, me gustaba la cerveza y me gustaba sentarme con amigos de la radio, artistas, o gente del común que me contaba sus historias". A pesar de la piratería y los intentos (fallidos) por crear propuestas similares, Corridos prohibidos logró mantenerse hasta hoy. Corridos prohibidos en la era del streaming En casi 3 décadas, Corridos prohibidos logró sobrevivir a la piratería, la censura, la pandemia y los cambios de la industria musical. Aunque hoy las discotiendas están en vía de extinción y las ventas no son como antes, Castillo quiere seguir con el álbum y recientemente lanzó el volumen 22. Castillo cuenta que cada vez se le hace más difícil hacer corridos porque los artistas no quieren hacer historias "comprometedoras", así que prefiere escribir canciones para que otros las graben bajo un seudónimo. El volumen 22 de Corridos Prohibidos tiene una mirada crítica de lo que pasó en el Paro Nacional. “Vi a los de La Primera Línea acorralando a la Policía contra las paredes, la fuerza pública defendiéndose con sus escudos de las bombas, la piedra, gasolina, fuego y garrotes. Solo cubriéndose de una turba de delincuentes. Me documenté y encontré la historia de una joven mujer que desde niña quería ser policía, lo consiguió, hizo su sueño realidad, sin imaginar que después se iba a ver rodeada de gente desalmada queriéndola asesinar por llevar su uniforme, su escudo y un bolillo para defenderse”, asegura Castillo sobre Dolor de patria, una de las canciones de este nuevo volumen, que se alejó de la música norteña mexicana para apostarle a ritmos llaneros. Los corridos prohibidos son, sin duda, las canciones que representan ethos del conservadurismo o la derecha colombiana. Sobre todo, en zonas rurales. Para la muestra canciones de este volumen que llevan títulos como Teodora de Bolívar, No Voten por el Cacas, Soy Cabal, Murieron del Otro Lado o Lenguaje Inclusivo. Según cuenta Castillo, en el año 2002, todo el que tuviera que ver con Álvaro Uribe era amenazado por las FARC. Y por esos días llegó a sus manos una canción llamada La hora cero. "Ni la misma fábrica de discos quiso figurar en el crédito. El distribuidor tampoco quiso aparecer así que me eché los discos al hombro para venderlos de pueblo en pueblo. La canción fue un éxito". "Cuando el senador (Iván) Cepeda le complicó la vida a Álvaro Uribe saqué una canción en género llanero y la titulé Uribe soy yo. No sé si el Dr. Uribe la haya escuchado alguna vez: la hice con mucho gusto y la disfruto todos los días. Soy uribista". En el volumen 22 también hay una canción llamada Lenguaje inclusivo, que es una de las favoritas de Castillo de todo el disco. "Es una canción chistosísima. Cuando Francia Márquez salió con lo del lenguaje inclusivo, yo dije "hay que hacer una canción de esto" y el resultado me encantó". Castillo dice que alguna vez llamaron a Corridos prohibidos "la banda sonora del conflicto colombiano", un calificativo que a él le encanta y se toma muy a pecho. Él espera seguir narrando su visión del país a través de la música y, aunque es consciente de que no todo el mundo está de acuerdo, ratifica: "al que no le guste, ¡de malas!".
Artistas de todas las disciplinas nos mostraron que la protesta se puede vivir como una gran celebración del pueblo y que en los momentos difíciles podemos acudir al arte para expresarnos mejor. Cuando estalló el Paro Nacional en 2021, ante el apoyo masivo del gremio artístico, algunas de las celebridades criollas más populares despertaron la pregunta clave: ¿pueden los artistas ser neutrales y escapar a la política?Por Juan Camilo Ospina Deaza y María Daniela Mejía Buitrago @siete_de_noviembre_del9No todos los artistas son cortados con la misma tijera. Hay unos indiferentes, otros ambiguos, y hay quienes han dedicado sus carreras a ponernos a pensar y a llamar la atención sobre los problemas del país. Pero el reciente Paro Nacional sacó a flote, de nuevo, una discusión que trasciende los nombres: ¿hay artistas políticos y otros que no lo son? O mejor: ¿Hay personas políticas y apolíticas? Escuchar expresiones como “Yo no me meto en temas de política” o el hecho de que sea común escuchar que “de religión y política no se habla en la mesa” nos demuestra dos cosas. La primera: no tenemos la cultura política del disenso respetuoso. ¿Por qué es tan difícil hablar de puntos de vista opuestos sin querer silenciar al otro? En lo privado es la correa o la chancla del papá y la mamá lo que acaba la conversación. En las calles, son instrumentos letales los que se utilizan para cerrar el diálogo. Y la segunda: en Colombia se nos metió en la cabeza la idea de que criticar, estar en desacuerdo y sentirse incomodo son equivalentes a odiar. Ya otros personajes célebres como Martín de Francisco y Santiago Moure nos han mostrado el valor que tiene la crítica en nuestro contexto. Y no podemos caer en la trampa de creer que la “neutralidad”, por sí misma, es la respuesta a algo. Como diría el Nobel de paz de 1984 Desmound Tutu: "Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor".Como consumidores/audiencia cada vez es más común que nos preocupamos por calcular cómo nuestras decisiones cotidianas afectan a todos los eslabones, humanos o contextuales, del proceso de producción y distribución. El "consumo responsable" es, de hecho, una categoría comercial muy valorada en los últimos tiempos. Pensar en las formas en que se obtuvieron los materiales de nuestro celular, utilizar un cepillo de dientes biodegradable o una pañoleta verde o azul, ya nos posiciona en el mundo político, independientemente de su efecto real en la política o el medio ambiente. Hoy el consumo determina la identidad propia. Esto tiene un particular efecto en los artistas, que las audiencias consumen, también, como si fueran un producto contenedor de determinada ideología (porque cualquier producto, con o sin intención, es también ideológico). El vestuario que utilizan, los temas sobre los que escriben en sus redes sociales, las compañías con las que aceptan contratos y la explícita filiación política configuran el entramado simbólico que del artista. ¡No olvidemos que se reconoce como un género a la “música protesta”! O pensemos en cómo en el trap, los tatuajes y las uñas postizas, pueden ser interpretados como un statement involuntario basado en el rompimiento de la relación marxista entre trabajo manual y trabajo intelectual. O tomemos el ejemplo de Billie Eilish y su decisión por usar ropa holgada: una apuesta para que se hable de su música, no sexualizar su cuerpo y luchar contra el “body shaming”. La lista de ejemplos es interminable. Uno de los iconos pop de las últimas décadas, Lady Gaga, por ejemplo, a lo largo de su carrera, ha utilizado prendas para mostrar la importancia de transgredir los estereotipos de género y llamar la atención sobre la posibilidad de lo fluido que puede ser nuestro cuerpo.Todo en el performance del artista contiene mensaje. De un modo más explícito nos hablan también las canciones. Bella Ciao, canción que apareció recientemente en la serie La casa de papel, fue el himno de la resistencia italiana contra el fascismo de Benito Mussolini y las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Imagine, de John Lennon, ha sido una canción compuesta contra de las diferencias que existen en la sociedad y un llamado a la unidad y la paz. This is America, de Childish Gambino, pone sobre la mesa los crímenes que se reportan en Estados Unidos motivados por prejuicios contra la raza, etnia, religión, discapacidad, orientación sexual, género o identidad de género (los llamados crímenes de odio). O en Colombia, más recientemente, ¿Quién los mató? de Hendrix B, Nidia Góngora, Alexis Play & Junior Jein daba en el clavo de cómo la muerte y la impunidad se instaló en las comunidades más pobres de Colombia. Más allá de hacer una lista detallada de casos, queremos apuntar a que la música y la política son indisociables. ¿Qué es el pandering? Los artistas, por lo general, tienen ojos y oídos sobre ellos constantemente. Algunas personas los consideran modelos a seguir. Una posibilidad que los pone en una situación en la que pronunciarse o guardar silencio sobre algún tema es tomar una posición. Y cada vez es más difícil guardar silencio desde que decidieron mostrar su vida en redes sociales como técnica para generar afinidad entre su público. Pero curiosamente, para muchos, es más fácil mostrar lo que desayunan, la mugre de su casa y la intimidad de su relación en pareja que su visión sobre la política. Como nos muestra Taylor Swift en el documental Miss America, este poder es un arma de doble filo ya que mostrarse políticos puede significar disminuir sus ventas y alejar ciertos públicos o puede ayudarlos a fortalecer su carrera al apelar a públicos a los que antes no llegaban. Cierto es también que, muchas veces, la propia imagen de los artistas no les pertenece a ellos mismos. Así como son consumidos como un producto, por temas contractuales, pueden escuchar a su manager decir: “no haga esto o aquello porque perjudica la marca”. En muchas ocasiones acogen causas en las que no creen o callan sobre otras precisamente para no afectar las ganancias de su marca. Esta práctica se conoce en inglés como “pandering” y consiste en complacer a un grupo identificando tu producto con una idea. Un caso clásico es el de cómo BMW, durante su historia, ha identificado su marca con el régimen Nazi y con la lucha LGBTI+.Pero en el caso de las grandes compañías afiliarse a causas políticas responde a los resultados de cuidadosos estudios mercadotécnicos; en el caso de los artistas, por el contrario, vale la pena preguntarnos si tienen las herramientas de comprensión para poder pronunciarse sobre complejos temas económicos, sociales y políticos. De cualquier forma, no hay escapatoria al "ser político". Independientemente de si eligen ser ambiguos, tomar posiciones recias o si otras instancias lo hacen por ellos, hay signos asociados a la música que ya vienen cargados de significado político. En un contexto en el que las audiencias se interesan tanto en saber cómo se hizo un producto que cómo se formó el pensamiento de un artista, la demanda por posicionamiento parece una consecuencia natural y directa derivada del vacío del discurso de la "autenticidad" que tanto repiten las nuevas generaciones de músicos. Sígannos también en Instagram
Aquí estamos, como de costumbre, con nuevos temitas, pero queremos recordarles que tenemos un especial completo con reseñas de discos colombianos (álbumes de estudio y EP) para que conozcan y se empapen de la diversidad musical del país. También pueden echarle un ojo a los mejores temas y álbumes nacionales del 2020 en este especial. En esta oportunidad les presentamos Falsos Positivos de Ekymosis.Falsos Positivos - Ekymosis.¿Quién está detrás? Ekhymosis es más que una banda, es una institución de la música en Colombia. La banda de trash metal se fundó en la Medellín de finales de los años 80 y desde entonces han ido evolucionando su sonido y propuesta. En 1997 se separaron, pero en 2012 regresaron con nueva alineación. A finales de 2020 dan a conocer al cantante Dani Zapata como su nuevo vocalista.¿De qué trata? Ekhymosis ha estado muy activo este año en pro de las manifestaciones pacíficas que se han dado en medio del paro nacional de Colombia. La banda eligió hablar en este sencillo sobre una problemática que lamentablemente no ha tenido un fin en Colombia: la de los falsos positivos. En este tema toman postura y lamentan la falta de justicia para hallar los culpables.¿A qué suena? Haciéndole justicia a su historia, es una canción con guitarras potentes y una interpretación que viene de las visceras a cargo de la voz de Dani Zapata. Un sonido que invita a gritar y saltar con la ira que produce la injusticia en nuestro país.¿Sobre el video qué? El sencillo viene acompañado por un video lyric en el que se ve a la banda interpretando la canción, pero también contiene imágenes de las marchas en Colombia.¿Cuándo escucharla? Seguramente esta canción va a tener mucha aceptación en conciertos y festivales. Es un nuevo himno para estos tiempos de protesta e inconformidad social.En video | Paro Nacional en Colombia: Santiago Alarcón y el papel del arte en las manifestaciones pacíficas¡La música nos une!
Aquí estamos, como de costumbre, con nuevos temitas, pero queremos recordarles que tenemos un especial completo con reseñas de discos colombianos (álbumes de estudio y EP) para que conozcan y se empapen de la diversidad musical del país. También pueden echarle un ojo a los mejores temas y álbumes nacionales del 2020 en este especial. En esta oportunidad les presentamos Parchesito de Anden de Métricas Frías, Deejohend y Kiño .Parchesito de Anden - Kiño, Métricas Frías y Deejohend¿Quién está detrás? Su carrera en la escena del hip hop no es nueva, Kiño lleva más de diez años hilando líricas certeras y poderosas, ha empuñado el micrófono en varios proyectos. entre ellos su primera banda RH KLANDESTINO. En el 2004 se abrió camino como solista y desde ahí su trabajo ha sido reconocido en la escena del hip hop paisa por un estilo propio. En este tema lo acompañan Métricas Frías y Deejohend.¿De qué trata? Es una canción que se basa en la cotidianidad, a lo largo de la canción se lanzan varias reflexiones sobre lo que es vivir (y sobrevivir) en un país como Colombia. Parchesito de Andén también es un recuerdo de esas conversaciones con los amigos de toda la vida.“Hay más muertes por feminicidios que por la pandemia”: Kiño en Parchesito de Andén¿A qué suena? Es una canción de rap bajo una pista que tiene como protagonista el bajo. El sonido invita a ponerle atención absoluta a cada una de las frases que escupen los músicos en casi tres minutos.¿Sobre el video qué? La canción viene con un clip dirigido por LibreStylo de Medellín. Se grabó, literalmente, en un andén de Medellín e incluye imágenes de las marchas pacíficas que tuvieron auge en mayo y junio de 2021 durante el paro nacional.¿Cuándo escucharla? El tema invita a la reflexión de una realidad que muchos quieren ocultar. Es de esas canciones para mostrarsela a los amigos que tienen pensamientos similares.En video | Paro Nacional en Colombia: La música como arma de protesta - Shock¡La música nos une!
Junior Jein, uno de los hijos célebres de Buenaventura, siempre se preocupó por ayudar en el desarrollo del puerto. Él sabía que el amor por la tierra no lo era todo, por eso, ayudó a que su plataforma como artista reconocido no lo beneficiara solo a su carrera sino también a la tierra que lo vio nacer.La horrible violencia acabó con la vida de Junior Jein, uno de los padres de la salsa choke y uno de los personajes que más llenaba de orgullo al pacífico colombiano.Para leer | Junior Jein: el artista y empresario musical que llenó de orgullo a BuenaventuraHoy recordamos esa conversación en la que nos habló sobre los problemas de Buenaventura y donde contaba lo que hizo para que su tierra fuera un foco de atención de los gobiernos nacionales y departamentales.Esta fue su declaración a principios de 2021Lo que está aconteciendo actualmente en Buenaventura es una vez más el resultado del abandono estatal que por décadas, desde que yo tengo uso de razón, nos ha sometido el Gobierno Nacional y todo el sector empresarial de este país. Realmente es triste ver como el porcentaje de desarrollo social frente al desarrollo portuario es decir comunidad versus puerto no equitativo.Yo vengo diciendo esto hace mucho rato en diferentes escenarios, en canciones, en conversatorios, en congresos, en charlas incluso con Ministro, en casa del Presidente Santos, en la Casa de Nariño de que Buenaventura realmente lo que necesita es inversión social. Buenaventura es una ciudad rica en creatividad, culturalmente, en el deporte.Es el momento que se abra ese abanico industrial para darle cabida a otras economías como la economía naranja. Aún los planes de desarrollo de Buenaventura y todo el tema de comercio gira en torno al puerto y no se dan otras oportunidades.En fin, son muchos los casos que tiene Buenaventura como problemática, que si me pongo a enumerarlos uno por uno creo que no terminaríamos nunca. Ahí tenemos contenido para todo un conversatorio sin ningún problema. Sin querer minimizar obviamente lo que está pasando actualmente con el recrudecimiento de la criminalidad en Buenaventura, no queremos minimizar un problema también delicado.Pero Buenaventura tiene problemas de raíz como los que les estoy acabando de mencionar y lastimosamente en la actualidad este boom mediático a través de ese gran gesto del hashtag #SOSBUENAVENTURA que llamó la atención de los medios y de toda la opinión pública nacional e internacional, se ha convertido también en un escenario político donde vemos al doctor Andrés Clavijo haciendo denuncias públicas sobre la corrupción que hay en la Secretaría de Gobierno de Buenaventura, allá con algunos actores al margen de la ley.Vemos la respuesta de Alexander López frente al Gobierno Nacional que ha descuidado Buenaventura, vemos al Gobierno Nacional contestando de que las inversiones que han hecho ha sido por más de un billón de pesos que de una u otra forma no se han podido aplicar por parte de los directivos del paro cívico y todo eso va desarrollando un escenario donde se aprovecha y se desvía la atención que realmente se le tiene que dar al problema de Buenaventura, pero a la final realmente yo me detengo y hago una reflexión muy particular.Estos días mi esposa me preguntaba ¿bueno y cuál es la solución a ese problema, qué se puede hacer? Y yo decía realmente, Buenaventura cambia desde nuestros hogares, nosotros como padres empecemos a reconstruir ese tejido social, a darles valores positivos a nuestros hijos, a inculcarles buenos hábitos, buenos actos, buenas costumbres.No es posible que nosotros erróneamente en nuestros hogares aplaudamos cuando llega a nuestro hijo con un bombón en la mano. “Ay, papi, mami, cogí este bombón del supermercado de la tienda y no lo pague y jajaja y la gente se ríe y le aplaude y ay, no este niño”. No, eso no se puede aplaudir, desde ahí empieza los correctivos. Hay que reprender al niño, hay que enseñarle que eso no se hace.Realmente Buenaventura cambia cuando nosotros pongamos la mano en el corazón y empecemos a cambiar.Que en paz descanse Junior Jein, el gran señor del pacífico.¡La música nos une!
El actor Santiago Alarcón ha sido una de las figuras públicas más comprometidas en apoyar las manifestaciones pacíficas en el marco del Paro Nacional que arrancó en 2019 y que ha tenido su punto más alto en el primer semestre de 2021. Para él estas marchas es resultado del mal trabajo del gobierno de Iván Duque, pero también de administraciones pasadas que no han cumplido con las promesas que le hacen al pueblo durante las campañas.Para leer | El teatro se reactiva en Colombia: Santiago Alarcón dirige la obra 'Radojka'El también director de teatro hace un balance y algunas reflexiones que le han dejado las protestas que empezaron el pasado 28 de abril, además, evalúa el papel que ha jugado el arte en sus diferentes disciplinas para expresar el descontento social que tiene una parte grande de la ciudadanía colombiana.Santiago, quien sin duda es un actor importante para la historia de la televisión colombiana, analiza la importancia de que los artistas de reconocimiento internacional se pronuncien sobre las injusticias del pueblo colombiano: "este es un momento particular, uno no tiene que manifestarse siempre o pelearlas todas, pero este momento sí necesita de esas voces que tienen tanto impacto y que han crecido gracias a la gente que hoy está sufriendo (...) lo que la gente pide es que los famosos se dejen conmover y se unten un poquito por lo que pasa en Colombia".Para escuchar | ‘No hay una vida que no nos duela’ de Adriana Lucía: un sentido canto de pazEn medio de las protestas pacíficas ha habido una explosión artística que de una forma profunda impacta a la sociedad. Sobre el papel del arte en las manifestaciones Santiago cuenta que "el movimiento artístico me emociona, me transforma y me enamora del colombiano y su necesidad de expresar lo que vive (...) el arte es memoria y es ese ejercicio de recordarte siempre la verdad a través de diferentes disciplinas.En video | Paro Nacional de 2021 en Colombia: Álvaro Herrera, las razones por las que protestaba el músico detenido arbitrariamente por la Policía¡La música y el arte nos unen!
Este año se esperaba que el Festival Viva El Planeta en Bogotá tuviera un aforo limitado de público presencial, pero el tercer pico de contagios por el coronavirus no permitió que fuera así. Sin embargo, la música no se detiene y el evento celebró su décima edición en el escenario La Media Torta del centro de la capital colombiana.Para leer | ‘No hay una vida que no nos duela’ de Adriana Lucía: un sentido canto de pazEste evento surgió hace diez años con el objeto de promover la cultura como un motor para la solución de problemáticas medioambientales y sociales."El festival llega una vez más a Bogotá. Este es un canto unido por la vida, la Paz y el cuidado de nuestro planeta": Doctor KrápulaPara esta edición muchas de las agrupaciones invitadas se refirieron al Paro Nacional, el abuso de algunos integrantes de la fuerza pública en contra de la ciudadanía y la importancia de respetar la vida del prójimo.Contenido relacionado | ‘No Disparen’, la canción de Doctor Krápula sobre el abuso policialEl cartel de este año lo encabezan Doctor Krápula y César López, acompañados por Ginger y los Tóxicos, Caravanchela, El Punto Ska, Highway y los dos ganadores de la convocatoria local: Skywords y Jota Bermudez.La transmisión en vivo se podrá ver hoy 12 de junio a partir de las 2:00 de la tarde en las páginas de Facebook de las bandas y del festival.Estas son algunas de las fotografías que dejó el evento musical. Las imágenes fueron tomadas por la fotógrafa Lina Martínez-Moya @lainux_ph.En este video se puede revivir la edición digital del año pasado que se realizó desde diferentes puntos del país, debido a la cuarentena del coronavirus en 2020.En video | Flaco Flow, Melanina y Benny Bajo - La Jungla [La historia detrás de la canción Shock]¡La música nos une!
Aquí estamos, como de costumbre, con nuevos temitas, pero queremos recordarles que tenemos un especial completo con reseñas de discos colombianos (álbumes de estudio y EP) para que conozcan y se empapen de la diversidad musical del país. También pueden echarle un ojo a los mejores temas y álbumes nacionales del 2020 en este especial. En esta oportunidad les presentamos No hay una vida que no nos duela de Adriana Lucía.No hay una vida que no nos duela - Adriana Lucía¿Quién está detrás? Adriana Lucía es una cantante nacida en El Carito, Córdoba, que está activa en la música desde la década de los noventa. Su canto ha evolucionado y se encarga de resaltar las raíces de la música colombiana, de darle visibilidad a los sonidos autóctonos y de darle importancia a la letra. La cordobesa también hace activismo desde su música dándole voz a aquellos que suelen ser ignorados en un país como Colombia.¿De qué trata? No hay una vida que no no duela es un canto en busca de la reconciliación, el perdón, el respeto y la esperanza. Su título es, sin duda, un lamento por los fallecidos en el marco de las protestas del Paro Nacional de 2021. Durante poco menos de cuatro minutos Adriana hace reflexiones que le ha dejado las injusticias que se han vivido en el país a raíz de la violencia sin sentido.¿A qué suena? Fiel a su estilo musical, la canción es una fusión entre el pop-rock y elementos propios del folclor colombiano. Sin embargo, el mejor instrumento es la voz de la cordobesa y el sentimiento que se siente en cada segundo del tema. La canción también tiene un coro de cantoras que logra emocionar hasta las lágrimas.¿Sobre el video qué? El clip recopila imágenes de la gente en las calles durante las protestas pacíficas en Colombia. Adriana cuenta que “esta pieza de memoria colectiva, se construyó gracias a la mirada de artistas audiovisuales que están registrando lo que sucede en las calles de Colombia desde el 28 de abril de 2021.¿Cuándo escucharla? Indudablemente es una canción para pedir el cese de la violencia y de las injusticias en Colombia. Una canción que ofrece esperanza en jornadas llenas de dolor. ¡Resistencia!En video | Paro Nacional en Colombia: Santiago Alarcón y el papel del arte en las manifestaciones pacíficas¡La música nos une!
Mucho ha cambiado en Cali desde 1977, cuando Andrés Caicedo escribió ¡Que viva la música!: Ya no se llama “Puerto Rellena”, se llama Puerto Resistencia. Ya no se llama “La Loma de la Cruz”, se llama La loma de la Dignidad. Ya no es “Univalle”, es Unirresistencia. Pero hay algo nunca cambia: Cali sigue siendo música.Por Carolina Benitez MendozaEn medio del Paro Nacional, que empezó en abril de 2021, además de consultar los puntos de concentración en línea, los caleños consultan a diario la agenda del Paro Cultural, eventos artísticos que ocurren en toda la ciudad, desde agüelulos hasta talleres de pintura. La música se ha tomado las calles con naturalidad. El sur es de la ciudad es conocido, tradicionalmente, como una zona universitaria. Las últimas estaciones del MIO, en ese sur dividido entre barrios estrato 5 y residencias baratas para estudiantes, siempre fueron lugar de encuentro para los jóvenes de la universidad pública, que se bajaban en la estación Univalle, en la estación Buitrera o en la del barrio de los apartaestudios, el hogar de muchos univallunos, Meléndez. Esa estación, siempre concurrida con estudiantes apurados, era la estación de alistarse, porque cuando la anunciadora decía “Próxima Parada, Meléndez”, sabían que estaban cerca de casa. No era la más grande, pero siempre estaba limpia y ordenada. La estación es ahora un recuerdo, pues no tiene techo, ni vidrios, ni gran parte de sus paredes; sin embargo, los muchachos que están en lo que queda de la estación Meléndez son los mismos de siempre.Al pasar hoy por Meléndez, más allá de los palos y latas que mantienen el bloqueo a la calle quinta, la que alguna vez fue la estación del MIO es ahora un escenario, literalmente. Se presentan bandas a diario, con jóvenes de toda la ciudad concentrándose alrededor, como en cualquier tarima en la que retumba el ritmo de la batería. Eso pasa mientras se asoman escandalizadas por el ruido las familias de las unidades residenciales del sector Multicentro, un barrio estrato 5 ubicado justo en frente. La estación de Meléndez es una especie de frontera social, y el ruido del punk caleño un inmigrante ilegal.Desde el batallón Pichincha, que queda a un par de cuadras, se escuchan guitarras eléctricas. Uno podría jurar que está en una película, porque a varios de las decenas de soldados que están desplegados por la calle se les puede ver siguiendo el ritmo del bombo, con los dedos encima de sus fusiles.Aunque ha pasado más de un mes desde que inició la protesta no hay un día sin muertes, sin miedo o sin heridos. No hay día sin música tampoco.Les puede interesar | 13 canciones urgentes dedicadas al paro nacional de 2021El Cacerolazo sinfónico, un espacio en el que músicos clásicos de toda la ciudad se unen al menos una vez a la semana en alguno de los puntos de concentración a tocar desde Tchaikovsky hasta el Himno Nacional, sigue su programación. La Luna, en el centro de la ciudad, también sigue protestando, tocando rock debajo del puente. No hace mucho allí ardía en llamas uno de los hoteles más icónicos de Cali. La guitarra eléctrica sigue sonando aunque el gas haga llorar los ojos.Muchos dicen que el país está incendiándose y los caleños andan felices de rumba, pero como bien lo dijo Frederick Douglas “Los esclavos que cantan son los más tristes. Las canciones del esclavo representan las penas de su corazón, y le alivian, del mismo modo que sólo se alivia un corazón roto llorando. He cantado para ahogar mi pena, pero en muy contadas ocasiones mi alegría. El cantar de un hombre naufrago en una isla desolada podría ser inapropiadamente considerado como felicidad, como el canto del esclavo; las canciones del uno y del otro vienen de la misma emoción”. ¿Quién en serio interpretaría la música de una ciudad con 558.000 personas en la pobreza como celebración, en lugar de clamor? ¿Qué puede hacer la ciudad que más muertos ha puesto durante el paro, además de cantarles los alabaos?Sígannos también en Instagram | Nada que celebrar, músicos caleños explican el Paro Nacional
Ya sospechábamos que la tercera fecha del Festival Estéreo Picnic 2023 tenía el potencial para ser una de las mayores fiestas de la historia del evento. ¿La razón? Buena parte de los shows prometidos compartían una característica: eran artistas definitivamente revolucionarios.La idea de lograr verlos —a Chemical Brothers, a la Wu-Tang Clan, a Moderat, a Bizarrap y a tantos más— traía la épica de un recuerdo indeleble implícita.Pero nada es certeza para nosotros, el público del Picnic: después de todo, por el festival hemos visto hasta sueños de infancia desmoronarse ante decenas de cancelaciones esporádicas, pandemias e incluso la muerte súbita a horas de que lo anhelado se realice. Quizás esa incertidumbre fue potenciadora de la emoción eléctrica que se apoderó del día.En todo caso, incrédulos o confiados, indudablemente nos equivocamos. Aunque se respiraba emoción por la fecha, solo un puñado de los asistentes puede decir que se esperaba algo del porte de lo ocurrido en Briceño el sábado 25 de marzo. Probablemente es aún más ínfimo el grupo de personas que se atrevería a decir que ha presenciado una seguidilla de shows tan impresionante en los 13 años que han transcurrido del festival pago más grande de Colombia,El día inició nublado. A la amenaza de lluvia se sumó el anuncio de cancelación del show de Kali Uchis del domingo. Luego, su retractación, el inicio de las primeras bandas y la llegada de los amigos alejaron el susto de que algo pudiera salir mal en el día.Miles se decidían a no dejar esa posibilidad al azar educándose y testeando sustancias en Échele Cabeza, o comprando trayectos de bus, agua, comida, zapatones o capas al ritmo de enormes artistas locales como Flor de Jamaica, Felipe Orjuela y la nueva estudiantina electrónica, Junior Zamora o Santiago Navas.Mientras algunos ya cabeceaban con el latin club de la fiesta del TraTraTrax Sound Sistema, líderado por Verraco, Dawer x Damper corrían el telón de su presentación llena de dramatismo escénico y Alci Acosta caminaba lentamente, como en pasillo de honor, a tomarse el escenario Adidas entre vitoreos y aplausos.Los primeros rones se abrieron para pedir un trago en la copa rota con celular en mano para grabarle un video a mamá que está en casa. En el recuerdo quedará también la invitación a Catalina García de Monsieur Periné al escenario, o cuando “Checo” Acosta, hijo de Alci, tomó la vocería por un momento y le cantó a las canas de su mítico padre mientras este tocaba el piano.Y aunque renunciamos pronto al sol, eso significó entregarnos de lleno a la noche. L’Imperatrice nos hizo bailar con su nu-disco y, ya en un punto avanzado de su set, la cantante Flore Benguigui advirtió que lo que estábamos próximos a escuchar música que nos haría mover indudablemente, invitándonos a la entrega al baile. En otro lugar, “NRS in Da Area” hacía recordar los hits de la No Rules Clan cabecear a un público sediento de boom bap que calentaba para otros shows de la noche.En adelante, no tengo idea de dónde estuvimos, pero no fue propiamente este mundo. Desde la irrupción enérgica de Trueno vivimos shows decididamente entregados a su público, con sonidos originales y una audiencia que en respuesta bailaba y gritaba con pasión, confiados en que estábamos en buenas manos. Cada hora que pasaba, cada movimiento entre escenarios, se sentía como la elección de una atracción de un parque de diversiones, y reunirnos en tierra firme con nuestros parches para tomar agua antes del ritual era como ponerse el cinturón antes de una montaña rusa.Justamente fue el argentino quien puso sobre la mesa cuanta confianza tuvo en que su público iba a tener esas ganas y compromiso de acompañarlo incluso cuando fuera más allá del freestyle que lo hizo famoso. La sinergia entre artista y público permite la apertura a una propuesta estética que rompa paradigmas, y los shows que vinieron son muestra de lo que un artista puede lograr si confía en su visión y en que el amor que pone de su parte, de ser honesto, será reconocido.Bizarrap lo sabe, y se agrega un componente adicional a la comprensión sobre lo que se necesita para realizar una visión propia y exitosa si se tiene en cuenta que su llegada puestos altos de festivales del mundo tiene todo que ver con su perseverancia e insistencia en el potencial de las sesiones de estudio que lo catapultaron al estrellato mundial.Como público uno agradece su show por diferente a una recopilación de hits, pues está mucho más cercano al EDM que lo enamoró de la producción musical que al rap o al reggaeton.En medio de la sorpresa y el baile suscitado por los drops agresivos y los samples chopeados, surge la pregunta por lo que podría ser para la música del portador de las ya icónicas gorra y gafas si se dedicara de lleno en su música de estudio, y no solo para las secciones enérgicas de sus sesiones, a explorar la producción electrónica, con rapeos encima y pensada para bailar al estilo baltimore club, superando las mallas de seguridad que le suponen el perreo y las apariciones de los artistas más grandes de la región en su música. Su voz trémula de lágrimas al cierre muestran, al fin y al cabo, que es ese sonido que tocó el que más lo inspira.Es que la renuncia a la comodidad es lo que construye a las leyendas y las separa de los hits temporales. La música decidida a ser una expresión del alma es una sustancia radioactiva que genera reacciones en cadena y ha creado mundo enteros. Uno de ellos es Shaolin: el mismo lugar donde RZA sentó a sus secuaces secuaces hace décadas para pedirles un año de sus vidas dedicado no al hustlin’ de Staten Island, sino a su objetivo de crear a los Avengers del rap.Sus miembros escribieron leyendas que, puestas en situación de concierto, son reforzadas por una bandota, samples de películas de kung-fu, rap chatarrero clásico y la siempre extraña contraposición de que las máximas autoridades de un lugar inviten a prender un bareto en vez de ser quienes persiguen su uso. Desde el día, los miles de camisetas alusivas a la Wu-Tang anunciaban el viaje, y finalmente estuvimos en esa Nueva York de los noventas, Ol’ Dirty Bastard vivió entre nosotros y la ausencia de Method Man fue suplida por un público que si bien no cantó todo, se entregó a la misa de hits como C.R.E.A.M., Bring Da Ruckus, Tearz y hasta covers de Nirvana.Aunque sin tanta calle y épica, pasamos luego al que para muchos ha sido el mejor show de sus vidas. Ed Simmons y Tom Rowlands asumieron sus puestos a la luz de una silueta facial azul que hablaba y se aceleraba, y desde que liberaron la furia de sus block rockinin’ beats abordamos un paseo por el inconsciente sin poder resistirnos a bailar.Durante Chemical Brothers, todas las líneas divisorias se difuminan: cuesta trabajo entender si los robots de 5 metros que cuelgan sobre el escenario realmente lo hacen, si la pantalla es 3D, si hay cientos de pelotas gigantes que brincan sobre el público o si los ogros y representaciones de Vishnú gritando van a salir de la pantalla, como sus rayos laser, a comernos.Su carrera es eso, al fin y al cabo: difuminar. Fueron ellos quienes se decidieron a tomar el garage, drum n bass, jungle y demás armas del underground inglés de los noventas y ponerla sen manos de los grandes del sonido rock de Manchester y Londrés para crear la electrónica de arena. Su show nos permitió también recorrer esa historia a galope de caballos de madera e hipnotizantes manos de robot.Un ensueño de los sintetizadores tranquilos de Wide Open y Escape Velocity es de golpe Eve of Destruction, un juego de luces es de golpe una pesadilla y después un bajo sin piedad alguna. Miles de personas gritando “Got A Keep on Getting Me High” no pueden estar equivocadas, y hay que hacer caso y bailar.Los que salimos de allí a Ryan Castro, pasmados como estábamos y cuestionándonos si alguna vez viviríamos sensaciones tan intensas, nos encontramos con un cantante del ghetto que también está decidido a probar guaracha o merengue, de ser necesario, para cumplir su propósito de hacer perrear. Gritar con miles más Wasa Wasa y Jordan con el frontman que no hace tanto luchaba por la atención de los pasajeros de un bus tiene que ser de las pocas capaces de elevar más la farra después de eso.Y aunque algunos creímos que otra de ellas sería Fumaratto, muchos nos encontramos lastimosamente con la antítesis, con la anticipación decepcionada. Luego de una larga fila para entrar al Club Budweiser, empezaron las trompetas y una voz femenina seductora como las que transformaron la guaracha por siempre anunció “esto es Fumaratto Ferroso”, pero nos encontramos ante un set principalmente techno, con descansos para una salsa, un vallenato, David Guetta y hasta Seven Nation Army, que antecedieron los escasos minutos de zapateo anticipado.Quisiera preguntarle a Daniel por qué esa decisión. ¿Venía en la línea del anuncio del Club Budweiser de inspirar cada día de su sonido en lo que está sonando en algunas de las discotecas clave de Bogotá y Medellín? ¿Fue quizás, como con Bizarrap, la decisión consciente de volver a sus raíces en el techno, pero solo por una noche? ¿No confió en que aguantáramos que se fuera hasta las últimas consecuencias con el trasfondo de su nombre, con su sonido?Del otro lado, Moderat, el super grupo que unió a Apparat y Modeselektor, rugía. Nos recordaba, como la Wu, lo que puede surgir de apostar por lo propio y por la admiración a la obra de nuestros iguales y nos elevaba por última vez en la noche.Mientras se apagaban las luces y logística empujaba al cuello de botella de la tortuosa y embarrada salida, dimos los últimos pasos de baile. Algunos, bajo el efecto de ver a la Wu Tang y Chemical Brothers la misma noche, seguían esperando a sus amigos en los arcos de “Un Mundo Distinto”, haciendo el chiste de que se sentían como Drake y Josh al bajar del demonizador. Y por unos instantes, afuera del enigmático Club Budweiser escucharon y bailaron ya cansados con el retumbar de “Me provocas” mientras la noche se disipaba.Es una lástima que los pocos que consumen irresponsablemente, la colapsada logística para la salida y las malas condiciones de seguridad, generaran un aterrizaje forzoso para muchos. Pero la tercera fecha del Estéreo Picnic alteró mi química, así como sus artistas se decidieron a alterar el mundo por completo y a crear nuevos de ser necesario.
El consumo de sustancias en festivales como Estéreo Picnic 2023 es una realidad y aunque no esté permitido su ingreso, hay un espacio donde pueden ser testeadas y quien se acerque puede recibir información sobre la dosificación y los efectos que producen.Échele Cabeza es un proyecto que busca generar y difundir información sobre Sustancias Psicoactivas para la reducción de riesgos y daños. La iniciativa busca fortalecer la capacidad de decisión y respuesta de la población joven vulnerable y no vulnerable frente al consumo, así como la generación de prácticas de autocuidado. En lugar de buscar la prohibición, busca brindar información para un consumo seguro y responsable. ¿Es una contradicción prohibir la droga dentro y testearla?Sobre esto, Julián Quintero, director de Échele cabeza, afirmó: "Es una muestra de hay un cambio de paradigma. Antes solamente había requisas, ni siquiera estábamos nosotros. Hoy en día hay segurdades, requisas y salud pública. Yo creo que también la gente tiene que tener muy claros sus derechos. Nadie, ni siqueira la policía, puede quitarle a una persona la dosis mínima".
The Chemical Brothers y Wu-Tang Clan eran algunos de los actos más esperados en el día 3 de Estéreo Picnic 2023 y cumplieron las expectativas de las cerca de 45.000 personas llevaron la energía a tope, un sábado con electrónica, rap, cumbia, entre otros géneros, gracias a artistas como Alci Acosta, Bizarrap o Trueno. Durante Chemical Brothers, todas las líneas divisorias se difuminan: cuesta trabajo entender si los robots de 5 metros que cuelgan sobre el escenario realmente lo hacen, si la pantalla es 3D, si hay cientos de pelotas gigantes que brincan sobre el público o si los ogros y representaciones de Vishnú gritando van a salir de la pantalla, como sus rayos laser, a comernos.Sus miembros escribieron leyendas que, puestas en situación de concierto, son reforzadas por una bandota, samples de películas de kung-fu, rap chatarrero clásico y la siempre extraña contraposición de que las máximas autoridades de un lugar inviten a prender un bareto en vez de ser quienes persiguen su uso. Desde el día, los miles de camisetas alusivas a la Wu-Tang anunciaban el viaje, y finalmente estuvimos en esa Nueva York de los noventas, Ol’ Dirty Bastard vivió entre nosotros y la ausencia de Method Man fue suplida por un público que si bien no cantó todo, se entregó a la misa de hits como C.R.E.A.M., Bring Da Ruckus, Tearz y hasta covers de Nirvana. Para cerrar la celebración del día 3, cientos de personas cayeron rendidas ante Armin Van Buuren, leyenda de la electrónica que bien sabe cómo se hace una fiesta. Otro especialista en el tema es Ryan Castro, que cerró el escenario Flamin Hot con la energía de una de las estrellas en ascenso del reggaetón nacional. Moderat fue la recompensa para los que se quedaron hasta el final y pudieron presenciar a uno de los actos más reverenciados de la escena electrónica berlinesa a las afueras de Bogotá.En todo caso, incrédulos o confiados, indudablemente nos equivocamos. Aunque se respiraba emoción por la fecha, solo un puñado de los asistentes puede decir que se esperaba algo del porte de lo ocurrido en Briceño el sábado 25 de marzo. Probablemente es aún más ínfimo el grupo de personas que se atrevería a decir que ha presenciado una seguidilla de shows tan impresionante en los 13 años que han transcurrido del festival pago más grande de Colombia,
Drake era uno de los artistas más esperados en el día 2 de Estéreo Picnic 2023 y su presentación dividió. Si bien para algunos fue satisfactorio escuchar algunos de sus mayores hits, que no son pocos, otros consideraron que el tiempo no fue suficiente, una crítica que también hicieron de su participación en Lollapalooza Chile y Argentina. “What am I doing? What am I doing?”, se preguntó Drake en “Over”, de su primer álbum Thank Me Later, publicado en 2010, el mismo año que debutó el Festival Estéreo Picnic en Colombia.Hace trece años, el rapero y el festival soñaban con llegar a donde están hoy. Y cuando el canadiense cantó estas líneas al inicio de su presentación como el acto principal del segundo día del Picnic en Briceño, se sintió como la satisfacción de una promesa cumplida.Sin embargo, esa misma pregunta fue la que me hice durante toda su presentación, que incluyó ese y otros momentos que definieron el rap y el pop de los tiempos recientes: ¿Qué estaba haciendo Drake?A Estéreo Picnic no le han faltado estrellas de todos los géneros y todas las generaciones durante sus trece ediciones. Pero, si le hacemos caso a Billboard, Drake fue EL artista de la década pasada, una máquina bien aceitada de himnos, lamentos y captions de Instagram que todavía surfea una de las olas de éxito más largas de la historia del rap.Por eso su presentación ante miles de personas que lo recibieron con pequeños saltos y tarareos al ritmo de “SICKO MODE” tuvo ese peso simbólico, el de ser la estrella pop definitiva de la misma época en la que el festival nació, creció y se consolidó como uno de los más importantes de América Latina.Aun así, ni en los rapeos —por momentos ahogados, luego incompletos— ni en el espectáculo —el fuego no bastó para suplir su media marcha— demostró su poder total.Desde la tarima, Drake hiló un popurrí de sus principales canciones. La energía triunfal de “Started From The Bottom” y “Energy” le dio paso a “God’s Plan”, con esas línea/meme sobre su amor por su cama que el público cantó de vuelta, e “In My Feelings”. “Hold On, We’re Going Home” demostró su talento en el R&B y con “MIA”, “Controlla” y “One Dance” amplió su rango hacia el reggaetón y otros ritmos caribeños. Iba rápido, como si desde Bogotá le hubiera llegado el espíritu de afán: cortaba las canciones a la mitad y pasaba a la siguiente, sin dejarnos conectar con ninguna imagen.La mejor fue “Knife Talk”, su despliegue de talento más claro de la noche, que no alcanzó a compensar un concierto lánguido, más parecido a un entrenamiento que a un partido oficial. Supongo que por más que sea una estrella global y hecha a partir de lo global, sigue viendo a América Latina como una segunda división del circuito musical, como lo supieron días antes en Chile y Argentina. Ni la bandera, ni su brindis pudieron compensarlo.Con discos como Views (2016), More Life (2017) y Honestly, Nevermind (2022), Drake ha redefinido el diálogo entre el rap y el pop a partir de préstamos —sus detractores tal vez lo acusarían de apropiación cultural— de otras culturas, reflejando así el crisol de Toronto, su ciudad, la raíz que representó la noche del viernes.En distintas ocasiones ha mirado hacia Atlanta y Londres, por ejemplo, para adaptar esas tendencias (¡y hasta los acentos!) a su mundo; así se ha mantenido en la cima, siempre capaz de tirarte un trap, un dembow, un afrobeats o lo que necesites sin sudar mucho.Más sobre el día 2 de Estéreo Picnic aquí.
Todo está carísimo y los conciertos y festivales no son la excepción. Además de la entrada, el transporte, la comida y las bebidas pueden hacer que la cantidad de dinero que gastamos en un evento como Estéreo Picnic 2023 se muchísimo más de lo que quisiéramos. ¿Cuánta plata llevan diaria los asistentes al festival? Esto nos dijeron algunos de ellos. Si bien no hay una cantidad exacta para gastar, la mayoría de los asistentes coincidió en que comida y bebidas son en lo que más solemos gastar en este tipo de eventos, así que la recomendación si no hay mucha plata es, como dijo uno de los entrevistados "llegar comido de la casa". Dentro del festival, las comidas tienen un precio promedio de 40.000, valor que, por supuesto, se puede incrementar, según el restaurante y la especialidad de la comida. En cuanto a los precios de las bebidas, el de la cerveza arranca desde 14.000, así como el de los cocteles sin alcohol. Bebidas como whisky o ron pueden llegar a los 35.000. La botella de agua tiene un costo de 10.000, aunque se pueden traer termos para llenarse dentro del festival. El transporte público tiene un costo de alrededor de 10.000 y el transporte del festival cuesta unos $30.000 con la posibilidad de quedarse en algúuno de los putnos dispuestos en la ciudad.