En 1988 lo bautizaron como Rakim en honor a una leyenda del rap. Hoy, el rapero, director y estrella del pop conocido como A$AP Rocky (ASAP Rocky), es una de las figuras del cartel de Estéreo Picnic 2022. Esta es la historia de su carrera desde la cuna en Harlem.
Por Santiago Cembrano @scembrano
Harlem: que el estilo propio siempre brille por lo alto
Harlem es el lugar en el que todo el mundo quiere verse fresco, pero no como todo el mundo. Entre los años 20 y 30, un periodo recordado como el Renacimiento de Harlem, cristalizó allí un movimiento cultural y vibrante de literatura, arte y música negros.
Al ritmo del jazz, a mediados del siglo XX, estaban los que jugaban dados o números, los que vendían lo prohibido y disfrutaban sus réditos, los hustlers y shakers, la cultura callejera viva con grandes carros y atuendos espectaculares.
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Harlem, tierra de Dapper Dan, el sastre del hip hop que revolucionó la moda urbana con cuero y chinchilla mezclados con Gucci; el hogar del Teatro Apollo y de cientos de memorias de canciones y relatos. Alrededor corría la sangre y se hacía lo que había que hacer para sobrevivir. La premisa se mantuvo constante: que el estilo propio siempre brille por lo alto.
La cuna de A$AP Rocky
En Harlem, al norte de Manhattan, Nueva York, también nació Rakim Mayers. Era octubre de 1988 y su madre, joven y religiosa del hip hop, lo bautizó como Rakim, aquel MC que un año antes había revolucionado el juego con rimas complejas y un flow frío y sereno en su álbum Paid In Full.
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Quizás porque su nombre le marcó un destino creció y se hizo rapero. Tal vez por su barrio y toda su historia creció y se apodó Lord Pretty Flacko Jody II, aunque no fue su tierra la que le dio la cara bella de la que no evita presumir. Su hermano mayor fue asesinado. Él, como su padre, estuvo preso por vender droga y por posesión ilegal de armas.
Además de hacer canciones, Rakim Mayers es director, productor y modelo. Y tras una carrera que ya se extiende por más de una década y que incluye mixtapes de culto, álbumes aclamados por la crítica y bangers callejeros, el artista hoy conocido como A$AP Rocky se presentará en Colombia por primera vez en el Festival Estéreo Picnic 2022.
Para 2011, la historia del rap de Harlem ya era rica. Mase, Herb McGruff, Big L y, sobre todo, Dipset —con Cam’Ron como líder— eran la manifestación del hip hop harlemita, con rimas tan desenfadadas y burlonas como violentas y contundentes; y, claro, siempre chorreando estilo en cada prenda. Y qué decir del rap de Nueva York: por algo es la Meca. Sin embargo, para 2011 el Sur de Estados Unidos era la región que más fuerza tenía en el hip hop: ciudades como Houston, Memphis, Atlanta y Nueva Orleans eran polos de innovación y desarrollo para la cultura, las que marcaban su ritmo con sonidos que no descendían del boombap neoyorquino clásico noventero.
Es más, para 2011 no era clara cuál era la importancia de la geografía y el lugar de enunciación en el rap: internet y sus blogs, redes sociales y comunicación ilimitada e inmediata debilitaron las fronteras y las distancias. Lo que antes estaba a miles de kilómetros ya estaba a solo un clic.
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LIVE.LOVE.A$AP
Ese era el telón de fondo, y el fondo de la sopa, cuando en 2011 A$AP Rocky decidió dejar de mover sustancias y saltó al ruedo con LIVE.LOVE.A$AP, su mixtape debut. Los sencillos Peso y Purple Swag sintetizan la pregunta principal del disco: ¿qué significa hacer “rap neoyorquino” en la era de la información, con miles de influencias a la mano? La respuesta es una conversación virtual entre Harlem y Houston que se aleja de la ortodoxia del boom bap para favorecer los 808 y la onda chopped and screwed y que aun así logra sacar bombas callejeras.
Los beats —la mayoría cortesía de Clams Casino— son adormilados y avanzan lento aunque con energía, se sienten como una nube, una cargada de rayos. Las letras exhiben una moral descreída: mujeres, compraventas ilícitas, pasarla bien mientras el mundo arde. El flow despreocupado y perezoso, no se apresura nunca. La certeza absoluta es que él es hermoso y su gusto, exquisito. Era la época del swag: Rocky lo tenía por toneladas.
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LONG.LIVE.A$AP
No se puede hablar de Rocky sin hablar de A$AP Yams, la cabeza del colectivo A$AP Mob. Yams para Rocky era como Diddy para Biggie: el que lo ayudó a formar su sonido, a encontrar un balance entre las calles y los rankings, el que lo hizo una super estrella en un mercado como Nueva York, luego de años de sequía comercial en la ciudad. El sonido y la identidad que forjaron Rocky y Yams estaba patente en el primer mixtape y se expresaron con mayor claridad ante un público más grande con LONG.LIVE.A$AP (2013), su major label debut.
Se mantuvieron constantes la atmósfera nubosa, los rapeos jactanciosos que celebraban su estilo de vida, la conversación entre Harlem y Houston vía internet y las progresiones que mostraban un gusto ecléctico y un olfato atrevido para la creación de canciones. A esto le sumó una intención comercial pop más clara, colaboradores de la talla de Drake, Kendrick Lamar y Skrillex y una facilidad para sonar cómodo en cualquier situación.
En los sencillos Goldie, Fuckin’ Problems, Wild for the night y Fashion Killa —todos distintos, todos exitosos— brilla la maleabilidad que lo confirmó como una estrella pop. También fue evidente que lo suyo no eran las letras profundas sino toda la experiencia completa; las vibras y la energía de su música, si se quiere.
AT.LONG.LAST.A$AP
A$AP Yams murió en enero de 2015. En mayo de ese año salió AT.LONG.LAST.A$AP, que por momentos se siente como una despedida (aun si Yams estuvo involucrado en casi todo el proceso del álbum), o como una transición hacia la madurez artística que deja atrás la piel del primer disco. Producido ejecutivamente por Yams y Danger Mouse, A.L.L.A es enorme y espiritual, con una producción progresiva y amplia que invita a dejarse ir y flotar en un viaje lisérgico góspel.
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La inseguridad o la falta de rumbo nunca fueron problemas para Rocky, pero en este trabajo se siente más dueño de su talento y sus ideas. Colabora con influencias como Bun B y Juicy J, por un lado, y Mos Def, por el otro. Kanye, Lil’ Wayne y Future dicen presentes. Joe Fox, un músico que tocaba en Londres a cambio de monedas hasta que Rocky lo conoció y lo invitó a trabajar juntos, aparece varias veces.
La mejor versión de Rocky es la curatorial, la que equilibra influencias de distintas áreas con distintas marcas de ropa con distintas experiencias de vida y las cubre con una capa de extravagancia y otra de visión 20/20 que marca el rumbo. LPJF2, Everyday y LSD muestran este espectro, sin necesidad de intentos tan comerciales como en el disco anterior, aun si la misoginia casual se mantiene. A.L.L.A es el mejor disco de A$AP Rocky.
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Testing
Testing (2018) es el disco más reciente de Rocky. Es el primero sin Yams, y se nota: está lleno de preguntas, de exploraciones sónicas, de ruido y búsqueda. La ruptura es su columna vertebral. Y esto se sabe desde el título, que anuncia este rumbo beta en el que Rocky se mueve rápido y rompe cosas a su paso. Si en Harlem todo el mundo quiere verso fresco, pero no como todo el mundo, Testing es la expresión de cómo Rocky se desmarca de la corriente principal del rap y el pop de finales de la década pasada.
Más experimental que nunca, quizás buscando un nuevo rumbo sin Yams como guía, Rocky no entrega un resultado final sino deja apreciar el proceso. Por eso es un disco interesante. Por eso también suena como algo que no estaba preparado para salir a la luz pública. Los invitados, eso sí, se mantienen de lujo: Frank Ocean, Skepta, FKA Twigs, Mobi, Kid Cudi, T.I. y más. Canciones como A$AP Forever y Praise The Lord capturan el poder de la intuición de Rocky como brújula, aun si el disco flaquea más de lo deseable cuando esa intuición trastabilla para encontrar el norte.
Esta es la historia y la carrera del artista que tomará el escenario principal de Estéreo Picnic el 27 de marzo a las 8:45 P.M. No es el que mejor rapea, y ya pasaron varios años desde su último momento musical relevante. Pero lo que lo hará un show imperdible será lo mismo que cautivó al público una década atrás cuando estaba empezando: sus instintos y su creatividad, su frescura y su estilo, su búsqueda y el mundo que ha construido. Y la certeza de que nadie combina todo eso como él.
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